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¿Qué hacer con yuca? El mejor casabe del mundo, con Valentina Quintero

¿Quieres saber qué es el casabe y cómo se hace? Aquí te lo digo.

Con la yuca amarga se hace el casabe, el alimento principal de todos los indígenas americanos ¿Y sabías que la yuca amarga tiene un ingrediente mortal que se llama curare y si te lo comes te mueres?

¿Te has preguntado cómo hacen para sacarle el veneno a la yuca amarga?

Un relato del siglo XV cuenta que un sabio indígena se acercó a la orilla de un río, vio un arbusto silvestre y decidió sembrarlo para hacer un huerto. Pero quienes comían la yuca – que así lo llamaron – se morían enseguida.

Como tenía un gusto agradable, investigaron hasta descubrir que el veneno estaba en el jugo. Idearon sebucanes o prensas para exprimirlo y así apareció el casabe. El pan de los indígenas. Mucho más sencillo de digerir que el trigo, porque el casabe no contiene gluten. Y se sigue haciendo de esa misma manera, 500 años después; se utiliza una prensa para exprimir el jugo de la yuca que tiene veneno y se convierte en polvo.

¿Te has preguntado dónde puedes comer casabe en Venezuela? Pues lo hacen en los estados de la costa: Miranda, Anzoátegui y Sucre. En los llanos. Y en los estados indígenas de Bolívar, Delta Amacuro (en el Delta del Orinoco) y Amazonas ¿Sabías que el casabe puede ser muy grueso y duro, como el de los indígenas de los estados del sur de Venezuela? Se lo comen mojado en sopas. Pero existe el casabe galleta, finito y muy tostado. Ese es el casabe que hace José Luis Tejada en su casabera en Camaguán, a la orilla de la carretera en el llanero estado de Guárico, en Venezuela.

¿Sabes por qué el casabe de Jose Luis Tejada es el mejor del mundo? Porque después que lo saca del budare – la plancha donde se cocina – lo coloca de nuevo en el fuego para que se ponga más crujiente y lo disfrutemos como toda una suculencia. Además el casabe no contiene gluten, es gluten free pues.

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Armando Scannone: “Hay que estar siempre venciendo el desafío que es vivir”

 

@diegoarroyogil

ARMANDO SCANNONE VIVE EN EL COUNTRY CLUB, pero apenas entrar a su casa y sentarse a conversar con él, en una orilla de salida hacia su jardín, “El Country”, como todos le llamamos, adquiere de inmediato ese aire rural de solera caraqueña que hay, por ejemplo, en las novelas de Teresa de la Parra. Deja de ser nada más que una urbanización de ricos y famosos y evoca postales donde un grupo de personas aparecen en el porche de una casa de Altagracia o temperando en Los Chorros, pasando un rato de lo más sencillo, grato y casual. Sin poses, “a la manera de Caracas”, como bien reza el subtítulo de Mi cocina, el recetario que convirtió a Scannone en un personaje entrañable de la mitología criolla venezolana y que selló su vínculo con un oficio que don Armando práctica como si se hubiera creado para él: el oficio de gastrónomo. No contento con haber reeditado Mi cocina varias decenas de veces desde que se publicó en 1982 (es, posiblemente, el libro más vendido en Venezuela en toda su historia después de la Biblia, por la que nadie come) y de haber hecho recetarios de comida light, comida de menú, entre otros, ahora prepara Mi cocina para embarazadas. Él explica: “Es un libro con comida corriente venezolana pero sometida a cantidades de calorías por día de acuerdo con el progreso del embarazo. En realidad, más que para las embarazadas, es un recetario que puede funcionar como una herramienta para que el médico tratante controle la alimentación de la mujer”.

–¿No sé cansa, don Armando?

–¿Por?

–Trabaja y trabaja y trabaja. Tiene 93 años y está haciendo otro libro.

–¿Y tú no sabes que la vida es un reto permanente? La vida es un reto que tienes que vencer cada momento. Si no, es un fastidio. No significa que haya que “librar una batalla” ni mucho menos. Puedes acostarte un rato a hacer una siesta o pasar una mañana sentado en un sillón sin hacer nada. Pero mentalmente hay que estar siempre venciendo el desafío que es vivir. Vivir es un desafío con uno mismo. Tampoco es el reto de subir el Everest sino de estar activo y despierto. La reflexión nadie la prohíbe. Una de las cosas que hago naturalmente, sin obsesiones porque no tengo obsesiones de ninguna clase, es reflexionar sobre cualquier cosa, hecho o circunstancia. El que tiene la mente en off no es un ser viviente.

–Voy a cometer una indiscreción. Me dicen que usted está enfermo. ¿Qué tiene?

–Mi médula necesita estímulo para producir glóbulos rojos y glóbulos blancos. Me bajan los glóbulos rojos, la hemoglobina, los leucocitos, y necesito un tratamiento permanente. Es un síndrome mielodisplásico. Creo que no es tan grave. Tiene una cierta relación de origen con la leucemia, pero lejana. No tengo leucemia ni me voy a morir de esto. Puede que me muera mañana, pero me siento hábil para vivir. Si camino con andadera es por problemas en la columna, nada más.

–¿Le teme a la muerte?

–¡No, en absoluto! Y espero morir tranquilo, conversando. No le tengo ningún temor a la muerte. Lo cual más que una virtud es una ventaja. Yo hablo de la muerte como hablo de aquella mata de mango –dice, y señala un árbol del jardín.

–¿Le viene de familia?

–A lo mejor. Yo soy hijo de una familia de inmigrantes. Éramos 9 hermanos, yo era el octavo. Soy el que queda. Y nuestra casa era muy feliz. Mis padres tenían dos preocupaciones importantes: buena y variada alimentación de comida criolla y que todos estudiáramos una profesión que nos permitiera tener medios para vivir e independencia económica.

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–¿Cómo es que en una casa de italianos tenían ustedes una alimentación criolla? Aquí es común que en casa de italianos se coma comida italiana.

–Por una razón: el hecho de ser 9 hijos y que todos estudiaran a la vez, obligaba a tener gente de servicio…

–…y era gente criolla.

–Gente criolla, sí. Gente que venía del Tuy, de Barlovento, de los Andes. La cocinera era de Paracotos. De modo que íbamos conociendo comidas de todas partes de Venezuela. Llegó un momento que en casa teníamos un repertorio de platos amplísimo. Tan amplio que hoy parece mentira. Hoy en día una familia venezolana tiene un repertorio de 15 o 20 platos distintos, no más. Nosotros teníamos 40, 50 platos.

–A pesar de ser usted un hombre plenamente venezolano, querido y respetado por el país, ¿no tiene nada, nada de italiano?

–No sé. Yo soy muy criollo. A mis amigos que más me conocen les extraña esta manera mía de ser. Si tengo algo de italiano es la sensibilidad por las artes, por la música. Soy bastante sensible a la cultura.

–¿Qué almorzó usted hoy?

–Primero, una crema de calabacín. Después, costillas de cochino guisadas, con papas. Arroz. Plátano. Y ensalada de lechuga. Luego, frutas. Y café.

–¿Y había pan?

–Lo que había era pan Bimbo. No había pan de panadería. Algo inusual porque en nuestra mesa siempre hubo pan, el pan francés, maravilloso. Un pan de magnífica costra y buena masa interior, con huecos.

–Es de suponer que el menú de su casa es de lo más variado, ¿cómo hace para abastecerse en medio de la escasez?

–En general nos surtimos en el Mercado de Chacao. Una ventaja porque se consigue más que en otros lugares. Una desventaja porque es más caro.

–¿Qué pierde un pueblo cuando se reduce su repertorio de platos?

–Lo básico: calidad en su alimentación. La variedad permite comer nutricionalmente completo. Pero hoy en día se come lo que hay cuando lo hay. Es la realidad.

–¿Es cierto que usted es un hombre de un gran pragmatismo?

–¿Qué quiere decir eso?

–Que es práctico en el vivir.

–Creo que sí. Yo no me hago ideas imposibles. Vivo la vida que puedo vivir. Sin obsesiones ni manías. Trato de estar en paz conmigo mismo, como todo el mundo. Eso no significa que no tengamos el derecho a soñar, incluso estando despiertos. Pero no tenemos por qué vivir sometidos a unos parámetros a los que haya que ajustarse obligatoriamente.

–Usted confía en la vida.

–¡Ah, claro! ¡Por supuesto! Y eso no quiere decir que no me preocupe, por ejemplo, la política, que me afecta muchísimo. Nos afecta a todos. No podemos abstraernos de lo que pasa. Vivir en este país te obliga a hacerlo de acuerdo con las circunstancias que se presentan. De más está decir que yo tengo una posición política.

–Hace dos semanas le escuché decir que todo esto empezó porque había que destruir al país…

–¡Sí, y lo mantengo!

–¿…pero a qué se refería exactamente?

–El comienzo de todo esto estuvo en el Foro de São Paulo, donde los señores Fidel Castro y Lula tuvieron la idea de “convertir” políticamente a este continente. Socialismo, comunismo duro, qué sé yo. Pero hacía falta dinero para lograr el resultado, y allí estaba Venezuela, un país con una riqueza del Estado excesiva, que era mal usada. Y para poder controlar a Venezuela, primero había que destruirla. Destruirla para tenerla agarrada por el pescuezo. Eso no lo podemos olvidar nunca. Ahora estamos arruinados, desgraciadamente. Porque Fidel y Lula se encontraron con un señor ignorante, infantil en cierto modo, el señor Chávez, a quien le llenaron la cabeza de cucarachas sencillamente para poder cogerse los reales, entre otras cosas. En fin. Harina de otro costal.

–Volvamos a usted. ¿La edad ayuda en algo?

–Yo no sé. La experiencia es nueva cada día. Por ejemplo, tú no aprendes a morirte. Uno se enfrenta a situaciones nuevas a cada rato. De modo que la experiencia es relativa. ¡Sí!, ayuda en algo, pero cada día surge algo distinto.

–Cuando mira su propia vida en retrospectiva, ¿qué balance hace?

–No lo hago. Pero si me pones en ese trance, diría que mi vida ha sido fructífera. Yo me gradué, trabajé como ingeniero e intervine en la construcción de obras importantes en el país, como la represa del Guárico, por ejemplo. Desde el punto de vista profesional tuve una actuación exitosa. Y mi contribución a la gastronomía ha dado frutos. El venezolano siempre ha considerado que su cocina es barata, ordinaria, fea, vulgar. Se supone que es una cocina que no se puede llevar al restaurant porque no se puede presentar. ¡Claro que se puede presentar! La cocina venezolana es extraordinaria y es digna de estar con éxito en cualquier situación. Creo que mis libros contribuyeron a que el venezolano se diera cuenta de eso. Mis libros contribuyeron a que el venezolano tuviera fe y confianza en su cocina.

–Habla usted de su vida profesional, pero ¿no le hubiera gustado estar rodeado de nietos, por ejemplo?

–Me hubiera gustado muchísimo. Y tú me preguntarás por qué no me casé. No lo sé.

–¿No se enamoró nunca?

–Sí, cómo no. Me enamoré y aunque no llegué a compromisos formales, sí establecí relaciones o, mejor dicho, acercamientos. Quizá lo que me pasó fue que me dediqué con mucho empeño a mi trabajo.

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–El mundo profesional abarcó de tal manera su vida que no hubo para más.

–En buena parte, sí, pero esa no es la única razón. Si tú te enamoras, vences cualquier obstáculo… No sé. No sé qué pasó conmigo. Yo soy un hombre absolutamente normal, digamos así, con respecto a su sexo. A lo mejor es que no me enamoré suficientemente. Quizás sea esa la razón. Si me hubiera enamorado suficientemente, como un loco, como es… quién sabe. Enamorarse, comprometerse, decidir hacer el resto de la vida con otra persona, de alguna manera es un acto de locura. Estás comprometiéndote con un futuro del cual no tienes salida, al menos aparente (risas).

–Sin embargo usted ha dicho mucho que nunca ha padecido la soledad.

–No, nunca la he sentido.

–¿Y cuál es el secreto para no sentirse solo?

–Estar conforme, satisfecho con uno mismo y no pensar en pajaritos preñados. Yo vivo mi vida de la mejor manera posible. Tú no planeas tu vida. La vida va pasando. Y uno contribuye haciendo cosas.

–¡Pero usted siempre ha tenido planes!

–Desde luego, pero dejo que ellos mismos se desarrollen.

–A ver, ¿lo que quiere decir es que la vida no está enteramente en nuestras manos?

–¡Sí! Porque la vida depende de muchas circunstancias. Para vivir hay que tener ilusiones, claro, pero no se puede ser iluso. Hay que tener los pies en el suelo y vivir en función de las posibilidades.

–Usted ha sido, en definitiva, un hombre feliz, don Armando.

–Absolutamente. Fui feliz el tiempo que viví con mis padres y con mis hermanos.

–¿Y hoy?

–Hoy lo sigo siendo. Sería más feliz si hubiese tenido hijos, pero tampoco me pongo a llorar porque eso no pasó. No pasó y ya está.

–De cierta manera, esa felicidad suya está en sus libros.

–Ojalá… –dice, y se incorpora–. ¡Chico!, he hablado este rato tan a gusto de mis cosas que se me olvidó pedir café… ¿No quieres un cafecito?

Son las 5 de la tarde y chillan unas guacharacas en El Country.

ArtesanoGroup rinde homenaje a la cocina y a la alfarería de la isla de Margarita

La Fundación ArtesanoGroup, Centro Unesco desde 2008, rendirá homenaje a la gastronomía y a la alfarería de la isla de Margarita (Nueva Esparta), a través de una serie multimedia en la que tres destacadas cocineras de la región ofrecerán su versión de platos locales.

Carmen Julieta Centeno, presidente de ArtesanoGroup, explicó que “este es un proyecto que nos apasiona, porque al incorporar las piezas de los artesanos del poblado insular en el proceso de preparación le damos continuidad al trabajo realizado con el libro La alfarería popular de El Cercado, de Nelly Barbieri, y compartimos, además, deliciosos platos elaborados por brillantes cocineras venezolanas”.

Los artículos, realizados por Denise Armitano C., estarán disponibles en el blog de la Fundación en www.artesanogroup.com. La primera entrega será el “Arroz con carachana” receta de la cocinera Esther González, de La Casa de Esther, en Pedro González. Luego será el turno de Carmen Sanga Marín, del Restaurant El Bonguero, en Juan Griego; y cerrará Pilar Cabrera, de Casa Mejillón, en La Guardia.

“Todas recibieron una cazuela, hecha por el alfarero Jaime Valderrama de El Cercado, con el encargo de interpretar un plato local, aderezado con la influencia de sus abuelas, madres y lo que llegó de afuera. Estamos emocionados de compartir el resultado con nuestros seguidores en redes sociales y el público en general”, dijo Centeno.

El registro de imágenes para la serie de artículos estuvo a cargo del fotógrafo Javier Volcán.

Además de esta actividad, durante el año 2019 ArtesanoGroup ha promovido la publicación de El Cercado en diversas actividades, como fue el caso de los alumnos de Master Chef Infantil realizado en Margarita, quienes recibieron como premio unos ejemplares del libro y artesanía de la localidad insular. Este proyecto se hizo de la mano de Esther González y Margarita Gastronómica.

“Queremos contribuir a resguardar este patrimonio cultural, por lo que se ha hecho un importante esfuerzo de registro que incluye la grabación de testimonios multimedia de los alfareros de El Cercado. Es valioso escuchar su experiencia vital y cómo se ha transmitido este arte popular por generaciones”, apuntó Carmen Julieta Centeno.

La serie de videos de El Cercado, que están disponibles en el canal de Youtube del programa Hacedores de país, fueron realizados por el comunicador social y creador audiovisual Eusebio Montilla.

@hacedoresdepais

@artesanogroup 

Con información de nota de prensa.

La noche que Bourdain se comió una pizza en La Cabaña

Miguel Sogbi
Paseaba por los jardines que circunvalan la piscina del Hotel Tamanaco. Era un hombre alto, moreno, de piel curtida, cabello negro largo ensortijado y ánimo jaranero.
Era “los mostros de los mostros”, como pregona Rosario en Te quiero te quiero. El mismísimo Diego El Cigala deambulaba por ahí mientras conversábamos en una mesa con Anthony Bourdain. Aquella noche del 23 de agosto de 2007, Venezuela era aún suficientemente grande como para que el Keith Richards del flamenco coincidiera en el mismo hotel con el Mick Jagger de la gastronomía.
Menos de una hora antes habíamos salido del Salón Naiguatá donde recién terminaba la conferencia Confesiones de un chef, el modus operandi de las mejores cocinas del mundo. Edgar Leal y Sumito abrieron la charla. Si hubiese sido un concierto habrían sido los teloneros. La idea era que cocineros, estudiantes y restauradores tuviesen acceso a la experiencia y conocimiento de estas figuras.
Alguien dejó por escrito que el público no se había destacado por sus preguntas, pero Bourdain si con sus respuestas. Las entradas costaban entre 450.000 y 950.000 bolívares, ni fuertes, ni soberanos. Una empresa pequeña como la nuestra había logrado pagar los 20.000 dólares que cobró su agente para dejarle venir. Llegó el 22 en la noche y partió el 24 en la mañana.
Al terminar la charla el teatro retumbó en aplausos. El presentador de No reservations salió por la parte trasera del escenario bordeando el backing tomando un camino que inevitablemente le llevó de nuevo a la sala. Ahí le esperaban decenas de groupies ansiosos por una foto o un autógrafo. Los agentes de seguridad intentaron rodearlo para bloquear al público, pero fue en vano, el propio Bourdain hizo una señal para que los guardias se retiraran. Paciente, afable y liviano, se tomó fotos, firmó autógrafos y sonrío hasta que se fue la última persona.
Había comido bolas de toro en Nicaragua, cuy en Perú, tacos callejeros en el D.F mexicano. Una reina pepiada, o una arepa de huevos de codorniz con salsa rosada, no iba a ser nada para él. “No thanks”. Aún así insistimos en unos asquerositos, nuestra peculiar manera de comer perros calientes callejeros, con repollo, cebolla, queso rancio rallado y algunas salsas impensables, pero prefirió una pizza. No recuerdo que pidió exactamente, pero perfectamente pudo haber sido una Margarita que acompañó con una cerveza fría en el restaurant La Cabaña. Ya en la conferencia se había referido a la pizza como el plato más extendido en el mundo y en privado nos comentó que era además la comida más segura.
Lo recuerdo relajado, algo tímido, reservado cuando no estaba en el personaje de figura de TV o conferencista, pero siempre dispuesto a hablar con quien se le acercara. Estaba un poco inquieto porque había dejado de fumar a raíz del nacimiento de su hija Ariane. Vestía un traje gris sin corbata que le combinaba con su cabellera entrada en canas.
Hace pocas horas decidió irse a los 61 años el hombre que le mostró el mundo al mundo a través de sus cocinas, sabores, personas y rituales.
Darle la vuelta al mundo varias veces, fama, dinero, una cerveza fría con Obama en Hanoi. Quién sabe si la vida que muchos quieren no fue suficiente para Anthony Bourdain. Fue víctima de una enfermedad incomprendida. Una que no afecta el corazón, ni los riñones, pero que tortura el alma y que en su caso sólo encontró salida en la gran epidemia del siglo veintiuno. Su estilo único fue reflejo de una vida plena, epítome de libertad. Su frase hedónica “tu cuerpo no es un templo, sino un parque de diversiones, disfrútalo”, devino en lapidaria tras su muerte. El mundo lo extraña y aunque nunca hizo un programa en Venezuela, al menos se comió una pizza en La Cabaña.
Parque Cerro Verde presenta el Primer Festival de Food Trucks de Venezuela

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A tono con las tendencias gastronómicas de las grandes ciudades, Parque Cerro Verde celebra su primer aniversario presentando en sus amplios espacios el Primer Festival de Food Trucks que se realiza en Venezuela. Los visitantes disfrutarán de propuestas gastronómicas de emprendedores nacionales de suculenta y variada comida rápida bien servida en pintorescos camiones, también conocidos como gastronetas, acompañadas en esta oportunidad de cervezas, helados artesanales, y buen café.

La cita es para los días viernes 24 de noviembre de 1m a 9pm; sábado 25 de 12m a 10pm y domingo 26 de 12m a 8pm, en los espacios abiertos de Parque Cerro Verde, con su vista panorámica del valle de la ciudad y el cerro El Ávila. Un espacio ameno y seguro al aire libre para que todos los miembros de la familia disfruten un necesario rato de esparcimiento mientras degustan ricas comidas y bebidas.

Para lograr este festival se realizó una alianza con el Grupo FoodTruck Venezuela fundada en 2016 para desarrollar y hacer crecer este novedoso concepto gastronómico a lo largo del país. Estarán presentes en esta primera edición: Fat Panda, creación del chef Errol Irausquin y también fundador de la Asociación de Foodtrucks en Venezuela, que ofrecerá su propuesta asiática de baos, dumplings, gyozas y ramen. Caracas Pork Foodtruck y su cerdo en todas sus presentaciones, El Negro, foodtruck del cocinero Victor Moreno que ofrece choripanes: el Italiano, el Parrillero y el Gallego; Charro Taco Foodtruck con los emblemáticos platos de la comida mexicana.

El exitoso Compay Foodtruck, de la mano del chef Egidio Rodríguez, llega con los platos típicos del oriente del país: asopados, mariscos, pepitos y hamburguesas. Burguer Shack deleitará a los comensales con su nuevo concepto de hamburguesas, mientras que Il Jet Estudio Pizza, con su concepto de food studio, le permitirá a los asistentes preparar en el propio camión su pizza favorita. Resto Wheels ofrecerá pinchos a la parrilla, un nuevo concepto de la gente de RestoVen. 

Completan la oferta las cervezas artesanales de Rolling Hops, la primera beertruck de Venezuela que sirve la popular bebida, directamente de los tanques de fermentación, en un Volkswagen Kombi; los helados artesanales de la firma Fragolate Helados en su bicicleta “Viviana” con su variedad de sabores: tradicionales, frutas amazónicas y creaciones propias.

Se contará con puntos de venta para facilitar el pago de los productos consumidos.

Parque Cerro Verde los espera a partir del 24 de noviembre para celebrar su primer aniversario marcando tendencia en la ciudad de Caracas.

Más detalles del Primer Festival de Food Trucks y de la programación de Parque Cerro Verde

Nov 02, 2017 | Actualizado hace 6 años
Víctor Moreno: el buen gusto de la constancia

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Acorde con sus apetitos, Víctor Moreno asegura que una de las personas más influyentes en su temprana formación fue el cantinero de su colegio. Tan estrecho resultó ese vínculo que, pese a su corta edad, Moreno llegó a convencerlo de vender empanadas de cazón en los recreos. El recuerdo ilustra una precoz convicción: desde la infancia, la comida significó para este cocinero venezolano la medida de todas las cosas. Por eso admite, con la espontaneidad que lo caracteriza, que siempre fue un glotón deseoso de trabajar en algo que le permitiera estar cerca de la comida. El niño gordito y travieso de aquel entonces supo resistir con humor el bullying de sus condiscípulos a fuerza de creer que el oficio de chef no solo es tan valioso como cualquier otro, sino el más sabroso de todos.

Víctor Moreno nació el 23 de noviembre de 1979. Perteneciente a una familia de educadores, estudió primero en el colegio de las hermanas franciscanas Nuestra Señora de Guadalupe, donde su madre trabajaba como profesora de Biología. Al mudarse a El Cafetal, sus padres los inscribieron en el colegio Champagnat. Por aquellos días y aulas, Moreno recibía el mote de Aceitunita debido a su gordura y picardía, jugaba fútbol con alumnos especiales, padecía las consecuencias de la dislexia, leía los libros de García Márquez con fervor y realizaba improvisadas “actuaciones” que le merecieron la fama del gracioso del salón. No fue un alumno de calificaciones sobresalientes, pero sí una referencia entre sus compañeros y profesores. Su materia favorita, señala con franqueza, era el recreo. Esa falta de interés en la mayoría de las asignaturas, así como su culto a la chanza, hicieron que en cuarto año de bachillerato se viera obligado a cambiarse a un liceo público, el Francisco Espejo, donde cumpliría su sueño de estudiar humanidades. Durante esos dos últimos años de secundaria confiesa haber sido muy feliz, pero sobre todo, haber valorado la educación. Reconoce no haberse comprometido lo suficiente con las metas que los estudios le habían trazado hasta que decidió asumir la cocina como profesión.

A los 15 años, fiel a su gusto por los fogones, comenzó como ayudante del reconocido chef Edgar Leal al tiempo que recibía clases en una escuela de cocina. Años después ingresó a la primera promoción del Centro de Estudios Gastronómicos (CEGA), institución que le concedería una beca para formarse en España, donde trabajó en el Can Fabes con Santi Santamaría, y en el Balzac, con Andrés Madrigal. Antes de volver a Venezuela para encargarse del CEGA, pasó por Perú, México y Colombia, países donde obtuvo un conocimiento más global de la gastronomía.

Su preparación, experiencia y simpatía le han permitido formar parte, entre otros espacios mediáticos, de la revista matutina Portada’s, transmitida por Venevisión, participar en Elgourmet y Cosmopolitan TV, y en el programa radial Geografía del paladar junto a su padre, el licenciado en Educación y especialista en artes culinarias, Víctor Moreno Duque.

Asumido como chef mediático, lo cual le ha brindado la posibilidad de promover los sabores propios como atributos del turismo nacional, Víctor Moreno ha sido representante de Venezuela en festivales de cocina y juez de congresos culinarios por toda América. Asimismo, ha asesorado a varios restaurantes y centros gastronómicos y es imagen de importantes marcas de consumo a escala nacional e internacional. En 2007 fue reconocido como Premio Tenedor de Oro al Gran Chef y resultó una pieza fundamental del movimiento Venezuela Gastronómica. Su más reciente propuesta es el restaurante Moreno, donde ofrece lo que sabe: el buen gusto de la alta cocina venezolana, con el deseo de que los comensales, “más que impresionarse, se emocionen con la comida”.

Los años de investigación, trabajo y reconocimiento le han otorgado algunas claves que comparte con aquellos que deseen dedicarse a la profesión culinaria: “Yo no tengo claro el tema del talento, yo lo que creo es que soy un tipo constante. Tengo veinte años de experiencia profesional sostenida en la constancia, en el cumplimiento del horario y de las metas. Eso es lo que marca la diferencia. Ignoro si tengo talento, lo que sé es que llego temprano. Eso siempre me ha funcionado”. Con los años, Moreno aprendió que si al carisma se le agregan los ingredientes del estudio, la puntualidad y la constancia, el resultado será siempre un plato con mucho más sabor y saber para compartir.

31º Edición de Sabor Hatillano contará la historia de la gastronomía en Caracas

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En El Hatillo continúan las actividades en conmemoración a Caracas por su 450 aniversario. Este jueves 31 de agosto Vive El Hatillo reconocerá la historia de la ciudad a través de sus platos icónicos en una nueva edición de Sabor Hatillano, contará con la participación de diversos chefs y expertos de la gastronomía caraqueña, también con la oferta culinaria de emprendedores para degustar en el lugar.

«Sabor Hatillano es un espacio de encuentro y una plataforma para dar a conocer los ingredientes, platos, cocineros y emprendedores gastronómicos del país. A pesar de las dificultades y limitantes que tiene este tema en la actualidad, seguimos apostando por la creatividad y el talento de los venezolanos para afrontar la crisis. Nuestro alcalde David Smolansky siempre ha creído en el potencial de este programa, mientras que en muchas partes se dejaban de realizar encuentros de este tipo, en El Hatillo trabajamos por ser referencia en la promoción de la gastronomía caraqueña» expresó Maite Arrieta, directora del Instituto Autónomo Vive El Hatillo.

Caracas es una ciudad de sabores que protagonizan historias y en la edición número 31 de este encuentro, los encargados de compartir esas historias serán Miro Popic, periodista y gastrónomo, editor de la «Guía Gastronómica de Venezuela», Mercedes Oropeza, actual chef del restaurant hatillano Hajillo´s y Edgar Leal fundador y chef del restaurant caraqueño “Leal”.

Además para quienes deseen disfrutar de diversas propuestas culinarias en el lugar, durante este encuentro participarán emprendedores hatillanos y de la ciudad quienes pondrán a disposición de los asistentes productos como golfeados de la bollería artesanal Pan Gourmet, la tradicional Chicha de El Hatillo, dulces artesanales Mima y El Rincón de las Cachapas.

La invitación es a descubrir, conocer y aprender más sobre la historia de la gastronomía en Caracas este jueves 31 de agosto a partir de las 5p.m. en el Centro Vive El Hatillo Los Naranjos, ubicado en la avenida Sur 3 de Los Naranjos, al lado del Preescolar Mi Titá. El evento es entrada libre para los vecinos y visitantes.

Música francesa y gastronomía se conjugan en la Plaza Los Palos Grandes este fin de semana

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La Fiesta de la Francofonía 2017 que realizan la Embajada de Francia y la Alianza Francesa en diferentes espacios, llegará a la Plaza Los Palos Grandes el sábado 18 de marzo a las 4 p.m. con la Final del Concurso Canta en Francés, y el domingo 19 de marzo con el concierto de la cantante francesa Cléa Vincent, a ser presentado durante el Pique Nique que llevará a cabo Cultura Chacao a partir de las 4 p.m. con la propuesta gastronómica de Capital Crêpes.

La Final del Concurso Canta en Francés contará con la participación de 9 cantantes de diferentes ciudades del país, acompañados por una banda en vivo, e incluirá la presentación de las ganadoras de las dos primeras ediciones del concurso, Ana Karina Aguin (Mérida) y Alexandra Rendón (Caracas), respectivamente.

Este año participarán Edgar Pachón y Aimeth Landaeta (Caracas), Francheska Adames (Barinas), Camila Aparicio (Mérida), Noralexa Canario (Puerto La Cruz), Oriana Chávez (Valencia), Ana Sofía Morales (Maracaibo), José Manuel Ojeda (Barquisimeto) y Andrés Guevara (Maracay). El ganador tendrá la oportunidad de viajar a Francia para asistir y conocer Les Francofolies, el Festival más grande de canciones en francés.

Por otra parte, el domingo 19 de marzo a las 4 p.m. se realizará una edición especial del tradicional Pique Nique de Cultura Chacao, el cual por tercer año consecutivo servirá de escenario para el concierto francófono que la Alianza Francesa acostumbra presentar durante la Fiesta de la Francofonía, y que en esta ocasión estará a cargo de la cantante francesa Cléa Vincent.

Considerada parte de la nueva ola del pop parisino y todo un fenómeno de la música indie, Cléa Vincent lleva la música electrónica como todos los que crecieron a finales de los 90, pero su curiosidad la lleva a explorar el repertorio francés desde los años 60. De formación jazzística, esta joven abanderaba con el tema “Non Mais Oui 1” y “Non Mais Oui 2” (ambos publicados en 2014) una renovación de la canción francesa, uniéndola con un pop contemporáneo y luminoso. Dos años después graba “Retiens mon désir”, su primer álbum que publica Château Perdu Records, Midnight Special Records y La Baleine.

Los presentes podrán disfrutar de la propuesta musical de esta joven artista en el marco de la experiencia de un picnic o comida informal al aire libre, donde los presentes podrán llevar su propia merienda o comprar un menú diseñado por Capital Crêpes.

La cita es para los días sábado 18 y domingo 19 de marzo a las 4 p.m., en la Plaza Los Palos Grandes, ubicada en la tercera avenida de Los Palos Grandes, entre 2da y 3era transversal. La entrada es libre.

Mayor información puede ser solicitada por la página web: cultura.chacao.gob.ve, a través de la cuenta de Twitter: @culturachacao Facebook: culturachacao.org  Instagram: culturachacao