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No al Estado Islámico por Milos Alcalay

 

El avance científico que viven hoy los habitantes del Siglo XXI, ha dejado cortas las predicciones más vanguardistas de escritores como Julio Verne, y futurólogos de fines del Siglo XIX, dándole un vuelco al potencial de una sociedad planetaria que ha avanzado de manera espectacular en un Mundo con grandes logros en todos los campos, incluyendo en la arena de la política, en la que los nuevos actores se han podido beneficiar del contacto directo con sus militantes o con los ciudadanos en general,  gracias a los aportes de internet unido a la tecnología del Saber, que abre nuevas fronteras de diálogo y de bienestar.

Paradójicamente, mientras el potencial de un futuro lleno de esperanzas irrumpe en las escenas nacional e internacional, en el campo político constatamos que  igualmente ha venido surgiendo el retroceso que nos hace vivir etapas que creíamos superadas para siempre, en las que un primitivismo preocupante suma a millones de habitantes quienes optan por seguir ciegamente a los conductores de nuevos modelos populistas con el odio de la destrucción y del totalitarismo, como se constata en las manifestaciones que rigen los extremismos de uno y otro lado en España y Grecia; al igual que en las nuevas modalidades del autoritarismo en América Latina, África o Asia.

Pero el más grave de todos los modelos primitivos, es el que se vive actualmente en el Medio Oriente, donde ha surgido un “Estado Islámico” que promueve una “Cruzada fundamentalista” que hunde sus raíces  en una supuesta “guerra santa” que existió hace varios siglos, copiando los excesos de la Edad Media. Son abrumadoras las crueles penalidades en contra de los “herejes” que osan no aceptar los dictámenes que ordena el Califato. La comunidad internacional ha visto aterradas escenas de decapitaciones, humillaciones y torturas, en los que las víctimas son los propios musulmanes que definen su fe proclamando los postulados del Profeta Mahoma, pero que como no es una interpretación “ortodoxa” sufren los mismos castigos de cristianos, kurdos, o agnósticos.

La nueva geopolítica del horror impuesta por el Estado Islámico, ha suavizado en cierta medida, la confrontación que durante más de medio siglo los países musulmanes de diferentes modelos políticos, se unían para combatir al Estado de Israel convirtiéndolo en “chivo expiatorio” acusándolo de todos los males en la región. Hoy aparecen las profundas diferencias del odio entre sunnies y chiíes, al que se suman los países que ven con profunda preocupación la irrupción de un Califato sin fronteras y sin moral que pretende acabar por igual a la familia Real que dirige los destinos de Arabia Saudita, o enfrentar a los Ayatolas del Irán, o la República de Erdogan en Turquía, o a los dirigentes de los Emiratos Árabes, o a las autoridades del Irak, o a la sufrida población de Siria  por igual.

A su vez, los millones de desplazados que inundan las poblaciones del Líbano, Jordania, o de la Europa Comunitaria, en especial a Italia, Francia y el Reino Unido, ha llevado a que los dirigentes de los países del mundo se pregunten cómo detener ese retroceso histórico lleno de destrucción que representa el brutal Estado Islámico. America Latina no puede permanecer indiferente ante este drama mundial.

 

@milosalcalay

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