Observatorio Venezolano de la Violencia condena represión en Mérida
Observatorio Venezolano de la Violencia condena represión en Mérida

LAS MANIFESTACIONES EN MÉRIDA durante el último mes han dejado tres personas fallecidas, incontables número de heridos muchos de gravedad e innumerables daños económicos, materiales e inmateriales. La ciudad está prácticamente bloqueada durante el día y peor en las noches. Las clases en las escuelas, liceos y universidades están a media máquina, precisamente porque el acceso e determinados sectores es muy limitado. Muchas noches transcurren como noches de guerra, con detonaciones, bombas y quema de cauchos.

“La muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad. Por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas. Doblan por ti”. Con este epígrafe del poeta John Donne, inicia la novela Por quién doblan las campanas, del no menos famoso Ernest Hemingway, encerrando en sus versos varios significados sociales que van más allá del uso armónico de la palabra para transmitir una idea. De hecho, en la literatura de Hemingway puede encontrarse algo de sociología, en especial, en las bellas metáforas en las que describe que cuando el mar toca la arena de la playa, algo de sí deja en la arena y algo de ella se lleva consigo.

Según esta bella alusión literaria, todo está conectado. En especial, entre los seres humanos en sociedad, la interacción individual implica una dinámica en la que cada persona tiene un impacto particular en las otras personas. Es, lo que John Braithwaite llamó en sus estudios como interdependencia. De allí la idea que las campanas doblando para anunciar una muerte, anuncian la muerte de todos. Porque la muerte de un hombre encierra más significados que su deceso físico y cuando la misma ocurre en manos de otros hombres, con la intención que fuera, el significado trastoca el tejido social y la humanidad misma.

Con esta reflexión inició el profesor de la Universidad de Los Andes y coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia, Mérida (OVV Mérida), Freddy Crespo, su acostumbrada presentación del seguimiento y registro delictivo que se lleva en la entidad. Aunque en esta ocasión, optó por hacer un llamado a la conciliación, la paz y la tranquilidad de los merideños, repudiando los actos de violencia que se han suscitado durante el último mes en varios sectores y municipios del estado Mérida.

“Desde el OVV Mérida, condenamos todo acto de violencia y cualquier expresión de la misma en contra de cualquier persona. Condenamos la intolerancia y la polarización que se vive actualmente en el país y que en Mérida no ha sido la excepción. Una intolerancia que ha llevado a juzgar de manera equivoca la vida o la muerte de las demás personas, aplaudiendo o condenando los heridos y asesinados, según el sector del que se mire. Exhortamos a los líderes políticos de la entidad, a que busquen canales de diálogos y puntos comunes para buscar la manera de resolver las diferencias de manera en la que no siga siendo la ciudadanía los más afectados por estas diferencias, pues a la final el muerto de uno u otro bando, no son ciudadanos de uno u otro lado, son venezolanos”.

La represión no cesa. Y esta a su vez conlleva el surgimiento de nuevas formas de evitarla y confrontarla, precisamente, como conducta para evitar y repeler la violencia. Es decir, la violencia de unos, los otros la evitan y contrarestan con más violencia, la cual al mismo tiempo, es respondida con mayor violencia. “En ese escenario, el ciclo de violencia se retroalimenta y crece cada vez más, produciendo mayor intolerancia y una reducción al mínimo de la empatía entre los individuos de sectores que se confrontan. Allí no hay posibilidad de puntos medios. Allí o estás conmigo o estás en mi contra”, señaló Crespo.

La intolerancia lleva a la irracionalidad y con esta, la violencia se hace más aceptable; se justifica como castigo y respuesta necesaria en la dinámica donde el rol de bueno y malo, de justo o injusto, se propone a conveniencia según de quien se trate para calificar o quien es el que califica. “Esto no lo han entendido nuestro dirigentes. Quienes se empeñan en buscar culpables de la violencia y no en reconocerse como responsables para evitar la violencia y generar espacios de paz y entendimiento social. Es inaceptable que la muerte de una persona se califique como justa o se menosprecie su vida por el hecho de “ser un tupamaro, chavista u opositor”, poniéndonos al nivel de la Alemania nazi, cuando la muerte de un judío no importaba, solo porque era judío”.