Venezuela: ¿qué implica un deshielo comercial con Colombia? - Runrun
Venezuela: ¿qué implica un deshielo comercial con Colombia?
Con un mercado empobrecido y empresas poco competitivas Venezuela se dispone a normalizar las relaciones con el que fue su principal socio en la Comunidad Andina, el bloque que dejó a un lado para adherirse al Mercosur

 

@vsalmeron

 

La lista de cambios que Gustavo Petro quiere concretar tras su llegada al poder incluye normalizar las relaciones entre Colombia y Venezuela, tanto en el terreno diplomático como comercial. Este giro, en agenda para el corto plazo, genera oportunidades y amenazas para unas empresas venezolanas disminuidas tras el deslave de la economía socialista.

“Me he comunicado con el gobierno venezolano para abrir las fronteras” dijo Gustavo Petro tras la victoria que lo convirtió en el primer presidente izquierdista de Colombia. Previamente, durante la campaña electoral, afirmó que “lo óptimo sería normalizar del todo nuestras interacciones bilaterales”.

La toma de posesión será el próximo 7 de agosto pero como presidente electo, Petro ya se ha comunicado con el mandatario venezolano Nicolás Maduro. Además, hay gestos simbólicos: el pasado 4 de julio empresarios venezolanos y colombianos sostuvieron un encuentro en Táchira, uno de los cuatro estados venezolanos que limitan con Colombia.

El encuentro se centró en la necesidad de reabrir la frontera entre Táchira y el departamento colombiano Norte de Santander, cerrado al paso de vehículos desde 2015 por Nicolás Maduro bajo el argumento de la lucha contra el “contrabando de extracción”: el trasvase de productos, que entonces tenían precios subsidiados, de Venezuela a Colombia.

Tras las conversaciones entre Maduro y Petro todo apunta a una pronta apertura de la frontera que permitirá el paso de vehículos entre Táchira y Cúcuta, la capital del Norte de Santander, ciudad central en el comercio binacional.

El acuerdo Aladi

Bajo los acuerdos de la Comunidad Andina, Venezuela y Colombia construyeron un mercado común con reglas claras sobre aranceles, competencia desleal, propiedad intelectual, salvaguardias, aduanas e instituciones para operar.

En 2006 Colombia y Perú firmaron acuerdos de libre comercio con Estados Unidos. En respuesta Venezuela anunció su retiro de la Comunidad Andina y se adhirió al Mercosur. El expresidente Hugo Chávez dijo que era un paso necesario para evitar que productos estadounidenses “triangulados” a través de Colombia ingresaran a Venezuela.

En 2011 Venezuela quedó formalmente excluida de la Comunidad Andina al concluir el plazo de cinco años para su retiro. Desde entonces entre Colombia y Venezuela solo existe un tratado de alcance parcial firmado bajo el paraguas de la Asociación Latinoamericana de Integración (Aladi).

Este acuerdo otorga ventajas arancelarias a los productos en los que hubo comercio entre 2006-2010 dejando de lado aspectos clave como propiedad intelectual, inversión extranjera, comercio de servicios, trabajo y compras gubernamentales, entre otros temas. 

Empresarios venezolanos explican que un aspecto a revisar es si hay productos que Venezuela podría exportar a Colombia y no gozan de preferencia arancelaria en el acuerdo Aladi, porque esto los pondría a competir con bienes de terceros países que sí gozan de este beneficio en el mercado colombiano.

La reconstrucción

Luis Alberto Russián, presidente de la Cámara de Integración Económica Venezolana Colombiana (Cavecol) explica que “es necesario ampliar el acuerdo de la Aladi para que sea más integral”.

“Estamos ante la posibilidad de reconstruir una relación comercial. Avanzar y tener un acuerdo de promoción de inversiones recíprocas, evitar la doble tributación, revisar las normas de calidad, los permisos sanitarios”, dice Luis Alberto Russián.

“Hay que establecer una ruta con una agenda de trabajo. Esto implica sumar a los empresarios venezolanos y sus gremios, Conindustria, Fedeindustria, Consecomercio. Tiene que haber articulación, alianzas. Esto tiene que ver con competitividad, innovación, gerencia”, Agrega Luis Alberto Russián.

En el encuentro entre empresarios venezolanos y colombianos en el Táchira se acordó “recomponer las cadenas de valor binacional” y se mencionó la aspiración de que Venezuela regrese a la Comunidad Andina.

La balanza

El escenario actual es muy distinto a 2008 cuando el comercio batió récord. Ese año una Venezuela boyante compró a Colombia mercancías por 6.071 millones de dólares, principalmente alimentos, cuero y textiles. A su vez, le vendió bienes por 1.198 millones de dólares, en buena parte acero, hierro, aluminio y petroquímica.

Tras la decisión de Venezuela de privilegiar las compras al Mercosur y el cierre de la frontera, el comercio se redujo violentamente. Las estadísticas de Colombia indican que en 2021 solo exportó a Venezuela bienes por 331 millones de dólares e importó productos por 69 millones de dólares.

En 2008 las ventas a Venezuela significaron 16,2% del ingreso de Colombia por exportaciones y en 2021 apenas 0,7% después de un proceso en que sus empresas buscaron nuevos mercados como China, India y Turquía.

Las estadísticas reflejan lo que queda del comercio formal pero de manera ilegal, evadiendo los controles fronterizos, sin pagar impuestos y sin registro sanitario se mantiene el flujo de mercancías, como leche en polvo, café y gaseosas.

En declaraciones al diario El Espectador de Colombia Germán Umaña, presidente ejecutivo de la Cámara Colombo Venezolana, afirmó que “por el cierre de la frontera entre Norte de Santander y Táchira tenemos un comercio binacional cercano a los 1.200-1.300 millones de dólares de puro contrabando, lavado de activos y prácticas indebidas”.

El rebote

Una vez se abra la frontera lo previsible es que el comercio formal crezca en poco tiempo. Jesús Palacios, economista senior de la consultora Ecoanalítica, considera que las exportaciones e importaciones venezolanas “podrían triplicarse en el corto o mediano plazo, pero las cifras seguirán muy por debajo de lo alcanzado en 2008”.

Entre los productos que Venezuela podría comenzar a exportar desde el ala privada de la economía figuran rubros como ron, cacao, camarones y químicos orgánicos. Jesús Palacios agrega que las empresas venezolanas también podrían beneficiarse con nuevos proveedores en Colombia de insumos que necesitan para producir.

“Empresas que tienen proveedores en Turquía, China o México en un entorno donde se han encarecido los fletes por los problemas en las cadenas de suministro tienen la oportunidad de diversificar el riesgo en áreas como insumos agrícolas” explica.

En silla de ruedas

La principal limitación para que el comercio alcance el esplendor del pasado es que Venezuela no es lo que fue. El país que nadaba en petrodólares desapareció y sus industrias de petróleo, siderurgia y acero, que complementaban a las empresas colombianas, producen muy poco tras años de pésima gerencia y corrupción rampante.

No hay cifras oficiales desde 2019 pero las proyecciones de bancos y consultoras coinciden en que tras ocho años en recesión la economía venezolana se redujo 80% y el ingreso se desplomó al punto que en la industria privada el salario promedio de los profesionales equivale a 330 dólares mensuales.

Tras la debacle las proyecciones coinciden en que este año la economía tocará fondo y crecerá a una tasa cercana a 10% gracias al alza de los precios del petróleo, las remesas y el impulso del comercio que se beneficia de la libre circulación del dólar y libertad para importar, pero el mercado del pasado ya no existe.

Jesús Palacios y Asdrúbal Oliveros, ambos economistas de Ecoanalítica, escriben en un análisis reciente que tras ser la cuarta economía de Latinoamérica hoy Venezuela “debe compararse a Honduras, Bolivia, Paraguay o El Salvador en términos de tamaño total”.

“Mientras que, en términos de productividad, de contribución al PIB por persona, se encuentra en magnitudes similares a Nicaragua, por debajo de Honduras y Bolivia, lo que la ubica en la retaguardia regional según ambos indicadores”, agregan.

Poco competitivos

Las empresas venezolanas son poco competitivas y se exponen a que productos colombianos les arrebaten una porción del mercado que conservan. La lista de problemas incluye una moneda sobrevaluada que encarece las exportaciones y estimula las importaciones.

Además enfrentan fallas de servicios públicos que aumentan los costos porque obligan a gastar en plantas eléctricas, tanques de agua, internet satelital e incluso autobuses para transportar al personal.

“Nuestras empresas están rezagadas respecto a las colombianas en inversión en bienes de capital, en tecnología y en capacitación de la población; estos son elementos que afectan nuestra capacidad de exportación”, dice Jesús Palacios.

Una amenaza latente es que el gobierno de Nicolás Maduro, a fin de abaratar el precio de los alimentos, ha optado por permitir importaciones sin pagos de impuestos como el IVA; es probable que este esquema se aplique con productos colombianos.

“Es una amenaza, sin duda. Esas importaciones ejercen presión a la baja sobre el precio de los productores locales porque si sus precios están muy por arriba en las condiciones actuales en las que el venezolano tiene un bajo ingreso pueden quedar fuera del mercado”, explica Jesús Palacios.

El 13 de julio Nicolás Maduro habló a los empresarios y afirmó que “hay que construir la vocación exportadora. Una empresa que esté bastante estable debe dedicar el 20%, el 30% de su producción a las cadenas de exportación, a abrir los caminos de exportación”. 

Por ahora, salvo en los discursos, no hay condiciones para un salto importante de las exportaciones venezolanas.

 

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