El clamor de una madre en la zona 7: “¿Por qué lo detienen y lo quieren silenciar?”
“Mi hijo sí manifestó. Pero si hay libertad de expresión, si no estamos en una dictadura, entonces ¿por qué lo detienen y lo quieren silenciar?”, se preguntaba la madre de un joven de 25 de años que también está detenido en la zona 7 de Boleíta
Una semana después de que se produjeran los primeros traslados a la zona 7 de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) de Boleíta todavía hay decenas de personas en distintos horarios del día en la zona.
El motivo principal por el que muchas personas siguen allí es poder ver a los familiares detenidos, llevarles comida y verificar que estén en buen estado de salud.
Sin embargo, la incertidumbre sigue siendo el elemento común entre las personas presentes en el lugar ubicado al este de la capital venezolana.
De las celdas de la zona 7 de la PNB en Boleíta han salido cientos de personas trasladadas a otros centro penales, especialmente a Yare 3, en los Valles del Tuy y, en el caso de las mujeres, al centro de “La Crisálida” en Los Teques.
“Lo normal es que nos cobren cinco dólares. Además lo piden en físico o en bolívares, no aceptan pago móvil”, dijo a Efecto Cocuyo la madre de uno de los detenidos en el lugar.
De manifestar en Guatire a estar detenido en la zona 7 de Boleíta
“Mi hijo sí manifestó. Pero si hay libertad de expresión, si no estamos en una dictadura, entonces ¿por qué lo detienen y lo quieren silenciar?”, se preguntaba la madre de un joven de 25 de años que también está detenido en la zona 7 de Boleíta. Ella denuncia que a su hijo lo han golpeado con el objetivo de hacerlo admitir delitos que no cometió.
“Prefiero que me maten a echarme la culpa de algo que no hice. Yo no soy ningún terrorista”, fueron las palabras del joven. Se las dijo a su madre cuando pudieron verse el pasado viernes 2 de agosto en la sede de la PNB en San Agustín del Sur. Desde ese momento, ella no ha podido verlo de nuevo.
La madre de este joven, quien también pide mantener anonimato, denunció que a su hijo lo tienen en una celda apodada “el infiernito”, ubicada presuntamente en los sótanos de la zona 7 de Boleíta. “Mi corazón está destrozado como madre. Pero me levanto todos los días. Hago recolectas por redes sociales, también cuento con el apoyo de familiares y amigos migrantes para poder tener algo de dinero y costear la comida de mi hijo, además de mis viajes desde Guatire hasta acá”, comentó la mujer.
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