La ruleta rusa del fiscal Nieves por Carolina Jaimes Branger
La ruleta rusa del fiscal Nieves por Carolina Jaimes Branger

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Mientras escuchaba hablar al ex fiscal Franklin Nieves en la entrevista que le hizo Fernando del Rincón, no podía dejar de pensar en “El lazarillo de Tormes”, la novela anónima del siglo XVI, perteneciente a la picaresca española. Decía el lazarillo: “Si el pícaro supiera las ventajas de ser honesto, sería honesto de puro pícaro”.

Aquellos que deciden tomar la “ruta corta” para hacer dinero y tener poder hacen lo equivalente a sentarse en una mesa de ruleta rusa, ese juego que se practica con un revólver cargado con una sola bala, donde los jugadores se disparan en la sien alternativamente, hasta que en algún momento el revólver se dispara. Y una vez que un jugador se sienta a jugar ruleta rusa, no puede levantarse de la mesa. De igual manera, hay un punto de no retorno en la “ruta corta” de la corrupción. Cuando se entra en esa vorágine de corrupción y complicidad, es muy difícil salir. Y quienes la manejan saben, que ya sea por codicia o por miedo, quienes una vez que entran es muy difícil que salgan.

Mucha gente cree que tener dinero y poder da felicidad. Por eso es tan atractivo el dejarse llevar por la “ruta corta”. Tal vez en el corto plazo sí. Pero a la larga los problemas llegan. A veces, incluso la conciencia también llega. Insisto en el tema de la sanción moral: si la hubiera, muchos se abstendrían de delinquir. Y si nos diéramos cuenta de que lo que nos conviene es ser honestos, también.

La noche de la entrevista la discusión en Twitter se basó en que el ex fiscal habló y pidió perdón. Unos se alegraron por ello. Argüían, en términos generales, que lo importante era que el fiscal hablara. Así como que lo que estaba diciendo pasaba a un segundo plano. Otros, dentro de los que me incluyo, nos sentimos profundamente avergonzados. Pena ajena, la llaman unos. Para mí no puede pasar a segundo plano tal confesión. ¿Cómo alguien que estuvo involucrado en todo lo que ese señor dijo –con increíble caradura- puede pensar que va a salir librado de todo ello? Si él estaba denunciando delincuentes, para mí él es tan delincuente como los delincuentes que denunció.

Sentí náuseas cuando lo oí decir que cuando llevaba a su hija al colegio y veía a Manuela López “le echaba bendiciones desde lejos”. ¿Por qué no renunció a la Fiscalía si lo estaban presionando? Quedarse ahí no era la única alternativa que tenía…

Entiendo que volver a Venezuela a dar la cara es impensable en estos momentos. Pero ni el haber hablado, ni el haber confesado, ni el haber pedido perdón lo eximen de la enorme responsabilidad que tiene. Él lo sabe. Su lenguaje corporal –incluso algunas cosas que dijo- lo denotaron.

La limpieza moral del país va a costar mucho más de lo que nos imaginamos. La semana pasada mi amiga María Cristina Manrique de Henning me escribió: “Para mí hace muchos años los venezolanos no queremos identificar la raya que separa el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, lo honesto de lo deshonesto. La quieren ver como una banda muy ancha y en ella se mueven. Muy triste y muy cerca de cada uno de nosotros”. Suscribo todas sus palabras. Hay que empezar a lavar los trapos sucios en todas partes, sin hacer excepciones. Porque cuando se empieza a hacer excepciones, el hacer excepciones se convierte en la regla.

Fernando del Rincón le preguntó a Nieves que qué le decía a la familia de Leopoldo López. El ex fiscal respondió que les pedía perdón. Yo no sé si las familias López Mendoza y López Tintori lo perdonarán. Gente como él destruye, socava, daña. Yo, como venezolana, no lo perdono.

 

@cjaimesb