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Opinión

¡Era la economía, estúpido! por Francisco J. Quevedo

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La célebre frase que marcó la campaña de Clinton vs. Bush nos sirve para dramatizar lo sucedido el 6-D. Solo hay que verla en pretérito, y, en especial, ponerle signos de exclamación, porque, evidentemente, eso no lo entendió, ni lo entiende, ni lo va a entender.

Las consecuencias del aplastante resultado de las elecciones parlamentarias que le entregan el mando absoluto de la Asamblea Nacional a la oposición pueden resumirse con un acrónimo médico de emergencia, reanimación cardiopulmonar, RCP, solo que en esta oportunidad significa “rectificación, colisión y partida” para no usar otras palabras con “P” más prosaicas.

El discurso de Maduro la madrugada del 7-D demuestra que “la cabra siempre jala pal’ monte». No podemos esperar de él sino más de lo mismo que se convertirá ahora en una confrontación inevitable ante el claro mandato del pueblo. El Presidente no reconoce que el no es parte de la solución sino parte del problema, si es que no es el problema mismo, y difícilmente rectificará, y si lo hace, lo hará tímidamente, tanto por convicción ideológica, por ignorancia económica, como por miedo al costo político que irónicamente ya está pagando.

La guerra ya está anunciada, Maduro profundizará la revolución, dijo, y con ello agravará el daño que lo llevó a la derrota. Al hacerlo, entrará en colisión con la nueva Asamblea Nacional, pavimentando el camino hacia un salida política y por demás constitucional, ante una oposición que no necesitará “saltos de talanquera” para acordarla, con un mandato claro, y cuando se cumple, el 4 de Febrero de 2016, paradójicamente, la mitad del mandato de Chávez que él terminaría tras declararse la ausencia absoluta.

La oposición le ha dado prioridad en su discurso, no a sacar a Maduro, sino, a la rectificación económica, política y social. El otro se matará el mismo, como Chacumbele. La nueva Asamblea seguramente legislará en materia cambiaria, pero el Gobierno no querrá devaluar, como debe, y como ya es un hecho, tanto menos transitar hacia la unificación del cambio. Podría retomarse la Ley de Presupuesto para restarle discrecionalidad al Ejecutivo que no querrá ceder el control de la chequera. Igualmente se legislaría en materias del Banco Central de Venezuela, pero el Ejecutivo no querrá que se sepa lo grave que se encuentran las finanzas públicas. Y así, interpelación tras interpelación, censura tras censura, esto se perfila como un choque de trenes.

Habrá que esperar a ver qué agenda legislativa define la MUD este Jueves, 10-D, para conocer cuáles “victorias tempranas” buscará instrumentar en su “luna de miel”. Mientras tanto, no nos extrañe que la Asamblea saliente apruebe una Ley Habilitante, cosa que la nueva mayoría aplastaría en Enero con la misma fuerza que le otorgaron los resultados del 6-D. Pero, aún si no se lanzan esta medida desesperada, al oponerse el Ejecutivo y el TSJ a los correctivos que la oposición trate de imponer desde la Asamblea, la pugnacidad entre los poderes agravará los problemas que llevaron a la derrota de Maduro, y de sus candidatos, y terminará con su salida de Miraflores.

¿RCP? ¡Este muerto no se levanta! Todo apunta a que un nuevo gobierno terminará este período, y tendrá que tomar las más duras decisiones.

@qppasociados

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