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El País

Ago 23, 2016 | Actualizado hace 8 años
Deutsche Welle: El colapso del chavismo

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Crisis de abastecimiento, resurgir de epidemias que fueron erradicadas hace años y falta de medicamentos. Estancamiento político, una inflación galopante y la tasa de criminalidad más alta del mundo. Bienvenidos a Venezuela.

El que en otros tiempos fuera el país más desarrollado de América Latina se ha convertido, en los últimos meses, en el centro de las miradas de la prensa internacional. Medios de comunicación de numerosos países envían corresponsales al país sudamericano para que retraten y reporten de primera mano lo que, como publica la revista Time en su número de hoy (22.08.2016), es el “colapso de un país a cámara lenta”.

Venezuela se muere, Time

A pesar de que hace unos días circulaba por la red una probable portada para el nuevo número de la revista, la situación de permanente crisis que atenaza al país desplazó al mismísimo Donald Trump para colarse en la primera plana del semanario estadounidense.

En un artículo titulado “Requiem for Venezuela” (Réquiem por Venezuela), Ioan Grillo describe la desesperante situación que sufre, desde hace meses, la población venezolana. “Las colas para comprar alimentos son la evidencia más visible de una nación en caída libre”, “escribe el autor en el primer párrafo de un reportaje de ocho páginas sobre uno de los países con mayores reservas de petróleo del mundo.

«Venezuela fue en su día el ejemplo de América Latina”, dice Grillo. Ahora, tras años de mala gestión y meses de colapso económico, se ha convertido en un cuento con moraleja para la región: el bolívar, la divisa que lleva el nombre del propio libertador del país, tiene que cargarse en mochilas, en vez de en carteras.

“Es como si hubiera habido un desastre natural”, dice en una entrevista con Time Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda. Y continúa: “Si no encontramos una solución democrática constitucional, temo que se produzca una explosión en Venezuela, y que al final acabe colapsando”.

El rico más pobre, El País

El artículo de Time es el último de los muchos que han aparecido en los últimos meses en la prensa internacional. Hace justo tres meses, el 22 de mayo, Cristina Marcano tituló “Un extravío llamado Venezuela” el reportaje sobre la violencia y el racionamiento que sufren los venezolanos, cuyo día a día “transcurre en la amarga paradoja de ser el país rico más pobre”, escribió. Marcano aseguraba entonces que, aunque perplejos por ese caos, los ciudadanos siguen decididos a salir adelante.

En un especial de 12 páginas publicado en la revista semanal del diario español, la periodista y coautora de la biografía “Hugo Chávez sin uniforme: una historia personal”, Cristina Marcano, analiza con numerosos datos y a través de distintas historias personales, la situación de desamparo e impunidad que atenaza a la mayoría de la sociedad venezolana.

 

Prensa internacional pone sus ojos en el control militar del aparato económico venezolano

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Desde el lunes 11 de julio, cuando el presidente Nicolás Maduro nombró al ministro Vladimir Padrino López jefe de la «Gran Misión Abastecimiento Soberano», la atención en el mundo y su prensa se volcó en la toma de control militar del aparato económico venezolano.

Al nombramiento de Padrino López y en el marco de la Misión Abastecimiento Seguro, el gobierno decidió tomar los cinco puertos del país y nombrar al mayor general Efraín Velasco Lugo como el nuevo presidente de Bolipuertos.

 

WSJ

En nuestro continente, “The Wall Street Journal” tituló “Venezuelan President Puts Armed Forces in Charge of New Food Supply System» (Venezuela pone a la Fuerza Armada a cargo del sistema de distribución de alimentos). En el artículo, elaborado por los periodistas Mayela Armas y Juan Forero, Armas, el hecho informativo destaca el peso militar en la supuesta solución a un problema económico, en gran medida generado por la gestión de militares en la administración pública, centralizada o expandida en numerosas compañías estatales.

 

ElPaís#13J

En el caso de Europa, el diario español El País enfocan su artículo en el hecho de que «Maduro se atrinchera entre militares para mantener el control de Venezuela». Escrito por el periodista Alfredo Meza, hace énfasis en la marcha atrás de la orden del presidente de sacar a los militares de la administración pública y en la estrategia que estaría jugando el chavismo «para evitar reformar su modelo económico».

 

BBC#13J

En el caso de BBC Mundo, se enfocaron en el nuevo «superministro» y en su nota (¿Quién es Vladimir Padrino, el militar que Maduro nombró de «superministro»?) desarrollaron su trayectoria desde la época de Chávez, las promesas de Padrino al tomar el mando de esta nueva misión y terminan asegurando que «los militares ya no solo están en cada esquina de Venezuela. Ahora las controlan.»

LeMonde#13J

Incluso en Francia el diario “Le Monde” publica un atículo, basada sobre despachos de Agence France Presse (AFP) y Reuter,  titulado “Nicolás Maduro place les cinq principaux ports du Venezuela sous autorité militaire” (Nicolás Maduro pone los cinco puertos principales de Venezuela bajo autoridad militar).

 

 

Nicolás Maduro: La Asamblea de Venezuela perdió vigencia

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En rueda de prensa ante profesionales de medios nacionales e internacionales, el presidente de la República Nicolás Maduro, aseguró que: “La Asamblea Nacional perdió vigencia política, es cuestión de tiempo para que desaparezca. Pido disculpa para nuestros diputados que hacen esfuerzo dentro de la asamblea”.

El jefe de Estado ofreció esta declaración un día después de que se oficializara el decreto de “estado de excepción y emergencia económica”, dictada para hacer frente a supuestas amenazas de golpe de Estado a la Administración del líder chavista.

El mandatario nacional exhibió las primeras planas de los diarios españoles ABC, El Mundo, El País y de los estadounidenses New York Times, Washington Post y Wall Street Journal, y tras mencionar a periodistas con nombres y apellidos, dijo que estas son pruebas de la “campaña” contra Venezuela.

El primer mandatario aseguró que estos medios solo quieren crear el terreno para una intervención. Venezuela “quiere ser llevada por agentes externos, con factores políticos internos aliados, a una situación de violencia generalizada”.

Por otro lado, Maduro denunció que dos aviones Boing estadounidenses incursionaron en territorio venezolano. Un avión militar “con capacidades técnicas letales” de Estados Unidos ingresó ilegalmente en el espacio aéreo venezolano en dos ocasiones en la última semana, aseguró el presidente de Venezuela.

Este tipo de aviones son utilizados por Estados Unidos para comunicaciones de grupos armados en zonas de guerra o para inutilizar equipos del gobierno o de la Fuerza Armada. Son aviones con capacidades técnicas letales, recalcó el mandatario.

“Estoy plantado para la lucha. No es tiempo de traiciones ni traidores, es tiempo de lealtad por lo nuestro. Es tiempo de autoconstruirnos y cometer los errores como país libre y a rectificarlos. Construir nuestro propio sistema, no el que se nos impone.

 

 

 

Feb 12, 2016 | Actualizado hace 8 años
Venezuela: el silencio cómplice por Enrique Krauze

OEA

Si la gravísima crisis económica, social, política y moral que hoy vive Venezuela estuviese ocurriendo en cualquier otro país latinoamericano (que no fuera Cuba, que la vive desde hace décadas), ¿sería distinta la reacción continental? Respuesta inmediata: por supuesto que sería distinta. Habría manifestaciones en las calles, protestas ante las embajadas, cartas abiertas de intelectuales, ríos de tinta en los periódicos, seminarios académicos, declaraciones condenatorias en la OEA y un tsunami de repudio en las redes sociales. ¿Por qué no hay una respuesta vagamente similar en el caso venezolano?

Ante todo, por el cinismo pragmático de los Gobiernos de la región que, hasta hace poco, se limitaban a expresar su “honda preocupación”. En fechas recientes algunos Parlamentos y Gobiernos (entre ellos el mexicano) han dado muestras de solidaridad con la Venezuela mayoritaria que busca la libertad, pero son todavía actos aislados.

Tampoco contribuye la naturalidad con que Estados Unidos trata al régimen dictatorial cubano. El restablecimiento de relaciones ha sido un acto de sensatez y realismo que dará frutos a largo plazo, pero pudo haberse acompañado de un señalamiento más claro sobre el terrible estado de las libertades y los derechos humanos en Cuba y, de manera tangencial, en Venezuela. Al no haber ese deslinde, las timoratas democracias latinoamericanas se sienten aliviadas.

Pero hay un motivo adicional. La protesta en torno a Venezuela es débil porque contra ella opera un antiguo chantaje ideológico: denunciar lo que hace un régimen “de izquierda” es, supuestamente, un acto “de derecha”. Por eso la mayoría guarda silencio. Los demócratas latinoamericanos hemos vivido sujetos a ese chantaje desde la célebre declaración de Fidel Castro en 1969: “Con la Revolución todo, contra la Revolución nada”. Al menos tres generaciones de intelectuales han obedecido la consigna. Todo lo que era favorable a la Revolución y sus avatares (desde el guevarismo hasta el chavismo) pertenecía al territorio puro de “la izquierda”, corriente que representa al “pueblo”. Todo lo que se oponía a la Revolución (incluida la democracia, enemiga absoluta del militarismo) pertenecía al territorio turbio de “la derecha” que encarna al “no pueblo”.

El chantaje ha funcionado. Disentir de esa corriente, aún hegemónica en América Latina, cuesta. Hubo excepciones que confirman la regla. Todavía en los años setenta, un liberal puro, como el gran historiador mexicano Daniel Cosío Villegas, podía criticar a las dictaduras militares del cono sur, lo mismo que al régimen de Castro y aun al de Salvador Allende, sin ser considerado “de derecha”. Pero Cosío Villegas murió en 1976, justo cuando el militarismo genocida comenzó a entronizarse en varios países latinoamericanos para reprimir la nueva ola revolucionaria que estalló en la región. Entre esos dos extremos violentos —los gorilas y las guerrillas— las voces democráticas y liberales quedaron confinadas a los márgenes. En los años ochenta, con el triunfo del sandinismo y el ascenso de las insurgencias en Centroamérica, pasaron a formar parte de “la derecha”.

A pesar de todo, esas voces fueron ganando las conciencias. La crisis de los socialismos reales, la caída del muro de Berlín, la desaparición de la URSS y la conversión de China al capitalismo de Estado anunciaron la posibilidad de un cambio. La región pasó del militarismo a la democracia. En México, por ejemplo, intelectuales prominentes que defendieron por décadas al régimen de Fidel Castro se atrevieron poco a poco a criticarlo. Pero con el advenimiento de Hugo Chávez y su “Revolución Bolivariana” el maniqueísmo tomó nuevos bríos, ya no con el fundamento de una ideología marxista sino de un liderazgo populista: “con el líder todo, contra el líder nada”. Y el chantaje subsiste. Véase por ejemplo la reacción condenatoria de varios órganos periodísticos de la región tras el triunfo del derechista Macri en Argentina.

Mientras las corrientes populistas (ahora volcadas al culto de los redentores políticos) no ejerzan la autocrítica, no hay diálogo posible porque no creen en el diálogo. Su recurso al chantaje persistirá porque es su arma específica: no el debate civilizado, fundamentado y tolerante sino el terrorismo verbal, la santa inquisición en 140 caracteres. Es mejor confrontarlos con su mala fe. En España, me atrevo a pensar, la cuestión es de una seriedad mayúscula, porque atañe al proyecto histórico de Podemos.

Para ello volvamos al caso venezolano. Los hechos son evidentes. Contra la voluntad mayoritaria de la población, expresada en las urnas el pasado 6 de diciembre, el Gobierno de Maduro ha buscado nulificar a la Asamblea Legislativa. Para ello ha manipulado al poder judicial (nombrado por él después de las elecciones) contra los representantes. El líder Leopoldo López y muchas otras figuras de la oposición sufren un encarcelamiento absolutamente arbitrario. (Amnistía Internacional ha admitido que López es un preso de conciencia). En Venezuela los medios están cercados: mientras la verdad oficial es omnipresente, casi no existe la televisión independiente, y la prensa y los comunicadores críticos sufren un acoso sistemático.

Ante ese cuadro, la pregunta a los populistas de las dos orillas del Atlántico es directa y sencilla: si un régimen —como ahora el venezolano— ahoga las libertades e impide a la representación mayoritaria acotar el poder de quien consideran un mal gobernante (y aún revocarlo legalmente, si la provisión —como es el caso— existe en la Constitución), ese régimen ¿puede considerarse una democracia? Si no puede considerarse como tal, denúncielo. Si puede considerarse como tal, demuéstrelo. Por supuesto que no denunciarán nada ni demostrarán nada. Su silencio cómplice (y su labor de silenciamiento) ante el tácito golpe de Estado en Venezuela comprueba su propio proyecto: usar a la democracia para acabar con la democracia.

Venezuela vive hundida en el desabasto, la inflación y la zozobra. El país atraviesa una crisis humanitaria sin precedentes. El Gobierno colapsará y, cuando eso pase, terminará por salir a la luz la podredumbre y la dilapidación del régimen chavista. Esa toma de conciencia por parte de quienes han creído en él será muy dolorosa. En ese momento, quienes han ejercido o inducido el silencio cómplice quedarán en evidencia. Pero será demasiado tarde para la autocrítica. Nadie creerá en su autoproclamada superioridad moral. Y nadie estará dispuesto a pagar, ni un minuto más, el chantaje.

@EnriqueKrauze

El País: Sequía se convierte en emergencia en Venezuela

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Inflación desatada, escasez de productos de consumo básico, inseguridad en las calles, conflicto de poderes del Estado y la epidemia del virus zika esparciéndose día a día. Si al escenario apocalíptico al que los venezolanos se enfrentan podía faltarle algún elemento, la naturaleza se prepara para aportarlo. El fenómeno climático de El Niño ya empieza a producir una fuerte sequía en todo el país, con particular saña en los Estados del norte, ribereños al mar Caribe.

En el Estado de Falcón, en la región noroccidental, se ha declarado oficialmente la emergencia “sobre la prestación del servicio público de agua potable y sus instalaciones y bienes asociados, por un lapso de 60 días prorrogable”. En el vecino Estado de Zulia, fronterizo con Colombia, los tres principales embalses no lograron recobrar sus niveles regulares de funcionamiento durante la época de lluvia, que en Venezuela se extiende de mayo a diciembre.

En zonas vecinas a Caracas, la capital, como la ciudad-dormitorio de Guarenas o el puerto de La Guaira, que la abastece, se han registrado protestas por las faltas recurrentes del servicio de agua. Los habitantes de esos lugares se habitúan a obtener el agua de camiones cisterna que acuden en su auxilio. En la propia zona metropolitana se prolongan los horarios de racionamiento. Uno de cada 10 embalses en el país registra niveles críticos de almacenamiento, cuando todavía faltan seis meses para que comiencen las lluvias. “Nos toca administrar el agua para que no se nos acabe”, concedió el ministro de Ecosocialismo y Aguas, Ernesto Paiva, en una entrevista de televisión el lunes pasado. Paiva dijo que el Gobierno trabaja para encontrar nuevas fuentes de agua para el consumo humano, “tanto superficiales como acuíferos subterráneos y plantas desalinizadoras de agua de mar”. El presidente, Nicolás Maduro, ha anunciado un acuerdo con China para dotar de instalaciones desalinizadoras a algunas regiones costeras.

 

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El Chapo cayó por intentar rodar en plena fuga una película sobre su vida

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El Chapo se creyó su propia leyenda. Esa fue su perdición. Oculto en su feudo de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, el narcotraficante más buscado del planeta, dio rienda suelta a su megalomanía y movió los hilos para poner en marcha una película sobre su propia vida. Desde la clandestinidad, sus abogados contactaron con actrices y productores, y levantaron tal polvareda que el sorprendente capricho del líder del cártel de Sinaloa, cuyos informes psicológicos dibujan como un ser atormentado y con delirios de grandeza, fue advertido por los investigadores que le pisaban los talones. La pista no tardó en conducir al paradero del prófugo y permitir el primer intento de captura. Fue el principio del fin. Así lo reveló la procuradora general de México, Arely Gómez González, al reconstruir los pasos que permitieron la detención este viernes del legendario capo mexicano. Esta es la historia, publicada en El Pais.

La investigación tuvo como punto de partida la desarticulación de la célula que organizó la construcción del pasadizo de 1.500 metros por el que El Chapo huyó el pasado 11 de julio de la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano. En este grupo figuraban el cuñado de Guzmán Loera, uno de sus abogados, un operador financiero y, sobre todo, el jefe del aparato de túneles del cártel. Una vez capturados, los investigadores lograron determinar los movimientos del narcotraficante tras abandonar la prisión. Primero fue llevado en coche hasta el municipio de San Juan del Río (Querétaro), a 220 kilómetros de distancia, y luego trasladado en una avioneta Cessna, en compañía de su cuñado, al denominado Triángulo Dorado, una agreste zona situada entre Sinaloa, Chihuahua y Durango. Ahí, en plena Sierra Madre, se perdía su rastro. El Chapo se había zambullido en su feudo. Un territorio del que era dueño y señor y donde muy pocos se atreverían a delatarle.

En esta oscuridad, el descubrimiento de que el narcotraficante se había empeñado en sacar adelante una película autobiográfica encendió una luz. El hilo, a través de los abogados y sus interlocutores, condujo hasta un rancho en el perdido municipio de Pueblo Nuevo (Durango). Era a finales de octubre. Habían transcurrido tres meses desde la huida y la crisis abierta por el escándalo seguía expandiéndose. Los comandos de la Marina actuaron. Pero la operación fracasó. El Chapo, aunque a duras penas, logró romper el cerco. En su relato, las fuerzas de seguridad sostienen que un helicóptero militar descubrió al narcotraficante en plena carrera, pero que decidió no disparar al verle acompañado de dos mujeres y una niña.

Tras esta huida, Guzmán Loera se adentró aún más en la Sierra Madre. Redujo su círculo de seguridad y limitó sus comunicaciones. Sus huellas, otra vez, se perdieron en la inmensidad del noroeste mexicano. Pero no tardarían en cambiar las tornas.

El Chapo, harto de la vida de montaña, decidió ocultarse en una zona urbana. Bajo sus órdenes, uno de sus hombres, bajo vigilancia por ser miembro del aparato de túneles del cártel, empezó a acondicionar casas en Sinaloa, una de ellas en Los Mochis, la tercera ciudad del estado. Las alarmas saltaron. El inmueble fue sometido a vigilancia. El pasado jueves llegó El Chapo. En la madrugada del viernes las unidades de la Marina lanzaron su ataque.

Guzmán Loera no estaba solo. Le acompañaba Iván Gastélum Ávila, El Cholo, uno de los más sanguinarios sicarios del cártel de Sinaloa, convertido ahora en jefe de seguridad de El Chapo.

El Cholo ordenó a su hombres que le cubriesen la huida. Cinco de ellos cayeron bajo el fuego de los militares, otros seis fueron detenidos.

Entretanto, El Chapo y su escolta huyeron por las alcantarillas. Guzmán Loera ya había recurrido a esta vía en 2014, cuando, rodeado por la Marina en una casa de Culiacán, logró escaparse por un túnel que desembocaba en las conducciones pluviales. Pero esta vez no le valió la estratagema. Los soldados le esperaban en el subsuelo. Ante su presencia, El Chapo y su jefe de seguridad decidieron salir a la superficie. Levantaron una tapa de la alcantarilla y, ya en la calle, se lanzaron a robar un coche. No llegaron muy lejos. En la carretera Los Mochis-Navajoa fueron interceptados. Ambos se rindieron sin disparar. Y rápidamente fueron llevados por los marinos a un hotel a la espera de refuerzos. Así terminó la fuga de El Chapo. Esa misma noche, tras ser exhibido ante los periodistas, con la cara un poco más gorda y el bigote y el pelo igual de negros, el líder del cártel de Sinaloa fue conducido en helicóptero a la prisión de máxima seguridad de El Altiplano. La misma de la que se escapó en julio. La historia vuelve a empezar.

ElPais.ES Jun 25, 2015 | Actualizado hace 9 años
Editorial de El País: Respiro en Venezuela

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Da el lídeos buenas decisiones han aliviado algo la angustia que se deriva de la difícil situación que atraviesa Venezuela. Se trata de la convocatoria de elecciones legislativas para el próximo 6 de diciembre y del abandono de la huelga de hambre que mantenía el opositor y preso político Leopoldo López. Ambas noticias tendrán un notable impacto en lo que suceda en el país sudamericano en los próximos meses.

Las elecciones son una gran oportunidad para que el país salga de la parálisis política, institucional y económica que sufre. Y esa expectación se ha generado también entre la población, que en un 78% ya ha declarado su intención de votar. Ahora es necesario que la oposición supere sus diferencias y presente una opción creíble y sin fisuras ante el chavismo representado por Nicolás Maduro, que no pierde oportunidad de azuzar el enfrentamiento: ha asegurado que “se lanzará a la calle” en caso de que los resultados no le sean favorables.

Un Parlamento en manos de la oposición probablemente forzaría al impetuoso presidente al diálogo que el país tanto necesita. Y en esto desempeña un papel clave Leopoldo López, que sufre desde febrero de 2014 un injustificado encarcelamiento en una prisión militar sometido a un proceso sin las debidas garantías y que ha llevado a Gobiernos y personalidades —como el español Felipe González— a tratar de mediar. La huelga de hambre, iniciada junto al también opositor Daniel Ceballos y otros 78 presos políticos a fines de mayo, estaba poniendo en peligro su vida.

Venezuela precisa a López en perfecto estado de salud ante los retos a los que se enfrenta y pensando en la reconciliación que necesita. Su caso ya es conocido en todo el mundo y ha movilizado a miles de personas. El daño a su salud que pudiera causar la prolongación de la huelga de hambre no es beneficioso para él, para su familia ni, desde luego, para su país.

Henrique Capriles Radonski: “Venezuela necesita justicia, no venganza ni revanchismo”

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El principal líder opositor venezolano dice en entrevista para el diario El País de España que cree que la política «vive una situación de emergencia»

El País

Henrique Capriles (Caracas, 1972) llega a la sede en Caracas de su partido, Primero Justicia, cargado de bolsas. Su equipo asegura que le encanta ir a los supermercados y mirar cómo oscilan los precios de los productos. “Lo que está pasando con el sistema cambiario en este país es una locura”, asegura Capriles antes de la entrevista con EL PAÍS y la Cadena Ser. Casi dos horas sin freno donde el gobernador del Estado de Miranda, principal líder opositor de Venezuela, que perdió en 2013 las elecciones por una diferencia de 1,5% respecto a Nicolás Maduro, urge por un cambio: “La política en Venezuela vive una situación de emergencia”.

Pregunta. ¿Qué valoración hace de la visita de Felipe González a Venezuela?

Respuesta. Felipe dio una lección de diplomacia a un Gobierno que no entiende, a pesar de que Maduro fue seis años canciller, lo que es la diplomacia, lo que son las libertades. No entró en el terreno de la descalificación al que le quería llevar el Gobierno. No vino a retar al Gobierno, lo que pasa es que el Gobierno necesita enemigos, todos los días se inventa enemigos para tapar el desastre económico y social que vive el país. Pretender malponer a Felipe González en América Latina es perder el tiempo. Tiene las mejores relaciones con todos los líderes, actuales y expresidentes.

P. Usted se reunió con él, ¿de qué hablaron?

R. Fue un contacto personal. Yo mantengo, y no es algo privado, una comunicación permanente con Felipe González. Hemos puesto especial interés en las elecciones a la Asamblea Nacional. Una de las peticiones, que aspiramos que se concrete, es que haya una misión de observación liderada por la Unasur con el acompañamiento de la OEA y de la Unión Europea.

P. ¿Qué ha aprendido desde la derrota de 2013?

R. He madurado. No soy el mismo que cuando inicié mi carrera política. He aprendido que los caminos rápidos a veces pueden terminar siendo largos. No quiero sonar poco modesto pero en estos años de mal llamada revolución he sido la persona que más apoyo ha logrado fuera del Gobierno. No lo logré sobre la base de decirle a la gente que saliese a la calle a matarse, sino de ofrecerle soluciones. Parece que el debate dentro de la oposición es quién es más valiente. Para mí, valiente es el que con la fuerza de sus ideas logra que otro cambie su forma de pensar y sumarlo a su causa. Yo no soy una persona conservadora. No soy de derechas, no tengo ideas de derechas. En Venezuela nunca va a gobernar la derecha, además. Sí puede haber un grupo conservador, que no soy yo. Hay que articular una mayoría policlasista. Venezuela urge un nuevo acuerdo social con los pobres. Me preocupa que haya una oposición que pretende no voltear para ver a los pobres de Venezuela. Puede pasar que la gente, a pesar de su situación de pobreza, al no escuchar que una nueva oferta los incluya, diga: “Bueno, yo prefiero, aunque estoy mal, quedarme aquí porque, según el que me representa, para él soy el actor más importante”.

P. Las protestas de 2014 desembocaron en la muerte de 43 personas. ¿Dañaron más al chavismo o a la oposición?

R. Ese es un debate que hoy generaría nuevamente una división dentro de la oposición. Ustedes ya conocen mi posición. Considero que fue un error. Hay una clase media profesional muy golpeada, pero no hay cambio en Venezuela que pase exclusivamente por la clase media. La mayoría de los venezolanos vive en los sectores populares. Hay que buscar en la crisis una oportunidad de encuentro. Los cerros no van a bajar. Tienes que subir a buscarlos. Si la protesta en Venezuela no es reivindicativa, social, económica, no va a conectar, no va a tener el respaldo del que vive en cualquier cerro. Yo no voy al valle del Tuy a hablar de la visita de Felipe González. Para ellos, no representa nada.

P. ¿La oposición venezolana está realmente unida?

R. La oposición va a estar unida por un tema de supervivencia. Divididos no hay forma de obtener una victoria electoral. Si usted tiene el 70% y lo divide en 3, el que tiene el 30% va a ganar. La oposición se dio duro el último año viniendo de una unidad perfecta. Este proceso electoral va a marcar políticamente lo que pase en Venezuela en los próximos años. La oposición siento que tiene la madurez y la conciencia de que debe haber unidad. Y la va a haber.

 

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