2016 comienza con un año bisiesto que tendrá 366 dÃas, uno más que en 2015. Cada año bisiesto surgen anuncios de catástrofes, hechos extraordinarios o acontecimientos únicos, buenos y malos. ¿Qué nos deparará este año?,
reseña un artÃculo publicado en lainformación.com
Un año es bisiesto si es divisible por cuatro, y este próximo toca, de modo que febrero de 2016 tendrá 29 dÃas y el año completo 366. Este dÃa se añade para corregir el desfase que existe con la duración real del año, que es de 365 dÃas, 5 horas, 48 minutos y 45,25 segundos.
Estas casi 6 horas de más se acumulan cada cuatro años y se le suman a febrero porque el cómputo que se realiza depende del solsticio de invierno y de la distancia de la luna respecto a la Tierra. Con ello se evita que las fechas astronómicas y cronológicas dejen de coincidir.
Según ha explicado a Europa Press el investigador del Consejo Superior de Investigaciones CientÃficas (CSIC), Manuel Manianes, los años bisiestos fueron implantados por Dionisio ‘El Pequeño’, un monje de TurquÃa que en torno al año 200 (d.C) halló la diferencia entre lo que contaba el calendario juliano y la realidad. Si ese desajuste no se corregÃa, en el plazo de 500 a 600 años, el solsticio de verano podrÃa suceder en el solsticio de invierno y viceversa.
El monje observó que, para que todas las fechas coincidieran en el tiempo, era preciso añadir un dÃa a febrero para hacer realidad esas seis horas de más que tiene cada año y que no se cuentan el resto de los años.
Según Manianes, entre las “consecuencias más dramáticas” de no existir el año bisiesto, los seres humanos no podrÃan seguir el ciclo de la naturaleza, ya que, por ejemplo, la floración de las plantas se darÃa en lo que conocemos como verano cronológico. “Si no añadiéramos a febrero un dÃa, no podrÃamos controlar ningún fenómeno a través del calendario”, señala.
El experto asegura que, aunque el año bisiesto “arregló los desperfectos que habÃa”, aún asàquedan unas pequeñas diferencias que, en un año o lustro no se aprecian, pero que se notan a largo plazo. De hecho, los cientÃficos corrigen y regulan estas décimas de segundo tanto en los relojes como en los calendarios. En la misma lÃnea, hay fiestas litúrgicas que no cambian de fecha y otras que son movibles, dependiendo de las lunas, como Carnaval o Semana Santa.
Es pues a Dionisio ‘El pequeño’ a quien se deben las dataciones que rigen en la actualidad ya que el calendario juliano, además, tenÃa un error de tres años en el cómputo general, por lo que Jesucristo podrÃa haber nacido tres años antes o tres después.