El pueblo de Venezuela amaneció de plácemes este martes 25 de febrero con la noticia de que el Papa Francisco aprobó el decreto para la canonización del beato José Gregorio Hernández. Finalmente, los venezolanos tendrán a su primer santo en la figura del denominado “médico de los pobres”.
En medio de su convalecencia y estado crítico por una neumonía bilateral en el Hospital Gemelli de Roma, el Sumo Pontífice dio luz verde para que José Gregorio llegase a los altares de las iglesias católicas fuera y dentro de Venezuela.
El sacerdote Leonardo Marius, curador de la exposición “El médico del pueblo” y párroco de la iglesia Santo Domingo de Guzmán de Los Samanes dijo a Runrun.es que la devoción a José Gregorio Hernández pasó de ser algo local a un asunto universal.
“Cuando se es santo hay dos formas de alcanzar la santidad, la más común es con un segundo milagro. A José Gregorio Hernández se le da por una alternativa que se llama devoción universal, lo canonizan porque trascendió las fronteras de Venezuela. Un santo es alguien a quien la iglesia universal reconoce y no está solo en el cielo, sino que es un intercesor para cualquiera que lo solicite. Ahora, en cualquier parte del mundo, pueden celebrar su fiesta que es el 26 de octubre, en cualquier iglesia del mundo lo pueden venerar”, explicó-
La obra y entrega a Dios de José Gregorio Hernández ha logrado que miles de devotos le rindan pleitesía desde su muerte, a la temprana edad de 54 años en Caracas, víctima de un arrollamiento vehicular y una posterior fractura de cráneo.
Proveniente de una modesta familia en Isnotú, estado Trujillo, el nacido el 26 de octubre de 1864 mostró desde temprana edad empatía con las penurias de los más necesitados y por eso pensó inicialmente en estudiar abogacía, sin embargo, su padre lo convenció para que entrara en la escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela con tan solo 17 años.
No introdujo el microscopio en Venezuela, pero ayudó a la ciencia
JGH se graduó de médico luego de seis años de haber iniciado la carrera en junio de 1888 con calificaciones sobresalientes. Fue el mejor de su promoción, e inmediatamente se trasladó a su pueblo natal, donde montó un consultorio para atender a sus coterráneos, especialmente, a aquellos que no tenían para pagar la consulta.
Antes de partir a Trujillo, Santos Dominici, rector de la UCV en ese entonces, le ofreció ayuda económica para abrir un consultorio en Caracas.
“En Isnotú no hay médicos y mi puesto está allí, allí donde un día mi propia madre me pidió que volviera para que aliviara los dolores de la gente humilde de nuestra tierra. Ahora que soy médico, me doy cuenta que mi puesto está allí entre los míos”, dijo José Gregorio Hernández en esa época.
Un año después de permanecer en Trujillo y atender también a enfermos en los estados Mérida y Táchira, es recomendado por el entonces presidente, Juan Pablo Rojas Paul, para que estudiara en Paris, Francia y contribuyese en la modernización de la medicina en Venezuela.
Así fue como JGH entró a estudiar en la Escuela de Medicina de París y se codeó con discípulos del propio Louis Pasteur.
En Francia, Hernández estudió microbiología, histología, patología, bacteriología, embriología y fisiología experimental. También, acudió a Berlín para estudiar anatomía patológica.
Una vez culminados sus estudios y por instrucciones del gobierno venezolano, regresó a Venezuela para introducir equipos al Hospital Vargas en Caracas.
Marius indicó que existe la falsa de creencia de que José Gregorio Hernández fue quien introdujo el microscopio a Venezuela.
“El no fue quien lo trajo, lo que trajo fue los últimos microscopios que llegaron a Venezuela”, aclaró.
José Gregorio Hernández no solo era santo y doctor
A JGH se le conoce en Venezuela por sus milagros -aunque solo uno ha sido reconocido por la iglesia católica- y por hacer honor al juramento hipocrático.
Pero mucha gente desconoce que era políglota: además del español dominaba el inglés, francés, portugués, alemán, italiano, latín y hebreo.
Aunado al hecho de ser teólogo, confeccionaba sus propios trajes, era músico, carpintero y también dominaba la gastronomía.
Hernández intentó en dos ocasiones convertirse en sacerdote, la primera de ellas en La Cartuja (Roma), pero afecciones respiratorias le impidieron continuar con su vocación.
Marius dijo que el ejemplo de su amistad con el doctor Luis Razetti, quien avalaba la ciencia por encima de la fe, es una muestra de la capacidad de tolerancia de quien a la postre se convertiría en el primer santo venezolano.
“Era un hombre que creía profundamente en el diálogo y rechazaba la confrontación, esto si lo trasladamos a los términos políticos actuales nos dice muchas cosas. Razetti era su adversario en términos científicos y profesionales, ideológicamente eran opuestos, pero ambos se respetaban”, enfatizó.
Un milagro entre muchos
30 años después de su muerte, en enero de 1949, atendiendo al clamor del pueblo en vista de la cantidad de milagros y curaciones espontáneas que se le adjudicaban, la Arquidiócesis de Caracas presentó ante el Vaticano una petición de canonización. Posteriormente, fue declarado “Siervo de Dios” y comenzó una campaña que 76 años después se vio cristalizada.
En 1986, el papa Juan Pablo II lo declaró “Venerable” debido a su “vida heroicamente virtuosa”.
El 30 de abril de 2021 fue beatificado luego de que la iglesia católica reconociera el milagro concedido a Yaxury Solórzano, quien en 2017 -con apenas 13 años de edad- recibió disparos de perdigones en la cabeza en el marco de un asalto a la residencia de sus padres de Apure.
Los médicos que la atendieron no dieron mayores esperanzas a su familia y recomendaron una operación. Si vivía, lo más probable era que quedara con graves inconvenientes motores.
Durante la operación, la madre de Solórzano indicó que sintió una mano en el hombro que le dijo: “Quédese tranquila que todo saldrá bien”.
Para Marius, que se anuncie la canonización de JGH no es casualidad, sino más bien una obra divina.
“En el contexto actual es muy pertinente que suceda esto, especialmente cuando hay tanta xenofobia contra los venezolanos que han tenido que migrar de manera forzada y a quienes asocian con el Tren de Aragua. José Gregorio Hernández simboliza una alta calidad humana, era un gran científico, tenía sensibilidad social y a la vez era un hombre de fe”, destacó el párroco.
Añadió que la vida y obra de José Gregorio Hernández es un ejemplo para quienes se han desviado de la virtud de servir al prójimo.
“Fue un referente a nivel social, por lo honesto que era. En un país donde actualmente campea la corrupción, donde prevalece la mentira, volver a poner a José Gregorio Hernández como el ejemplo de un hombre honesto, un profesional intachable, es sumamente importante para la educación que tenemos que recuperar”, sostuvo.
El sacerdote indicó que JGH logró entrar en el corazón de aquellos que incluso no son creyentes.
“Como aquellos que cargaron su féretro en hombros por decenas de calles en Caracas que decían ‘José Gregorio es nuestro’. Era el defensor de los desvalidos, y hoy cuando tenemos un sistema sanitario deplorable, es importante resaltar su labor. Es alguien que hay que seguir por sus grandes ideales”, concluyó.
Por otra parte, Andrea Marius, otra de las curadoras de la exposición de José Gregorio Hernández, informó que la exhibición volverá en junio, mes de su fallecimiento: “Vamos a estar en el estado Mérida y ahora con más impulso por esta noticia que habíamos estado esperando por años”, dijo.
Papa Francisco autorizó canonización de José Gregorio Hernández: "Día histórico para Venezuela"
El pueblo de Venezuela amaneció de plácemes este martes 25 de febrero con la noticia…
*El periodismo en Venezuela se ejerce en un entorno hostil para la prensa, con decenas de instrumentos jurídicos dispuestos para el castigo de la palabra, especialmente las leyes “contra el odio”, “contra el fascismo” y “contra el bloqueo”. Este contenido está siendo publicado teniendo en consideración las amenazas y límites que, en consecuencia, se han impuesto a la divulgación de informaciones desde dentro del país.