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Fracaso

José Guerra presenta su libro: Crónica de un fracaso ideológico que arruinó a Venezuela

LA EDITORIAL DAHBAR lanzó al mercado, «El Mito del socialismo Bolivariano», el nuevo libro del economista y político José Guerra. 

Con un lenguaje ameno y no menos incisivo, el también diputado a la Asamblea Nacional de Venezuela, discute las bases ideológicas del socialismo del siglo XXI. Y realiza una evaluación sobre el camino recorrido a partir del año 2000. El epílogo disecciona una contradictio in terminis: el socialismo bolivariano, suerte de modalidad extravagante del socialismo del siglo XXI.

Guerra trasciende en su análisis la idea de que estamos frente a una simple experiencia fallida. Para él, en el fondo se trata de que “se vea y perciba que, luego del derrumbe de la Unión Soviética, fue Venezuela el país donde se procuró revivir lo que se pensaba muerto y sepultado: el socialismo. Fue Venezuela una especie de laboratorio para ensayar algo ya frustrado’’.

 

José Guerra. Economista graduado en la UCV, con postgrado en la Universidad de Illinois, Urbana Champaing. Profesor asociado de la Escuela de Economía de la UCV. Ha publicado Temas de política cambiaria. Ensayos sobre la inflación. La Política económica 1999-2002, Régimen cambiario e inflación en Venezuela y El legado de Chávez.

 

 

 

El paquetazo del fracaso, por Rafael Ramírez

 

El paquetazo de Maduro anunciado el pasado 17 de agosto, que hace aguas en tan solo una semana, son el reconocimiento del fracaso de la gestión de Nicolás Maduro al frente de la conducción de la economía y del país.

Mientras corren los días posteriores a los anuncios y en el esfuerzo de encontrarles sentido, llegamos a la conclusión que, en realidad, Maduro confiesa su fracaso, pero, además, se entrega abiertamente a las fuerzas del mercado y a los factores criminales y especulativos que crecieron y se fortalecieron a su sombra. Le da su bendición, claudica ante los demonios y sicarios económicos que él mismo estimuló y que ahora devoran y saquean al país.

Si, como desde hace más de cuatro años viene repitiendo Maduro y su gobierno, toda la crisis se debe a la “guerra económica”, entonces, los anuncios hechos son el reconocimiento de que esa “guerra” la perdió Maduro hace bastante tiempo y ahora capitula en sus esfuerzos vanos por mantenerse en el poder.

Cuando Maduro reconoce en su alocución que el valor de cambio de un dólar es de 6.000.000 de bolívares, es el propio presidente quien reconoce y “legitima” a “Dólar Today” como marcador para el valor de nuestra devaluada moneda nacional. Pasaron cinco años reiterando que “el paralelo no existe”, denostando del “dólar criminal”, negando lo que era evidente para todo el país, para los expertos y para el asalariado o trabajador que tiene que ir al mercado: el valor del Bolívar se desvaneció ante la ausencia de una política monetaria del gobierno, anclado durante todos estos años al dogma de un control de cambio que ya, desde el 2013, demostraba que era incapaz de controlar nada.

Con prepotencia y soberbia, Maduro rechazó las medidas económicas que propusimos justamente a inicios del 2014, donde advertíamos que había que ir a un sistema cambiario único, cuyo valor fuera el resultado de la convergencia del paralelo hacia un objetivo trazado con el BCV que, en aquel momento, era de tan solo ¡25 Bolívares por dólar!, que era el cambio de indiferencia con el mercado paralelo en la zona fronteriza.

Igual proponíamos que, una vez alcanzado ese objetivo la moneda fluctuara y que el BCV, en el marco de sus atribuciones constitucionales, interviniera para mantener el cambio en torno al objetivo planteado, trabajando con el Ejecutivo Nacional y PDVSA, para que el ingreso de divisas provenientes de la renta petrolera alimentara el sistema cambiario para satisfacer los requerimientos de divisas del país.

Ello requería la unificación de todos los Fondos en divisas, como el Fonden, Bandes y Fondo Chino, en la cuenta de reservas del BCV y que los grandes contratos de obras suscritos por el ejecutivo y sus distintos entes fueran establecidos en la porción de bolívares y divisas adecuado. Se trataba de impedir que los factores privados manejaran a su conveniencia las divisas que obtenían del Estado para la ejecución de obras.

Estaba convencido, y tenía pruebas irrefutables de ello, que las compañías internacionales que tenían grandes obras en el país: empresas chinas, brasileñas, bielorrusas, rusas, además de las americanas y europeas tradicionales, alimentaban el paralelo con ¡nuestras propias divisas! Para ello contaron siempre con la complicidad del sector bancario nacional (público y privado), que jugaron a la especulación y triangularon los depósitos de divisas en el exterior con los volúmenes de bolívares que entregaban en el país al valor del paralelo. Se hicieron grandes fortunas con estas operaciones. Nunca entendí por qué los mecanismos del Estado para el control financiero de la banca no funcionaron, como podían tranzarse tan grandes volúmenes de efectivo sin ser detectados por los organismos competentes.

Sabía igualmente, como otros ministros, que el mecanismo de asignación de divisas Cadivi y luego el Cencoex, tenían demasiada discrecionalidad en la asignación de las divisas de la Republica. Eran mecanismos que, ante el inmenso diferencial y ganancia que se producía en el paralelo, se convirtieron en una fuente de obtención de la mercancía mas barata en el país: el dólar.

Le entregué personalmente a Maduro las grandes carpetas que logramos obtener de las divisas entregadas por Cadivi a las empresas internacionales y nacionales. Con un grupo de expertos de PDVSA, le analizamos la información: identificamos y clasificamos por montos y sector a quien se le habían entregado las divisas de la República, a qué empresas, por cual concepto, hicimos una búsqueda de los socios de esas empresas y surgieron los mismos nombres, los mismos apoderados, los mismos mecanismos de ocultar capitales. Igual logramos hacer algo (no nos dio mucho tiempo), con el Cencoex. Maduro nunca hizo pública esta información, fue su decisión.

Las grandes fortunas hechas, los nuevos grupos económicos que se fortalecieron con estos mecanismos de apropiación de la renta petrolera, son una extraña mezcla de apellidos y operadores económicos de la oligarquía tradicional con una nueva camada de operadores. Una extraña mezcla de intereses políticos de todo tipo, allí funciona la unidad entre la oposición y el madurismo, es la puerta trasera, son los que estimulan los pactos y acuerdos.

Durante este gobierno, la actuación de esos grupos, su fortalecimiento, lograron alcanzar expresión y beligerancia política: adquirieron medios de comunicación de todo tipo, pagan campañas políticas, de desprestigio, jueces, funcionarios, fiscales y, por primera vez en muchos años, entraron a Miraflores, a las Instituciones del Estado, quitan y ponen Ministros, Presidentes de empresas, son peligrosos, deciden políticas en el área financiera, minera, petrolera, en los programas de importación de alimentos, los Clap, hasta el Petro.

Este es un factor político, deplorable, que el Presidente Chávez había erradicado de la conducción del Estado y sus instituciones; un logro mas que se perdió. Estoy convencido que estos grupos impidieron las medidas económicas que propusimos en el 2014, así como lograron nuestra salida de PDVSA y luego del país.

Así, después de cuatro años donde hicieron lo que les dio la gana con las divisas del Estado, se hicieron fortunas y forjaron poderosos grupos de poder, ahora, con el agua al cuello y una economía destrozada, Maduro reconoce a “Dólar Today”, lo convierte en el marcador y en base al mismo establece su propuesta económica, hace (cual aprendiz de mago) subastas Dicom, fija salarios y acuerda precios. Desde los anuncios al día de hoy, ya el marcador del tipo de cambio escaló de los 6.000.000 de Bs. reconocidos por Maduro, el 17 de agosto, a mas de 8.300.000 de Bs. según “Dólar Today”, es decir casi ¡un 40% en menos de 10 días!

Habla Maduro en su alocución al País, sobre la “hiperinflación criminal”, causada por la “guerra económica”, lo cual viene siendo parte del discurso oficial diseñado y repetido una y mil veces, hasta convencer al pueblo que la crisis económica es culpa de “otros”, un enemigo sin rostro definido, una fuerza superior, cualquiera, cualquier chivo expiatorio, menos el gobierno y mucho menos el presidente (por cierto responsable de la “hacienda publica” como lo define la Constitución). La sorpresa es cuando el presidente confiesa o reconoce que ¡ha estado imprimiendo “dinero inorgánico”! y luego agrega que “la vida es así, nosotros jugamos así”. Es una confesión que indigna, por su desfachatez e irresponsabilidad, pero a la vez, demuestra hasta que punto la soberbia ha sido un elemento fundamental en la conducción del gobierno.

Todo el equipo económico durante el gobierno revolucionario del Presidente Chávez, trabajamos coordinadamente y de forma prioritaria para evitar que se desatara el demonio inflacionario. Veníamos de inflaciones de 100% durante el colapso de la IV República y nuestra revolución logró llevarla a un promedio de 25%, con el objetivo en el Plan de la Patria de llevarla a un solo dígito.

El Presidente Chávez tenía conciencia de este fenómeno, nosotros también: la inflación es el mecanismo por excelencia del capitalismo y su metabolismo salvaje para apropiarse de la riqueza del trabajador, su salario, ahorros, trabajo.

En nuestro país petrolero, con una economía minero-extractiva, una economía dependiente y fundamentalmente importadora, la renta petrolera que captamos en el exterior ingresa al torrente de una economía atrofiada por el modelo petrolero, que no puede absorber esa masa monetaria; no tiene capacidades productivas equivalentes al ingreso, por lo cual la misma deriva al consumo interno, la acumulación o vuelve a salir del país.

Se genera una demanda que no es satisfecha por la producción nacional, por lo que la misma se satisface con importaciones. El resto de la renta o se transforma en desarrollo social, infraestructura y capacidades productivas o sale del país por los distintos mecanismos de apropiación, tanto de la burguesía nacional como del capitalismo internacional.

La inflación y el tema cambiario son dos demonios de la economía petrolera, del capitalismo dependiente, que hay que evitar que se desaten y actúen de conjunto. Eso es lo que ha permitido Maduro, probablemente por desconocimiento, malos asesores, mucha soberbia o simple irresponsabilidad. Pero la realidad es que ambos demonios se salieron del cepo donde los teníamos mientras se superaba el modelo rentista petrolero.

En su alocución, Maduro ve a los lados y pregunta a su equipo: “¿Cómo fue posible que el salario mínimo haya caído de 300 dólares mensuales hace cinco años a 1 dólar hoy día?”, se pregunta en una pose de extrañeza, vuelve: “¿Quién se llevo esa plata? ¿de quien es la culpa?”, entonces la cámara hace un “paneo”, creí que un amigo que tengo allí iba a decir: ¡TU Nicolás!, fuiste TU, es tu culpa. Mi amigo hubiese hablado por todo un país. Ya vendrá el momento.

Cuando Maduro reconoce que ha estado imprimiendo dinero sin respaldo, no se da cuenta que esta reconociendo que “intentó apagar el fuego echándole gasolina”. Claro, los asesores de los que se ha rodeado estos años lo han convencido de que la “inflación no existe”, algún efímero ministro de finanzas dijo que “era un invento del capitalismo”, otro asesor o amigo, le diría, “bueno si los EEUU imprime dólares, ¡nosotros también!”, etc.

Lo que no termina de entender el gobierno, es que, como decía el Comandante Chávez, el capitalismo no se puede derrotar con mas capitalismo, ¡se derrota con mas socialismo!

Lo que pasa es que, mas allá de todas las consideraciones políticas, éticas o económicas, que obviamente al gobierno le importan poco, ha prevalecido en el gobierno la triquiñuela y la trampa como forma de hacer política, política con “p” minúscula.

Así, en medio de este caos creado por ellos mismos, del sufrimiento del pueblo, del humilde, el madurismo insiste en idea de que su jefe debe mostrarse como el “protector del Pueblo” y para ello han articulado un sofisticado mecanismo de control social que necesita recursos, no importa si los mismos son ficticios, si los imprime, si son “billetes de Monopolio” o si es “pan para hoy y hambre para dentro de ocho horas”, con una inflación intermensual de mas de 130%, es decir una hiperinflación proyectada de un millón por ciento (1.000.000 %), como lo ha estimado el FMI.

El gobierno ha estado imprimiendo billones de Bolívares sin respaldo alguno para mantener su política de bonos, aumentos salariales y el carnet de la patria, entre otros. Se manipula al pueblo, al humilde, al que tiene necesidades o esperanza, un dinero que no tiene valor, un carnet de control y una caja de la vergüenza. Además, se destruye conciencia con un dinero fácil, que no es producto del trabajo, ni de la participación social, sólo debe apoyar a Maduro.

Cuando el humilde o trabajador sale, finalmente, con su bono en la mano a tratar de conseguir o comprar algo, la realidad le da en la cara: ya lo precios subieron, no se consigue el producto o el local cerró. Lo perverso del mecanismo es que el gobierno aparenta que quiere proteger al pueblo, que lucha por su beneficio, pero sabe que es mentira, que es efímero, que solo es un anuncio, una manipulación grosera, una alegría efímera, como aquello de los 10 millones de bolívares para el que votara por Maduro. Son unos traficantes de la esperanza del pueblo.

Luego de reconocer que el mismo gobierno ha sido uno de los responsables directos de la hiperinflación en el país, ahora Maduro “jura” que cambiará, “que no voy a imprimir mas dinero inorgánico”. Entonces pasa de un extremo de la soberbia a la claudicación y la mentira al establecer como meta el “déficit cero”.

Deben saber Maduro y sus asesores, quienes sea que sean, que no se puede alcanzar un déficit cero, menos aún en este desastre. Todo está deficitario. ¡NO HAY INGRESOS!

No hay ingresos petroleros, destrozaron a PDVSA con su sarta de mentiras, irresponsabilidades, malas decisiones y sus sucesivas directivas que NO saben nada de petróleo. Hoy día nuestra producción está, a duras penas, en 1.2 millones de barriles día. Hemos perdido, en tan solo cuatro años, 1.8 millones de barriles día de petróleo de producción, eso son mas de 41 mil millones de dólares anuales que no entran al país por culpa de Maduro.

Entonces, si no hay suficiente producción petrolera, si el gobierno, además, le exonera los impuestos a las petroleras; si las empresas de la CVG no están ingresando divisas al país; si hay una caída durante cuatro años del Producto Interno Bruto (el último informe de la CEPAL habla de -12% para el 2018), no hay producción nacional; si se roban el oro y sale por Curazao o se va a Turquía, entonces: ¿de donde saldrá el dinero para sostener al país, la producción, los programas sociales, para el “déficit fiscal cero” ?, está claro que van a salir del Pueblo.

El paquetazo de Maduro ya comienza a tener consecuencias:

Se aumenta el IVA, todo el pueblo deberá pagar 16% de Impuesto IVA (Maduro mintió, al decir que solo serían algunos productos, allí salió la Gaceta: todos pagan 16% de IVA); se “acuerdan” y aceptan los precios especulativos, no es “guerra económica” es el mismo gobierno; se aumenta la gasolina a precio internacional. Si tomamos un precio promedio de 1.2 dólares por litro, un tanque de 40 litros que puede durar una semana a lo sumo, significan 48 dólares, para un país donde el salario mínimo es de 1.36 dólares mensuales y el gobierno promete que será de 30 dólares mensuales. Pero al precio del marcador del gobierno (Dólar Today), llenar el tanque semanal de un carro serán 400.656.000 Bolívares o si quieres 4006 Bolívares Soberanos ¿Quién tiene para pagar ese precio? ¿si no tienes el carnet de maduro, no tienes derechos? ¿y la Constitución?

Ya el precio del transporte aumentó a 100.000 bolívares, el metro a 50.000 bolívares, cuando te des cuenta subirá la luz, el agua, venderán PDVSA, privatizarán las empresas del Estado en “déficit” y terminarán de entregar el petróleo, el gas, el oro, al país. ¿Hasta cuándo? ¿Qué mas hará falta entregar para satisfacer a Maduro, como dice el madurismo, (creo que todavía el IV Congreso del PSUV no ha salido del shock): “Lo que diga Maduro”?

¿Qué mas será necesario para que te des cuenta que este es un gobierno de derecha, entreguista, que nos ha llevado a una condición de vulnerabilidad que compromete la soberanía, que le impone al pueblo un paquetazo brutal, cuyos voceros indecentes dicen que le “metieron medio “Petro” al país”; cuya ministra estrella maldice a los que se van y donde los cuerpos de seguridad secuestran y violan los derechos de los prisioneros políticos, los humillan, los degradan?

Cuando despertemos de esta pesadilla será un país en ruinas, entregado, atrasado, capitalista dependiente, donde se han ido sus jóvenes, sus profesionales; donde la Exxon Mobil se lleva nuestro petróleo del Esequibo, la Gold Reserve se lleva el oro del Arco Minero. Será el país del deshonor para los que el Comandante les encargó defender las garantías sociales y la soberanía de la Patria, defender al Pueblo venezolano y lo traicionaron.

Lo vuelvo a decir, ya que el gobierno insiste en mentir y manipular, el Pueblo, el Chavismo y todo el país debe estar alerta y claro: el gobierno miente, lo hace descaradamente, sin ningún rubor, harán lo que sea para mantenerse en el poder.

Han llevado al país a una situación de colapso y crisis cuyos mayores responsables son ellos mismos. Nos han debilitado política e institucionalmente, han demolido los pilares de la Patria que el Comandante conquistó para las generaciones futuras, para poder construir sobre esos pilares un país mejor para todos, una sociedad de la solidaridad, la justicia social y el trabajo.

No se puede callar, no se puede pasar agachado, no se puede tener miedo. Hay que decir la verdad con valor, pase lo que pase. Los que estuvimos con el Comandante Chávez, tenemos la responsabilidad de actuar, desenmascarar al madurismo, sus mentiras, sus maniobras. Desenmascarar a este gobierno autoritario, manipulador, perseguidor de revolucionarios, entreguista del país.

Maduro sabe que fracasó, por eso, ha claudicado en su discurso, se ha quitado la máscara, ya Chávez no les sirve, el Comandante hace tiempo fue expulsado de Miraflores por estos impostores.

Ahora el madurismo muestra su verdadero rostro, su gobierno incapaz de derecha, impone un paquetazo con efectos devastadores a la economía y al futuro del país, porque no pueden sostener su gobierno. Harán una tierra arrasada con lo que queda.

En estos cinco años ya han hecho tanto daño al país, han degradado tanto los valores espirituales, han destruido la economía, han corrompido todo, han provocado que salgan del país mas de 2,3 millones de venezolanos, la mayoría jóvenes, desesperados, desencantados; han llevado a prisión a tantos inocentes, han mentido tanto, han impuesto el miedo, todo ello impunemente, pero que creen (están convencidos de ello) que pueden seguir actuando a sus anchas, que podrán seguir haciendo lo que quieran, saqueando al país.

Mas temprano que tarde, el mismo pueblo asumirá la defensa de su futuro, los sectores revolucionarios asumirán su responsabilidad y volverá un relámpago a rasgar las tinieblas, volverá la espada libertadora a manos que la merezcan, retornaremos el poder al pueblo, con Chávez siempre ¡Venceremos!

D. Blanco Mar 23, 2017 | Actualizado hace 7 años
Rotundo fracaso, por José Domingo Blanco

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Comparto el fanatismo por los Tiburones de La Guaira con Víctor Álvarez, el exministro de Chávez, el responsable de crear, en el 2004, el nuevo Ministerio de Industrias Básicas y Minería. Tan fanáticos somos del equipo que, durante la recién culminada temporada de béisbol, fuimos juntos a ver un juego en el Estadio. Yo tenía años sin ir al Universitario y ese día en particular -como he venido haciendo a lo largo de los 30 años que tienen mis Tiburones sin ganar un campeonato- sentí como una señal de buen augurio el hecho de que pudiera ir, junto con mi hija menor, Víctor y su familia, a ver el juego. Pensé incluso que “este sí sería el año: ¡Tiburones pa´encima!”. Fue un buen día; a pesar de que, como todos saben, mi equipo quedó fuera de la final. Sin embargo, disfruté otras cosas: el ambiente del estadium, bajar al dugout, saludar a Guillén y a los jugadores; lucir con orgullo mi camisa y mi gorra; y dejarme contagiar por el entusiasmo de La Samba. Pero, sobre todo, disfruté mucho la conversación –cargada de reflexión, revisión y autocrítica- que sostuve con Víctor … Y para quienes pensaron que mi intención con estas líneas, era debatir la razón por la cual mis Tiburones no han logrado ganar el campeonato durante tres décadas y a pesar de ello, sigo siendo fanático del equipo, se equivocan… Hace pocos días, Víctor me contactó. Y me envió un correo, que me permito compartir con ustedes:

“Estimado amigo Mingo: Cuando estuve en tu programa te comenté aquella carta que una vez escribió Cabrujas en la que -atormentado por tanto dolor en cada temporada en la que siempre vapuleaban a los Tiburones de La Guaira y le mataban la ilusión de estar en una final-, Cabrujas finalmente decidió romper con esa larga afición y se despidió de los TLG.

Te comenté que, inspirado en esa carta y cansado de tanto intento desfigurado y fallido, estaba escribiendo una reflexión en la que me despedía de la izquierda y el socialismo como opciones para construir un mundo mejor.

Recuerdo que en esa entrevista me preguntaste también por qué yo había participado en el gobierno de Chávez, y me diste una idea para incluir en la carta la respuesta a esa pregunta que tantas veces me han hecho. Finalmente terminé la carta y el padre Alfredo Infante decidió publicarla en la Revista SIC (Ser o no ser: ¿de izquierda, socialista o humanista? – http://bit.ly/2m0AZJ1). Su contenido ha sido bien recibido y está generando un debate necesario sobre si la identificación como gente de izquierda para significar el compromiso con los más débiles y vulnerables hoy sigue teniendo sentido, o más bien luce desgastada, deshonrada y anacrónica y por ello estamos emplazados a buscar otros significantes. 

Cómo sin querer queriendo estuviste en su génesis, te dejo el texto de la carta y comparto contigo algunas de las impresiones que he recibido”.

Y por supuesto, luego de recibir este mensaje; me leí la carta: y déjenme comentarles que me pareció un testimonio bien detallado y preciso, escrito por alguien que, como él mismo afirma, “conoce el monstruo porque vivió en sus entrañas”. Víctor Álvarez, el exministro de Chávez, el que estudió Economía en La Habana porque desde el liceo se sintió atraído por la izquierda. El que llegó a su Ministerio con planes bien concebidos por un equipo de profesionales que fueron removidos de sus cargos porque Chávez no soportó que hubieran firmado contra él en el Referedum Revocatorio -y descubiertos por aparecer en la Lista Tascón- a pesar de que eran los más capacitados para llevar el proyecto adelante. El que encontró cientos de trabas porque, con sus ideas, pondría fin a las roscas y la mafia. El que terminó saliendo del ministerio a causa del autoritarismo y la burocracia. Y aunque Víctor no es el primero de los exfuncionarios de este régimen en denudar su tránsito por el desgobierno; quizá sí uno de los más analíticos a la hora de explicar las razones por las cuales, al igual que Cabrujas cuando renunció a los Tiburones de La Guaira, se ve en la obligación de exponer los atropellos que ha cometido este régimen en nombre del utópico ideal del Socialismo del Siglo XXI y renunciar a él como modelo para la construcción de una Venezuela pujante.

“Mi deslinde, entonces, es con el socialismo autoritario y el dogmatismo de izquierda. Me desmarco de quienes, a nombre de la utopía socialista, en vez de impulsar una sociedad de productores libres, interdependientes y solidarios, lo que hicieron fue burocratizar, funcionarizar y someter a la fuerza de trabajo y a la sociedad. Dejo claro que mi crítica es a un modelo de socialismo arbitrario y despótico y, por lo tanto, no puede tergiversarse como una claudicación ante el capitalismo explotador, opresor y depredador. Mi rechazo a la izquierda dogmática y al pseudo-socialismo que encarna no es una rendición ni mucho menos un arrepentimiento por todo lo que he dicho, he escrito y he hecho a favor de la utopía socialista, sino un sincero intento por lavarle la cara a ese ideal, tantas veces enlodado por farsantes y charlatanes que hacen gárgaras con pueblo, patria y revolución para medrar a nombre del socialismo y manchar la reputación y el honor de esa opción”. 

La carta de Víctor Álvarez es un excelente testimonio. Los invito a leerla y a hacerla llegar a esos comunistas trasnochados que siguen creyendo que Fidel y Cuba son el ejemplo a seguir, a pesar de que la historia se ha encargado de demostrar su rotundo fracaso.

 

@mingo_1

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 16.03.2017: MEDIO: Ser panadero
MEDIO
¿PANADEROS SOCIALISTAS?:

 ¿Será que no recuerdan su “Ruta de la Empanada”, las “Areperas Socialistas”, Agroisleña, lo que hicieron con Café Madrid, el Peñón y Fama de América y Lácteos Los Andes? ¿No les bastan los macro desastres de Cantv, Sidor, Cemex y Banco de Venezuela? ¿O los sembradíos en la Autopista Regional del Centro y los diez centrales azucareros que manejan en coordinación con comprobados pillos cubanos? Todos, absolutamente todos, un fracaso. ¿Es que no hay una sola persona en el gobierno que asuma un riesgo histórico y públicamente detenga esta sangría de recursos del Estado y de reiterados atropellos a la población de menores recursos? ¿Saben Maduro y Tareck el complejo mundo que hay detrás de una buena panadería en cuanto a insumos, horarios, proveedores, dedicación y vocación? Un panadero no se hace vía Gaceta Oficial. Ser panadero se nace, se hereda y se forma por largos años. Además, los dos saben muy bien que el problema no son los panaderos, las panaderías, ni el precio de la canilla, sino que simplemente no hay trigo. ¿Lo paradójico de todo? Pues, que el trigo es importado, con dólar a 10 bolívares, de forma exclusiva como monopolio por el propio gobierno de Maduro. En pocas palabras, es su gobierno el que promueve las colas, el desabastecimiento y la escasez de panes, (mientras Iris multiplica los “pranes”). Si Maduro y la incapaz burocracia que le acompaña trajeran los volúmenes de trigo que corresponde al total de venezolanos que somos, pues simplemente desaparecían colas y especuladores. El martes Nico soltó una verdad sorprendente: “lo que tenemos es una crisis de incapacidad”. A confesión de parte…

 

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Los 10 fracasos del Gobierno venezolano según la teoría política, por Antonio José Monagas

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Antonio José Monagas

 

Todo régimen autoritario, busca proyectar su presumida gestión mediante encarecidas alusiones dirigidas a asentir una imagen de “buen gobierno”. Pero que sin eximirse de la fuerza que denota el rigor de un mensaje que refleje “seguridad”, cual símbolo militarista, pretende mostrarse desde la perspectiva de un sistema de propaganda que irradie condiciones que apunten a vanagloriar realidades concebidas bajo el acicalamiento mejor forzado y forjado posible.

 

Consideraciones de esta naturaleza, pueden evidenciarse en los hechos que, a lo largo del siglo XX, configuraron dictaduras de la calaña de Francisco Franco, en España, régimen éste apegado al fascismo más visceral. O como las que se dieron en Latinoamérica en recientes períodos con Hugo Blazer, en Bolivia; Fidel Castro, en Cuba; Alfredo Stroessner, de Paraguay; Juan Velasco Alvarado, de Perú; Augusto Pinochet, en Chile; Juan Vicente Gómez y Marco Pérez Jiménez, en Venezuela; o la de Manuel Antonio Noriega, en Panamá, entre otros no menos autocráticas, despóticas y militaristas. Incluso, para muchos críticos políticos, necesariamente debe agregarse la de Hugo Chávez Frías, quien apegado a principios de un obtuso Nuevo Ideal Nacional, trazó decisiones que atentaron contra el Estado de Derecho que cimienta todo sistema político que se pronuncie como democrático. Y que dio pié a que luego de su apesadumbrad fallecimiento, el país se viera más revuelto en un desorden que devino en transgresiones institucionales y constitucionales incitándose la profundización de la crisis política que, desde los años 90, venía agudizándose.

 

Con base en la historia comparada y el análisis político comparativo, luce pertinente estructurar un marco de cuestionamientos sobre los criterios que maneja un régimen de tipo totalitario con el propósito de publicitar una imagen acicalada que le permita posicionarse no sólo geopolíticamente. También, a instancia de las demandas que mueve la economía internacional toda vez que de su dinámica depende en parte considerable de los ingresos que soportan la vida financiera del país bajo cuyo régimen se intenta su movilización en todos los sentidos. Particularmente, cuando lo que anima tan desaforada situación tiene que ver con la intención de crearse un ambiente político “favorable” que le garantice mantenerse en el poder más allá de lo que las apetencias, codicias y ambiciones puedan ofrecer.

 

De manera que para ser exactamente coincidente con la idea de esta disertación la cual apunta a presentar los fracasos y errores cometidos por el gobierno venezolano, según la teoría política, se seguirá un esquema interpretativo -sólo de valor ilustrativo- a fin de dejar ver el carácter demagógico y antidemocrático de la actual gestión gubernamental arribada al poder desde 2012. Así podrá contrastarse la realidad política con lo que el Ejecutivo Nacional, desde sus oficinas de comunicación y propaganda, ha promovido cuando radia las “10 Victorias de Nicolás Maduro, según Ignacio Ramonet”. Es decir, según la persona que fue asesor del presidente Chávez y que continuó ofertando su servilismo a cambio de un abultado salario cuyo monto es cifra de algún documento secreto formulado discrecional y alevosamente por la “mano invisible” del mercado presidencial.

 

Vale referir de entrada lo que de fondo constituye el plano dialéctico sobre el cual se justifican los fracasos  y errores del gobierno venezolano y que no se halla ubicado en otro contexto distinto de aquel donde encaja el término “dictadura”. O sea, que todo lo que lleva al gobierno central a actuar con la impudicia que promueve cada decisión elaborada y tomada, animando la peligrosa anomia y extrema anarquía que vive el país en un ambiente altamente represivo, es la traducción al desnudo de una dictadura. Aunque disimulada con la asistencia del poder mediático controlado y amenazado.

 

De esa forma, se encubre el fascismo que caracteriza la praxis gubernamental. Ello ha hecho posible que la palabra del politólogo español, haya servido para destacar las 10 “victorias” que en 2016 alcanzó el gobierno nacional. Pero que con el uso de la teoría política, dichas victorias bien pueden cuestionarse por cuanto sus argumentos son profundamente inconsistentes por estar manchados de infundio o de groseras falsedades. Así se tienen los (principales) 10 fracasos gubernamentales que son los siguientes:

 

  1. En ningún momento, el alto gobierno tomó alguna decisión basado en el consenso sobre el cual se construye la democracia. Sus determinaciones se valieron de la coerción y la represión mediante una propaganda nada institucional dirigida a generar una concepción desvirtuada de democracia señalada por la oposición democrática. Especialmente, por la Asamblea Nacional.
  2. La utilización del fenómeno climático El Niño, como razón para excusar la crisis energética causada por desviación de recursos para actividades populistas, es propio de una actitud maniquea de la cual se ha servido el régimen para justificar sus excesos ante el resto del mundo.
  3. Enunciar quince proyectos de gestión de gobierno disfrazados de “motores”, además de ridiculizar el discurso político, no es sino la expresión vulgar de un pensamiento político ataviado de la irracionalidad capaz de avivar reacciones cargadas de rechazo dado el carácter de antipolítica que cada “motor” entraña.
  4. Hablar de derrotar el desabastecimiento con el apoyo de los CLAP, evidencia no sólo desconocimiento del funcionamiento de la economía y lo que refiere la ley de la oferta y la demanda. También lo que destaca la teoría política cuando refiere la monopolización de los medios de producción como factor de desarraigo democrático al lado de la irónica simplificación del concepto de “nación” atendiendo factores de producción como puntales de desarrollo económico y social.
  5. Todo record declarado unilateralmente, no es indicador alguno de la bonanza vociferada. Por eso, el análisis comparativo es elocuencia de veracidad en contrario a cualquier anuncio alegremente pronunciado en torno a algún avance o triunfo “mundial” alcanzado.
  6. De nada o poco vale aludir al hecho de lograr “cifra record” en pensiones, si el monto de dichas pensiones representa una migaja de lo que, en términos de la henchida inflación causada por la corrupción revolucionaria, debería cobrar cada pensionado venezolano.
  7. Exaltar el ritmo de construcción de viviendas, alejado de pruebas fehacientes del desarrollo manifestado por los contenidos propagandísticos gubernamentales, no es demostrativo de lo destacado. Menos, cuando ningún anuncio se hace respecto de construcción de escuelas, carreteras y hospitales, por mencionar algunos elementos que configuran realidades de desarrollo.
  8. Más que mentira, es un burdo engaño afirmar que el poder político de una coyuntura efímera, diera paso a que un organismo internacional como la OEA se eximiera de aplicar un instrumento de actuación política, propio de su decálogo de accionamiento. El hecho de invocar la Carta Democrática, se hizo aunque no se actuó al respecto. Pero el reclamo a la dictadura venezolana, trascendió de manera tal que el régimen quedó salpicado por su misma tribulación.
  9. El éxito de cualquier reunión impulsada por el oficialismo, por importante que a su juicio pueda ser, no es potestad de una declaración presidencial. Ni tampoco de la hegemonía comunicacional gubernamental. En todo caso, su mérito está supeditado a los efectos que logre. Pero que además puedan asentir el referente necesario a los fines de demostrar su alcance. Y en lo específico, la XVII Cumbre del MNOAL, se quedó en la retórica aduladora y servil.
  10. El precio del barril de petróleo no lo establece un acuerdo lanzado desde un poder afincado en un pensamiento político alejado de las realidades económicas internacionales. Tal vez pueda tener un efecto de atención de mínimo impacto. Pero de ahí a convertirse en el marcador de los precios en tan complicado mercado, no refleja otra cosa que la intención de perturbar el comportamiento estructural de la economía con propósitos demagógicos.

 

En fin, todo lo que tan manido mensaje refiriendo las “victorias” del gobierno venezolano quiso plantear, no deja de ser lo que en esencia son enunciados presuntuosos y falseados sobre una realidad inventada a fuerza de artimañas mediáticas vulgares y manipuladoras. De acotaciones infladas por la exageración, el amordazamiento, la ocultación, la desfiguración y la intimidación. Estas son las razones que, contrariamente a lo que exalta el asesor español, dieron lugar a los 10 fracasos del gobierno venezolano, según la teoría política.

Ángel Oropeza Dic 13, 2016 | Actualizado hace 7 años
Alegrarse a juro, por Ángel Oropeza

navidad

 

La alegría es una de las seis emociones básicas que ha identificado la investigación psicológica. Desde el punto de vista físico, su aparición se relaciona con la liberación de endorfinas, que ayudan a aliviar el dolor, aumentan la resistencia de mente y cuerpo, hacen que funcionen mejor los órganos del cuerpo y que nuestro cerebro trabaje con mayor claridad y eficiencia. Psicológicamente, se asocia con satisfacción afectiva, sentimiento de bienestar general, altos niveles de energía y propensión a conductas de apertura.

Dado lo anterior, es fácil entender por qué la alegría es incompatible con la imposición. Es un contrasentido neuropsicológico alegrarse por la fuerza o solo porque alguien lo ordene. Se podrán disimular falsas sonrisas y hasta forzar expresiones de agrado, pero acatar la orden de alegrarse a juro es simplemente un dislate.

Desesperados por intentar que la gente olvide su muy oficialista tragedia cotidiana, Maduro y la triste cofradía del decadente establishment ha inventado su más reciente y delirante ridiculez. Y en una mezcla de cursilería con cinismo como solo el oficialismo puede hacerlo, han ordenado la alegría de la Navidad por decreto.

Desde noviembre, todos los burócratas del gobierno, empezando por Maduro, han asumido la bufa conducta de animadores de feria barata y no hacen otra cosa que “ordenar” que la gente baile, se ría y sea feliz. Desde el encendido de la Cruz del Ávila un mes antes, pasando por unas extrañas cuñas invitando a “prender la luz que es diciembre” (¿sabrá Corpoelec de este autosaboteo a su plan de racionamiento?), hasta llegar a los pasitos de salsa presidenciales y a los griticos histéricos de funcionarios mediocres, lo cierto es que Venezuela debe ser el único país del planeta donde los que gobiernan creen que se puede imponer a juro la alegría.

Frente a esto, ¿cuál ha sido la respuesta de la gente? El más reciente estudio de la Universidad Católica Andrés Bello sobre actitudes de los venezolanos hacia su país y su realidad política (Ratio-UCAB, noviembre 2016) arroja algunas respuestas.

Preguntados sobre qué tiene pensado hacer en diciembre –un mes en el que históricamente la gente viaja o se traslada al interior del país a reencontrarse con familiares y amigos–, 86,8% de los encuestados respondió que no podía hacer otra cosa este año que simplemente quedarse en su casa. Solo 3,5% piensa viajar a alguna ciudad de Venezuela a encontrarse con algún familiar, 1,4% viajará al exterior, y otro escuálido 1,4% irá a pasar las navidades en algún lugar vacacional. No es fácil conseguir mejor expresión de la crisis que datos como estos.

Pero mucho más elocuente del fracaso del régimen en que la gente se alegre a juro son las respuestas a la pregunta: “¿Cómo cree que serán para usted y su familia estas navidades?”. Pues bien, 13,8% considera que iguales y 9,9% cree que mejores que en 2015. Pero 38,5% dice que son peores que las del año pasado, y 34,7% afirma “que serán las peores navidades de nuestras vidas”. En otras palabras, tres de cada cuatro venezolanos siente que las “felices navidades de Maduro” son peores o las peores de su vida. El signo de estos tiempos en Venezuela no es la alegría, sino la confusión, la tristeza y la rabia contenida.

Hace poco más de 2.000 años, un pueblo explotado y sin rumbo recibió la buena noticia de que su liberación se había iniciado. Esa fue la primera Navidad. Desde entonces, su celebración es una invitación a la reflexión y al compromiso sobre la permanente y continua redención. Redención de toda violencia, egoísmo, orden injusto, opresión y exclusión que impide que las personas sean felices, que es lo que Dios quiere para todos sus hijos.

Para los venezolanos de estos tiempos de odio, cinismo y tristeza, la Navidad no es una fiesta oficial obligada, sino una oportunidad para rescatar su esencia como símbolo y advenimiento de liberación –en la persona y mensaje del niño de Belén– de todo aquello que no nos permite crecer como personas, como sociedad y como país.

 

@AngelOropeza182

El Nacional 

Dic 08, 2016 | Actualizado hace 7 años
Fracaso gubernamental y más errores, por Oscar Arnal
venezuela
Gobierno incumplió todo lo acordado: y es responsable de que el diálogo fracase. Carta del Vaticano deja en entredicho actuación gubernamental. Declaraciones de Cabello agrediendo a la Santa Sede evidencian que el oficialismo no está dispuesto a ceder en nada, no respeta ni siquiera a la Iglesia y profundizará el autoritarismo. Cada día se le hace más evidente ante los facilitadores, que el gobierno con el diálogo pretendía engañarnos a todos…
Inestabilidad nacional: amenaza la región. Venezolanos emigran desesperados y causan serios problemas en países vecinos. En algunos como Panamá se han registrado protestas de calle ante la inmigración desbordada. Fuera hay que soportar entre otras: la xenofobia, el extrañamiento y la despersonalización. En la civilización Griega algunos prefirieron el suicidio al exilio…
Huecos en las calles: amenazan los cauchos, que no se consiguen o alcanzan precios inconmensurables. El alcalde que los tape recibirá aprobación por parte de los electores. Un país petrolero debía contar con el asfalto suficiente…
80% de descontento según encuestas: la mayoría no cree en la guerra económica. Chavismo se reduce al 15%. MUD mantiene el 35% y 29% se declara independiente. 60% cree podría surgir una tercera opción, donde ya tratan de pescar algunos…
70% de pobreza según los estudios de pobreza de la UCAB: antes del inicio del oficialismo la cifra era de 45%. La mayoría no come completo, ni tres veces al día. Es muy triste ver lo que está pasando con las bolsas de basura…
Súper ministro Padrino López: controla además de las FAN, buena parte de las operaciones económicas gubernamentales. Hay una repartición de la torta, que incluye al Ejecutivo y a Cabello, tal y como lo señalaron los sobrinos condenados por tráfico de drogas…
Protestas diarias se elevan a 18: la cifra va en aumento progresivo. Muchos afirman que febrero será inaguantable para una población a la que le faltará todavía más…
Hay un estado fallido: cuando el monopolio de la violencia se comparte entre el Gobierno y el crimen organizado. Es un estado de anarquía en el que ha caído Venezuela. La ley que impera es la del más fuerte…
Para que se consolide la transición hace falta: una unidad más amplia y más genuina de la alternativa democrática, que se sienta que el problema político es tan apremiante como el social, mayor solidaridad con los que sufren como por ejemplo los presos políticos y sus familiares, movilización de calle, subir costos de una represión que se hace inaguantable, que todos tomen conciencia de la importancia de la protesta, ganar la razón de la FAN…
Hay que reivindicar la República Civil: los mejores 40 años de nuestra historia. Y plantear un país con un futuro compartido. El referente opositor debe ser ese pasado democrático donde hubo alternancia, acuerdos fundamentales y paz social. Los liderazgos de Caldera, Betancourt y Villalba enrrumbaron a una Venezuela hoy fuera de carril…

@OscarArnal

El juego de las culpas equivocadas por Ángel Oropeza

Colas

 

Si uno de los rasgos principales de esta tragedia devenida en país es la incertidumbre, tratar de buscar respuestas que la mitiguen es una necesidad psicológica colectiva. Es natural e inevitable el afán generalizado de buscarle explicaciones al caos. El problema es que no todas son igualmente ciertas.

Según los estudios de opinión pública, la mayoría de la población acierta al señalar a la clase política gobernante y a su fracasado modelo de dominación como el principal responsable del desastre nacional. Sin embargo, lenta pero progresivamente, toma cuerpo una pseudo explicación -muy útil por cierto a la cúpula oficialista- según la cual la culpa de lo que ocurre recae sobre los propios venezolanos. Y dos de estas modalidades de culpa, quizás las más frecuentes en cierto imaginario ingenuo, son el cuento de la “resignación” y la famosa “pérdida de valores”.

Según algunos distraídos, los venezolanos nos hemos resignado ante lo que ocurre y no somos más que un rebaño sumiso y abúlico que extravió todo sentido de la dignidad y todo atisbo de lucha y resistencia.  Afortunadamente sobran las evidencias en contra de tan infeliz hipótesis. Basta, por ejemplo, con acercarse a alguna de las indignantes colas a las que tienen que someterse involuntariamente los venezolanos. Allí usted verá rabia, indignación, insultos al gobierno y cualquier cosa menos resignación sumisa. O simplemente recordemos la reciente epopeya ciudadana para validar las firmas del inicio del proceso revocatorio, y pasarle por encima –a punta de coraje cívico y presión popular- a los ilegales obstáculos que un gobierno sin pueblo le intenta poner al Soberano.

Pero quizás la más elocuente de las evidencias es la altísima conflictividad social que hoy brota de las calles y caseríos de Venezuela. Según el Observatorio Venezolano de la Conflictividad, se habían registrado -sólo hasta el mes de Mayo- 641 protestas, lo que equivale a 21 protestas diarias en todo el país, 37% más que en Mayo de 2015. Las protestas sólo en rechazo a la escasez de alimentos y medicinas aumentaron 320% en comparación con el mismo período del 2015. Si esto no es lo contrario a resignación y apatía, por favor diga usted entonces qué es.

El otro gran mito es el que asegura que los venezolanos han perdido sus valores, que sufrimos una especie de “descomposición moral”, y que la crisis se resolvería si simplemente los recuperásemos.

Para quienes así piensan, seguramente de buena fe pero necesitados de cualquier explicación al caos que vivimos, hay que recordarles que una cosa es un valor y otra una conducta. Y lo que han cambiado –por la necesidad obligante de adaptarse a un entorno hostil- son las conductas, no los valores.

En términos generales, el concepto de “valor moral” está relacionado con principios o creencias acerca de lo que está bien o mal, lo que es justo y lo que es injusto.  Pues bien, volvamos al tema de las colas como ejemplo. No es que la gente haya perdido valores tradicionalmente muy venezolanos como la dignidad y el respeto propio, y por eso acepta tamaña humillación. No. El problema es que si no hace la cola, simplemente no come. Al igual que las “compras nerviosas” y el “bachaquerismo” no son porque extraviamos los valores y ahora creemos que lo que antes era malo se convirtió en bueno. Por el contrario, son respuestas conductuales de adaptación lógicas e inevitables que se presentarían en cualquier pueblo del mundo sometido a iguales condiciones de hostilidad, penuria y restricciones.

Ubicar en lo “interno” del venezolano las responsabilidades de la tragedia que él mismo padece, no sólo es un error sino una gran injusticia, porque contribuye a quitarle la responsabilidad precisamente a quienes con los verdaderos culpables.

Los venezolanos no son los victimarios. Son las víctimas. Pero además, unas víctimas que se resisten a seguir siéndolo, y que cada día construyen –desde esa mezcla de rabia, indignación y esperanza- una indetenible y épica fuerza popular en demanda de cambio.

 

@angeloropeza182

El Nacional