Otras malas conductas olvidadas - Runrun
Alejandro Armas Nov 11, 2022 | Actualizado hace 2 meses
Otras malas conductas olvidadas
Los buenistas, sin el menor escepticismo, ya están pontificando que el regreso del Estado chavista al sistema interamericano de DD. HH. sería estupendo. No sé si otra vez están sufriendo de amnesia colectiva

 

@AAAD25

Si uno se pusiera a enumerar los cánceres que aquejan a Venezuela, terminaría escribiendo una tesis oncológica. Pero uno de los más graves sin duda es la subestimación de lo que a veces me gusta llamar el “medalaganaísmo” chavista. Orlando Urdaneta no será para nada el guía de opinión política ideal, pero su satírico “No, vale. Yo no creo” ha sido bastante acertado. Sin importar cuántas veces la elite gobernante venezolana deje clara su disposición a sacrificar el bien común si lo juzga conveniente para mantener el poder y los privilegios asociados, hay gente que le da el beneficio de la duda, que piensa que no sería capaz de cometer alguna barbaridad y que, ay, si no se le molesta terminará haciendo lo correcto de manera desinteresada.

Tanta ingenuidad al cabo de casi 24 años de desvergonzada falta de escrúpulos es desconcertante. Quizá hasta inconcebible.

Puede ser, como no me canso de insistir, más bien una claudicación que no se acepta a sí misma o puro oportunismo hambriento de las migajas que deja el chavismo a quienes le siguen el juego en su simulación de democracia.

Sean cuales sean sus razones, ahí están estas damas y estos caballeros con su buenismo. Su más reciente motivo para hacer fiesta es la invitación que hizo el presidente colombiano Gustavo Petro a Nicolás Maduro para que Venezuela se reintegre al Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Llegué a leer el desaguisado de que, si el chavismo acepta la propuesta, sería un hito sensacional para el esfuerzo por la restauración de la democracia y el Estado de derecho en Venezuela. ¿Cuál es la lógica que respalda tal aseveración? Los grillos tocan toda una sinfonía de Prokofiev cada vez que a los señores del buenismo se les hace esta pregunta, y no solo en el particular del sistema interamericano, sino ante cualquiera de sus lindas sugerencias de laissez faire para el chavismo.

¿Es que acaso estaban en el quinto sueño cuando los agentes de Miraflores reaccionaron al último informe de la Misión de Determinación de Hechos designada por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas? Lo rechazaron sin miramientos y movieron cielo y tierra para que no se renovara el encargo a sus autores (lo cual no lograron). Hablamos de un organismo multilateral en el que el gobierno chavista tenía presencia al momento de aparecer un señalamiento incómodo. ¿Por qué, entonces, se asume que el resultado sería distinto si volviera a otro, del cual hoy se ausenta?

Pero no nos vayamos al otro lado del Atlántico, hasta las orillas del Lago Lemán. Quedémonos en América, a ver qué nos dice la experiencia del chavismo en organismos multilaterales en nuestro propio continente. Comencemos con palabras de Rafael Uzcátegui, coordinador del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (DD. HH.). La semana pasada, tras la visita de Petro a Caracas y las expectativas sobre su exhorto al chavismo, Uzcátegui dijo lo siguiente en Twitter: “Por experiencia, la presencia del chavismo en la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) era vergonzosa. No tenían ningún tipo de diálogo productivo ni con la propia CIDH ni con las organizaciones y víctimas del país. Su único objetivo era usarla como tribuna de propaganda. ¿Por qué ahora sería diferente?”.

Exacto. ¿Desde cuándo los gobiernos chavistas han sido receptivos con las sugerencias de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y ni hablar de seguirlas? ¿Desde cuándo ha reconocido las cautelares que emite en defensa de ciudadanos venezolanos, precisamente aquellos objeto de la ira arbitraria de la elite chavista? ¿Desde cuándo acata sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos? Supongo que ahora los grillos tocarán algo de Albinioni o Bartók.

Señores, no hay que ser activista de DD. HH. para recordar las penosas respuestas de los representantes del gobierno venezolano en estos casos, cuando sí estaba en el sistema. Según reseñó en su momento el diario español El País, cuando en 2009 la CIDH emitió un informe alertando sobre el debilitamiento de las instituciones democráticas de Venezuela, Germán Saltrón, vocero gubernamental, afirmó: “Son acusaciones sin fundamentos que el Estado venezolano rechaza. Denuncias presentadas por ONG cuyas únicas pruebas son reseñas de los medios de comunicación que, como todos sabemos, en Venezuela la mayoría están [sic] en contra del presidente (Hugo) Chávez”.

Luego llegó el momento de abandonar la corte. “Tras años de ignorar sus sentencias, acusarla de ser ‘un brazo del imperio’ (por EE. UU.) y tacharla de ‘cero a la izquierda’, el fallecido mandatario terminó por ordenar la salida de Venezuela de su jurisdicción. ‘La acusamos ante el mundo de ser indigna de llevar ese nombre de Derechos Humanos, apoyando el terrorismo’, dijo Chávez”. Todo esto reportado por BBC Mundo en 2013, que agrega las palabras de Maduro, ratificando así que su ascenso tras la muerte de Chávez mantendría el mismo discurso: «Nadie se mete con Venezuela, ya basta, se le acabó el tiempo a la Corte-IDH».

Tanto la comisión como la corte son apéndices de la Organización de Estados Americanos, la cual el chavismo siempre odió por sus exigencias de estándares democráticos para membrecía. Siguiendo un guion elaborado en La Habana, cada vez que el chavismo se topó con un señalamiento en su contra en el seno de aquel organismo, estalló en una rabieta victimista, desechando los reproches del ente por ser este último un “instrumento del imperialismo para desprestigiar la revolución bolivariana”. Así fue desde mucho antes de Luis Almagro como secretario general. Ni siquiera su genuflexo predecesor, José Miguel Insulza, se salvó de la intolerancia chavista hasta al menor de los cuestionamientos. (Chávez lo llamó “pendejo”).

En nada de esto reparan los buenistas, pues sin el menor escepticismo ya están pontificando que el regreso del Estado chavista al sistema interamericano sería estupendo. No sé si otra vez están sufriendo de amnesia colectiva. Son las mismas personas que olvidan (o fingen olvidar) otras tropelías, como la confiscación de las funciones de la Asamblea Nacional en 2016, con tal de pintar un cuadro en el que el único problema es la falta de acuerdos entre el gobierno y la oposición. Y así vamos, de logro imaginario a logro imaginario, para preservar la adaptación disfrazada de oposición.

Los demócratas de cartón

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