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FOTOS Y TESTIMONIOS DE SOBREVIVIENTES: Este fue el sitio donde ocurrió la masacre de Tumeremo
Los hombres, vestidos de negro, arribaron a la mina el viernes a las 5:00 pm a bordo de tres automóviles sedán y un camión en donde había dos cuerpos. Allí mataron a otras dos personas, relató uno de los sobrevivientes de la masacre de Tumeremo. Runrunes llegó hasta el lugar donde ocurrió la masacre donde quedaron rastros de sangre, ropa de las víctimas y conchas de proyectiles

 

Correo del Caroní, El Pitazo y Runrun.es

A 20 MINUTOS DE LA ENTRADA DE TUMEREMO está lugar donde habría ocurrido la masacre de 28 mineros. Para llegar al sitio, hay que trasladarse hasta el sector El Corozo, y atravesar la polvorienta zona de El Frío desde donde se arriba al Fundo El Peregrino. Entre este y el fundo San Ramón sucedió, de acuerdo con testigos, parte de la masacre de los mineros del sur de Bolívar el pasado viernes.

En ese sitio, la banda «El Topo» instaló una alcabala donde detenían a quienes iban a la mina que está en las adyacencias del fundo Atenas, a dos horas de Tumeremo. «A todos los bajaban de las motos y los amordazaban», contó a Runrun.es uno de los testigos que prefirió mantener su identidad en secreto por temor a represalias.

En el lugar se pueden ver prendas de vestir desperdigadas en distintos lugares. Hay pedazos de camisas, shorts, medias, gorras y botas. También hay palos y espacios con marcas oscuras que, según los testigos, son manchas de sangre. En algunos puntos, hay casquillos de proyectiles.

Cuenta el testigo que, cerca de las 11:00 de la mañana, salió de su casa rumbo a la mina. Pero en esa alcabala le hicieron bajarse de su moto, dejarla en un descampado al lado de la vía, y unirse a un grupo de unos 200 mineros que se hallaban sentados bajo el sol en otro descampado cercano.

Aseguró que fue amarrado y amordazado. «Ellos -los hombres de «El Topo»- decían que sólo iban a matar a los malandros, pero ahí había gente inocente», afirmó el sobreviviente.

La matanza, indicó, entre unos matorrales cercanos a la vía. Allí están varios manchones oscuros que parecen ser sangre.

Otro testigo, que tenía varios días en la mina, supo de lo ocurrido el viernes a las 5:00 de la tarde, cuando llegaron a «la bulla» –nombre que se da al sitio donde se encuentra el oro– varios hombres armados.

Puedes leer más del caso de los mineros desaparecidos AQUÍ

Los hombres, vestidos de negro, arribaron a bordo de tres automóviles sedán y un camión en donde había dos cuerpos. En la mina mataron a dos personas más, cuyos restos echaron al vehículo pesado. El resto de los mineros, incluido el testigo, corrió a esconderse a un cerro al escuchar los disparos. Allí amaneció junto a otras 20 personas. Sólo se movió hasta saber que no corría peligro.

Las siguientes fotos exclusivas de Germán Dam muestran el sitio donde ocurrió la presunta masacre de los 28 mineros que se habían reportado como desaparecidos. El equipo periodístico de Runrunes logró llegar a el fundo El Peregrino donde todavía hay restos de sangre, ropa y conchas de proyectiles.

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Nepalí de 100 años es rescatado con vida una semana después del terremoto

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Un nepalí de más de 100 años fue rescatado con vida bajo los escombros de su propia casa una semana después del terremoto que golpeó Nepal.

El anciano, Fanchu Ghale, fue encontrado ayer por un equipo de rescate de la Policía nepalí bajo los escombros de su casa en Kimtang-8, en el distrito de Nuwakot, al norte de Katmandú, afirmó el portavoz del Ministerio del Interior, Laxmi Prasad Dhakal.

«Aunque varios medios han especulado sobre su edad, lo único que podemos decir es que supera los 100 años, aunque desconocemos la edad exacta», agregó Dhakal, que añadió que el anciano fue trasladado en helicóptero al hospital operativo más cercano.

Según aseguraron fuentes de los servicios de rescate al diario local Kantipur, el estado de salud de Ghale era aparentemente bueno, a excepción de unos pequeños cortes en los labios.

El portavoz del Ministerio del Interior nepalí había asegurado ayer a EFE que existían «escasas posibilidades de encontrar a alguien con vida» bajo los escombros, aunque dijo que eso no impediría que los equipos de rescate continuaran la búsqueda.

Este nuevo «milagro» se une a otros ocurridos durante los últimos días y se produce cuando ni los más optimistas esperaban encontrar vida bajo las edificaciones destruidas.

Hasta ayer, la última persona rescatada había sido una joven de 24 años, que fue sacada bajo los escombros de un edificio en Katmandú la noche del jueves por equipos de Nepal, Israel y Noruega, tras permanecer 128 horas atrapada.

Ese mismo día, un adolescente de 15 años, Pemba Lama, fue rescatado entre vítores 120 horas después de quedar aprisionado en las ruinas del edificio de siete plantas en que trabajaba en una pensión del área capitalina de Gongabu.

El terremoto del pasado día 25 devastó varios distritos del Valle de Katmandú y sectores de la capital nepalí dejando hasta el momento un balance de más de 7.000 muertos y 14.000 heridos.

De acuerdo con la ONU, el sismo destruyó unas 160.000 casas y dejó otras 143.000 resultaron dañadas en Nepal. Reclamó de manera urgente 415 millones de dólares para hacer frente a la crisis humanitaria que vive el país del Himalaya.

Carta de una venezolana que sobrevivió al terremoto en Nepal

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Sánchez en Nepal durante su viaje de trekking

Por: Adriana Sánchez Navarro 

Humilde homenaje a la tierra del despertar

¡Gracias Nepal! 
A las calles de Nepal las llenó el silencio, ahora no se escucha nada. Todo términó. El caos desapareció junto a las ganas de vivir, desaparecieron los rituales, los templos y el olor a incienso y a vela encendida. Se acabó el corneteo, el desorden y la oportunidad.

Esta «valiente» que saca su cámara ante cualquier situación no pudo fotografiar la tristeza, no pudo fotografiar el dolor ni la desolación de quien ve su casa y familia bajo escombros. Tampoco ayudé a nadie, no se podía, debía sobrevivir, tratar de salir del lugar de la tragedia, ver cómo dormir sin congelarte o sin que te cayera encima alguna pared, eso sin las veces de tener que cubrirte de algún torrencial aguacero en el que terminas a carcajada limpia.

La tierra del despertar te invita con su tragedia a mantener la calma, a conseguir algo de comer y escuchar llorar a los niños de los demás. Los lugares que hasta hace tres días hacían que mi alma vibrara, lugares que eran patrimonio de la humanidad se llenaron de silencio. Todas esas hermosuras que alborotaban mi corazón, esa cima alta que se pudo vivir con intensidad también cobró muchas vidas. Nepal vive una situación apocalíptica colectiva en la que no quería participar. Fueron días de recordar minuto a minuto que no soy mis pensamientos, ni mis emociones, ni mi cuerpo. Pedía a grito interno que apareciera «la verdad» que mi espíritu se dejara ver. Fueron días aleccionadores, sin embargo, mi parte humana siente y recuerda que era allí donde los nepalíes desbordaban su fe, colocaban la esperanza, compartían religiones, rituales y buena ventura. Allí trataban de sobrevivir, allí estaba todo lo que sostenía el alma de un Nepalí. El Om Mani Padme Hum no se escucha en Nepal, no se escucha cornetas, no se escucha nada.

He vivido el terremoto de Nepal, un terremoto que no dio luego, ni un segundo de paz, sus réplicas no descansaron. El terremoto provocó deslaves, avenidas abiertas de par en par, escombros y muertos por todos lados. Hoy recuerdo mi respiración desde que comenzó el trekking hasta casi llegar al campamento base del Annapurna, sonaba en plena alabanza a la vida: So Ham, So Hum y bajo esos pasos, hoy están bajo nieve muchas de las personas que subían con el mismo esfuerzo y la misma ilusión que yo. Quizá con alguno de ellos me cruce y conversé de la experiencia.

La tierra tembló, abrió su chakra y en su liberación natural de energía todo se lo llevo.

Desde el principio este viaje fue intenso y me ha movido todas las fibras. Hoy, sana y salva agradezco su permiso para verlo, vivirlo y fotografiar todo lo que ya no está. Su gran permiso, adornado de alegría, vida y aprendizaje.

Ya estoy en Bangladesh y aquí, escuchando el cante hondo de alguien que esa a Dios escribe. No pude fotografiar la tristeza.

Los lugares que pusieron a vibrar mi alma ahora son sólo fotos que muestras la vida en pleno como perecedera, esos lugares patrimonio de la humanidad en los que los Nepalíes desbordaban su fe hoy son escombros, no existen, sepultaron vidas humanas, religiones, rituales y esperanzas. Esta bajo tierra y todo lo que sostenía el alma de un Nepalí. El Om Nami Padme Hum por las calles de Nepal ya no se escucha.

Mi próximo avión a Bangkok sale mañana. Hoy he pasado todo el día respondiendo decenas de mensajes de afecto de amigos y conocidos. El terremoto del sábado, que arrasó el densamente poblado valle de Katmandú y que provocó una avalancha mortal en el Everest, ha sido el de mayor magnitud en casi 80 años en Nepal, desde que en 1934 un sismo causó unos 8.500 muertos. También es el peor que ha vivido la región en una década desde que en 2005, ha sido un movimiento telúrico increíblemente mayor que el que causara una tragedia de grandes dimensiones en la Cachemira, con un balance de más de 84.000 muertos. Me llevo en el alma a la gente sentada en círculo fuera de sus casas, todos callados de manos agarradas, me llevo el recuerdo de una población completa abrazada por las noches para no congelarse del frío, me llevo su honestidad y agradezco a la tragedia permitirme vivir el alma de a Nepal antes que todo desapareciera. Y sí, sí suena el Om Mani Padme Hum, suena dentro de mi, bajito sin que nadie me escuche mientras cuento las piedras de mi Yapa mala. El OM Mani Padme Hum suena ahora en forma de llanto interno que espera ayude y eleve a todas las almas de Nepal.