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Fernando Haddad

Más de 147 millones de brasileños elegirán su presidente este domingo

ESTE DOMINGO 28 DE OCTUBRE 147,3 millones de votantes están convocados a elegir al nuevo presidente de Brasil, renovar el congreso y los gobiernos regionales.

El candidato del izquierdista Partido de los Trabajadores -PT-, Fernando Haddad y el candidato ultraderechista, Jair Bolsonaro, son los postulados para la presidencia tras los resultados de la primera vuelta electoral, realizada el pasado 7 de octubre.

Según la Justicia Electoral, en esta segunda vuelta electoral participarán 147 millones 306 mil 275 electores, que en algunos casos también tendrán que escoger al gobernador de su estado.

La votación en Brasil está permitida para ciudadanos mayores de 16 años, y es obligatoria para aquellos entre 18 y 70 años.

Para garantizar la seguridad, un total de 27 mil militares participarán en la segunda vuelta electoral en 356 localidades del país.

Tres cosas sobre los dos candidatos a las elecciones de Brasil este #28Oct

 

BRASIL VOTA EL DOMINGO A SU PRÓXIMO PRESIDENTE, y la elección no podría estar más ajustada.

El congresista de ultraderecha Jair Bolsonaro, que lidera las encuestas, ha descrito un Brasil en guerra: con los delincuentes, con los políticos corruptos, con las ideas izquierdistas y, de alguna forma, con él mismo. La campaña del ex capitán del ejército promete un “gobierno decente, diferente a todo lo que nos llevó a una crisis ética, moral y fiscal”.

El éxito de la campaña de Bolsonaro, que se aprovechó de una oleada de descontento con la política tradicional, tomó a muchos por sorpresa. Se centró en combatir la delincuencia y en cortejar a la comunidad empresarial con la promesa de poner en marcha políticas económicas de corte liberal.

Por su parte, su rival, Fernando Haddad, es considerado por muchos el reemplazo de su mentor y fundador del Partido de los Trabajadores, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva. El otrora popular Lula fue vetado en la boleta tras una condena por corrupción, por la que está encarcelado. Haddad es el sucesor elegido por él, y el exalcalde y ex ministro de Educación se ha esforzado para mostrarse como independiente.

Recabó el respaldo de los más fieles al partido, pero un enorme caso de corrupción ha mermado sus filas y Haddad tuvo problemas para convencer a muchos fuera de la órbita de la formación.

A continuación, tres cosas a saber sobre los candidatos y sus propuestas:

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JAIR BOLSONARO

DELINCUENCIA: El centro de la campaña de Bolsonaro fue su promesa de reducir la elevada tasa de criminalidad de Brasil. La mayor nación de Latinoamérica es la primera del mundo en número total de homicidios. El año pasado, un récord de 63.880 personas murieron asesinadas. Muchos brasileños conviven a diario con el miedo a sufrir atracos.

Bolsonaro presentó esta lucha como una moral, entre las fuerzas del bien y el mal. Se comprometió a dar vía libre a la policía en el uso de la fuerza y a aliviar las restricciones de armas para que la población pueda defenderse. Además, sugiere rebajar la edad mínima a la que los acusados pueden ser juzgados como adultos a 16 años.

ECONOMÍA: Según él mismo reconoce, no sabe mucho de economía, pero con su elección de un economista que estudió en la Universidad de Chicago como asesor se ganó a gran parte de la comunidad empresarial. Se comprometió a reducir el tamaño del gobierno, incluyendo recortar el número de ministerios, y a realizar una reforma de las pensiones que podría recortar al menos algunos beneficios. Además, busca privatizar muchas empresas estatales. Pero dado que se acaba de convertir a la teoría del liberalismo económico, algunos observadores se preguntan por cuánto tiempo y cómo de cerca estará de estos principios.

AUTORITARISMO: Bolsonaro ha elogiado la dictadura que gobernó el país entre 1964 y 1985, calificando ese tiempo como una época más sencilla y segura. Muchos, especialmente los disidentes que combatieron contra ese régimen, se molestaron con esa descripción, señalando que el gobierno militar torturó a miles de personas y mató a cientos. Junto a su promesa de dar “carta blanca” a la policía para balear a sospechosos y sus palabras despectivas hacia muchos grupos minoritarios, algunos temen que con Bolsonaro en el poder puedan perderse derechos civiles y se debiliten las instituciones democráticas. Bolsonaro rechazó estos temores.

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FERNANDO HADDAD

ECONOMÍA: Haddad ha hecho del sufrimiento de los brasileños durante una prolongada recesión el núcleo de su campaña, culpando en gran medida a las reformas del presidente Michel Temer, aunque la economía empezó a hundirse cuando el Partido de los Trabajadores estaba aún en el poder. Gran parte de su programa busca revertir lo logrado por Temer, incluyendo la retirada del techo de gasto gubernamental y de una ley que flexibilizó las leyes laborales y redujo beneficios. Además propone congelar un plan de privatizaciones y se comprometió a crear empleo, incrementar la inversión pública, abaratar el acceso al crédito y reformar el sistema fiscal para que sea más progresista.

PROGRAMAS SOCIALES: El candidato prometió hacer de la inclusión social y económica el centro de su agenda, reduciendo las desigualdades que llevaron a amplios sectores de la sociedad a los márgenes. El candidato del Partido de los Trabajadores dijo que reformará el sistema educativo, ampliará el de salud e incrementará de forma significativa las asignaciones de un programa de bienestar. Su foco estuvo especialmente sobre los más pobres y apuntó que implantaría un plan nacional de seguridad alimentaria ante las evidencias de que la recesión mermó los avances en ese sector.

DEMOCRACIA: Haddad acusó al gobierno de Temer de pisotear los derechos de trabajadores, mujeres, negros, indígenas y otros grupos marginados y dijo que la presidencia de Bolsonaro solo empeoraría esta situación. Alerta sobre un Brasil gobernado por el odio y la intolerancia y se presentó a sí mismo como el único candidato que puede salvar la democracia.

Aunque algunos de los rivales de Haddad en la primera ronda de las presidenciales se han unido en torno a esta idea, muchos han decidido mantenerse al margen. Por el momento no ha conseguido convertir esto en un grito de guerra generalizado.

Alejandro Armas Oct 19, 2018 | Actualizado hace 2 semanas
O senhor Bolsonaro

 

LA DÉCADA PASADA Y LA PRIMERA MITAD DE LA ACTUAL FUERON INDISCUTIBLEMENTE una edad de oro para la izquierda latinoamericana, moderada o radical. Un río Amazonas de victorias electorales tiñó la región de rojo, con algunas excepciones. No solo eso. El boom de los precios de los commodities, esos bienes primarios que tradicionalmente han constituido el grueso de las exportaciones de los países latinoamericanos, brindó un caudal gigantesco de dinero. No hay que ser muy brillante para entender el resultado. Gobiernos con tendencia a intervenir en la economía y a distribuir la riqueza con miras a la igualación de pronto se consiguieron con una mina de oro. Ello les permitió desplegar políticas sociales de enorme alcance que, a menudo con bastante populismo mediante, redujeron o al menos disimularon la pobreza característica de las sociedades latinoamericanas. Pero a partir de 2015, por razones que escapan el foco de este artículo, el péndulo se desplazó hacia el otro lado. La fantasía del Foro de Sao Paulo fue desplazada por varios triunfos de la derecha, conservadora y/o liberal. En principio, eso no tiene absolutamente nada de malo. Es parte de la sana alternabilidad a la que los latinoamericanos debemos acostumbrarnos si queremos democracias duraderas.

No obstante, el que casi seguramente será el próximo eslabón en la cadena de victorias diestras sí es preocupante. Muy preocupante. A menos que el lector haya estado desconectado del acontercer internacional reciente, ya debe haber adivinado que me refiero o senhor Jair Bolsonaro en Brasil. Vaya calamidad de elección la que los vecinos del sur se han impuesto con sus propios votos. Por un lado, Fernando Haddad, un personaje gris que solo es candidato porque Lula da Silva está preso y que representa una izquierda demagógica y hundida hasta la sien en escándalos de corrupción. Por el otro lado está o senhor Bolsonaro, a quién dedicaré mi atención.

Aunque parezca un ser desconcertante, en realidad o senhor Bolsonaro refleja casi a la perfección los tiempos en los que la política se ha venido desarrollando en los últimos años. Quizá hasta es una encarnación del Zeitgeist contemporáneo. Para empezar, al igual, que Donald Trump y Marine Le Pen, es un acérrimo detractor del statu quo en su país. Y de forma muy similar a otros líderes “rebeldes”, no tiene ningún miramiento hacia la llamada corrección política. Eso le permite mantener siempre un discurso sin ataduras que expresa sus “coloridas” posiciones.

Pero a diferencia de muchos de los demás dirigentes contrarios al establishment, o senhor Bolsonaro no es un advendizo de la política. De hecho acumula más de 25 años de trayectoria parlamentaria. Pero para llegar ahí tuvo que cambiar el uniforme de camuflaje por un flux. O senhor Bolsonaro viene del Ejército. Tal vez en ese entorno que ensalza la mano dura y la conducta guerrera típicamente asociada con la masculinidad, el ex capitán cultivó la visión del mundo que hasta hoy mantiene.

O senhor Bolsonaro no es muy amigo de la homosexualidad y ha hablado en términos aprobatorios sobre la violencia contra quienes la expresan. También está convencido de que los homosexuales tienen una campaña para incorporar niños entre sus filas y, peor aun, suelen ser pedófilos. Según su punto de vista, el hecho de que “ahora haya más gays que antes” se debe a que madres que deberían estar en casa inculcando valores a sus hijos más bien están trabajando quién sabe dónde. Porque resulta que o senhor Bolsonaro tampoco tiene una idea precisamente elevada sobre las mujeres y su rol en la sociedad. Dado que ellas pueden quedar embarazadas, él piensa que son menos productivas y su salario debe ser menor al de los hombres.

La religión es muy importante para o senhor Bolsonaro. Tanto que hizo de ella un lema de campaña: Brasil por encima de todos. Dios por encima de todo. La frase francamamente me recuerda concepciones absolutistas del poder soberano, como las de Bodin y Hobbes. El Estado, encarnado en un jefe, tiene poderes ilimitados y solo Dios está sobre él. Además, se supone que un slogan político sintetice las intenciones del candidato. Por lo tanto, invocar a una deidad en tal sentido es cuanto menos indicativo de que su religión tendrá alguna influencia en sus decisiones políticas. Esto, por supuesto, sería un riesgo para el Estado laico y la libertad de cultos. Si creen que exagero, los insto a revisar una entrevista reciente de la publicación Estadao a un asesor de o senhor Bolsonaro en materia educativa. El caballero en cuestión se inclina por la enseñanza el “creacionismo” en las escuelas junto con la teoría de la evolución.

Pero nada de esto es lo más alarmante. Aunque la misoginia y la homofobia me parecen deleznables, estoy dispuesto a convivir con personas que se aferren a estos puntos de vista, siempre y cuando no atienten contra los derechos de terceros. Lo que más me espanta es lo que o senhor Bolsonaro piensa sobre la dictadura militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985. A pesar de que esta fue una de las más largas tiranías castrenses sudamericanas en la segunda mitad del siglo XX, es acaso la menos estudiada en la región, fuera del propio Brasil. Por eso, me permito hacer un breve repaso.

Los militares brasileños dieron un golpe de Estado en abril de 1964 que derrocó a Joao Goulart, un Presidente de izquierda (pero no marxista-leninista) con la típica excusa de los uniformados latinos en la Guerra Fría: evitar la dominación comunista. Aun avalándoles el pretexto, el mismo no sirve para justificar que hayan pasado 21 años mandando, en uno de los perídodos más oscuros de la historia del país. La conducta hacia la disidencia fue la usual en estos regímenes: prisión sin juicio, torturas, desapariciones y asesinatos. Como suele ocurrir, el número de víctimas es difícil de estimar y ha habido varios conteos, pero por lo general la cifra oscila entre más o menos 200 y un poco más de 300 muertes atribuidas a esta política represiva. Es una cantidad notablemente menor a la de otras dictaduras militares regionales, como las de Argentina y Chile, pero siguen siendo al menos dos centenares de almas, a las que se agregan muchos más sobrevivientes detenidos y torturados. Por supuesto, este régimen fue un miembro activo del Plan Cóndor, la red de inteligencia entre gobiernos castrenses suramericanos para suprimir a sus respectivos opositores.

Pues bien, o senhor Bolsonaro es abiertamente admirador de cómo se hacían las cosas en aquella época, la cual identifca con el lema nacional de Brasil: orden y progreso. Retratos de los cinco presidentes del período militar adornan su despacho. Considera que los uniformados deberían involucrarse más en la administración del Estado y, a principios de su carrera política, coqueteaba con la idea de un autogolpe (como el de Alberto Fujimori en Perú) si alguna vez era electo Presidente.

Ahora o senhor Bolsonaro está a punto de alcanzar ese puesto, y aunque es imposible saber si aún fantasea con disolver el Congreso, el solo hecho de que haya llegado tan lejos, considerando todo lo expuesto en estas líneas, eriza los cabellos. La razón por la que hoy escribo al respecto es la misma que me ha motivado a redactar artículos en la misma tónica: esa tendencia de algunos venezolanos a creer que, dado que el chavismo es de izquierda, absolutamente todo en la derecha es bueno. Y entre más hacia la extrema derecha, mejor. Tal pensamiento maniqueo los lleva a manifestarse encantados con o senhor Bolsonaro. Algunos quizá ignoran todo o buena parte de lo relatado en esta columna. Otros lo saben pero no les importa o, lo que es peor, lo defienden. Los venezolanos tenemos todas las razones del mundo para repudiar un regreso al poder de los aliados del chavismo en Brasil. Pero eso no significa que debamos respaldar a o senhor Bolsonaro. Es un falso dilema. Ambas opciones son terribles y, en lo personal, no daré un visto bueno a ninguna de las dos.

Aunque no sepamos cómo ni cuándo terminará esta horripilante etapa de nuestra historia, los venezolanos debemos pensar en qué queremos para el país después. Quienes claman por un Pérez Jiménez, un Pinochet o un senhor Bolsonaro, conmigo no cuenten. Demasiado ha sufrido el país ya como para desearle más ignominia. En cuanto a Brasil, de veraz deseo equivocarme sobre lo que le espera. De llegar al poder, ojalá o senhor Bolsonaro nos sorprenda a todos, aunque lo dudo mucho.

 

@AAAD25

Informe Otálvora: Socialistas intentan ablandar posición europea ante Maduro

Federica Mogherini, Alta comisionada de la Unión Europea con el Primer Ministro de Portugal Antonio Costa el 09OCT18 en Lisboa. Foto: Unión Europea.

 

JAIR BOLSONARO ESTARÍA TOMANDO POSESIÓN DE LA PRESIDENCIA DE BRASIL EL 01ENE19 según indican los resultados de todas las encuestas públicas realizadas después de la primera vuelta electoral del 07OCT18.

Las votaciones del primer domingo de octubre, en las cuales se median 13 candidatos, confirmaron el extremo nivel de polarización política existente en Brasil, la cual quedó dibujada en el 46,03% de los votos recaudados por Bolsonaro contra el 29,28% obtenido por Fernando Haddad el candidato de Lula da Silva.  La segunda vuelta electoral presidencial está prevista para el 28OCT18.

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A media mañana del lunes 08OCT18, pocas horas después de conocerse los resultados de las votaciones en Brasil, el candidato Fernando Haddad visitó el edificio de la Superintendencia de la Policía Federal en la sureña ciudad de Curitiba, para sostener su usual reunion de los lunes con Lula da Silva. A su salida del edificio, Haddad no ofreció sus acostumbradas declaraciones a la prensa ante el edificio donde permanence preso su jefe politico. El candidato prefirió esta vez hablar con la prensa en un alejado local de su partido. Al día siguiente, la presidente del partido PT, la senadora Gelisi Hoffman, anunció que por instrucciones de Lula, el candidato Haddad no visitaría al expresidente preso durante las semanas faltantes para la segunda vuelta de las elecciones. La estrategia comunicacional buscando que el poco conocido Haddad heredara automaticamente la votación teórica de Lula no funcionó. De hecho, a medida que transcurrió la campaña, el rechazo de los encuestados contra Haddad comenzó a subir hasta alcanzar el 38% el día antes de las elecciones. El desprestigio del partido de Lula impactó severamente en las cuentas de Haddad quien perdió en distritos tradicionalmente petistas como São Bernardo do Campo en el estado de São Paulo, cuna obrera del PT, donde Bolsonaro obtuvo 46% de los votos contra 22% del candidato de Lula.

La más notoria de las derrotas del PT fue la recibida por la exmandataria Dilma Rousseff quien procuró una silla en el Senado Federal por el estado de Minas Gerais. Rousseff logró solo el 15% de los votos viendo fracasar su intento de revestirse con privilegios judiciales como parlamentaria. La derrota de Rousseff en las urnas abriría las puertas para su enjuiciamiento por corrupción en algunos casos que ya están ventilándose en tribunales.

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La agenda de la reunión del Consejo de ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea, a celebrarse el 15OCT18 en Luxemburgo,  incluye el “tema Venezuela”. La reunión que contará con la participación del Alto comisionado de la ONU para los refugiados (Acnur) Filippo Grandi y del director general e la Organización Internacional de Migraciones OIM Antonio Vitorino, deberá tratar las “respuestas europea e internacional a la crisis migratoria y la situación de los refugiados venezolanos”. Grandi podrá transmiitir a la audiencia sus impresiones de primera mano sobre la crisis migratoria venezolana luego que realizara una gira por Colombia, Perú y Ecuador que lo llevó incluso a la zona fronteriza colombiana con Venezuela para supervisar las operaciones de Acnur en el sitio.

Pero el epicentro de la conversación en Luxemburgo sobre Venezuela debería centrarse “en encontrar maneras de reiniciar el proceso político en este país, en particular colaborando con los actores regionales e internacionales”. Según Federica Mogherini, alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea, en la reunión del 15OCT18 se explorarán medidas para “abrir el camino para el diálogo politico” en Venezuela. A nivel del  “Grupo de Consejeros de Relaciones Exteriores”  ya estaría circulando un texto con la propuesta de Mongherini para “modificar la Decisión 2017/2074 relativa a medidas restrictivas habida cuenta de la situación en Venezuela”, según un documento oficial de la UE. El “Grupo de Consejeros de Relaciones Exteriores” tiene previso reunirse a media mañana del 15OCT18, en paralelo a la reunión de ministros, para considerer los textos sobre Venezuela.

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Mongherini, con el apoyo de los gobiernos socialistas de Portugal y España estaría promoviendo una reorientación de la política europea hacia el regimen chavista, según varias fuentes consultadas en Madrid y Ginebra. El 09OCT18 Mongherini fue recibida por el primer ministro portugués António Costa con quien analizó el caso venezolano. Costa se habría comprometido a encabezar una iniciativa para promover el “diálogo” en Venezuela, sin que existan muchas precisiones sobre esa propuesta. En medios diplomáticos corre la version sobre la oposición que los gobiernos de Alemania y Francia estarían presentando a lo que temen se trate de un “ablandamiento” de la línea de la UE ante el regimen chavista. Mientras Mongherini, Costa y el canciller español Josep Borrell planeaban su acción para el 15OCT18 en la UE, en Caracas realizaba una visita el Secretario de Estado para Cooperación y para Iberoamérica y el Caribe de España Juan Pablo de Laiglesia.  El emisario español anunció en Caracas la nueva política hacia Venezuela para complacencia del regimen chavista que procedió  a la liberación de un preso politico venezolano que fue inmediatamente desterrado a España.

La Decisión 2017/2074 cuya modificación estaría bajo consideración de las cancillerias europeas es la que ordena a los paìses miembros de la UE imponer “medidas restrictivas específicas a determinadas personas físicas y jurídicas responsables de graves violaciones o abusos de los derechos humanos o de actos de represión contra la sociedad civil y la oposición democrática, y a personas, entidades u organismos cuyas acciones, políticas o actividades suponen un menoscabo de la democracia o el Estado de derecho en Venezuela, así como a las personas, entidades y organismos asociados con ellas”.

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La continuidad como presidente del gobierno español del socialista Pedro Sánchez depende en mucho del respaldo del partido Podemos aliado y beneficiario del regimen chavista y del gobierno de Irán. En medios politicos madrileños se da como un hecho que los acuerdos no escritos entre Pedro Sánchez y el líder de Podemos Pablo Iglesias incluyen una reorientación de la línea diplomática española ante Venezuela, en lo cual el gobierno socialista se muestra igualmente interesado.

El ministro de relaciones exteriores español, Josep Borrell, expuso el 16JUL18 la posición del  gobierno de Pedro Sánchez hacia Venezuela y, en general, hacia los gobiernos del eje castrocahvista. España “no va a abanderar la línea dura de las sanciones cada vez que haya un problema en Latinoamerica” advirtió Borrell durante una reunión de cancilleres europeos y latinoamericanos en Bruselas, durante la cual sostuvo la primera de una serie de encuentros que el español ha mantenido desde entonces con el canciller de Nicolás Maduro. Argumentaba Borrel que “no querríamos repetir lo que pasó con Cuba, que abanderamos la línea dura y cuando llegó el deshielo lo lideró el francés Hollande». Antes de iniciar su gira que lo llevó a Bolivia, Colombia, Chile y Costa Rica a finales del mes de agosto pasado, Sánchez afirmó que buscaba mostrarse ofreciendo tratamiento similar a todos los gobiernos latinoamericanos. El actual gobierno socialista español se muestra ancioso por abrir negocios en Latinoamérica y no oculta su deseo de servir de intermediario entre empresas españolas y los gobiernos de Bolivia y Cuba. Una de las tareas prioritarias asugnadas por Sánchez a su cancillería fue tender puentes hacia el regimen Cubano y exponer su deseo de visitar La Habana. Si bien Sánchez ha criticado al gobierno de Maduro al cual calificò como “no democrático”, el anterior activismo del gobierno español de Mariano Rajoy sobre la crisis venezolana ha sido reemplazado por una política de conciliación hacia los regimens de La Habana y Caracas. Ahora, pareciera que el gobierno del PSOE intenta torcer la política de sanciones que Europa mantiene hacia altos jerarcas del regimen chavista. Fuentes madrileñas aseguran que existe un alto rechazo europeo a la orientación de los socialistas.

 

Edgar C. Otálvora

@ecotalvora

Diario Las Américas

Elecciones en Brasil: habrá segunda vuelta entre Bolsonaro y Haddad

LOS BRASILEÑOS TENDRÁN QUE ESPERAR HASTA EL PRÓXIMO 28 de octubre para conocer quién será su próximo presidente, luego de que en la primera vuelta realizada este domingo no hubiera un vencedor definitivo. 

Como se anticipaba, Jair Bolsonaro y Fernando Haddad avanzaron a la segunda vuelta electoral, después de que ninguno de los dos candidatos obtuviera el 50% de votos más uno necesario para ser declarado ganador.

Bolsonaro, excapitán del ejército y congresista, estuvo cerca de llegar a la cifra clave, pero se quedó con 46,5% de votos, según cifras preliminares con el 97% escrutado, mientras que Haddad, exalcalde de Sao Paulo, tuvo 28,5%.

La campaña estuvo marcada por el ascenso del ultraderechista Bolsonaro, la inhabilitación del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, quien hizo campaña desde prisión, y nuevas revelaciones de la investigación anticorrupción «Lava Jato», que lleva ya cuatro años y que ha sacudido a los partidos políticos establecidos en la nación de 200 millones de habitantes.

Brasil, además, se encuentra en medio de una prolongada recesión económica, así como en un entorno de violencia extrema que vio llegar las tasas de homicidios a niveles récord el año pasado.

La campaña de Bolsonaro

Pocos han salido ilesos de los inflamados ataques de Bolsonaro contra el movimiento progresista en Brasil. Constantemente se le compara con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el de Filipinas, Rodrigo Duterte.

Ha sido acusado por sus rivales de misoginia y homofobia. Una vez le dijo a una congresista durante un debate parlamentario que ella no merecía ser violada por ser «muy fea», reportó la televisora brasileña Globo.

También dijo públicamente que preferiría ver a su hijo «morir en un accidente» que verlo llegar con otro hombre.

Durante un evento de campaña, el mes pasado, en la ciudad de Juiz de Fora, Bolsonaro fue apuñalado en el estómago. El incidente pareció simbolizar el territorio inexplorado al que se dirigía la elección y llevó al puntero al hospital donde permaneció varias semanas.

Bolsonaro comenzó a ascender en las encuestas tras el acuchillamiento, pero esto también provocó una campaña viral en redes sociales conocida como #elenao o «#ÉlNo».

La semana pasada, miles de personas salieron a las calles en todo Brasil para expresar su rechazo a Bolsonaro, a menudo comparado con Adolf Hitler en carteles y cánticos.

Otros lo ven como el candidato contra lo establecido que drenará el pantano y enfrentará la violencia.

Haddad, el segundo lugar

Haddad, exalcalde de Sao Paulo, encabeza la fórmula del Partido de los Trabajadores. Él se convirtió en el candidato por defecto después de que la postulación de su compañero de fórmula, el expresidente Lula da Silva, fuera impedida por el tribunal supremo electoral del país.

Lula encabezaba las encuestas a pesar de estar desde abril en la cárcel, donde cumple una condena de 12 años por corrupción y lavado de dinero.

El voto es obligatorio en Brasil para todos los ciudadanos de 18 a 70 años. Las personas que no acuden a votar sin alguna justificación enfrentan multas y el riesgo de trabas burocráticas al momento de renovar el pasaporte y otros documentos de identidad.

Al menos 11% de los electores dejan sus boletas en blanco o seleccionan la casilla de indeciso, de acuerdo con estadísticas recientes de Ibope.

Los brasileños también votaron el domingo para elegir 27 gobernadores y cerca de 1.600 legisladores.

Brasil va a elecciones en en medio de turbulencia política

 

Los brasileños van a las urnas el domingo en unas elecciones marcadas por intenso descontento hacia la clase gobernante, tras años de turbulencia política y económica incluyendo lo que parece ser el escándalo de corrupción más grande en la historia latinoamericana.

Hay muchos que opinan que la rabia hacia las élites impulsaría a un candidato desconocido, o dejaría atrás la hegemonía del centroizquierdista Partido de los Trabajadores y del centroderechista Partido de la Democracia Social.

Pero como muchas cosas en esta campaña, no ha sucedido lo que se esperaba. El candidato que más se ha beneficiado del descontento social es un legislador que tiene 27 años en el Congreso, Jair Bolsonaro, conocido por posturas inusuales que agradan a unos y repugnan a otros, como su nostalgia por la era de la dictadura, sus insultos a las mujeres y a los gays y sus llamados a reprimir la delincuencia dándole rienda suelta a las fuerzas de seguridad.

En segundo lugar está el Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores que ha ganado las últimas cuatro elecciones presidenciales.

Bolsonaro acumuló 36% en la encuesta de Datafolha más reciente una ventaja de 14 puntos sobre Haddad. El sondeo abarcó 19.552 personas entre viernes y sábado y tiene un margen de error de 2 puntos porcentuales. Si ningún candidato obtiene la mayoría de los votos, habrá que ir a una segunda vuelta el 28 de octubre.

“En general, estas son las elecciones más extrañas que he visto en mi vida”, dijo Monica de Bolle, directora del departamento de estudios latinoamericanos de la Universidad Johns Hopkins. «Se está convirtiendo en una competencia entre los dos candidatos menos calificados”.

La campaña por la presidencia de Brasil — la economía más grande de Latinoamérica, un importante socio comercial de varios países y un peso en el mundo diplomático — ha sido tensa e impredecible. El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva iba adelante en las encuestas al principio, pero su candidatura fue descartada al ser encarcelado en medio de acusaciones de corrupción. Bolsonaro fue apuñalado e hizo campaña desde su cama de hospital por varias semanas. Y durante toda la campaña, los brasileños se quejaron de que la confianza que tenían en sus líderes se está evaporando.

Las elecciones en un momento eran vistas como una esperanza para poner fin a un episodio turbulento en que muchos políticos y empresarios fueron encarcelados por acusaciones de corrupción, una presidente fue destituida en medio de un proceso cuestionado y la economía sufría de una prolongada recesión.

Pero en lugar de ello, las dos principales candidaturas reflejan la agria polarización del país tras la destitución de Dilma Rousseff y las explosivas revelaciones a raíz del descomunal escándalo de corrupción.

Bolsonaro, cuyos partidarios suelen ser de la clase media, habla de un país al borde del colapso donde narcotraficantes y políticos roban impunemente y reina la amoralidad. Se ha manifestado a favor de flexibilizar las leyes de tenencia de armas para que la gente pueda protegerse, darle rienda suelta a la policía y restablecer “valores tradicionales”, una frase que ha causado desasosiego debido a sus halagos hacia la época de la dictadura y sus insultos contra las mujeres, los negros y los gays.

“Hay un fuerte deseo de cambio”, dice Andre Portela, profesor de economía de la Fundación Getulio Vargas, un importante centro de estudios e investigación. «Bolsonaro se ha aprovechado de eso y se ha presentado como agente del cambio, pero no queda claro si realmente lo será”.

Ultraderechista Jair Bolsonaro afirma que Brasil debe “aislar a Venezuela”

 

El ultraderechista Jair Bolsonaro, favorito en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del domingo en Brasil, logró el jueves un protagonismo inédito con una entrevista televisiva difundida mientras sus adversarios realizaban el último debate ritual antes de los comicios, en el que declinó participar por motivos de salud.

El candidato del pequeño Partido Social Liberal (PSL) incluso colgó una foto en las redes sociales en la que se lo ve mirando un programa humorístico mientras el debate electoral proseguía.

En un insólito final de campaña, Bolsonaro cargó en la entrevista concedida a la cadena Record contra el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y de su principal rival, Fernando Haddad.

El diputado y excapitán del Ejército, que no oculta su admiración por la dictadura brasileña (1964-1985), atacó al PT por su cercanía con la Venezuela de Nicolás Maduro, en la entrevista concedida en su casa en Rio.

“Hasta hoy, el PT defiende al régimen de Maduro, como defendía al de (el fallecido Hugo) Chávez. Debemos aislar a Venezuela. No podemos admitir esa ideología en Brasil. Será el final de nuestra patria si el PT consigue llegar al poder”, abundó, y trató a Haddad de “fantoche de un presidiario”.

Durante la entrevista, el polémico candidato presidencial se centró en atacar a su principal rival electoral.

“La corrupción está incrustada en el PT. El PT no funcionó. Es un partido que traicionó a los trabajadores. Tiene un proyecto de poder”, lanzó, mientras en los estudios de TV Globo en Rio de Janeiro los demás candidatos discutían sobre cómo rescatar a Brasil y advertían del riesgo de acudir a “salvadores de la patria”.

El Partido de los Trabajadores de Brasil reemplazó al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva como su candidato para las elecciones presidenciales del 7 de octubre. El ex alcalde de Sao Paulo reemplaza al ex presidente Lula da Silva como candidato presidencial, dice el partido

Después de una reunión el martes con representantes del PT en la ciudad sureña de Curitiba –donde Lula está encarcelado– funcionarios del partido dijeron en Twitter que el ex alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, es el nuevo candidato. Su compañero de fórmula será Manuela D’Avila, del Partido Comunista de Brasil.

“Fernando Haddad y Manuela D’Avila están listos para luchar por la democracia. ¿Y tú?”, escribió el congresista y vicepresidente del Partido de los Trabajadores, Paulo Teixeira.

Se espera una conferencia de prensa y un anuncio formal por la tarde.

El cambio del martes, aunque esperado desde hace mucho tiempo, fue un reconocimiento de que el partido no logró que Lula estuviera en la boleta electoral a pesar de los numerosos intentos en los tribunales.

El PT trató de aprovechar la decisión de un comité de derechos humanos nombrado por la ONU que dijo que se debería permitir que Lula se postule. Y en los últimos meses, varias figuras internacionales, como el ex candidato presidencial estadounidense, Bernie Sanders, dijeron que el caso contra Lula era cuestionable y que debería permitírsele estar en la boleta electoral.

El ex presidente está cumpliendo una condena de 12 años por intercambiar favores con la empresa constructora Grupo OAS a cambio de un departamento frente a una playa. Lula niega haber actuado mal y argumenta que el caso en su contra buscaba impedir que buscara la presidencia.

El hombre que dirigió Brasil de 2003 a 2010 ha encabezado las encuestas fácilmente por más de un año, pero el máximo tribunal electoral del país vetó su candidatura.

Las encuestas recientes muestran a Haddad muy atrás, pero el PT espera que ahora se levante con el respaldo de Lula.