Carla Michelle Aponte, psicóloga y activista de diversidad corporal, señaló que la violencia estética existe porque hay un estereotipo de cuerpo y de apariencia específica que es la reconocida, validada y aceptada
La violencia estética en Venezuela está internalizada en la cultura del país y esto se hace presente en las aulas de clase, donde muchas niñas que sufren constantes burlas buscan aceptación.
Malena tiene nueve años. Constantemente se ve al espejo y aunque no ve nada extraordinario en su nariz, en su mente se repiten las voces de sus compañeros de clases: “nariz de guante”, “pinocho”, “tucán”, “pico de garza” … Así se burlan de ella en la escuela.
Con una corta edad y apenas en cuarto grado de primaria, Malena utiliza el teléfono y computadora para investigar sobre la rinoplastia. Aunque sabe que es muy joven para este procedimiento, le pidió a su mamá que la lleve con un cirujano plástico a los 15 años. En lugar de una fiesta, quiere una operación de nariz.
Eloisa Pinto, madre de Malena, está preocupada, pues varias veces ha sorprendido a su hija viendo tutoriales para aprender a perfilar la nariz con maquillaje. Cuando se toman fotos, su hija trata de ponerse del lado izquierdo, pues es la forma en la que se siente más cómoda con su imagen, según reseña de un reportaje de Constructoras de Paz, iniciativa del Instituto Venezolano de Prensa y Sociedad (Ipys).
La progenitora de Malena ha acudido a la escuela, ubicada en el norte de Valencia, para exponer el caso. “En las clases de educación emocional hablan de la aceptación, del respeto, del bullying, les dan charlas, hacen dinámicas… Pero la situación parece ser cada vez peor”, dice.
Haber identificado a los niños y niñas que insisten en burlarse de la nariz de Malena y haber organizado reuniones con sus representantes, no ha sido suficiente. Mientras que algunos han colaborado para frenar la situación, otros son indiferentes.
Estereotipos
Carla Michelle Aponte, psicóloga y activista de diversidad corporal, señaló que la violencia estética existe porque hay un estereotipo de cuerpo y de apariencia específica que es la reconocida, validada y aceptada.
“Y esa imagen tiene ciertas características y, si hay una persona que no cumpla con esas características, entonces viene la discriminación, el maltrato, la burla”, señala la especialista.
Sin embargo, aclara que no siempre que se hable de bullying se hace referencia a la violencia estética. El primero es un acoso que se repite para causar daño, miedo y angustia en otra persona.
“Obviamente que daña, pero la violencia estética está más internalizada (…) Sistemáticamente tenemos internalizado esta estructura de estereotipos, de gordofobia, de la cultura de la delgadez y de la dieta, pero no siempre somos conscientes de que eso forma parte de la violencia estética y puede dañar a los otros”, señaló la especialista.
En ese sentido, Aponte indicó que puede haber violencia estética sin bullying, así como también bullying que no tiene nada que ver con la violencia estética. En ese sentido, los colegios deben prepararse para afrontar cada caso de manera diferenciada y personalizada.
Un círculo vicioso
Andreina Montes, una de las psicólogas del colegio donde estudia la niña, aseguró que entre cinco a ocho casos similares se viven en cada aula de clases.
Según explicó la psicóloga, en el mismo salón de Malena, una de las niñas que la agrede por el tamaño y forma de su nariz, llegó a esa escuela este año escolar de otra institución en la que era víctima de gordofobia.
Se trata de lo que la especialista definió como el síndrome de la herida abierta que desencadena una mezcla entre resentimiento e ira.
“Cada caso es particular pero, si no se trata, el resultado siempre será comportamientos desadaptativos como el de esta niña que, además, quiso dar un paso al frente y ser la agresora en un nuevo colegio, aplicando todo lo aprendido cuando fue víctima”, explicó Montes.
También lo calificó como “ceguera emocional” que no produce otra cosa que un círculo vicioso ya que, según sus datos, el 25 % de las víctimas se convierten en agresores.
Recomendaciones para prevenir y enfrentar la violencia estética en niñas
Fomentar la educación sobre la diversidad en apariencia física y características individuales, además de la inclusión y el respeto mutuo entre los estudiantes.
Enseñar a las niñas que la belleza viene en diversas formas, tamaños y colores.
Proporcionar ejemplos de modelos positivos que destaquen la diversidad en los medios de comunicación y redes sociales.
Establecer un ambiente donde las niñas se sientan cómodas expresando sus sentimientos sobre su apariencia.
Cuidar las palabras que se usan, lo que se dice y cómo se expresa.
Enseñar el respeto por las elecciones personales de moda y estilo de cada niña.
Fomentar a apreciar y celebrar sus cuerpos tal como son, promoviendo una imagen positiva de sí mismas.
Instruir habilidades para afrontar situaciones de discriminación o comentarios negativos.
Promover la empatía y el respeto hacia las diferencias.
Animar a la crítica consciente de la publicidad y las imágenes mediáticas cargadas de estereotipos.
Escuchar sus preocupaciones y brindar apoyo emocional.
Impulsar el desarrollo de intereses y habilidades que no estén centrados en la apariencia física.
Discapacidad y género: Vivir en un país donde no se cumplen las leyes de avanzada
Carla Michelle Aponte, psicóloga y activista de diversidad corporal, señaló que la violencia estética existe…