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La batalla del Cencoex, por Brian Fincheltub

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En los dominios del CENCOEX el ejército enemigo nunca descansa, mientras planifican cómo infiltrarán burgueses en colas de supermercados y desaparecerán productos básicos, el pueblo sufre las consecuencias de la guerra económica. Del lado patriota, las tropas comandadas por los generales del abastecimiento se atrincheran, delinean en carpetas marrones su estrategia frente a la operación “Guiso Seguro”, es la antesala a una batalla decisiva: La Batalla por los dólares.

En esta cruzada histórica destinada a garantizarle a cada venezolano su plato de comida, cada general lleva el nombre de un rubro, como símbolo de la difícil misión que significa importar alimentos a dólares preferenciales. No lo llame negocio, llámelo sacrificio por la patria y en este articulo le vamos a explicar el por qué de esta afirmación.

Al frente el General Caraota, sus innumerables batallas en conucos venezolanos lo han llevado a obtener el merito de Comandante del Ejercito Caraotero Nacional. Un cargo que no es poca cosa, considerando que en sus manos está garantizar que al pabellón criollo no le falte las populares “afrodescendientes”. El lema del General Caraota es: no puede optar entre vencer o morir, su objetivo es vencer.

El General Pollo: No hablamos del otro pollo que también es general, este insigne héroe ha librando los más difíciles combates en los gallineros más recónditos del país. Un estratega de primera línea que se ha puesto al frente de la tropa avícola patriótica. No tiene gallo tapado y lo que busca es poner orden en la granja.

General Arroz: Ya nos imaginamos al batallón de arroceros desplazando con su fuerza y poderío a los cazadores en el desfile del 5 de julio. El General Arroz promete poner orden y restablecer el abastecimiento de este alimento tan esencial en la mesa del venezolano. Hasta ahora ha neutralizado varios planes conspirativos del enemigo, que pretendía golpearle la moral al ejército patriótico lanzando arroz en matrimonios y despilfarrando así ese preciado rubro.

General Pimentón: Uno de los ascensos más peleados, debe ser porque el pimentón es un ingrediente principal de nuestras hallacas y ya se acercan las navidades. Este general está en todas partes y donde no llega mete a la familia, una estrategia digna de valorar. Con varios frentes abiertos siempre siembra y cosecha, garantizándonos que en Venezuela falte todo, menos los guisos.

@BrianFincheltub

Henrique Capriles: Este 24 de junio será recordado como la batalla de las huellas

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El gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, aplaudió la actitud de la ciudadanía neoespartana para validar las firmas que faltaban para completar el 1 por ciento. De acuerdo con la Mesa de la Unidad (MUD), Nueva Esparta era el último estado por completar el requisito que exige el Consejo Nacional Electoral (CNE), previo a la recolección del 20% de las manifestaciones de voluntades que activarían el Referendo Revocatorio presidencial.

Capriles, principal promotor de esta consulta pública, se trasladó a la isla en vista de las reiteradas denunciadas sobre una supuesta operación morrocoy durante el proceso de validación de firmas en la entidad oriental. “Este día pasará a la historia, como un pueblo pasando la peor crisis de la historia estuvo horas y horas en las colas para colocar su huella”, destacó.

Criticó que el ente comicial solo haya designado cinco máquinas captahuellas para la verificación dactilar de más de 36 mil personas.

 

 

 

Cintillo Pequeño

Desde la trinchera por Gonzalo Himiob Santomé

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Si, Dios no lo permita, te toca ir a una batalla, echarte un fusil al hombro y enfrentar cuerpo a cuerpo y cara a cara a peligrosos enemigos ¿A quién quieres a tu lado?

 

¿Al teórico que se ha limitado por años a analizar cada combate “viendo los toros desde la barrera”? ¿Al que se proclama “General” pero de la guerra solo sabe lo que ha leído en los libros y en las noticias que le llegan al sillón de su casa? ¿Al que se ha ganado sus galones jugando “Batalla Naval” o “eliminando enemigos” en su Wii o en su PlayStation? ¿Al “nuevo” sin experiencia ni historias de primera mano que contarte?

 

¿No sería mejor –digo yo- tener a tu lado a alguien que sí ha curtido su piel por años en el verdadero fragor del combate, a alguien que sí ha vivido, sentido y sufrido victorias y derrotas, porque estuvo allí, no porque se las contaron; a alguien que sí comprende, porque lo ha visto con sus propios ojos, cómo se mueve, qué hace y qué no hace el enemigo cuando te confronta?

 

Yo, definitivamente, preferiría tener a mi lado a éstos últimos. Soy académico y profesor universitario, valoro inmensamente el poder del conocimiento, de la lectura, del estudio, y creo con el alma que en esta era de oscuridades una de nuestras metas más importantes es la de rescatar, en todos los ámbitos, las luces del saber y de la razón. Créanme cuando les digo que, si los tiempos fueran otros, nada me haría más feliz que dedicarme exclusivamente a mi familia, a la docencia, a leer y a escribir, que son mis pasiones, pero los tiempos que vivimos nos exigen mucho más. Por eso algunos llevamos 14 años, y otros muchos más, luchando contra la persecución política con las armas que tenemos a la mano, que son la Constitución y la ley, en ese campo de batalla, el judicial, que tantas bajas ha dejado ya.

 

Con ese espíritu, y buscando conjugar saber y experiencia, emprendimos hace tiempo la tarea, antes de que la nueva AN fuese una realidad, de preparar un Anteproyecto de Ley de Amnistía y de Reconciliación Nacional que escuchara no solo las opiniones de decenas de importantísimos catedráticos venezolanos y extranjeros, sino además, y muy especialmente, las sugerencias de las ONG y de los luchadores que han compartido con nosotros las alegrías y penas que se viven en las oscuras trincheras del oprobio judicial de los últimos lustros. A fin de cuentas, ¿quiénes mejor que ellos para decirnos qué es lo que quieren de la Amnistía? ¿Quiénes saben mejor que ellos cómo evitar los excesos y los defectos, o cómo cerrarle el paso a cualquier error o interpretación sesgada de la Amnistía que termine convirtiéndola fácil blanco de críticas o, en última instancia, en un simple “saludo a la bandera”? El producto final de ese trabajo se consignó ante la AN el pasado 11 de enero.

 

Sin embargo, el Proyecto de Ley de Amnistía que hoy se discute en la AN es otro, es diferente al que se propuso en enero. Tiene sus luces, sus méritos, sus ventajas y recoge algunas de las sugerencias que se plantearon originalmente, pero también tiene detalles importantes que deben ser urgentemente corregidos para lograr que la Amnistía que al final se apruebe sea lo más efectiva, lo más amplia y lo más técnicamente correcta que sea posible.

 

Ya hicimos nuestra parte. Hemos consignado ante la AN un informe que incluye catorce observaciones puntuales al proyecto ya aprobado en primera discusión que, con la mejor buena fe, esperamos que sean tomadas en cuenta. Están en la página del Foro Penal Venezolano (www.foropenal.com). A ustedes le toca también hacer su trabajo leyendo, comparando, aportando, cuestionando, proponiendo. La Amnistía no tiene padres ni madres, es de Venezuela, y nada se gana rechazando las ideas ajenas, por buenas que sean, solo porque no vinieron de tal o de cual. Miles de perseguidos y exiliados, y 78 presos políticos, nos demandan hoy en este tema responsabilidad, amplitud, gallardía y altura. Abramos la mente, los ojos y los oídos. No los defraudemos.

 

@HimiobSantome

Trump, Sanders y el fin del excepcionalismo norteamericano por Carlos Blanco

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Será como Godzilla contra King Kong. Lo que hace unos meses parecía imposible, hoy tiene algunas probabilidades de ocurrir: que acaben enfrentándose Donald Trump y Bernie Sanders en una batalla electoral por la Casa Blanca.

Pudiera ser. La composición política de Estados Unidos cada día que pasa se asemeja más a Europa. Donald Trump recuerda a Jean-Marie Le Pen, el político francés cuasifascista fundador del Frente Nacional, partido del que luego resultaría expulsado.

Trump no tiene, como Le Pen, una densa biografía política y militar, sino una larga y fundamentalmente exitosa experiencia como empresario, pero coinciden en la visión nacionalista, el rechazo a los inmigrantes y el culto por la intimidación del adversario. Son, como en los boleros, dos almas gemelas.

Cuentan, además, con las mismas fuentes de admiración. Los partidarios de Trump y de Le Pen forman parte de cierta clase trabajadora de rompe y rasga, poco educada, que disfruta del lenguaje directo y sin filtro, capaz de llamarle pan al pan, y a la vagina o al pene cualquier grosería que se les ocurra.

Bernie Sanders, por otra parte, no es un déspota comunista que llegaría al poder para crear una dictadura. Es otra cosa. No es Stalin ni Fidel Castro. “Que no panda el cúnico”, como decía el Chapulín Colorado. Es una especie de Olaf Palme nacido en Brooklyn. Declara ser un socialista. ¿Qué significa esa palabra en su caso?

Es un redistribucionista, un populista que subirá notablemente los impuestos federales para dedicar los fondos a “obra social”, convencido de que las necesidades de ciertas personas deben ser convertidas en obligaciones de todas las personas, sin advertir que esa traslación de la responsabilidad individual suele crispar y confundir al conjunto de la sociedad.

Es una lástima que Sanders, cuando estudió en la Universidad de Chicago, no hubiera acudido a las clases de Gary Becker, entonces profesor de esa institución. Le dieron el Premio Nobel de economía, entre otras razones, por describir los daños imprevistos que se derivaban de las buenas intenciones del welfare.

¿Cuánto aumentaría Sanders los tributos, si consigue (que lo dudo) vencer la resistencia del Congreso? Combinados con los estatales, más otras cargas fiscales, como explicó Josh Barro en The New York Times, y luego matizó Tim Worstall en Forbes, alcanzaría el 73% de los ingresos. Ese porcentaje desborda la Curva de Laffer y, por lo tanto, recaudará mucho menos de lo previsto.

Será un fracaso y acabará empobreciéndolos a todos, como sucedió en Suecia hasta que en 1992-1994 comenzaron a rectificar el Estado de Bienestar. Algo que describe espléndidamente el economista Mauricio Rojas en The rise and fall of the Swedish model, excomunista chileno que vivió en ese país varias décadas, comprendió que se había equivocado, tuvo la decencia y el valor de rectificar, y llegó a ser parlamentario por el Partido Liberal.

En cualquier caso, la presencia de personas como Trump y Sanders en el panorama político de Estados Unidos liquida totalmente la noción del excepcionalismo norteamericano, suscrita por tantos pensadores e ideólogos persuadidos de que el país tiene una responsabilidad moral que cumplir con la humanidad.

Termina la discutida proposición, un tanto mesiánica, de que Estados Unidos es una nación única, la primera república moderna, diferente a las demás, escogida por Dios para servir de modelo y para defender el republicanismo, la libertad, el individualismo, la igualdad y la democracia, para derrotar paladinamente a fascistas, nazis y comunistas, y hoy, para enfrentarse al islamismo asesino del nuevo califato.

Es una lástima. Lincoln al final de su breve Discurso de Gettysburg afirma que “los americanos tienen la tarea de que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparezca de la Tierra”. Es otra versión del excepcionalismo. A Ronald Reagan le gustaba jugar con esas ideas y con la metáfora que sigue: el país es “la luz del mundo, una ciudad asentada sobre un monte que no se puede esconder”. Se lo atribuyen a Jesús en El Sermón de la Montaña.

Nada de eso. Es una nación como todas. Con sus Trump y sus Sanders. Como todas.

 

@carlosblancog

El Nacional