Nuestro decálogo - Runrun
Julio Castillo Sagarzazu Jul 21, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
Nuestro decálogo

@juliocasagar  

Hace pocos días, la Asamblea Nacional aprobó un decálogo de condiciones, sin cuyo cumplimiento las fuerzas democráticas venezolanas no se prestarían a participar en unas elecciones.

Se trata de un documento muy importante, sobre todo ahora que la comunidad internacional democrática ha expresado con contundencia que no reconocerá un proceso que ha sido convocado prescindiendo de las normas constitucionales que lo regulan.

Tal como ha ocurrido con muchas otras cosas, a la AN le ha faltado contundencia y continuidad para, una vez aprobado, darse los medios y convertirlo en un eje de lucha política y social entre los venezolanos.

Sabemos las enormes dificultades con las que se enfrenta la oposición a Maduro. Está perseguida, diezmada y sus más importantes dirigentes en el exilio o refugiados en embajadas. La fuerza y la arbitrariedad le han despojado de todos los elementos logísticos para operar. Los diputados llevan meses sin cobrar sus sueldos al igual que los empleados del cuerpo legislativo.

La ofensiva del régimen no se ha limitado a la persecución. Han recurrido igualmente a la compra de conciencias; han desarrollado operaciones como la del Alacrán, para dividir los partidos que han repartido, como las vestiduras de Jesús al pie de la cruz, entre sus empleados a sueldo.

También conocemos de las diferencias de criterios, normales en la pluralidad, que hay entre los principales dirigentes. Muchas de las cuales impiden avanzar con la velocidad y fuerza que todos queremos. Estas diferencias, en ocasiones, obligan a detenerse, volver a discutir, forjar nuevos consensos. Esto, que sería normal en la democracia, nos desespera, dada la urgencia de que en Venezuela se produzcan los cambios y se detengan el sufrimiento de la gente. No obstante, se trata de una realidad que es necesario admitir y aceptar como tal.

Pero bien, el objeto de esta nota no es lloriquear y lamentarse, sino lanzar al viento algunas ideas, diez, para ser concreto. Es un decálogo de conductas y actitudes que pudieran ayudar para que quienes no tenemos las graves responsabilidades de la dirección política el país, podamos “hacer nuestra parte”

Aquí vamos:

1. Propongámonos elaborar una agenda cívica de libertad de cada uno. Una agenda personal. Vamos a listar, cada día de la semana, una tarea que tenga que ver con el cambio del país. Al levantarnos deberíamos llenar las hojas en blanco de esa agenda.

2. Ninguna tiene que ser una gran tarea, deben ser posibles y las que estemos en capacidad o disposición de hacer.

3. Hagamos un esfuerzo por ser propositivos. Contemos hasta diez si estamos ofuscados y tratemos de comunicar esperanza y voluntad de lucha entre la gente. La crítica, los chismes, la maledicencia ya tienen muchos militantes.

4. Hagamos el esfuerzo por concretar una propuesta realizable. Algo que tu familia, tus vecinos y tu comunidad pueda acometer.

5. ORGANÍZATE. Las palabras se las lleva el viento. Junto con tus vecinos y tu familia puedes formar grupos de discusión y de ACCIÓN. No esperes “línea”. Hay cosas elementales que no necesitan permiso para hacerse. Atender a los más vulnerables de tu comunidad. Organizar las medidas comunales con motivo de la pandemia. Reclamar sobre la deficiencia de los servicios públicos. Son ejemplos de cosas que podemos emprender.

6. Toma la iniciativa. No esperes que TODOS estén de acuerdo. Hay gente que nació para ser remolcada. No te enfrasques en discusiones estériles. LO QUE HAY QUE HACER ES HACER. Si actúas, los mejores, los más preocupados te acompañarán. Esos son los que valen la pena. En todos los movimientos hay vanguardias y retaguardias.

7. ESCRÍBELE A TU DIPUTADO. En todos los estados hay diputados de circuito y diputados que representan a todo el estado. Averigua su nombre y su correo electrónico y sus redes sociales. Escríbele planteando tus problemas. Pídele información sobre lo que está haciendo. Pídele que te rinda cuentas y, sobre todo, pregúntale cómo le puedes ayudar en su lucha, en la comisión en la que trabaja. Estimúlalo a que te visite aunque sea virtualmente. Mantente vigilante sobre lo que él hace y lo que hace quienes dirigen la Asamblea Nacional. Ellos son nuestros mandatarios y por eso necesitan que les ayudemos pero que también les exijamos.

8. Trabaja en redes. Busca a otras personas y otras organizaciones de tu comunidad, de tu municipio, de tu estado que tengan tus mismas preocupaciones. Te sorprenderás de cuánta gente hay haciendo cosas buenas y no te has enterado. Relaciónate con el sacerdote, el pastor, el médico de tu comunidad, los educadores, los policías encargados de la zona. Ofrécete de voluntario para sus tareas. No solo puedes ayudar mucho, quizás hasta evites que hagan cosas equivocadas.

9. No caigas en la trampa de la polarización. Esa es la zona de confort del régimen. Allí es donde son buenos, ¡dividiéndonos! Relaciónate con quienes no piensan igual que tú. Convence a los chavistas de tu comunidad que tiene los mismos problemas y que tú y que la solución es que podamos cambiar y relevar en el poder al puñito que se ha beneficiado, mientras todos pasamos necesidades.

10. Ten confianza en que todo cambiará para mejor. Si hubieras nacido en el año 1900 habrías visto dos guerras mundiales, padecido cuatro oleadas de peste que dejaron millones de muertos. Habrías visto a Hitler, a Mussolini y a Stalin oprimiendo sus pueblos. Recuerda que Venezuela fue el país que lideró a la América Latina y al mundo en economía, política y desarrollo social por muchos años. De aquí no se iba nadie, todo el mundo quería venir a compartir nuestra prosperidad.

Recuerda que estamos hechos de “madera fina”, que nuestros llaneros atravesaron Los Andes descalzos para fundar repúblicas libres y que su sangre corre por nuestras venas.

También recuerda que rendirnos nunca ha sido una opción para nuestro pueblo. Conviértete en vocero de esta esperanza y lanza a los cuatro vientos la misión que tenemos por delante.

Añade, consolida o quita las iniciativas que consideres conveniente, pero no te quedes en el sillón desde el que nos estás leyendo. Vienen días importantes. La dirección política de las fuerzas democráticas va a necesitar de nuestra participación, de nuestra acción y de nuestra vigilancia. Su unidad y eficacia dependerán en gran medida de que estemos atentos, activos y, sobre todo, organizados.

 

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