Lo que Chávez enterró - Runrun
Equipo de Investigación RR Mar 15, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Lo que Chávez enterró
A 10 años del traslado oficial de Chávez a su última morada, un recuento de lo que también enterró en Venezuela: la libertad de expresión, las libertades políticas, los bienes y servicios públicos, la propiedad privada e institucionalidad, la moneda, los derechos de las minorías, la educación, salud pública y la identidad nacional

Equipo de Investigación Runrun.es

 

Hace 10 años, después de un interminable funeral, finalmente Hugo Chávez era trasladado a lo que oficialmente sería su última morada. 

El féretro fue sacado por miembros de la caballería, recibido con honores por más de mil cadetes formados antes de comenzar un recorrido por la ciudad hasta el Cuartel de la Montaña. 

Lo que nadie pudo notar ese viernes en la tarde es que el cuerpo del expresidente llegaba rodeado de muchos difuntos. Así como los faraones pasaban a la eternidad con sus tesoros y hasta sus esclavos, el cuerpo de Chávez hoy reposa en el Cuartel de la Montaña con esos legados que fueron bandera de su gobierno, pero que no sobrevivieron a la era del madurismo y que ojalá no tengan que esperar muchos años para lograr la resurrección. 

Con Chávez se fue la libertad de expresión que conocíamos; la corrupción alcanzó un nivel superlativo; para la propiedad privada y la institucionalidad brilla la luz perpetua; el bolívar resucitó como fuerte, soberano y digital para terminar valiendo casi nada; a la educación, la salud pública y a la identidad nacional le están haciendo los novenarios, mientras que los derechos de las mujeres, comunidad Lgbitq+ e indígenas, a pesar de los discursos, siguen recibiendo los santos óleos.

Chávez ya no vive y buena parte del chavismo tampoco.

La libertad de expresión: una de sus primeras víctimas

Para llegar al poder en Venezuela, Hugo Chávez se valió de los medios. El parlanchín candidato ocupaba un buen espacio del espectro comunicacional y una vez aterrizó en Miraflores se encargó de esparcir su verbo a través de prolongadas y abusivas cadenas presidenciales. Al igual que su mentor Fidel Castro en Cuba, el caudillo barinés pasaba horas hablando de su proyecto socialista y especialmente atacando a sus enemigos políticos.

Pero no fue sino después del 11 de abril de 2002 que el creador del llamado socialismo del siglo XXI arremetió con fuerza contra los medios de comunicación independientes. Ese día los canales de televisión privados se atrevieron a desafiarlo por primera vez y mientras este se dirigía a la nación en una cadena, una imagen dividida en la pantalla mostraba los sucesos en el centro de Caracas, que a la postre, ocasionaron 19 muertos y 127 heridos.

A partir de ese episodio que lo sacó abruptamente del poder por horas, Chávez se dedicó a atacar, censurar y cerrar medios de comunicación que le hacían oposición.

El clímax de esta arremetida contra la libertad de expresión sucedió el 28 de diciembre de 2006, cuando rodeado de militares anunció que el Estado no renovaría la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV). El militar esgrimió que RCTV “era un canal golpista de televisión” y sus dueños conspiraron en 2002 para derrocarlo.

Apenas dos años después, el entonces director de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), Diosdado Cabello, ordenó el cierre de 34 emisoras de radio y televisión. 

La omnipresencia del chavismo en todas las instituciones del Estado hicieron que la Asamblea Nacional de mayoría oficialista aprobara en 200 la Ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, conocida como ley Resorte. La censura y autocensura se esparció como pólvora. Además, la exclusividad de la oficialista Corporación Editorial Alfredo Maneiro para importar papel, hizo a los periódicos nacionales y regionales reducir sus ediciones y posteriormente empezar a salir de circulación.   

Durante el mandato de Chávez se persiguió y atacó a periodistas independientes, algunos se vieron obligados a exiliarse, otros fueron atacados por grupos civiles violentos afectos al Gobierno y un grupo importante perdió su trabajo.

De acuerdo con la ONG Espacio Público, más de 230 emisoras radiales y 79 periódicos han cerrado en los últimos 20 años

La política de persecución y censura la acentuó Maduro después de la muerte de su antecesor. La herencia de Chávez en materia comunicacional fue el silencio y la genuflexión.  

Corrupción chavista: bienes y servicios públicos sepultados

 No existe fosa suficientemente grande en la que quepan todos los proyectos, puentes, hospitales, buques, trenes, toneladas de azúcar, barriles de petróleo y servicios sociales prometidos por Hugo Chávez que se apagaron o nunca vieron luz porque el dinero público aprobado para tales promesas nunca llegó o terminó convertido en propiedades de lujo en el extranjero, lingotes de oro, gustos suntuosos, millonarias cuentas secretas de unos cuantos funcionarios, exfuncionarios y privados que hicieron negocios con el poder.

 Durante los dos gobiernos de Chávez, fortunas malhabidas florecieron sobre las tumbas de bienes y servicios públicos recién nacidos o en gestación que forman parte del entramado del desfalco a la Nación sin precedentes que se registró entre 1999 y 2013 (y que continúa hasta nuestros días), en un contexto de bonanza saudita marcado por el barril de petróleo a 100 dólares y mecanismos de enriquecimiento ilícito como contrataciones a dedo, lavado de dólares y el sistema de control cambiario Cadivi. 

Desde el Plan Bolívar 2000 hasta los 24 megaproyectos inconclusos de la constructora brasileña Odebrecht, pasando por Pudreval, las plantas eléctricas de Derwick que nunca prendieron, los hospitales especializados de los que apenas  se puso la primera piedra, los sobornos y redes de lavado de Pdvsa, los casos más sonados de la gran corrupción implicaron los malos manejos de buena parte del millón de millones que produjo la renta petrolera bajo la administración chavista. 

Tribunales en el extranjero han abierto al menos 86 investigaciones judiciales sobre corrupción venezolana. En 52 expedientes se sigue la pista a más de 30 mil millones de dólares que estarían relacionados con operaciones de lavado de activos, de acuerdo con Chavismo INC.

Cuando la libertad política bajó al sepulcro

En el año 2002, la fosa dispuesta para las libertades políticas comenzó a llenarse. El domingo 7 de abril, en medio de una transmisión televisiva conjunta –una cadena nacional, como se llama en Venezuela–, con un pito en los labios y con gritos de off side como si se tratara de un partido de fútbol, Hugo Chávez despidió a siete altos directivos petroleros y jubiló a otros 12, por haber apoyado las más recientes jornadas de paro y considerar que estaban comprometidos con la “cúpula” empresarial que se oponía a su gobierno.

Días más tarde, continuó la ocupación del hoyo sepulcral. “El 11 de abril marcó el inicio de un prolongado proceso -que se mantiene y ha cobrado fuerza-, de criminalización y obstaculización para el ejercicio de los derechos a la asociación, reunión y manifestación pacífica”, según se lee en un artículo de opinión de Provea que se lanzó el año pasado para conmemorar los 20 años de aquella fecha. 

En los años siguientes, la ONG contabilizó que al menos 150 dirigentes sindicales se convirtieron en presos o perseguidos políticos porque se criminalizó su derecho a alzar la voz. Al menos 19 mil trabajadores de la industria petrolera que acataron el paro general de finales de 2002 fueron despedidos.

A todos estos eventos, se sumaron instrumentos que profundizaron la fosa e hicieron de la discriminación ideológica una política de gobierno y así lo hizo saber la Corte Interamericana de Derechos Humanos con la sentencia sobre la famosa “Lista de Tascón”, con la cual el diputado a la Asamblea Nacional, Luis Tascón, divulgó los nombres de quienes firmaron a favor de un referéndum para revocar el mandato de Hugo Chávez, se usó para amedrentar a los trabajadores públicos y también para negar el acceso a cargos dentro de la administración pública o la obtención de contratos con el Estado, el disfrute de servicios y beneficios sociales, y hasta para frenar la gestión de documentos de identidad. 

Posteriormente, fue la “Lista Maisanta” la que perfeccionó la persecución: un software con la base de datos del Registro Electoral Permanente que, además de señalar a quienes pidieron el referéndum, revelaba si el votante pertenecía a alguna “misión” gubernamental, si era abstencionista y otros datos que dibujaban el perfil político de quien se consultaba. Todos estos abusos fueron recogidos por organizaciones como Human Rigths Watch.

El acoso también alcanzó a la Iglesia católica venezolana. Uno de los más comentados conflictos fue la amenaza que hizo el entonces gobernante de “revisar” el convenio que otorgaba supuestos “privilegios” al clero por encima de otros cultos en el país. También llamó “trogloditas” y “cavernícolas” al cardenal Jorge Urosa Savino y a los obispos que advertían en sus declaraciones que el gobierno adelantaba un proyecto “comunista”.

Herida mortal a la propiedad privada

Una de las grandes víctimas del Gobierno de Hugo Chávez fue la empresa privada. Bajo la idea de que las empresas nacionales e internacionales representaban un riesgo para el ejercicio de su poder, el chavismo expropió 1.168 empresas durante 2002 y 2012, según la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria). 

Semana reseñó que los sectores más afectados por la política de “exprópiese” de Chávez fueron el sector de construcción, la producción agrícola, el procesamiento de alimentos, el sector comercial y el petrolero. 

Uno de los casos más emblemáticos fue la expropiación de Agroisleña en octubre de 2010 a través del decreto 7.700. Según Bloomberg, en ese entonces, Agroisleña suministraba 70% de los insumos a los productores. 

Para 2016, la empresa seguía esperando el pago de la compensación económica por la expropiación, de acuerdo con lo establecido en las leyes venezolanas y el Tratado Bilateral de Promoción y Protección de Inversiones existente entre España y Venezuela.

Durante su arremetida contra el sector agrícola, el Gobierno de Chávez “rescató” 6,5 millones de hectáreas de tierras a través del Decreto-Ley de Tierras y Desarrollo Agrario de 2001. Tal Cual reseñó que luego se intervinieron 4.000 hectáreas más, consideradas por el gobierno como latifundio.

Para 2021, Venezuela ocupaba los últimos lugares del Índice Global de Seguridad Alimentaria 2021 de The Economist. “Sin mecanismos de mercado y políticas humanitarias, ningún crecimiento aliviará la crisis humanitaria”, indicó José Ignacio Hernández, consultor de Harvard ‘s Growth Lab.  

Otra de las expropiaciones de Chávez que trajo grandes consecuencias negativas a la población venezolana fue la unificación y nacionalización del sistema eléctrico nacional. 

El acuerdo de la nacionalización y unificación de las empresas eléctricas también incluyó la nacionalización de la principal telefónica del país, Cantv. 

Las expropiaciones de Chávez causaron que millones de trabajadores se quedaran sin empleo por el cierre de muchas de las empresas estatales, sus beneficios salariales mermaron, ya no cuentan con buenos salarios, comedores, economatos ni seguros médicos. 

Mientras que la nacionalización de las principales empresas de servicios disminuyó la capacidad operativa de estas compañías y convirtió en agónica la prestación de los servicios. La desinversión y la corrupción llevaron a los venezolanos a sufrir en la cotidianidad apagones e incomunicación.

Una fosa ideológica común para las instituciones

Para la ONG Acceso a la Justicia, todas las acciones de Chávez fueron ajenas al Estado de Derecho, incluso las que él mismo condicionó. Las herramientas jurídicas que usó para cavar una fosa común e ideológica para todos los poderes políticos vinieron desde el principio, cuando procuró que la Asamblea Nacional Constituyente estuviese llena de simpatizantes suyos.

Entre 1999 y 2012 se aprobaron 233 decretos-ley bajo cuatro leyes habilitantes que Chávez utilizó para profundizar su ideología. Designó a funcionarios en la Defensoría del Pueblo, en el Ministerio Público y en el Consejo Nacional Electoral que fueran allegados a su forma de gobernar.

Fue la Ley Habilitante del 2008 la que le otorgó a Chávez la reelección presidencial indefinida, pese a que la petición falló en un referéndum popular y la insistencia de modificar la constitución en un mismo período presidencial estaba prohibida por la justicia. Mientras que la Ley Habilitante del 2010 le permitió ausentarse del país por largos periodos de tiempo y no estar en la investidura de su tercera ronda presidencial en el año 2012

Chávez también creó la figura de los Círculos Bolivarianos, civiles armados simpatizantes del chavismo que controlaron la vida civil de las comunidades caraqueñas. Años después estos grupos se conocerían como los colectivos

La ONG Provea ha documentado que estos grupos armados incluyeron a militares penalizados por las muertes de las manifestaciones del 2002 y la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos señaló en 2003 que los colectivos, financiados por el chavismo, actuaron como cuerpos de choque para agredir trabajadores de la comunicación social. También, se les adjudica la represión y ciertas ejecuciones extrajudiciales a los manifestantes en las protestas antigubernamentales en 2013 y en 2017,  

Chávez también intervino instituciones como el Banco Central de Venezuela (BCV) —y otras entidades financieras como el Banco Santander (hoy Banco de Venezuela)— para controlar los fondos nacionales e invertir en sus proyectos políticos sin la mediación de los otros poderes políticos. Intentó estatizar al Banco Provincial (BBVA), pero no pudo enterrar esa institución.

Según la ONG Transparencia Venezuela, la profanación de Chávez a la autonomía del BCV viene desde el 2002, cuando se publicó una reforma parcial de la Ley del BCV  donde  establecía que «abrió espacio para establecer el marco dentro del cual el BCV podría transferir recursos, sin contraprestación, al Ejecutivo Nacional, en violación a la Constitución». 

También, cavó la fosa político – económica cuando instauró la Comisión Nacional de Administración de Divisas (Cadivi) en 2003 para tener un sistema cambiario paralelo a los controles del BCV, vender dólares y cotizar el bolívar en el mercado internacional. Distintas instituciones públicas podían acceder a financiamiento sin la intervención del BCV. En el año 2010, Chávez trató de traer las reservas internacionales de oro para financiarse.

BCV: la exprimidora oficial del oro venezolano

El camino al sepulcro del Bolívar de la mano de Chávez

La desacertada gestión económica del denominado «líder de la revolución» sentó las bases para sepultar la moneda nacional. El precio del dólar cuando Chávez asumió la primera magistratura en febrero de 1999 rondaba los 575 bolívares, con todo y que el barril del petróleo no alcanzaba los 10 dólares. 

Tras afrontar dos sismos políticos de envergadura en 2002 (un golpe de Estado y un paro petrolero) Chávez modificó su política económica y, a principios de 2003, estableció un control de precios y de cambios, este último con la intención de frenar la fuga de capitales. El precio del dólar controlado se fijó inicialmente en Bs. 1.600 

Justo en febrero de 2007, Chávez anunció la primera reforma “monetaria” y le quitó tres ceros a la moneda. Surgió el denominado bolívar “fuerte”, que de fortaleza solo tenía el adjetivo. 

En enero de 2010, el propio Chávez informó sobre la nueva devaluación de la moneda al establecer dos tipos de cambio: un dólar para sectores prioritarios, que pasaba de 2,15 bolívares por dólar a 2,60 bolívares y otro que se instauró en ese momento para rubros que no fueran de primera necesidad y que se fijo en 4,30 bolívares por dólar. 

“Lo llamaremos el dólar petrolero. Estará en 4,30”, explicaba el fallecido mandatario.

Ya en ese año, los signos vitales de la economía Venezuela eran preocupantes: tenía el récord negativo de la mayor inflación del continente y la segunda mayor del mundo (28%), por detrás de la República del Congo, según el Fondo Monetario Internacional.  

El bolívar seguía sucumbiendo a finales de 2010 y rumbo a su fosa. Chávez eliminó el tipo de cambio más bajo. Además de mantener el dólar preferencial a 4,3 bolívares, se implementó un cambio de 5,3 bolívares para operaciones a través del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), que controlaba y manejaba el BCV.

Por último, en febrero de 2013 y mientras Chávez estaba convaleciente en La Habana, el bolívar también entraba en estado crítico: se anunciaba la quinta devaluación desde el establecimiento del control de cambio en 2003.

 Jorge Giordani, ministro de Finanzas, y Nelson Merentes, presidente del Banco Central de Venezuela, anunciaron la devaluación en 31,7% del bolívar y el tipo de cambio más bajo pasó de 4,3 bolívares a 6,3 bolívares por dólar. La historia de los años posteriores es archiconocida: la moneda nacional está muy lejos de ser favorecida con un milagro de  resurrección como le ocurrió a Lázaro en el relato bíblico.

La muerte por indiferencia de los derechos de mujeres, comunidad Lgbtiq+ e indígenas

Lejos del discurso de inclusión y apoyo que esgrimió como bandera Chávez y varios de sus funcionarios, en la práctica, la comunidad Lgbtiq+, las mujeres y las comunidades indígenas vieron cómo progresivamente sucumbían sus esperanzas de reivindicaciones legales.

En la Constitución Bolivariana de 1999 se estableció la igualdad ante la ley, pero no se incluyó textualmente la prohibición de la discriminación por orientación sexual o identidad de género. 

A pesar de que el expresidente decía que apoyaba la causa, siempre dejó clara su postura acerca de la comunidad Lbtiq+, que vio cómo durante sus años de gestión se enterraban sus expectativas de una igualdad efectiva ante la ley.

En el año 2003, la asociación Venezolana Unión Afirmativa denunció los comentarios homofóbicos de Hugo Chávez durante su programa Aló presidente hacia el Embajador de EEUU, Charles Shapiro: «Parece que era un travesti al que (el embajador) le dio un beso. Puso la cómica el señor Shapiro y ahora quiere volver a poner la cómica y dejar muy mal al Gobierno de EEUU.» reseñó Emol.

En 2009, la Asamblea Nacional debatió sobre la propuesta de una Ley Orgánica para la Equidad e Igualdad de Género que en su artículo 8 reconocía a las parejas del mismo sexo, presentada por la diputada Romelia Matute, pero no fue aprobada luego de una primera discusión por la Comisión de Familia del parlamento venezolano. De igual forma, el Código Orgánico de Justicia Militar mantuvo la criminalización de las relaciones homosexuales en las FANB.

En el caso de los derechos de las mujeres, Chávez se vanagloriaba en sus discursos de promover la participación de ellas en todos los ámbitos, sin embargo, el movimiento revolucionario feminista del que decía formar parte se encargó de reforzar la visión de la mujer en su rol de madre y cuidadora, reseñó Nueva Sociedad.

«El Estado venezolano desde 1999-2013 estuvo forjando una ideología maternalista que no ha permitido avanzar en materia de derechos de las venezolanas», destacó entonces Anais López, autora del artículo Feminización del chavismo en la revista Nueva Sociedad.

El chavismo buscó reafirmar los espacios de las mujeres  por medio de las misiones, pero la intención de fondo era seguir manteniendo el control sobre el accionar de las venezolanas en la sociedad. En paralelo, en varios discursos públicos, se observó al exmandatario nacional dirigirse a las mujeres con expresiones burlescas, que reforzaban estereotipos de género o que denotaban misoginia.

 

En una de las ediciones de Aló Presidente, se refirió en términos denigrantes a la entonces canciller alemana Angela Merkel, luego de que esta sugiriera a los gobiernos de América Latina mantenerse lejos de Hugo Chávez. El exmandatario le respondió: «Vaya usted a tomar por…», entre sátira y risas mientras decía la frase. 

Y como una muestra de su discurso contradictorio sobre las mujeres, aunque se autodefinía como “feminista”, en el San Valentín del año 2000 y nuevamente en Aló Presidente, Chávez expresó: «¡Marisabel prepárate, que esta noche te voy a dar lo tuyo!», palabras que dirigió a su esposa en ese momento Marisabel Rodríguez, reseñó La Voz de Galicia.

Los derechos de las comunidades indígenas también quedaron enterrados con Chávez. La alfabetización de los miembros de las etnias se convirtió en una quimera y desde el año 2010, varias organizaciones reportaron un declive en todos los programas sociales del chavismo para apoyar a las comunidades indígenas.

Durante el gobierno de Hugo Chávez se ratificó en 2002 el Convenio N° 169 sobre los pueblos indígenas y tribales, además, se aprobó la Ley Orgánica de Pueblos y Comunidades Indígenas. Pese a este supuesto apoyo que el exmandatario nacional le brindó a los indígenas en lo legal, las etnias seguían sufriendo pobreza y discriminación. Según datos arrojados en un informe de Cepaz, el acceso a la vivienda de acuerdo con el censo indígena de 2011 disminuyó 3,6%. 

Cuando la crisis económica que gestó la administración chavista hizo metástasis y mutó en emergencia humanitaria compleja, fueron precisamente los grupos indígenas uno de los sectores más afectados por el hambre, muerte por enfermedades prevenibles y desplazamientos.

Asfixió la educación con recortes e ideologización

Chávez decía que la educación venezolana era uno de los principales pilares de su gobierno. En sus primeros años de gestión duplicó el presupuesto y destinó más del 7% del Producto Interno Bruto (PIB) del país al sector educativo, creó varias misiones que tenían como objetivo alfabetizar a los casi 5 millones de venezolanos que no habían concluido sus estudios de primaria y bachillerato (según el Censo del año 2001),  y también creó la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV)  y la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada (Unefa), lo que generó un aumento vertiginoso de las matrículas estudiantiles en comparación con otros países de Latinoamérica.

 

Sin embargo, la siembra de Chávez en el sistema educativo no rindió los frutos esperados, y la demagogia y la politización de los espacios comenzaron poco a poco a corroer los cimientos educativos que estaban antes de la llegada del chavismo. 

Las primeras estocadas que dio el Gobierno de Chávez a la educación se basaron principalmente en el control político y la desprofesionalización de la carrera de la docencia con la creación de las misiones Robinson, Ribas, Sucre y Vuelvan Caras y la implementación de las Escuelas Bolivarianas.

Para seguir abonando al desplome de la educación, el chavismo intentó en reiteradas oportunidades cambiar el currículo escolar con programas altamente ideologizantes y propagandistas. A esto le sumó la introducción de textos escolares (Colección Bicentenaria) con contenidos altamente adoctrinantes que vendían la tesis del socialismo como único modelo de gobierno.

 

A partir del año 2001, comenzaron las tensiones entre las universidades y el Gobierno por la pretensión del mandatario de imponerse principalmente en los asuntos de la Universidad Central de Venezuela. 

Tanta fue la saña de Chávez en contra de las universidades que disentían de su modelo político que terminó recortando el presupuesto en menos del 10% de lo que solicitaban. La investigación “Asfixia, control y estafa chavista en la educación superior venezolana”, determinó que desde la llegada del chavismo al poder, se ha desembolsado más de 40.000 millones de dólares para financiar un sistema de educación superior paralelo enfocado en ideologizar y hacer militancia política, más que en la excelencia académica. 

Desconectó del respirador a la salud pública

Aunque Chávez insistía en sus discursos que su gobierno estaba obligado a ofrecer salud pública, gratuita, preventiva y de calidad” realmente le puso la lápida al sistema de salud pública de los gobiernos predecesores que, aún con fallas y carencias, garantizaban atención elemental, cirugías y vigilancia epidemiológica.

En abril de  2018, la prestigiosa revista The Lancet publicó un editorial titulado “El colapso del sistema de salud venezolano” en el que describió cómo ocurrió la “destrucción” del sistema y recalcó la reaparición de enfermedades controladas como la malaria y la difteria, así como la ausencia de información oficial sobre los principales indicadores de salud.

 

La revista destacaba que aunque en los primeros años de gobierno de Chávez hubo progresos gracias a los elevados precios del petróleo (la esperanza de vida aumentó de 71,8 a 74,1 años y la mortalidad infantil disminuyó de 26, 7 a 14,6 muertes por nacidos vivos entre 2018 y 2013), el derrumbe inició en 2008

Y aunque Chávez aprobó más de 4.800 millones de bolívares fuertes en 2007 para obras de Barrio Adentro -misión creada en 2003 que significó la incorporación de médicos cubanos- como remodelación y construcción de nuevas áreas en hospitales, en el año 2011 dirigentes y activistas por la salud denunciaron que la mayoría de ellas estaban inconclusas. No hubo la contraloría suficiente para garantizar estas adecuaciones ni la permanencia de estos servicios de atención primaria en las comunidades. 

Por su parte, Transparencia Venezuela precisó que aunque en los albores de su gestión Chávez llegó a invertir más que sus anteriores gobiernos en salud, la inversión nunca fue proporcional al cumplimiento de metas que se fijaron para misiones como Barrio Adentro, creada para disminuir la mortalidad infantil y materna.

Lejos de eso, en un informe de la ONG de 2015, consta que ambas cifras se incrementaron desde el 2013 hasta 2015.

“Entre el lapso de creación de Barrio Adentro y 2015 en el país, en vez de aumentar la cobertura a servicios de salud, hubo un retroceso en diferentes niveles, se multiplicaron los casos de malaria, lo mismo que el dengue y en el caso del chikungunya, el Gobierno ocultó deliberadamente cifras de esta enfermedad que se registró en 2014”, advertían entonces.

En un especial del medio aliado Tal Cual(2019) el exministro de Salud José Félix Oletta recordaba que desde 2003, se generó un “gravísimo problema” por la duplicación de sistemas sanitarios de salud, que se agravó por el hecho de que Barrio Adentro “nunca rindió cuentas de sus actividades al Ministerio”.

Esta investigación también concluyó que desde 1999 hasta 2019 disminuyó en 65% el promedio de médicos especialistas en hospitales nacionales y en 44% el número de camas operativas por centro de salud. El sistema de salud pública fue entrando progresivamente en terapia intensiva y los venezolanos hoy en día dependen de la comunidad internacional hasta para vacunarse, por ejemplo. 

La identidad nacional tres metros bajo tierra

Desde el inicio de su gobierno, Hugo Chávez impulsó diferentes cambios en la identidad nacional del país. En diciembre de 1999, anunció el fin de “una era nefasta”, haciendo referencia a la Cuarta República en la que nació el nombre de República de Venezuela en 1953, tras la aprobación de una nueva Constitución por la Asamblea Nacional Constituyente de 1952 durante la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez. En ese momento, Chávez anunció el nacimiento de la República Bolivariana de Venezuela con la llegada de una nueva Carta Magna que enterró la que estuvo vigente por más de cuatro décadas.

Otro de los cambios en la identidad nacional que implementó Hugo Chávez fue el de la bandera y el escudo. Durante muchos años se conoció al tricolor con siete estrellas que representaban las provincias que firmaron el Acta de Independencia, hasta que el 7 de marzo de 2006, el Parlamento, tras órdenes de Chávez se derogó la Ley de Bandera, Escudo e Himno Nacional del 17 de febrero de 1954. Dos días después, el Parlamento aprobó la inclusión de una octava estrella, en representación de la Provincia de Guayana. También, se cambió la fecha conmemorativa de la bandera, del 12 de marzo al 3 de agosto y se reformó el escudo de armas nacional.

 

Mientras que, en el escudo, el caballo blanco pasó de estar de frente a galopar desbocado y a la izquierda y se le agregó un cinto con la inscripción “República Bolivariana de Venezuela”. Se le añadieron también cuatro espigas a las 20 que tenía en uno de sus tres cuarteles. En el segundo de ellos se incluyó también un  kayak, un arco y una flecha, como  representación de las armas indígenas y del machete del campesino, para homenajear a las raíces afrodescendientes venezolanas.

Para algunos políticos de izquierda, como Chávez, algunos términos no eran especialmente de su agrado. Uno de ellos era el “Día de la Raza”, que se conmemora cada 12 de octubre y hace referencia al Descubrimiento de América, por parte de Cristóbal Colón. Ese nombre fue establecido en el año 1921 durante el gobierno de Juan Vicente Gómez, cuando se declaró como una festividad nacional. 

También fue Chávez quien, en el año 2002, proclamó que esta festividad llevaría por nombre “Día de la resistencia indígena”, con el fin de conmemorar la resistencia de los nativos americanos contra los conquistadores españoles.