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La justicia “fuerte pero misericordiosa” que salvó a los sobrinos Flores de pasar su vida tras las rejas
La benevolente sentencia de 18 años de cárcel impuesta a los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, Efraín Campo y Franqui Flores, echó por tierra cualquier análisis previo sobre el caso. El juez Paul Crotty consideró que las penas propuestas por la Fiscalía eran “desproporcionadas”. Los sentenciados defendieron su “buen corazón” con uñas y dientes

 

@AdrianitaN

EL JUEZ PAUL CROTTY HABLA DESPACIO, gesticula cada palabra como tratando de que no quede duda de lo que dice. Efraín Campo Flores entrelaza los dedos; Franqui Flores de Freitas observa atento.  “Voy a imponer una sentencia de 216 meses (18 años) y una fianza de 50 mil dólares a cada uno”, dice Crotty mirando a los acusados directamente y aclarándoles que no tendrán beneficios alternativos. Todas las quinielas, proyecciones y apuestas al respecto cayeron estrepitosamente. Los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, Cilia Flores y Nicolás Maduro, salieron ilesos de cumplir pena máxima en una cárcel de Estados Unidos. Silencio total en la sala. Los acusados asienten lentamente con la cabeza.

Una hora antes habían entrado a la sala los cuatro abogados defensores, detrás de ellos la esposa de Campo Flores, Jessair Rodríguez, y otra mujer de identidad desconocida. Rodríguez esperaba a su esposo en la primera hilera de la izquierda de las gradas destinadas al público. Su cabellera, teñida de castaña a un rubio platinado, la hacía parecer otra persona pero su característica expresión fija en el estrado del juez, inamovible, sin mirar a los lados, hacía evidente que era ella quien estaba allí, nuevamente, acompañando a su esposo.

Minutos después, los fiscales de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Emil Bove y Brendan Quigley, entran a la sala envueltos por un aire de victoria. Sonríen confiados. Cada uno carga un par de gruesas carpetas llenas de hojas. Las sueltan ruidosamente en los escritorios de la corte asignados para ellos, justo entre el juez y los acusados. Entra Sandalio González, el agente de la Agencia de Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) responsable de toda la recolección de evidencias y captura de los primos Flores. Se ubica al lado del equipo de la Fiscalía.

A las tres de la tarde en punto dos oficiales enfundados en chalecos antibalas y guantes negros abren un maciza puerta de madera ubicada a la izquierda de la sala. Una rendija deja al descubierto un pequeño salón de paredes cubiertas con baldosas blancas. Se escucha el tintinear de un llavero que pareciera cargar todas las llaves del mundo y un ligero choque de cadenas que anuncia la entrada de los condenados.

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Entra Efraín y guiña frenéticamente ambos ojos a su esposa, le lanza besos tratando de sacar ventaja a los segundos. Saluda a sus abogados con una sonrisa y un apretón de manos. Se sienta a la izquierda de John Zach y Randall Jackson, sus dos abogados. Luego entra Franqui con el ceño fruncido y los labios apretados. No saluda a nadie. Lanza una mirada furtiva pero cargada a la prensa. Se sienta entre sus abogados, David Rody y Elizabeth Espinosa. Ambos visten uniforme de franela y mono azul oscuro, zapatos de suela blanca del mismo color de su nueva ropa habitual; están esposados por los tobillos pero sus manos están libres de ataduras.  

Campo Flores y Flores de Freitas reunían todos los números necesarios para ser condenados a cadena perpetua. De acuerdo con la tabla de cálculo de la pena utilizada en la justicia estadounidense, ambos acumulaban 38 puntos por la conspiración y la cantidad de cocaína negociada durante la operación, dos por el uso de armas, dos por el uso de un avión privado y dos por su papel como jefes del hecho. A juicio de la Fiscalía 30 años no eran suficientes, pero eran aceptables; para la defensa 10 años eran suficientemente ejemplarizantes. En ese momento el juez era el único capaz de imponer su criterio.

La Fiscalía recalcó que la cantidad de droga involucrada, las armas y el uso de aviones privados y aeropuertos privilegiados eran razones suficientes para mantener a los sobrinos de Maduro al menos tres décadas tras las rejas. Añadieron otros argumentos: que actuaban como jefes de una organización criminal, de que habían declarado una “guerra” contra Estados Unidos apoyándose en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que los fondos de esta operación delictiva estarían destinados a la perpetuación de un régimen de gobierno que violaba derechos humanos a su población. Campo se encogió de hombros al escuchar el último.

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La Defensa subrayó una y otra vez elementos que intentaban probar que sus clientes no eran malas personas y estaban muy lejos del estereotipo de un narcotraficante. Recordaron que más de 30 familiares y amigos habían enviado cartas al juez para abogar por su honradez. Resaltaron que no tenían antecedentes penales, ni riquezas en Venezuela. “Por supuesto, ellos vivían un poco por encima de los venezolanos normales, pero no eran millonarios”, aseguró Jackson.

Pero fueron los mismos Campo y Flores quienes defendieron su bondad con todo empeño. La primera vez que la voz de los primos se escuchó en la sala fue en 2016, en las grabaciones ocultas en las que se jactaban del poder y conexiones que les garantizaban el desarrollo total de sus “negocios” en Venezuela; la segunda fue hoy, 14 de diciembre de 2017 cuando dirigieron al juez emotivas palabras que buscaban tocar su corazón y, de este modo, obtener una pena menos severa.

 

***

 

Campo, como de costumbre, toma la delantera sobre su primo. Con voz fina, aguda, sumisa, agradece al juez la oportunidad de hablar y el respeto con el que fue tratado desde el inicio del proceso. “Sé que he cometido errores y perdí de vista lo más importante”, dijo. En adelante se enfoca en agradecer a su esposa por su apoyo, a pedirle disculpas por no estar presente en el nacimiento de su segundo hijo juntos y a recordarle que la ama. Hizo lo propio con su madre, sus amigos y su familia. Distribuye en igual medida los saludos a primos y tíos, sin decir ningún nombre en especial. “Estoy muy avergonzado por todo el daño y sufrimiento que esto les ha causado”, menciona. Dice un par de frases en un tímido inglés, en un esfuerzo por demostrar que su tiempo encarcelado ha sido productivo. “Estoy muy avergonzado y arrepentido”, reitera.

Flores de Freitas rompe su expresión ruda de un segundo a otro. Cuenta que su familia siempre le ha dicho que no es un buen orador, pero que es hábil con gestos y acciones. “Estoy tan arrepentido. Todos somos humanos y caemos en el pecado”, dice trastabillando en su lectura. Como forzado por las circunstancias, contó segmentos de una infancia traumática propiciada por la muerte de su madre, los maltratos verbales y físicos infligidos por su padre (hermano de Cilia Flores) y la vida en casa de una abuela que, asegura, a duras penas podía alimentarlo.

“No soy una mala persona. Trato de ayudar a las personas que están en una situación psicológica peor que yo. Corto el cabello de otros presos y reparo sus radio como un acto de caridad, lo hago con todo el gusto. Estudio inglés y la Biblia. Mi hijo de nueve años es lo más importante para mi”, se defiende. Su voz se quiebra y lágrimas corren por sus mejillas. Se disculpa, aclara su garganta y continúa: “Estoy deshecho y desconsolado al saber que no estoy con mi hijo mientras crece”, dice. Inmediatamente pide disculpas a su otro talón de Aquiles: su abuela y sus amigos. “Le pido que me dé la oportunidad de reponer mis errores”, súplica al juez aún entre lágrimas.  

Crotty se mantiene sereno durante ambas intervenciones, hasta que llega su momento. Para el juez tanto la sentencia de por vida, como la de tres décadas resulta “desproporcionada”. “En este caso no hubo incautación alguna de drogas y, ciertamente, ellos tomaron decisiones estúpidas. No hay prueba alguna de distribución de drogas en Estados Unidos”, puntualiza. Desde su perspectiva “la justicia debe ser fuerte, pero misericordiosa, sino sería crueldad” y “la separación de sus familias ya será particularmente dolorosa”.

Aclara que cada condena es independiente y se desliga de decidir en concordancia con el castigo impuesto en un caso similar —el del hijo del expresidente de Honduras Fabio Lobo, condenado a 24 años de cárcel por delitos parecidos—. “360 meses (30 años) es extraordinariamente largo. Por su edad equivale a toda su vida”, menciona. Hace una pausa larga. “La sentencia que voy a imponer…—hace una pausa más corta— es de 216 meses y una multa de 50 mil dólares a cada uno”. Los dos agachan ligeramente la cabeza. En este punto no hubo lágrimas.

Es imposible descifrar solo con una mirada qué pasa por la mente de alguien que sabe que entrará a una cárcel como un joven vigoroso de 30 años y saldrá como un menguado adulto de 50 años, con hijos que pasan de niños a adultos y, quizás, con cambios significativos en su país de origen. Lo que sí es un hecho es que, a pesar de que todas la probabilidades jugaban en su contra y de haberse ganado a pulso todos los números para tener el mayor de los castigos, la benevolencia del juez los salvó de lo que parecía un destino seguro. Crotty les dio la oportunidad de ser mejores.

A los sobrinos de Maduro y Flores les resta pasar en la cárcel la misma cantidad de años que el chavismo ha ocupado el gobierno de Venezuela hasta 2017.

 

Después de conocida la sentencia, la defensa pidió al juez sugerir a la la Agencia Federal de Prisiones —mejor conocida como BOP, por las siglas en inglés del Federal Bureau of Prisons— que ambos sentenciados sean trasladados al estado Florida, para facilitar los viajes y abaratar los costos de sus familiares en Caracas. Antes de conocer la sentencia, los abogados mencionaron las sanciones impuestas por Estados Unidos a funcionarios del gobierno venezolano como otro posible impedimento para estas visitas. El juez Paul Crotty puede hacer recomendaciones, pero la última palabra sobre el nuevo sitio de reclusión la tiene el BOP. Hasta el momento de la redacción de esta nota las autoridades competentes no se han pronunciado al respecto.

Luis Florido: Sí están dadas las condiciones para un acuerdo

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El diputado Luis Florido aseveró que la Mesa de la Unidad Democrática está dispuesta a permanecer en el proceso de negociación hasta lograr acuerdos, pues se encuentran en la etapa más delicada, “que es la de lograr acuerdos y aproximar decisiones, incluso están planteadas alternativas posibles para resolver de forma inmediata la crisis humanitaria”.

El integrante de la comisión negociadora de la MUD dijo a los medios que así como no hubo acuerdo en las reuniones del 1 y 2 de diciembre, si están sentadas las bases para que se pueda lograr un acuerdo final en favor del país “y de los venezolanos que quieren cambio hoy”.

Florido detalló que el proceso de negociación “tuvo una mecánica muy sencilla, nosotros presentamos nuestras propuestas con contundencia, y el Gobierno presentó las suyas”, al igual que los cancilleres garantes dieron algunas ideas sobre el problema venezolano.

Al insistir su permanencia en el proceso negociación, Florido destacó que la negociación “le pertenece a todos los venezolanos, a los que están de acuerdo, a los que no y a los que con razón están escépticos”.

Reiteró que este proceso no puede cambiar en su dinámica, por lo que debe mantenerse como fue diseñado y acordado entre las partes, al tiempo que enfatizó que un proceso de negociación no le que quita a ellos (Maduro) su condición de Gobierno y a nosotros de oposición, “lo que nosotros planteamos es que exista un proceso de normalización democrática y garantías políticas para que el país mejore”.

Otro de los aspectos a resolver por la delegación de la MUD antes de la reunión del 15 de diciembre es la presencia del canciller de un tercer país que los acompañe como garante en las negociaciones. Hasta ahora, solo México y Chile participaron como veedores el 1 y 2 de diciembre por la MUD, mientras que el Gobierno fue acompañado de Bolivia, Nicaragua y Saint Vincent y Granadines.

Paraguay declinó participar en la primera ronda de reuniones debido a problemas internos en su país y la proximidad de elecciones. En este sentido, el diputado Florido informó que están en conversaciones con países «en la búsqueda de la tercera nación que nos acompañará» a menos que el canciller Eladio Loizaga pueda confirmar su disponibilidad para la fecha.

¿Canal humanitario o cooperación internacional?

Sobre la negativa del Gobierno expresada por Nicolás Maduro ante un canal humanitario, el parlamentario señaló que es precisamente el gobierno quien “tiene la responsabilidad de abrir los ojos ante un tema tan grave (…) lo fundamental es que entren medicamentos al pueblo que lo necesita”.

“En lugar de invitarnos a Miraflores, deberían invitar a los pacientes renales, con Sida a Miraflores para que los escuche y vea que hay personas que se están muriendo por falta de medicinas”, argumentó el diputado, sentando su posición ante la invitación de Maduro de reunirse con  representantes de Primero Justicia, Voluntad Popular, Acción Democrática y Un Nuevo Tiempo esta semana.

No es el tema de ser mendigos, dijo Florido utilizando la frase del mandatario Nicolás Maduro, “es el tema de establecer claramente cuáles son las debilidades y la crisis que tiene el país y abrir las compuertas a estos medicamentos y alimentos que muchos países están dispuestos para enviar a Venezuela”.

Si tenemos que ir país por país una comisión a pedir medicinas y alimentos, lo haremos sin pena, porque más pena da ver morir a pacientes con cáncer, con problemas renales, sentenció el parlamentario. “Por lo menos en este momento estamos en un proceso para abrir un canal humanitario, queremos que se salven vidas”.

“Aquí quien tiene que dar es el Gobierno, ellos lo saben”, sentenció el negociador de la MUD, pues a su juicio, son los representantes del Ejecutivo los que deben crear garantías para que ingresen medicinas al país, o la de crear un escenario electoral de confianza.

La respuesta al que no cree

El diputado Florido también dirigió sus palabras a los dirigentes y sociedad civil que han criticado el proceso de negociación: “A los que dicen que con este proceso al Gobierno se le da tiempo, les pregunto ¿de qué?, ellos están en el poder, pero nosotros lo que buscamos es que existan mejores condiciones electorales, democráticas y sociales para los venezolanos”.

Uno no decreta los acuerdos y tampoco los impone, indicó Florido. “Esperamos que el 15 los haya, y si no los hay, se lo diremos a los venezolanos”.

Además, indicó que estas semanas van a buscar acercar posiciones a través de los cancilleres para que el 15 de diciembre se concreten los acuerdos.

Florido pidió paciencia y confianza con el equipo negociador y de asesores técnicos de la MUD. “Reiteramos que no queremos seguir con venezolanos muriéndose de hambre, que tengamos eventos electorales transparentes, no que sigan presos políticos aislados como Daniel Ceballos, o que a nosotros los diputados no nos dejen entrar a la Asamblea Nacional”.

El parlamentario dijo que los anuncios para la MUD no cuentan, sino lo que quede escrito en los acuerdos. “Esperamos que en materia electoral exista certeza, claridad y transparencia para tener unas elecciones libres, sin presos y sin inhabilitados para que los venezolanos puedan tener el voto”.

Hablan los asesores

Por su parte, el ex presidente de Fedecámaras Jorge Roig destacó en nombre de los asesores técnicos de la negociación que vieron “coherencia y unidad” a la hora de formular las propuestas en ese proceso.

“Aquí no se trata de victorias parciales”, afirmó Roig, pues a su juicio, este proceso se trata “de que lo que allí salga sea una victoria para el pueblo venezolano”.

Roig destacó que tuvieron presión de los grupos de personas que padecen la escasez de medicinas, así como también es prioridad para los familiares de presos políticos, “esto no se puede tratar unilateralmente, se tiene que buscar un acuerdo general que permita soluciones a los problemas de todos los venezolanos”.

Mar 20, 2017 | Actualizado hace 7 años
Stratfor: La mayor amenaza a Venezuela viene de adentro

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La empresa de análisis geoestratégico Stratfor publicó hoy en su portal web un análisis sobre la situación de crisis en Venezuela. La agencia es reconocida mundialmente por proporcionar inteligencia global y orientación a individuos, gobiernos y empresas de todo el mundo. Utilizando un enfoque único basado en la información privilegiada para el análisis de asuntos mundiales.

Por Stratfor 

Pronóstico

–  El gobierno venezolano usará inteligencia humana y vigilancia electrónica para vigilar de cerca a sus fuerzas armadas.

– Aunque no parece existir una sublevación militar, Caracas dependerá de un monitoreo cuidadoso para minimizar el riesgo de que uno de ellos surja a medida que la economía se hunde más profundamente en la crisis.

– Mientras Venezuela trabaja para erradicar las amenazas desde dentro, también tendrá que lidiar con una administración estadounidense más hostil y el riesgo de expulsión de la Organización de Estados Americanos.

Análisis

Este año será el más difícil para Venezuela desde que los precios del petróleo se derrumbaron en 2014, arrastrando a la economía del país con ellos. En menos de tres meses del año 2017, Caracas ya está lidiando con una incesante inflación y escasez de alimentos, así como con la incertidumbre que ha acompañado a la nueva administración estadounidense. Frente a los problemas que parecen no tener fin, el gobierno venezolano también se ha defendido de los desafíos de sus opositores políticos de la Mesa de Unidad Democrática mediante el uso de ofertas de conciliación para meter una cuña entre ellos. Sin embargo, la mayor preocupación de Caracas no es lo que la oposición pudiera hacer a continuación, sino lo que sus propias fuerzas armadas son capaces de hacer.

Una crisis se está gestando

Según fuentes sin nombre de Stratfor, el gobierno venezolano ha decidido mantener un ojo más cercano a sus tropas. La Dirección General de Contrainteligencia Militar ha comenzado a supervisar a los oficiales militares de rango medio desplegados en las Regiones de Defensa Estratégica (REDI) y Zonas Estratégicas de Defensa (ZODI) del país. Las siete REDI de Venezuela, que son administradas por los generales designados por el presidente, contienen docenas de ZODI comandados por oficiales adicionales. Y es al parecer la lealtad de estas figuras lo que preocupa a Caracas.

La principal preocupación del gobierno reside en el hecho de que los oficiales de REDI y ZODI tienen espacio para actuar -y animar a sus subordinados a seguir- sin el conocimiento inmediato de sus superiores. Los comandantes de REDI y ZODI tienen autoridad para emitir órdenes directas a las unidades bajo su control y, en teoría, podrían dirigir una acción militar contra el Estado mientras mantienen en la oscuridad al ministro de Defensa y al Comando Operativo Estratégico en cuanto a sus intenciones. Con la esperanza de impedir que un levantamiento se desarrolle algún día, el gobierno ha comenzado a escudriñar las idas y venidas de las filas inferiores de estas unidades.

Al final del día, los temores de Caracas de una insurrección probablemente no se realizarán. El interés propio y las persistentes diferencias entre las tropas venezolanas serían obstáculos difíciles de superar en un intento por derrocar al gobierno. Pero para los líderes civiles del país sería absurdo de no tratar a los militares con cautela. Venezuela está atrapada en una crisis económica de proporciones históricas que seguirá atormentando a sus ciudadanos en los próximos años, y en la medida que la insatisfacción popular se dispare, un golpe puede convertirse en una opción tentadora para redimir los agravios de larga data.

Desafortunadamente para Caracas, no hay solución rápida a los problemas económicos del país, que se derivan de más de una década de gastos excesivos y mala gestión financiera dentro del gobierno. Cuando los precios del petróleo se desplomaron en 2014, simplemente exacerbaron estos problemas. Las importaciones cayeron bruscamente y la inflación se disparó; se espera que aumente de nuevo a más de 700 por ciento en 2017 en comparación con el año anterior. Mientras tanto, los venezolanos están sufriendo una escasez generalizada de casi todos los alimentos básicos, y según una estimación, los precios de estos bienes subieron más de 500 por ciento el año pasado.

Nubes negras por delante

La falta de claridad en torno a la postura del presidente estadounidense Donald Trump hacia Venezuela ha introducido una fuente adicional de ansiedad para el gobierno en Caracas. Bajo el ex presidente Barack Obama, las autoridades estadounidenses abrieron varias investigaciones sobre miembros de alto rango del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), entre ellos al comandante de la Guardia Nacional, Néstor Reverol, al vicepresidente Tareck El Aissami y al ex presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Aunque el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos sancionó a varios funcionarios venezolanos, no aplicó las mismas medidas contra instituciones estatales involucradas en actividades delictivas, como el lavado de dinero.

Eso podría cambiar durante el mandato de Trump a medida que se amplía el alcance de las investigaciones contra el gobierno venezolano. Washington podría optar por imponer sanciones más severas a Venezuela, tal vez dirigiéndose al gigante petrolero estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Si lo hace, la empresa tendrá más dificultades para hacer negocios con empresas y personas bajo la jurisdicción de los Estados Unidos, lo que probablemente haga que su producción caiga aún más. Considerando que la producción de PDVSA representa alrededor del 95 por ciento del valor de las exportaciones venezolanas, la disminución de los ingresos de la empresa limitaría aún más la capacidad del país para importar alimentos.

Lidiando sin dañarse con la tormenta

Estas duras realidades económicas y políticas no son sólo problemas de política que la élite gobernante de Caracas debe resolver, son amenazas existenciales a su gobierno. Incluso si los precios del petróleo comienzan a rebotar en los próximos años, la inflación probablemente se mantendrá alta, al igual que el riesgo del país de incumplimiento financiero. Y cualquier nueva sanción de los Estados Unidos contra PDVSA sólo empeorará las cosas. En vez de tratar de arreglar lo que no tiene arreglo los líderes venezolanos han adoptado su siguiente mejor enfoque: intentar cerrar las entradas de agua en el casco

Hasta ahora la estrategia del gobierno parece haber funcionado. Aunque las encuestas sugieren que menos de un tercio de los venezolanos apoyan al partido gobernante, el presidente Nicolas Maduro ha logrado evitar disturbios generalizados y demorar las elecciones regionales que su partido tiene una oportunidad importante de perderlas. La inesperada calma del país puede explicarse en gran medida por el hecho de que la mayoría de los candidatos a manifestantes pasan la mayor parte de su día ocupados tratando de satisfacer sus necesidades básicas, como comprar comida en la medida que es cada vez más escasa. Sin partidos de oposición capaces de reunir y coordinar a la población insatisfecha del país, además, hay límites en cuánto al daño que los votantes puedan hacer al control del gobierno sobre el poder.

El ejército, sin embargo, es otro asunto enteramente diferente. Incluso si la amenaza de la insurrección es actualmente baja, no se puede descartar la posibilidad de que los soldados infelices con la dirección de su país monten un golpe. Después de todo, la escasez de alimentos y los altos precios afectan tanto a los soldados como a los civiles, sobre todo porque los bienes importados son muy pocos entre el ciudadano venezolano medio. De hecho, un vídeo difundido a principios de marzo donde se ve a dos guardias nacionales que buscan comida en bolsas de basura se ha vuelto viral entre los usuarios venezolanos de Internet, planteando la incómoda cuestión de cuán leales se mantendrán las tropas a un gobierno que no puede aliviar sus pesadas cargas. Dicho esto, los suministros de alimentos a los militares varían mucho dependiendo de la ubicación, rango de los soldados y el acceso a fondos adicionales. Y aunque la mayoría de la base está sufriendo junto con el resto de la población, el nivel medio de las fuerzas armadas y los altos rangos probablemente no lo están.

De cualquier manera, Caracas continuará manteniendo un ojo cauteloso sobre sus oficiales militares en la medida que la situación económica empeora. El gobierno venezolano no es ajeno a vigilar a aquellos que considera podrían representar una amenaza para su gobierno, incluyendo figuras de la oposición y activistas políticos. Y como las dificultades generan la frustración popular hacia Caracas, la administración gobernante seguirá manteniendo su mirada fija en sus propias fuerzas por temor a la amenaza que proviene de adentro.

 

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Maduro no tiene quien le lea por José Vicente Carrasquero A.

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Los resultados del 6D tienen una significación que todavía tiene que ser debidamente evaluada. Por lo pronto significan un vuelco a la forma como el país se venía conduciendo. Para mi, lo más importante de la victoria de la MUD es la gran oportunidad que se presenta para re-institucionalizar el país. Que cada poder ocupe el espacio que le corresponda y que se pueda dar una efectiva vigilancia y control entre las distintas ramas del poder público.

Quien no parece haber metabolizado el impacto que le producen las elecciones es Nicolás Maduro. Su aceptación inicial de los resultados se ha ido diluyendo en amenazas y vociferaciones diversas que ponen en tela de juicio la posibilidad de lograr una adecuada convivencia entre los distintos poderes.

Es evidente que el poder legislativo es el más cercano a la representación de la población y al balance de preferencias políticas existentes. Se puede decir que el poder legislativo encarna la responsabilidad para, en nombre del pueblo, dotar a la nación de las leyes necesarias para conducirnos a la modernidad. Quizás, la función que más preocupa al chavismo es la del control que la Asamblea Nacional puede ejercer sobre el resto de las instituciones. Esta tarea había sido totalmente abandonada y esto producía que no se investigaran los desmanes que a se realizaron en Venezuela durante los últimos lustros.

Maduro pierde una oportunidad de oro para mostrar sus muy bien ocultos dotes de estadista. Es el momento de adelantar una serie de medidas que le permitan sintonizarse con un pueblo que el 6D manifestó su deseo de que las cosas cambien. Que de una vez por todas los políticos en el poder se encarguen de resolver los problemas de los venezolanos.

Maduro no ha mostrado, desde que llegó a la presidencia, capacidad alguna de entender los problemas que aquejan al país. No ha podido asimilar que su política de más y más controles lo que ha hecho es hundir más y más al país en la escasez, la inflación y la pobreza. Se ha negado sistemáticamente a tomar las medidas necesarias para impedir que la calidad de vida de los venezolanos se siga deteriorando.

No hay a su alrededor nadie lo suficientemente preparado como para asumir el reto de explicarle a Maduro lo que debe hacer. Su gabinete estaba repleto de mentes grises y nulidades engreídas que nada tienen que aportar al desarrollo del país. Destaca la incompetencia de un vicepresidente que piensa que es por la vía de la fuerza y el miedo que pueden resolver los problemas de la economía. Es imposible explicarle a alguien ajeno a nuestro acontecer diario cómo es que este señor ocupa un cargo de tanta importancia con semejante exhibición de ignorancia a la hora de aplicar políticas cuyos impactos no son debidamente evaluados.

Maduro promete enfrentar a la Asamblea Nacional. Es equivalente a reconocer que los resultados le fueron adversos pero que los mismos no serán tomados en cuenta para las futuras acciones de gobierno. Siempre hemos dicho que la democracia no se reduce al mero hecho de realizar elecciones. Estas son un mecanismo de la democracia. Pero, más importante que las elecciones es el apego a los principios que las mismas implican, a saber, el respeto de la voluntad de la mayoría.

Quienes rodean a Maduro le leen una situación equivocada. Le dicen que pueblo es quienes votaron por la coalición chavista. El resto, la mayoría no le son presentados como miembros de ese pueblo que el 6D se manifestó mayoritariamente  por un cambio en la conducción de los problemas que más afectan a los venezolanos.  Sus cercanos le leen un país de leales que estarán con él en el momento de adelantar medidas que resultarán contrarias al deseo de la mayoría.

En su entorno solo encuentra quien le recomiende el enfrentamiento con el poder legislativo. Seguir imponiendo a como dé lugar unas políticas de empobrecimiento que hunden cada vez más al pueblo en la miseria. Continuar usando nuestros recursos para seguir favoreciendo a otros países. La vía de la confrontación como derrotero final de un triste proceso político que algunos creyeron era una revolución.

Una adecuada lectura le recomendaría a Maduro liberar inmediatamente a los presos políticos. Daría una señal de haber entendido el mensaje y sería una muestra de apertura que nadie podría criticar. Otra buena idea sería convocar a los líderes más importantes de los partidos que ahora tendrán representación en la Asamblea Nacional  a una reunión con una agenda clara, para elaborar los planes necesarios para volver a poner el país en marcha.

 A evitar la descalificación, el engaño y la mentira como recursos del discurso político. Proponerle al país una ruta para la recuperación de su institucionalidad. Presentarle al pueblo unas medidas que dinamicen la economía. Sobre todo, reconocer ante el pueblo que se cometieron errores, que hubo mucha corrupción, que no se fue duro contra el hampa, que no se invirtió suficiente en garantizar la sostenibilidad de nuestra industria petrolera y un largo etcétera de errores que lo trajeron a esta situación.

Durante la primera quincena de Enero deberá presentar su memoria y cuenta en un escenario donde su partido será minoría. Es el momento de la inteligencia, del diálogo constructivo, del reconocimiento y respeto al resto de las fueras políticas. Es el momento de entrar al siglo XXI.

Ojalá Maduro encuentre quien le lea.

 

@botellazo