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Autoridades elevan a 832 cifra de muertes por terremoto y tsunami en Indonesia

LAS AUTORIDADES DE INDONESIA elevaron este domingo a 832 la cifra de muertos por el terremoto y tsunami que sacudieron la islas de Célebes el viernes, mientras se abre paso la ayuda a las víctimas, condicionada por la amplia destrucción.

El portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, señaló en una rueda de prensa en Yakarta que 821 personas murieron en Palu y las restantes 11 en el distrito de Donggala.

Palu es la capital de la provincia de Célebes Central, tiene una población de 350.000 habitantes y es la zona más castigada por el tsunami, seguida por Donggala, con unos 277.000 habitantes y situado a unos 30 kilómetros al noroeste de la primera.

Sutopo explicó que aunque continúan cortadas las comunicaciones con Donggala han podido recibir informes sobre estas muertes.

Al listado oficial hay que sumarle 540 personas hospitalizadas y 16.732 desplazados, todos ellos víctimas de una catástrofe que comenzó con un sismo de 6,1 grados al que el siguió, tres horas después, un terremoto de 7,5 grados y un inesperado tsunami.

Sutopo informó de que hay cinco extranjeros, de los 71 que saben que se encontraban en Palu el viernes, en paradero desconocido: tres franceses, un surcoreano y un malasio.

Los equipos de rescate empezaron hoy a sacar supervivientes de entre los escombros de este establecimiento hotelero, una operación que no pudo abordarse antes por la falta de maquinaria pesada.

La seguridad es otro problema por los robos en comercios y viviendas dañados o los presos que se han evadido de un presidio en Donggala aprovechando los daños causados por los terremotos y que superan más la mitad de los 560 reclusos que custodiaba la cárcel.

Para contener los casos de hurtos y saqueos, las autoridades han autorizado a las víctimas de la catástrofe en Palu a conseguir provisiones en determinados comercios a cargo del Estado.

Al menos 384 muertos dejan sismos y tsunamis en Indonesia

Según los datos provisionales de las autoridades, 540 personas resultaron heridas y otras 29 se encuentran desaparecidas.

LAS AUTORIDADES DE INDONESIA elevaron a 384 el número de personas muertas por la serie de terremotos y el tsunami que golpeó el viernes la isla de Célebes, en Indonesia, que además causó una extensa devastación.

El portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho, dijo en rueda de prensa en Yakarta que hay 540 heridos y 29 desaparecidos, según datos provisionales. Más de mil edificios están derruidos o dañados, agregó.

Sutopo señaló que la cifra de víctimas mortales proviene solo de Palu, la capital de la provincia de Célebes Central y el lugar más afectado. La cifra es parcial debido al mal estado de las comunicaciones que no han permitido a las autoridades recibir informes de Donggala. Los hospitales de Palu que más fallecidos han reportado a la BNPB son el Bhayangkara, con 161, y el Undata Mamboro Palu, con 141.

Técnicos de telecomunicaciones y transporte aéreo que llegaron la mañana del sábado al aeropuerto de Palu trabajan en reparar algunas de las instalaciones eléctricas dañadas. El aeropuerto de Palu, en el que se operan vuelos nacionales, permanece cerrado desde el viernes tras resultar dañado por el terremoto, que también afectó a puentes, hospitales y puertos.

Las autoridades confirmaron la formación del tsunami después de que varios vídeos locales mostrasen en las redes sociales como Palu, situada en una estrecha bahía, era impactada con fuerza por las olas. La agencia de geofísica emitió una alerta de tsunami tras el terremoto de magnitud 7,5 para advertir de olas de entre medio metro y un máximo de tres metros en la zona de Palu y que expiró a la media hora después.

Según los vídeos grabados por particulares, las oleadas entraron en la playa Talise de Palu y se llevaron a su paso estructuras y vehículos de la costa, el oleaje llegó hasta una mezquita ya afectada por el terremoto, entre los gritos de los residentes.

El terremoto de 7,5 estuvo precedido tres horas antes por otro de 6,1 que provocó la muerte de una persona y 10 heridos y el derrumbamiento de varias casas.

Indonesia se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona de gran actividad sísmica y volcánica en la que cada año se registran unos 7.000 terremotos, la mayoría moderados. Entre el 29 de julio y el 19 de agosto, al menos 557 personas murieron y casi 400.000 resultaran desplazadas por cuatro terremotos de magnitudes comprendidas entre 6,3 y 6,9 que sacudieron la isla indonesia de Lombok.

 

Lo que no causó el terremoto de magnitud 7,3 que tuvo como epicentro el oriente del país, lo causó el llamado plan económico anunciado por el régimen madurista hace apenas unos días. Se trata de un verdadero movimiento telúrico cuya onda expansiva amenaza con destruir todos los sectores de la economía nacional que se mantenían en pie y de enterrar en la más profunda miseria y ruina al pueblo venezolano. Como quien asiste al derrumbe de un edificio, apenas estamos viendo la nube de polvo y escombros, pero más allá de eso no es posible cuantificar las pérdidas, lo que si comenzamos a ver son más desempleados, comercios que cierran, empresas que se van del país, esto sin que entren aún en vigencia todas las medidas anunciadas.

Las bases de la economía venezolana ya eran de barro, veinte años de controles y restricciones nos han dejado totalmente desprotegidos, sin las más mínimas garantías para afrontar siquiera un ventarrón. Vivimos prácticamente a la intemperie, con unos números macroeconómicos que ni la Siria en guerra tiene. Somos el mayor desastre de los últimos tiempos y esto amenaza con convertirse en el mayor desastre económico en la historia de la humanidad.

No hay duda, de lo que se busca al final de cuentas es de exterminar las pocas fuentes de empleo estable e independiente que quedan en Venezuela, legitimando el saqueo y legalizando el robo. Turbas hambrientas se convierten en víctimas de sus miedos y cómplices del plan de arrase total dirigido macabramente desde el poder. Lo que no entienden es que quizás lo que logren conseguir hoy les sacie el hambre, pero esta volverá y cuando regrese no habrá nada más que robar.

El plan último es que todos nos arrodillemos al sistema, que tengamos un código de barra en el cuello donde ellos tengan el control no solo de todos nuestros datos, sino de nuestra voluntad. Es la República del bono, de la trampa, de la mendicidad. Si fuese tan fácil vender a pérdida como ellos exigen a los comerciantes, el precio del petróleo sería impuesto por los compradores y no por quienes lo producen. 

Sí, es innegable que hoy pareciera que nada queda en pie y ese es el objetivo último. Pero como ha sido siempre en la historia, hasta los pueblos más devastados reescriben su historia levantando piedra sobre piedra, recomenzando para no volver a repetir viejos errores. La reconstrucción nos espera, pero necesita de nosotros grandes sacrificios, quizás sean nuestros hijos quienes podrán ver el país que siempre soñamos, estoy seguro que cada uno estará orgulloso de esa herencia, trabajada con esfuerzo y amor por Venezuela, la democracia y la libertad.

 

@Brianfincheltub

Fincheltubbrian@gmail.com

 

¿Por qué el terremoto de México del 16F no fue tan destructivo?

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El sismo que sacudió la tarde del 16 de febrero a la Ciudad de México tuvo una magnitud de 7,2 grados según el Servicio Sismológico Nacional (SSN) mientras que el ocurrido el 19 de septiembre de 2017 fue de 7,1 grados. Si el más reciente tuvo una mayor magnitud que el anterior, ¿por qué el sismo de hoy no fue tan destructivo como el de septiembre pasado?

Hay que recordar que el sismo del 19 de septiembre, cuyo epicentro se registró en los límites de los estados de Puebla y Morelos, se produjo en la placa geológica de Cocos, en el sitio donde comienza su caída bajo la placa norteamericana. El epicentro de aquel sismo se localizó a 120 kilómetros de la Ciudad de México y a 12 kilómetros al sureste del poblado de Axochiapan, Morelos.

Por su parte, el sismo del pasado viernes tuvo su epicentro en Pinotepa Nacional, Oaxaca, es decir, el epicentro fue a más de 600 kilómetros de distancia, lo que indica que la capacidad destructiva de un sismo depende de la combinación de varios factores, entre ellos la distancia.

El epicentro es el punto en la superficie justo arriba donde el terremoto se origina y es el lugar donde usualmente es mayor la intensidad del terremoto, entre más lejos se encuentre una población del epicentro, menores serán los daños ocurridos.

Se debe  tener claro la diferencia entre magnitud e intensidad. La primera hace referencia a la cantidad de energía liberada por un sismo, mientras que la segunda se refiere a qué tan fuerte fue percibido el movimiento por las personas de acuerdo con su ubicación.

Otro factor clave son las normas de construcción que tengan las localidades, entre más efectivas y estrictas, menos daños ocurrirán en la zona.

Todos esos factores combinadas darán como resultado la cantidad de pérdidas que se tendrán a consecuencia de un movimiento telúrico.

Terremoto de magnitud 6,3 sacude el norte de Chile sin provocar daños

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Un terremoto de magnitud 6,3 en la escala Richter sacudió hoy el norte de Chile, informó el servicio Geológico de Estados Unidos (USGS por sus siglas en inglés), sin que las autoridades chilenas hayan informado por el momento de víctimas o daños.

El movimiento, que afectó a una zona cercana a la frontera con Bolivia y Perú, se produjo a unos 70 kilómetros de la villa costera de Arica y Parinacota, y al suroeste de la ciudad de Putre.

Además, pudo ser percibido en las regiones de Tarapacá y Antofagasta, y en algunas partes del sur de Chile.

Su epicentro se registró a 82,4 kilómetros de profundidad y tuvo lugar a las 03.32 hora local (06.32 hora GMT).

“No paraba, fue muy fuerte”, declaró al diario La Tercera una residente de Arica, que manifestó que en ningún momento se cortaron las comunicaciones ni la luz eléctrica.

El Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada de Chile descartó una alerta de tsumani.

Hasta el momento se han producido varias réplicas, la más fuerte de 4,6 grados, según medios locales chilenos.

Chile está situado en el llamado “círculo de fuego”, que bordea los países bañados por el Pacífico, una de las zonas de mayor actividad sísmica del planeta, donde se producen el 80 por ciento de los terremotos registrados en el mundo.

Aumenta a 360 la cifra de fallecidos por sismo del 19 de septiembre en México

Terremoto México Rescate

 

El número de fallecidos en el terremoto del 19 de septiembre pasado en el centro de México subió a 360, después de que los rescatistas sacaran los cuerpos de dos personas que permanecían atrapadas en un edificio de la capital.

Al actualizar la cifra preliminar de muertos por el movimiento telúrico de magnitud 7,1, el coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, señaló que son 219 los fallecidos en la Ciudad de México.

Además, se registran 74 muertos en Morelos, 45 en Puebla, 15 en el Estado de México, 6 en Guerrero y uno en Oaxaca, precisó Puente en su cuenta de Twitter.

Esta madrugada, alrededor de las 5.00 hora local (10.00 GMT), los rescatistas que trabajan en el edificio ubicado en la avenida Álvaro Obregón número 286 extrajeron los cuerpos de dos personas, un hombre y una mujer.

Del edificio de seis plantas, que colapsó por el sismo, ya se han rescatado 40 cuerpos, de 24 hombres y 16 mujeres, dijo a un grupo de medios el representante del Gobierno de la Ciudad de México, Valentín Oñate.

Oñate indicó que hay dos de estas personas que continúan sin ser identificadas.

Por otra parte, el jefe de Gobierno de la capital, Miguel Ángel Mancera, informó en rueda de prensa que 25 lesionados continúan hospitalizadas, mientras que en las últimas horas se dio el alta a cinco personas.

Cuatro de los hospitalizados están en estado grave, mientras del resto se espera que salgan del hospital en un breve periodo, agregó.

Sismo de 6,2 sacude a México y provoca más derrumbes

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 Foto: Carlos Ramírez @fotocarlos28

Un nuevo temblor remeció el sábado el sur y centro de México, causando alarma en un país que apenas se recupera de dos poderosos terremotos que dejaron casi 400 muertos.

El Servicio Geológico de Estados Unidos informó que el más reciente sismo tuvo una magnitud de 6,1 y tuvo su epicentro a unos 18 kilómetros (11 millas) al sur-sureste de la población de Marías Romero, en Oaxaca, en sur del país.

Los sismólogos dicen que el sismo de magnitud 6.1 del sábado en el sur de México aparentemente es una réplica del poderoso terremoto del 7 de septiembre que tuvo una magnitud de 8.1 y mató al menos a 90 personas. Oaxaca fue el lugar más afectado por el sismo de principios de septiembre.

Las autoridades comenzaron a reportar algunos daños por el sismo del sábado en Oaxaca. La Policía Federal colocó imágenes en línea de un puente colapsado que ya había sido cerrado tras el movimiento del 7 de septiembre.

Bettina Cruz, residente en Juchitán, Oaxaca, dijo vía telefónica con la voz temblorosa que se sintió “horrible”. “Se terminaron de caer las casas que todavía estaban de pie”, dijo. “Está difícil, todos estamos en la calle”. Cruz es integrante de un colectivo social que apoya a las víctimas del terremoto del 7 de septiembre.

Nataniel Hernández relató telefónicamente desde Tonalá, en el estado sureño de Chiapas, que fue uno de los movimientos que más ha sentido hasta ahora. “Desde el 7 de septiembre no ha dejado de temblar”, dijo. Tonalá es una localidad también afectada por el sismo de principios de mes.

Paulo Caruso, geofísico del Servicio Geológico estadounidense dijo que el nuevo temblor fue una réplica del sismo de 8,1 y que después de esa sacudida los edificios quedan más vulnerables. “Así que un sismo más pequeño puede provocar que los edificios dañados se caigan”, dijo Caruso.

El presidente Enrique Peña Nieto señaló en su cuenta de Twitter que entre los daños registrados está un puente afectado y algunas estructuras con daños previos que se cayeron.

El secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, confirmó que el puente de Asunción Ixtaltepec, que une las poblaciones de Juchitán con Ixtepec, estado de Oaaxaca, deberá reconstruirse luego de los daños del terremoto del 7 de septiembre y el sismo de este sábado.

En Juchitán se ha reportado la caída de diversas construcciones que ya se encontraban en malas condiciones por el terremoto del 7 de septiembre, entre ellas una casa de dos pisos donde había un par de comercios.

El Ejército mexicano mantiene la operación del plan de emergencia en la zona y hasta el momento se han reportado lesionados ni fallecidos ya que estas construcciones habían sido desalojadas por los daños.

Una iglesia en la comunidad de Ixtepec, que ya estaba dañada, ha colapsado por el nuevo sismo, que fue seguido por dos réplicas de magnitud 5,5 y de 5, de acuerdo con informes preliminares del Servicio Sismológico Nacional.

El más reciente temblor también sacudió algunos edificios en la Ciudad de México, donde cuatro días antes se cayeron decenas de inmuebles por otro sismo de 7,1. Hasta ahora han fallecido 305 personas han fallecido por este terremoto, 167 de ellas en la capital del país.

Varias personas dejaron sus casas y hoteles, sin que hasta ahora se reportaran mayores daños.

El país aún no logra recuperarse del anterior sismo y se suspendieron labores en los lugares donde se cayeron algunos edificios y rescatistas intentan localizar a sobrevivientes.

Unos segundos antes del temblor se activó en la Ciudad de México una alerta sísmica, lo cual causó miedo entre varios habitantes y visitantes que comenzaron a salir de sus viviendas.

En los hoteles, la gente comenzó a ser evacuada.

“Cuando escuché que había que evacuar sí me asusté”, dijo Alejandra Castellanos, una guatemalteca de 27 años que estaba en el segundo piso del hotel Galería Plaza, cerca de Reforma, una de las avenidas más emblemáticas de la capital.

“Pensé, ‘otra vez no’”, dijo la mujer.

Sube la cifra de muertos por terremoto de 7.1

El gobierno federal informó que subió a 305 la cifra de fallecidos por el sismo de 7,1 que el 19 de septiembre sacudió el centro de México. La cifra anterior era de 295.

El coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente, informó en su cuenta de Twitter que sólo en la Ciudad de México han fallecido 167 personas. Otras 73 murieron en Morelos, 45 en Puebla, 13 en el Estado de México, seis en Guerrero y una en Oaxaca.

Las autoridades aún realizan labores de búsqueda de sobrevivientes en edificios derruidos en la capital del país.

 

*Con información de Associated Press y EFE

Del simulacro al miedo: venezolanos en la escala de Richter

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Seis venezolanos que actualmente residen en México relatan lo que vieron y vivieron durante el terremoto que derrumbó más de 40 edificios y dejó a casi 300 personas sin vida

Paola Martínez

Laura Helena Castillo

Fotografía: Carlos Eduardo Ramírez / @fotocarlos28

Un terremoto de 7.1 sacudió a los habitantes de la ciudad de México el pasado 19 de septiembre, reavivando el fantasma del que sacudió la tierra mexicana 32 años atras, otro 19 de septiembre. En el aniversario de la muerte de miles de personas por el antiguo sismo, un simulacro a las 11:00 de la mañana se realizó a lo largo y ancho de la ciudad, el cual se repitió pocas horas después, cuando comenzó a temblar de verdad.

El evento telúrico fue vivido por los venezolanos que migraron al norte y se asentaron en la capital mexicana. Desde una ciudad llena de polvo y escombros, con gente volcada en las calles para ayudar a los que lo necesiten, seis venezolanos cuentan lo que vivieron aquel martes.

Terremoto México

Yolanda Cazalis

Consultora de sistemas

8 años viviendo en México

El día antes del terremoto, una compañera de trabajo en una fábrica de software me invitó a unirme al grupo de brigadistas: al día siguiente había simulacro y no teníamos suficientes voluntarios. Acepté con la ilusión secreta de recibir entrenamiento de primeros auxilios que pudieran llegar a salvar la vida mi hijo. Con sinceridad, ese fue mi primer pensamiento.

El martes me preparé para llegar temprano a nuestra primera reunión de coordinación. Dudé si serán apropiadas las zapatillas «bailarinas» que se me salen con tanta facilidad de los pies, pero pensé: «Es solo un simulacro y ni siquiera tenemos que usar las escaleras. Es pan comido». Me dieron un chaleco naranja.

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El simulacro transcurrió a las 11:00 a.m. sin mayor inconveniente, pero tuvimos que arrear a la gente. Exactamente dos horas más tarde, tembló inequívocamente y ahí sí se pararon todos rapidito. Teresita y yo nos pusimos los chalecos y empezamos a recorrer los pasillos que nos asignaron. No vivimos el sismo con la violencia de otras zonas, no sé cuál sea la razón. Inmersa en la importancia de mi papel, todavía no me preocupo, aunque estamos incomunicados. No hay internet, ni teléfono fijo, ni celular, ni tengo «datos».

Me logro comunicar con mi esposo y me dice que ya está en la guardería con el niño y que están bien. ¿Será que hoy se quedó a trabajar en la casa? No entiendo ¿Cómo que está en la guardería?

Resulta que su oficina está en La Roma y él vivió una experiencia completamente distinta. Salió corriendo como Forrest Gump entre los edificios que se tambaleaban, las ventanas que se estrellaban contra el suelo y la gente que gritaba. Corrió y corrió hasta la guardería.

Ya casi estoy llegando a mi casa con un compañero de trabajo que tiene una moto, cuando escucho una explosión. Por primera vez pierdo los papeles. Recupero la razón y corro hacia mi casa. Mi marido está en la puerta también alarmado por el ruido que resultó ser un generador eléctrico. En el edificio todas las puertas de las casas están abiertas. Mi hijo y mis ahijados están jugando.

-Cayó un rayo mamá, pum, cayó un rayo, me dice al verme.

Me siento a ver videos y a digerir la magnitud de la tragedia. Finalmente, mis compadres y vecinos logran llegar. Preparamos pasta carbonara para las dos familias.

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Ileana García Mora

Periodista

3 años viviendo en México

Yo estaba en mi oficina y tuvimos que hacer el simulacro. Es un edificio muy grande y fuerte, de estructura hidráulica, tecnología antisísmica. Un par de horas después empecé a sentir que mi escritorio temblaba, como si me estuvieran literal hamaqueando. El protocolo que habíamos aprendido minutos antes lo pusimos en práctica. Aquí hay un lema que dice “cuando hay sismo, no corro, no grito, no empujo”. Yo estaba muy nerviosa y se me olvidó todo eso. Yo corrí, grité y empujé.

Cuando todo pasó, mi esposo me escribió: “No tienes idea de lo que está pasando en este edificio”. Él había bajado de nuestro apartamento para comprar algo en el supermercado para el almuerzo y ese fue el momento en que tembló. Cuando él llegó al edificio, estaba completamente cuarteado, con muchas grietas y fisuras. Al parecer, las columnas estaban muy mal.

Mi esposo, como pudo y bajo su propio riesgo, subió hasta el último piso –el piso 8– y bajó un bolso de emergencia, que la verdad teníamos muy mal hecho, solo teníamos una pijama y nuestros principales documentos allí. Tras dos inspecciones de Protección Civil, la conclusión es que el edificio es inhabitable. No se vino abajo, pero si lo soplas, se cae.

No sabíamos qué hacer. Gracias a Dios, muchos amigos nos echaron la mano, muchos amigos mexicanos que manifestaron su solidaridad de inmediato. Estamos quedándonos en casa de una amiga que vive cerca. A mi esposo le costó conciliar el sueño esa noche, pero yo sí dormí de 1 a 6 de la mañana. Por ahora, no podemos subir a buscar ropa, nos quedamos con la que tenemos puesta. Nuestro próximo plan es buscar departamento. Pusimos estados en Facebook por si alguien sabe de un lugar que estén rentando. A pesar de lo que sucedió, tenemos la vida, que es irrecuperable. De resto todo se recupera.

Terremoto México

Paola Palazón Seguel

Periodista. Directora General en Time Out México

7 años viviendo en México

Ese día mi rutina fue igual a la de otras mañanas: preparé la comida de mi bebé, desayuné tostadas y café con leche y caminé a la oficina. No amanecí pensando en el aniversario del terremoto, pero lo recordé muy rápido porque cada año, en esta fecha, se celebra un gran simulacro. Sabía que a las 11 :00 am debía bajar y seguir las normas del protocolo. Es algo que hemos hecho varias veces.

Ya he vivido un par de temblores en México y al inicio no lo sentí muy fuerte, pensé que era un temblor más. En mi oficina acabábamos de tener el simulacro y estaban muy frescos los protocolos, así que salimos al pasillo camino a las escaleras muy en orden. Yo estoy en un piso 9. Allí empezó a moverse muy duro. Sólo pensé en mi bebé de 6 meses y agarré mi cartera, porque tenía allí las llaves de casa. Agarré mi celular y le escribí a mi esposo: “El bebé”. Primero pareció que había pasado y empezó de nuevo más fuerte. Cuando vino más fuerte me asusté muchísimo y sólo decía: «El bebé, el bebé». Nos hicieron bajar las escaleras y el chat que tenía más visible en mi WhatsApp era de mi hermano, le escribí diciendo que estaba bien, que avisara a todos. Mientras bajaba las escaleras trataba de hablar a mi suegra que estaba con mi hijo y no me caía. Mientras, los brigadistas voluntarios me pedían que guardara el celular para no retrasar la fila.

Apenas bajé nos hicieron concentrarnos en el camellón de la calle. Yo no hice mucho caso, rompí filas y salí corriendo a mi casa. Vivo muy cerca de mi oficina. En casa todos estaban abajo. Mi bebé estaba bien.

Antes de que mi señal se fuera, en el chat familiar mi hermano y mis tíos, que son chilenos y están acostumbrados a estas cosas, aconsejaron que comprara comida y agua. Eso hice en una tienda muy cercana. Compré lo poco que ya había. Allí medio sospeché que era grande, porque no quedaba casi comida y la gente se estaba llevando cosas.

Ya hacía la noche mi esposo salió junto con unos vecinos a las colonias más afectadas (Roma/Condesa) a llevar comida a los rescatistas. La zona donde estoy no sufrió tanto, por suerte; la oficina tampoco.

Cené un sándwich y me acosté muy tarde porque estábamos viendo noticias. En la noche ya no tenía tanto miedo porque habían anunciado que no habría réplicas fuertes. En lo que pensaba era en cómo ayudar. Desde ese momento nos organizamos y el día siguiente montamos un centro de acopio en la oficina. El miércoles llenamos 4 camiones que mandamos directo a Morelos. Ha sido increíble la gente.

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Richard “Comepiña” Borges

Periodista

2 años viviendo en México

Esa mañana desayune mi acostumbrado sándwich de jamón y queso con un jugo de naranja en mi trabajo. A las 9:30 a.m. ya estaba en mi puesto de trabajo. A las 11 hicimos el simulacro y casi dos horas después empezamos a sentir que el piso se movía. Saliendo empezó a sonar la alarma. El temblor fue tan rápido que no dio chance a sonar la alarma. Era una sensación fea, porque duró mucho tiempo. Yo me llegué a marear. Estaba asustadísimo, pero conservando la calma. Temía por los temblores que suceden a cada rato, pero no por un terremotos como este, al menos yo trato de no pensar en ese tipo de calamidades de grandes magnitudes.

Las líneas colapsaron. Hasta cerca de las 3 de la tarde, cuando empezaron a llegar mensajes de manera intermitente, me enteré de que había edificios caídos. Todos nos fuimos a nuestras casas caminando. Durante el trayecto a mi casa, vi edificios fracturados, un estacionamiento con los carros tapiados, llenos de bloques y tierra. Un edificio con todos los vidrios rotos, que cuando pasé seguían cayendo. Logré llegar a mi casa después de una hora.

La noche fue tensa, me toco que dormir con ropa y zapatos porque estaba asustado, no sabía qué iba a pasar. Durante toda la noche escuché sirenas, ambulancias, helicópteros. Al día siguiente me dediqué a formar parte de un grupo de voluntarios para recolectar víveres, medicinas y agua para los damnificados de la zona. El viernes empezamos a trabajar de nuevo. Estos días nos pidieron ayudar en los centros de acopio de nuestras colonias.

*Para leer más de su experiencia entra aquí

 

Terremoto México

Juan Carlos Solorzano

Video Periodista

1 año viviendo en México

Era la 1:15 p.m. más o menos. Estaba en casa, sentado en mi computadora cuando todo se comenzó a mover. Sabía que algo no estaba bien, a pesar de que las alarmas no sonaron. Fue la peor sensación que he tenido en mi vida, porque a la medida que caminaba hacia la puerta, me caí al piso en el pasillo del edificio y me di cuenta de que había dejado la puerta abierta. Como pude regresé, la cerré -no sé, son cosas que uno hace en el momento sin pensar- y bajé corriendo los tres pisos. Yo lo que quería era alcanzar la calle para correr al colegio donde estaban mis hijos, que queda a tres cuadras.

Ya abajo, dejé una nota de voz a mi esposa haciéndole saber que iba a buscar a los mellizos. Corrí, la gente lloraba en la calle. Cuando llegué, los chicos ya estaban sentados en el patio con sus maestras. Todos estaban tranquilos porque pensaban que este era otro simulacro. Mi esposa me mandó un mensaje aterrador. Apenas había alcanzado la calle tras bajar de un piso nueve.

Más tarde nos encontramos con ella. Fuimos a un lugarcito cerca de la casa que tiene wifi, allí pude comunicarme con mi familia en Venezuela y mi hermana en Puebla, donde también se sintió muy fuerte. Luego nos fuimos al parque de la colonia. Estaba lleno de niños con uniforme escolar. Muchas familias se acercan allí, sobretodo por el temor a las réplicas y para estar en un sitio alto y despejado. Me llamó la atención que estaban jugando con otros niños, y decían: “Corran, tápense la cabeza”. Ellos estaban bastante tranquilos, gracias a Dios.

Terremoto México

Camila de la Fuente

Periodista y caricaturista

1 año viviendo en México

Cuando comenzó a temblar, yo estaba en mi oficina, que queda muy cerca de La Roma y La Condesa. El otro terremoto fue como un columpio, como si estuvieses en un barco. Este sí se sintió mucho más fuerte porque fue trepidatorio. Escuché un edificio cayéndose. Vi una grúa moviéndose de un lado a otro. Tenía al frente un poste de electricidad que parecía nos iba a caer encima. Más tarde, cuando salí, estaba muy asustada porque hacia donde vivo había mucho tráfico y estaban asaltando. Tuve que irme acompañada.

Mi prima que vive en La Roma tiene seis meses de haber comprado un apartamento, y al parecer el apartamento no era nuevo, sino que la estructura era vieja pero la fachada era nueva. No aguantó. Tiene daños estructurales graves, aunque no se ha caído. Pero el edificio de al lado sí se está derrumbando y se le está cayendo encima, entonces el apartamento de mi prima ya no es habitable.

Estuve todo el día ayudando en centros de acopio por La Roma y La Condesa. Llevamos comida, medicinas, herramientas y recolectamos dinero. Traté de informar por mis redes sociales lo que estaba sucediendo. Andar por ahí sigue siendo muy peligroso. Hay fugas de gas graves en algunas partes. En una calle se derrumbó un laboratorio y, por los químicos, era peligroso acercarse. A pesar de lo peligroso, la gente se está arriesgando por querer ayudar.

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