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Saqueos Venezuela 2016

Lorena Meléndez Mar 23, 2017 | Actualizado hace 5 años
Venezuela, territorio de saqueos
Hubo 1.200 actos vandálicos durante 2016. ¿Cuál fue el estado donde hubo más robos masivos? ¿Cuántas personas resultaron detenidas? ¿Cuántos murieron en medios de estos hechos? Runrun.es explica el fenómeno a partir de la revisión de los sucesos que se registraron el año pasado

 

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GERRY VALDERRAMA NUNCA PENSÓ que le tocaría estar en medio de un saqueo. En La Urbina, al este de Caracas, había habido alborotos alrededor de las colas de los supermercados, pero eran desórdenes pasajeros que, creía él, de forma improbable iban a tocar a la panadería Duri, en donde trabajaba. Hasta que el 9 de junio de 2016, una bandada de personas lo sorprendió con la puerta del establecimientos como única protección.

El ambiente enrarecido de esa jornada, en la que habían saqueado al menos ocho camiones en la colindante Redoma de Petare y en Palo Verde, le hizo pensar a Gerry que lo mejor era bajar la santamaría para evitar que, por algún enfrentamiento, rompieran los vidrios del negocio. Pero cuando salió a cerrar los portones metálicos, se dio cuenta de que un grupo de muchachos lo observaba del otro lado de la calle. Lo que sucedió quedó registrado en las cámaras de seguridad de la tienda.

Ahí se ve cómo un hombre corre hacia la entrada de la panadería y le da una patada a la puerta. En instantes, entran 1, 2, 5, 10, 20, 30, 50 personas. Van hacia las bandejas de panes dulces, a la máquina registradora. Una estudiante de bachillerato, de camiseta azul escolar, toma todas las cajas de cigarros que puede para meter en su morral rosado. Un motorizado con el casco puesto se acuesta en uno de los mostradores para agarrar piezas enteras de jamón y queso. Mientras, los trabajadores y clientes de la panadería salen, horrorizados, por una puerta trasera de emergencia.

El de la Panadería Duri fue uno de los 16 saqueos que ocurrió el 9 de junio del año pasado, cuando en total se registraron 17 actos vandálicos en el estado Miranda en sólo 24 horas. Fue solo uno de los 1.200 saqueos por alimentos y conatos de estos que sucedieron en 2016, eventos que dejaron cifras rojas que no se habían visto en casi tres décadas: 1.892 detenidos, 146 heridos y 21 muertos.

Tras la pista del robo masivo

Hay un dato clave que arroja la data de los saqueos: 975 se consumaron, mientras que 225 sólo quedaron en intentos. Esto demuestra que, contrario a lo que sucedió en 2015, estos sucesos dejaron de ser una mera amenaza para convertirse en una calamidad que alcanzó desde abastos y gandolas, hasta galpones que servían como depósitos de alimentos.

Runrun.es siguió el pulso de este fenómeno desde abril de 2016, cuando se dispararon los saqueos a raíz de los apagones que hubo en Maracaibo, Zulia, por el plan de racionamiento eléctrico que se aplicaba en el país en ese momento. En esos días, se trató de una serie de hechos en las que se vieron afectadas panaderías, farmacias, automercados y quincallerías que marcaron, en cuestión de días, una escalada de violencia que no se había reportado hasta entonces. El balance después de 48 horas fue de más de 70 comercios afectados y más de 100 personas arrestadas.

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Ya para esa fecha, el Observatorio de Conflictividad Social había alertado que en los dos primeros meses del año se produjeron 64 robos masivos, es decir, una cuarta parte de los que se habían contabilizado en 2015, cuando de acuerdo con la misma organización, hubo 287 actos vandálicos. En marzo, el entonces vicepresidente de la República, Aristóbulo Istúriz, admitió que solo en el asueto de Semana Santa se habían ejecutado 21 saqueos.

Pero esa ha sido una de las escasas cifras oficiales divulgadas sobre un fenómeno que ha obligado a comerciantes e industriales a cambiar desde la forma en la que se venden los alimentos hasta la manera en la que se transportan, en aras de evitar que los productos se pierdan y que la infraestructura de los establecimientos o los vehículos de carga sufran daños que no puedan remediarse. El Estado calla no solo el número de saqueos e intentos de saqueos que se han producido en los últimos años, sino también las pérdidas del sector comercio, y lo que es peor, la cantidad de detenidos, heridos y muertos que ha dejado la estela del robo masivo.

Para intentar entender la ola de violencia, Runrun.es elaboró una base de datos que contabilizó los actos vandálicos, y sus conatos, que fueron registrados en medios nacionales, regionales y redes sociales. Así se pudo observar cuáles eran las fechas en , las zonas de mayor incidencia del delito, así como los saldos de detenidos, heridos y muertos que cada uno dejó. De esta manera, se pudo mapear el fenómeno y también observar qué lo impulsó y qué lo redujo. Todavía hoy, al cierre del tercer trimestre, continúan ocurriendo estos sucesos.

En el mapa siguiente se observa la ficha de cada evento, con la información exacta de lo ocurrido: fecha, lugar, estado, número de arrestados, cifras de muertos y heridos y un enlace para revelar la fuente de dónde se extrajeron los datos.

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Luego de los hechos de abril, en Zulia, los saqueos continuaron su ascenso hasta llegar a 127 en junio, mes del Cumanazo y del Petarazo, y el mismo período en el que también hubo mayor cantidad de muertos: 6 en total. La mayoría de las víctimas fatales cayó por las balas de la Guardia Nacional. En ese mes, también se registró el máximo número de detenidos: más de 400. El fenómeno sólo volvió con fuerza en diciembre, cuando la falta de efectivo por la abrupta salida del billete de 100 bolívares conjuró el caos en distintas urbes venezolanas, en especial en Ciudad Bolívar, al sur del país.

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Fue precisamente Sucre el estado en donde se contabilizó el mayor número de detenidos: 477 personas; así como la cifra m;as alta de muertos: 7. Fue allí donde la represión también se hizo evidente. En Cerezal, los militares dispararon a la población, armados con fusiles AK-47, en medio de una protesta por alimentos. Así asesinaron a Luis Osmel Fuentes, un joven de 21 años de edad. 

Bolívar, escenario de la mayor cantidad de saqueos, también alcanzó la cima del número de heridos con 34 registros. Todos ocurrieron entre el 16 y 18 de diciembre, justo en los días del billetazo, en medio de los 566 actos vandálicos que hubo en el norte y sur de la entidad.

Comportamiento de sobrevivencia

La psicólogo social y política, María Teresa Urreiztieta, explicó que la frecuencia de los saqueos tiene su génesis en la indignación. Según ella, el venezolano está al límite de su paciencia debido a un malestar social que se complementa con el miedo al hambre, el tener fuera de su alcance bienes y servicios básicos, el estar sometido a políticas de opresión y el moverse en un clima de riesgo constante.

“Lo que nos rige es un comportamiento de sobrevivencia, no de anárquicos o de delincuentes. Eso, como fenómeno, se expresa de manera violenta”, apuntó Urreiztieta, quien agregó que aunque cada saqueo es un caso distinto, es la cristalización de la insatisfacción, el descontento y la crisis nacional. Se convierte, además, en un canal que visibiliza el hambre que padece el país.

Detrás del mostrador de una carnicería del barrio José Félix Ribas, en Petare, el propietario del negocio rememoró aquel 9 de junio de 2016 cuando, en horas de la noche, seis horas después de lo sucedido en la panadería Duri, los mismos vecinos que le compran a diario reventaron los candados y abrieron la santamaría para llevarse todo lo que tenía en los refrigeradores y en los anaqueles. Fueron más de 6 millones de bolívares en pérdidas.

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Foto: Miguel Gutiérrez/ EFE

“Yo no creo que haya sido planificado. Aquí hay hambre y la gente se metió porque quería comida”, justificó el comerciante. Más tarde, comentó que pese a haber podido reabrir su carnicería un mes después del robo masivo, no pudo hacer lo mismo con otro establecimiento que tenía justo al frente y que también fue violentado la misma noche, por la misma turba.

El hambre de la que habla el carnicero no solo se ve en las calles venezolanas, donde millones hurgan en la basura para alimentarse, sino también en estudios como la Encuesta Condiciones de Vida 2016 –elaborada por la USB, UCV y UCAB, junto a un grupo de ONG– que en febrero pasado reveló que a 93,3% de los habitantes de la nación no les alcanza el dinero para cubrir sus necesidades alimentarias y que al menos 74,3% de la población había perdido al menos 8,7 kilos de peso de forma no controlada en el último año.  Las carnes rojas y blancas, principal fuente de proteínas, no están entre los cinco productos principales que consumen los estratos más pobres.

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Hay otros afectados por los saqueos que descartan que estos estén motivados por la falta de comida. Para Gerry Valderrama, lo que hubo en la panadería Duri fue más vandalismo que hambre. Su tesis la sostienes en que los delincuentes, en lugar de llevarse enlatados, tomaron la caja registradora, rebanadoras y cajetillas de cigarro.

La tienda pudo abrir después de un mes y de una inversión de cerca de 10 millones de bolívares que se enfocaron en restituir los vidrios rotos y reforzar, con un portón adicional, la puerta de entrada. Los trabajadores tuvieron que tomar vacaciones, algunos fueron enviados a otras panaderías y otros se fueron porque pensaron que, debido a los daños, no podrían laborar más. Hoy, de los 36 empleados, sólo quedan 29.

¿Quién saquea?

Eran las 10 de la noche cuando David Villanueva se preparaba para dormir, pero en ese momento empezó a escuchar “la bulla”, ese parloteo lejano que le hacía suponer que un grupo de personas había salido a la calle. Eso lo puso en alerta. Durante todo el día, 9 de junio de 2016, habían ocurrido saqueos en Caracas y en otras partes del país, pero su apartamento de Valle Fresco, en la carretera Petare-Santa Lucía, está tan alejado, que dudaba que el desorden y el caos llegaran hasta allí.

El ruido, poco a poco, comenzó a hacerse más fuerte mientras transcurrían los minutos. Al cabo de un rato, estaba frente a su ventana.

“Eran como 20 personas y todos tenían armas largas. Trataron de entrar al lado pero como no pudieron abrir, entonces se vinieron para acá”, dijo Villanueva, quien observaba desde el piso superior cómo la muchedumbre se hacía más grande y cómo se preparaba para saquear la carnicería donde trabajaba, justo debajo de su casa. Él no podía hacer nada, sólo resguardarse y procurar que no entraran a su piso.

Villanueva vio que además de las armas, los saqueadores portaban sierras con las que cortaron candados y rejas para poder entrar. La destrucción fue total. Se llevaron desde los molinos y rebanadores, hasta las cestas cargadas de muslos de pollo. No sólo fue gente de la zona. Cuando todo parecía haber acabado, apareció la Guardia Nacional para tomar la poca mercancía que quedaba.

En 2016, por primera vez, el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) incluyó en su informe anual un apartado dedicado a los delitos por hambre. Además de comentar los hurtos famélicos, en el documento se expuso cómo se habían incrementado los saqueos y cómo esto había motivado a que el traslado de alimentos, de un estado a otro, se modificara.

“Se incrementan los robos colectivos, los saqueos a negocios y transporte de alimentos; han sido una modalidad violenta que se ha aumentado en el país y aunque hay casos que han alcanzado notoriedad, como lo saqueos en Cumaná en el mes de junio de 2016, en San Cristóbal en julio, o en Ciudad Bolívar en diciembre, son muchos más frecuentes y generalizados. En diversas zonas del país, el transporte de alimentos sólo puede hacerse en camiones que se movilizan escoltados por unidades del ejército para evitar los ataques de las poblaciones que atraviesan en su recorrido; y aún así hay casos donde los cuerpos militares no han podido evitar el asalto de la población que busca comida”, indica el reporte de la ONG.

El sociólogo Roberto Briceño León, director del OVV, advirtió que las motivaciones para saquear son distintas. Mientras unos lo hacen por hambre y de manera espontánea, otros se organizan para atacar a vehículos o establecimientos. En todos, sin embargo, identifica un elemento común: “esa sensación de injusticia que se ha instalado en la sociedad venezolana a partir de la polarización política, de la escasez y de la destrucción de la economía, del libre mercado”.

Lo ocurrido en Valle Fresco, donde personas armadas atacaron la carnicería, la panadería, un abasto y otros comercios ubicados unos metros más adelante, es una muestra de los saqueos organizados que comentó Briceño León. Los implicados en el delito aprovecharon el caos que se había generado durante el día para desvalijar los establecimientos del sitio. A ellos se unieron, posteriormente, vecinos que probablemente no tenían qué comer. Aunque hubo promesas del Estado para indemnizar a los afectados, nada llegó a manos de quienes tuvieron que cerrar sus puertas por más de un mes para poder recuperarse y volver a vender, ahora con menos empleados.

Otro comerciante de la zona, que prefirió mantener su identidad en anonimato, indicó que a pesar de que el cobro de vacuna (el pago que los propietarios de los establecimientos hacen a las bandas armadas para protegerse del hampa) es algo frecuente en el barrio, ese día los delincuentes los atacaron sin importar que estuviesen o no al día con sus «cuotas».

«Lo que quedó claro ese día es que aquí no hay ley. Aunque pagues, la vida tuya no tiene ningún respaldo», afirmó.

Mapa: Un fin de semana sin efectivo en Venezuela
De las protestas a los saqueos: Runrun.es muestra lo que sucedió entre el viernes 16 y el domingo 18 de diciembre en el país, cuando el billete de 100 quedó fuera de circulación durante algunas horas

 

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LA DESESPERACIÓN POR LA FALTA DE EFECTIVO se tradujo en violencia. Pocas horas después de que el billete de 100 bolívares fuese sacado de circulación sin que pudiera ser sustituido por otra moneda, se desató el caos. De las protestas que exigían la extensión del tiempo para canjear o depositar su dinero, se pasó a los robos masivos en supermercados, abastos, licorerías, farmacias, ferreterías y tiendas de diversa índole. Cientos de comercios sufrieron las consecuencias de una medida presidencial que, de forma abrupta, dejó sin valor al billete de mayor denominación del cono monetario actual.

El viernes, miles de personas se quedaron sin poder transferir sus billetes en la banca privada y, para poder recuperar lo que tenían, debían acudir hasta Caracas o Maracaibo, donde están las únicas sedes del Banco Central de Venezuela que estaban autorizadas para canjearlos. Pero ni siquiera allí había efectivo: las nuevas monedas jamás llegaron. Desde Miraflores, Nicolás Maduro revertió la medida y afirmó que el billete de 100 bolívares estaría vigente hasta el 2 de enero de 2017.

En el mapa siguiente se puede ver la ola de desórdenes que se desató en al menos 12 estados del país desde el pasado viernes. Hasta el momento, dos personas han muerto en Bolívar, el estado más afectado por la situación.

 

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Octubre de 2016: cuando la muerte volvió a los saqueos
La arremetida de la Guardia Nacional contra los habitantes de Arapo, en Sucre, fue la causante de las víctimas fatales. En el suceso también se reportaron cuatro heridos. Durante todo el mes,  hubo 24 eventos violentos contra camiones cargados de comida

 

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DESDE EL 29 DE JULIO PASADO, los saqueos e intentos de saqueo no habían dejado rastros de sangre. Hubo detenidos, hubo represión y también hubo una disminución progresiva de los ataques contra comercios, mercados y vehículos que transportaban alimentos. Las cifras parecían mejorar hasta que el pasado viernes 29 de octubre, justo tres meses después de la última muerte que habían dejado estos actos vandálicos, tres personas cayeron en Arapito, un pueblo localizado al oeste del estado Sucre, en la frontera con Anzoátegui.

Franklin Rondón, de 19 años de edad; Héctor Luis Barrios Cagua, de 27; y un adolescente de 16, murieron cuando los impactos de bala de la Guardia Nacional los alcanzaron. Eso fue lo que aseguraron los testigos al diario El Tiempo, que reseñó el suceso. Coralia Delgado, de 51 años, y otros tres jóvenes resultaron heridos en la arremetida.

Esa tarde de octubre, un grupo de muchachos del pueblo había interceptado un camión y comenzó a llevarse su mercancía. Los uniformados llegaron al sitio y comenzaron a disparar.

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El primero en caer fue Rondón, quien era estudiante de Ingeniería. Su muerte, de acuerdo con el periódico, desató la furia de los habitantes de Arapito, quienes incendiarion un vehículo pesado cargado de harina de maíz en señal de protesta. Cuando los refuerzos de los militares llegaron, los balazos arreciaron.

Gisela Cagua, madre de Barrios Cagua, declaró que tanto su hijo como el adolescente muerto, que era su sobrino, estaban de paso por el lugar y no participaban en el saqueo, el último de los 24 que se registraron en todo el mes de octubre.

Durante el año, el único mes que supera en víctimas fatales a octubre es junio, cuando hubo seis muertos en Táchira, Miranda, Mérida y Sucre, donde ocurrió «El Cumanazo».

Sigue el descenso

La tendencia a la baja de los saqueos siguió en el décimo mes del año. En total, hubo 24 eventos: 20 de estos fueron saqueos consumados y sólo 4 fueron conatos. En septiembre pasado, cuando sucedieron 39, el descenso había continuado motivado por la represión que implementó el gobierno y la presencia de militares en las colas de los expendios de alimentos.

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Los actos vandálicos ocurrieron en 12 estados del país. El que más registró saqueos fue Falcón, con 5; seguido de Carabobo, con 4 (la mayoría en la Autopista Regional del Centro, a la altura de Mariara), y de Zulia, con 3. En Sucre, Bolívar y Distrito Capital hubo dos en cada estado. En Aragua, Cojedes, Mérida y Monagas ocurrió por entidad.

La cifra de 24 saqueos  e intentos de saqueo de octubre representa incluso un descenso con respecto al año pasado. En octubre de 2015, el Observatorio de Conflictividad Social contabilizó 35 de estos eventos, la segunda más alta de ese año.

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Mapa | Los Clap no han frenado los saqueos en los últimos 3 meses
Aunque los actos vandálicos disminuyeron por tercer mes consecutivo en septiembre, el fenómeno se mantiene y la cifra registrada es mayor a la del año pasado. En total, ocurrieron 20 saqueos y 19 intentos de saqueos durante el mes pasado, pese a los intentos del Gobierno con los Clap

 

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SEPTIEMBRE DE 2016 CERRÓ con 39 saqueos e intentos de saqueo por alimentos en 10 estados venezolanos, un número que si bien es menor a cualquiera de los contabilizados desde marzo pasado, supera al que se registró hace exactamente un año. Y es que septiembre de 2015 fue el quinto mes del año con mayor cantidad de sucesos de esta naturaleza: para aquel momento hubo 27.

La «repartición» de las bolsas de comida implementada por Gobierno, a través de los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), no han erradicado ni el hambre, ni los saqueos del territorio nacional.

Pero en un año como 2016, con un primer semestre en el que sucedieron más de 330 actos vandálicos, los 39 eventos de septiembre no escandalizan. Desde julio, las cifras han caído, luego de que en junio se alcanzara el récord: 127 saqueos e intentos de saqueo en 30 jornadas, un promedio de 4 por día.

El conteo de Runrun.es indicó que el mes pasado ocurrieron 20 saqueos y 19 intentos de saqueo. Los detalles de cada suceso pueden verse en este mapa:

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Carabobo fue el estado en donde se contabilizó la mayor cantidad de saqueos e intentos de saqueo de septiembre pasado. Allí hubo 9 en total y, de estos, dos ocurrieron en las adyacencias del Mercado Mayorista de Tocuyito, y otros dos en Mariara. Le siguió Anzoátegui, con 7 eventos. Tres de estos sucedieron en las adyacencias de la Universidad de Oriente, en Puerto La Cruz, donde con frecuencia se reúnen encapuchados que secuestran camiones para desvalijarlos.

La tercera entidad con mayor incidencia de saqueos fue Zulia, con 6; seguida de Miranda, con 5; Bolívar, con 4; y Aragua, con 3.

Saqueos de agosto de 2016 duplican la cifra de hace un año
En total, 44 saqueos e intentos de saqueo se produjeron el mes pasado. Zulia, con 9 eventos, es el estado que encabeza el conteo de Runrun.es. Sólo en Maracaibo se registraron 6, mientras que en Villa de Cura, en Aragua, se ejecutaron 5 en 24 horas

 

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AUNQUE LA CIFRA DE SAQUEOS e intentos de saqueo por comida continúa su descenso, la registrada en el mes de agosto de 2016 duplica la que hubo en el mismo período hace un año. En el país ocurrieron 28 saqueos y 16 conatos de estos. En total, hubo 44 actos vandálicos que afectaron a depósitos, supermercados y, en mayor medida, a camiones cargados de alimentos. En agosto de 2015, el Observatorio de Conflictividad Social  estableció que habían sido la mitad: 22.

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Los números de este agosto son menores que los contabilizados en julio, cuando hubo 58. Esa fue la primera vez que disminuyeron los saqueos en 2016. Los sucedidos en el octavo mes del año, 14 menos, apuntan a una tendencia a la baja.

Zulia está a la cabeza del conteo que Runrun.es lleva desde marzo pasado. En el último mes, allí hubo  9 eventos y 6 de estos sucedieron en Maracaibo. Anzoátegui ocupa el segundo lugar en el ránking con 8 saqueos, donde la mitad se localizó en Puerto La Cruz. Los disturbios en la población de Villa de Cura, hicieron que Aragua quedara en el tercer lugar de la lista con 6. En Miranda hubo 5, mientras que en Carabobo se ejecutaron 4 y dos en Falcón, Lara, Sucre y Táchira.

El análisis hecho en julio sobre este fenómeno estableció como causas del descenso la represión contra saqueadores y manifestantes, las importaciones informales y la apertura de la frontera. Estos dos últimos, de acuerdo con dos expertos, bajaron levemente los altos índices de escasez en los sectores de la población con más poder adquisitivo, que son los que obtienen los productos de primera necesidad a través de los revendedores.

En agosto, las detenciones y castigos contra quienes protestaban por comida continuó y eso se cristalizó en lugares como Villa de Cura donde a una serie de saqueos a camiones y depósitos de alimentos ubicados en la Zona Industrial, le siguió una militarización.

María Gabriela Ponce, sociólogo del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), observó que esta presencia de uniformados no sólo se hace patente cuando ocurren saqueos de forma continua. Recordó que desde hace varios meses, la Guardia Nacional o los funcionarios policiales son quienes custodian las colas que se hacen en los supermercados, lugares donde ocurren la mayor cantidad de actos vandálicos, ya sea contra los propios establecimientos o contra los camiones que llegan con productos básicos para vender en el sitio.

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La sociólogo explicó que a esa militarización se suman los controles informales. Detalló que las bandas criminales se han organizado de la misma forma que los bachaqueros. Ambos grupos tienen la última palabra en las largas formaciones por comida.

«Antes, la gente se peleaba cuando venía alguien a colearse, pero ahora hay arreglos entre quienes están ahí y estos son impuestos por quienes controlan las colas. Y las personas se los tiene que calar porque les tienen miedo. Si te alebrestas, te puede pasar algo», afirmó.

Otro causa que podría explicar esta disminución, apuntó Ponce, se apoya en «la rutinización» de las filas para comprar alimentos. «Eso se llama ‘referencias adaptativas’. Como el contexto es adverso, demandas menos de él, esperas menos de él, y piensas que cuando sucede algo extraordinario, todo puede estar empezando a funcionar. Si consigues mayonesa, por ejemplo, te sientes feliz. Ya las colas no son una novedad para nadie (…) Los saqueos se producen cuando hay caos. Es ahí cuando la gente molesta y rompe vidrios. Pero, esto tiene sus altas y bajas, cuando hay más o menos abastecimiento», enfatizó.

Intento de saqueo de gandola en la Circunvalación Norte de Barquisimeto
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Represión e importaciones informales disminuyeron saqueos en julio
Por primera vez, desde abril, los intentos volvieron a ser mayores que los saqueos ejecutados. El 29 de julio, en el estado Miranda, ocurrió la única muerte que se registró durante estos eventos este mes

 

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DESDE ENERO, LOS SAQUEOS e intentos de saqueo no habían hecho otra cosa que aumentar. Los actos vandálicos se multiplicaron y extendieron a todos los estados venezolanos. La escalada había sido acelerada y eso lo demuestran los números: de 31 en enero pasaron a 126 en junio. Ahora, por primera vez en cuatro meses, la cifra bajó: se produjeron 58 eventos, menos de la mitad del mes anterior.

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Para explicar el descenso no hay una sola respuesta. Expertos en economía y estadística explicaron a Runrun.es que una serie de hechos había influido sobre estos sucesos: una leve disminución de la escasez, la llegada de productos básicos a través de importaciones informales, la apertura parcial de la frontera, la represión de los cuerpos de seguridad y hasta los negocios que se pactan bajo la sombra de los Comités Locales de Alimentación y Producción (CLAP), han jugado un papel en este nuevo registro.

Luis Vicente León, presidente de Datanálisis, apuntó hacia la frontera. Señaló que esta, pese a mantenerse cerrada por casi un año, se ha vuelto permeable. Por un lado, el gobierno zuliano implementó medidas para agilizar y garantizar la importación de 50 rubros, provenientes de Colombia, que incluían productos de primera necesidad. Por otro, en Táchira se permitió el paso hacia Cúcuta en tres oportunidades el mes pasado.

“Están entrando más productos a un precio inferior que el establecido en el mercado negro”, indicó, al tiempo que recordó que las importaciones privadas informales también habían aumentado. Estas, si bien no compiten con los alimentos destinados a los más pobres, sí se traducen en “suministros para los estratos sociales más altos”, que llegan por la vía de los revendedores.

La escasez como explicación

Ángel García Banchs, presidente de Econométrica, apeló a la escasez de la canasta básica y detalló que en el último mes su firma documentó una disminución de esta variable de casi cuatro puntos porcentuales: pasó de 59,1% en junio a 55,8% en julio.

“Existen rubros en los que ha caído la escasez y esto influye en el índice global. Fundamentalmente, en los productos de primera necesidad cayó con más fuerza. La leche, que ni siquiera registraba precio en los últimos cuatro meses porque no se conseguía, ahora apareció. En el caso de los quesos y los huevos también mejoró, y en el de la harina de maíz y el azúcar también cayó dos puntos y ahora está en 90%”, argumentó.

El decrecimiento también va de la mano con la inflación y el ajuste de precios que desde el gobierno se ha hecho sobre varios productos. “Las autoridades están levantando, claramente, el control de precios, y aunque la ley precios justos sigue vigente, vienen aumentando todo. Falta mucho todavía: la gasolina, la electricidad, las telecomunicaciones, pero ha habido muchos rubros con aumentos descomunales en los últimos meses, porque hay una liberación de los precios de facto (…) Tú ahora ves más productos que hace unos meses”, confirmó.

Este incremento se aprecia igualmente en el mercado negro, donde los importes se han elevado tanto que las ventas han caído. “Si la gente no lo puede comprar, el producto deja de ser contrabandeado”, agregó.

García Banchs consigue otra de las explicaciones a la disminución de los saqueos en los CLAP.

“Esto es sólo una hipótesis, pero puede que los CLAP hayan jugado un rol en esto, porque si los bachaqueros antes saqueaban para hacerse de mercancía, ahora puede haberse reducido el valor de uso de los saqueos. Si tienes una forma violenta de conseguir los productos y otra que es a través de las asignaciones del gobierno a los consejos comunales, vas a preferir la segunda. Las CLAP permitieron una asignación directa a grupos que saqueaban y esto puede haber reducido la utilidad o necesidad de saquear”, aseveró.

El miedo y la represión

Para Luis Vicente León, la militarización en la distribución de los alimentos, así como el aumento de la represión en contra de las protestas tuvo también una incidencia directa en la disminución de los saqueos. Junio, el mes anterior, dejó seis muertos en medio de estos eventos y, aunque el Estado asumió que las fuerzas de seguridad habían sido las responsables de dos de estos decesos, los testimonios de los testigos apuntaron a que todas las personas habían caído por las balas de los uniformados.

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El 29 de julio murió el agricultor Silvio Pinto, de 58 años de edad, durante un intento de saqueo ocurrido en la Troncal 9 del estado Miranda, a la altura del sector El Clavo. Allí, en horas de la noche del día anterior, se había accidentado un camión cargado de arroz y sal. Cuando habitantes de los pueblos aledaños intentaron saquear el vehículo en la madrugada siguiente, la Guardia Nacional respondió con disparos. Otras dos personas resultaron heridas por los proyectiles de los efectivos.

Los números de junio

Otro dato que arroja el conteo de estas acciones es que por primera vez, desde abril, los intentos volvieron a ser mayores que los saqueos ejecutados. En total, hubo 24 saqueos y 34 conatos. 

El estado Zulia encabeza la lista de eventos vandálicos. En total, allí se produjeron 11 saqueos e intentos de saqueos. La mayoría ocurrió en la capital, Maracaibo. En segundo lugar quedó Anzoátegui, donde ocurrieron 10. Posteriormente se ubicó Miranda (8), Táchira (6), Bolívar (4); Falcón y Lara (3); y Barinas, Trujillo y Carabobo (2).

La mayoría de estas acciones fueron sufridas por 27 camiones y gandolas que transportaban alimentos. En esa lista le siguen 11 supermercados, 8 abastos, 6 mercados, 3 depósitos, 2 centros comerciales y un comedor universitario.

Junio 2016: récord en saqueos, represión y muerte
En junio hubo 127 saqueos e intentos de saqueo, un promedio de 4 por día, y Runrun.es lo muestra a través de dos mapas interactivos. En el primer semestre de 2016 se registraron más de 330 actos vandálicos, cifra que supera los ocurridos durante todo 2015. Este mes, por primera vez en el año, seis personas murieron producto de la acción de los cuerpos de seguridad en la represión de las protestas por comida. Además se reportaron 11 «mini Caracazos» en ocho estados del país, dos de ellos en Sucre

 

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JUNIO NO TUVO RIVAL. Durante el mes que acaba de terminar las cifras rojas de saqueos y hambre llegaron a su máximo nivel en el primer semestre de 2016. Para contrarrestarlas, repuntó la brutalidad con la que las fuerzas de seguridad respondieron a estos hechos: seis venezolanos murieron en cuatro estados del país, a manos de uniformados, durante asaltos masivos a comercios y protestas motivadas por la falta de comida. Los caídos fueron víctimas de perdigonazos en la cara y disparos de armas de fuego que dejaron al descubierto cómo los efectivos de la Guardia Nacional y los policías regionales utilizaron pistolas 9 milímetros y fusiles de guerra para reprimir a los manifestantes.

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Jenny Elizabeth Ortiz Gómez, en Táchira; José Antonio Tovar, en Miranda; Luis Osmel Fuentes, Carlos Colón Castañeda y Cruz Eduardo Rodríguez, en Sucre; y Eduar Jean Guillén, en Mérida, son los nombres de las seis víctimas fatales que dejó este mes.

En los 30 días de junio se registraron 80 saqueos y 47 intentos de saqueo. En total, ocurrieron 127 hechos vandálicos, es decir, un promedio de cuatro por día. Esto es 40 más que en mayo, y tres veces más que en abril pasado, cuando hubo 41.

Con estas cifras, el total del primer semestre de 2016 –de acuerdo con el conteo que lleva Runrun.es– suma más de 330 saqueos, un número que en sólo seis meses sobrepasa los 287 que hubo en todo el año pasado.

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Miranda fue la entidad en donde sucedió la mayor cantidad de eventos por zona: 20 en total. Le sigue Sucre, con 19; Lara, con 14; Anzoátegui, con 10; Bolívar, con 9; Guárico, con  7; Carabobo y Distrito Capital con 6; Mérida, Táchira, Trujillo y Zulia, con 5; y Falcón con 4. En Monagas, Barinas, Nueva Esparta hubo 2 en cada estado, mientras que en Cojedes, Delta Amacuro, Vargas, Aragua, Yaracuy y Amazonas, se produjo al menos 1. Portuguesa y Apure son los únicos estados en donde no se reportaron saqueos.

“Mini Caracazos” duplicados

Los récords de junio no se quedan allí. El aumento de los actos vandálicos también significó el crecimiento de la cifra de “mini Caracazos” o pequeños estallidos sociales, donde los saqueos y protestas se mezclan con la agresión y militarización por parte de las fuerzas del Estado. En el mes hubo 11 eventos de este tipo en 8 estados distintos, es decir, casi se duplicó la cifra de mayo, cuando hubo 6, y triplicó la de abril, cuando se produjeron 4.

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El primer “mini Caracazo” de junio ocurrió en la avenida Urdaneta del centro de Caracas el jueves 2, cuando la Guardia Nacional reprimió a quienes reclamaban que los Comités Locales de Alimentación (Clap) habían prohibido la venta de productos básicos en los abastos de la zona. Periodistas que cubrían los hechos fueron blanco de ataques de colectivos armados. El 7 de junio, la ciudad trujillana de Valera fue militarizada luego de ser escenario de manifestaciones por comida y saqueos. El día 9, una serie de saqueos sacudió diversas zonas de la parroquia Petare, en el estado Miranda. Los actos dejaron una víctima fatal. Al día siguiente, el 10, los disturbios se trasladaron a La Vega, en el suroeste de Caracas, y terminaron en enfrentamientos entre grupos delictivos y fuerzas de seguridad y el saldo de al menos dos heridos.

El mismo 10 de junio hubo protestas por alimentos e intentos de saqueo en Cariaco, estado Sucre. En el sector de Cerezal, la represión llegó a su máximo nivel cuando las fuerzas de seguridad usó armas de fuego contra quienes mantenían cerrada la vía principal. Un joven de 21 años murió durante la represión.

Cuatro días después, el 14, se registraron al menos sesenta comercios saqueados en 12 zonas distintas de Cumaná, capital del mismo estado. Dos personas murieron en medio de la respuesta de los uniformados. Durante la misma jornada, la Guardia Nacional y Polimérida atacó con gases y perdigones a los habitantes de Lagunillas, estado Mérida. Los manifestantes, que saquearon un Pdval, exigían que les vendieran leche, luego de haber estado durante varios días en cola para comprarla. Un hombre cayó en el suceso.

Intento de saqueo de gandola en la Circunvalación Norte de Barquisimeto
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El 15 de junio fueron militarizadas las ciudades de Barcelona y Puerto La Cruz, en Anzoátegui, así como los pueblos de El Palito y El Cambur, en Carabobo. En ambas se registraron saqueos e intentos de saqueo.

Aunque durante la semana de la recolección de firmas para el referendo revocatorio los actos vandálicos disminuyeron su frecuencia, el 29 hubo un nuevo “mini Caracazo”. Ese día, la represión llegó hasta Ejido, en Mérida, donde las manifestaciones y saqueos recibieron gases y perdigonazos como respuesta. El 30, la tensión llegó hasta Tucupita, en Delta Amacuro, que fue militarizada tras los disturbios.

 

El “rompecolchón” que desató El Cumanazo: Hambre, desempleo, pobreza y represión

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Sucre es el estado más pobre del país, más de 20% de su población vive en pobreza extrema y, según el INE, a 50% de los habitantes de la entidad no le alcanza el dinero para comprar comida. Desde hace unos meses están paradas las plantas industriales que daban empleo y alimentos a la gente. Cada vez son menos los distribuidores de víveres que se arriesgan a cruzar la autopista Antonio José de Sucre para llegar hasta Cumaná, Carúpano o Guiria, porque allí los saqueos comenzaron hace más de un año

 

@ronnarisquez

LOS INGREDIENTES DEL CÓCTEL ORIENTAL, que terminó en estallido, esta vez no fueron las tradicionales pepitonas, madre perla, camarones y ostras, conocidos con la explosiva denominación de “rompecolchón”.

En esta oportunidad fue la combinación de hambre, escasez, desempleo, pobreza y represión lo que ocasionó la explosión social que acabó con la vida de una persona y arrasó con más de 70 establecimientos comerciales, entre ellos 51 supermercados, en la capital del estado Sucre. El pueblo de Cumaná tomó las calles en busca de comida, saquearon locales y algunos vándalos –incluídos funcionarios policiales– aprovecharon para apoderarse de lo ajeno.

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El economista, profesor de la Universidad de Oriente y miembro de la Cámara de Comercio, Industria y Producción de Cumaná, César Yegres Guarache, señaló que desde hace más de un año venían advirtiendo sobre la difícil situación que se estaba viviendo en el estado Sucre. Y explicó que lo ocurrido el martes 14 de junio en Cumaná fue el resultado de “una mezcla de cosas que hasta cierto punto se veían venir”.

El evento ha sido denominado como El Cumanazo por su semejanzas con el estallido social ocurrido el 27 de febrero de 1989 en la capital de Venezuela, que se conoce como El Caracazo.

Un año de saqueos y desabastecimiento

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“Desde hace más de un año se presentan saqueos de camiones en la carretera que comunica Puerto La Cruz con Cumaná. Además de la inseguridad, en lo que va de año se ha incrementado el desabastecimiento de alimentos básicos. Es muy notorio en Cumaná y más aún en la periferia”, dijo el investigador.

Relató que para los sucrenses ya era cotidiano el asalto de camiones cargados con víveres y otros rubros en la autopista Antonio José de Sucre, que conduce a esta entidad, y en las carreteras que conectan a Cumaná con Güiria, Cumanacoa y Carúpano, entre otras poblaciones. “Es tan grave que muchos de nuestros agremiados deben ir personalmente hasta Puerto La Cruz a buscar la mercancía, pues ninguna compañía de seguros se arriesga a asegurar la carga”. Estos hechos venían dificultando aún más el abastecimiento de ciertos rubros –alimentos, construcción y medicamentos– en los mercados de Sucre.

Muerte del sector industrial y desempleo

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El miembro de la Cámara de Comercio de Cumaná explica que otro de los problemas que enfrenta la entidad es la paralización del sector industrial, que representaba una de las más importantes fuentes de empleo en la región. “A pesar de que aquí tenemos plantas de enlatados, de harina de maíz y de trigo, ensambladoras de vehículos y otras industrias, las dificultades con todas las líneas de producción se han incrementado”, explicó.

Una fuente ligada a este sector indicó que la planta ensambladora de vehículos Toyota está técnicamente parada desde diciembre de 2015, mientras que las de Alimentos Polar y Monaca (harina de maíz y de trigo) dejaron de producir hace un mes por falta de materia prima.

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Foto: Cortesía

Alimentos Margarita dejó de enlatar sardinas porque no tienen aceites, ni salsas. Queda poco atún para procesar y solo están sacando al mercado pepitonas en agua, dijo Yegres Guarache. La situación que enfrentan algunas de estas industrias, además dejar sin empleo a muchos trabajadores o reducir los ingresos –por concepto de horas extras– de algunos obreros, también impacta directamente en el abastecimiento de ciertos rubros básicos en la región.

El estado más pobre

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A esto se suma que la condición de pobreza que se vive en la entidad. “Sucre es el Estado más pobre del país con un 55% de pobreza, mientras que más de 20% vive en condiciones de pobreza extrema”, dijo el investigador, apoyándose en las últimas cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondientes a 2014. En ese momento era el estado número uno, por encima de Trujillo y Barinas.

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Indicó que las personas de bajos recursos gastan todo su dinero en comprar comida. Según datos del INE, Sucre es uno de los cinco estados del país donde a la mitad de su población no le alcanza el dinero para comprar comida.

“Tengo conocidos en Mariguitar que están comiendo solo lo que ellos mismos pueden producir allí”, refirió el profesor de la UDO, quien agregó que hasta hace unos años se lograban cubrir los déficit nutricionales en el estado Sucre con la pesca, pero al eliminar la pesca de arrastre se agudizó la escasez, pues lo que genera la pesca artesanal no cubre la demanda y al disminuir la oferta también aumentaron los precios.

La represión en Cerezal y la llama de los Clap

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“El Cumanazo” o estallido social que se registró en Cumaná también es considerado una consecuencia del incidente que cobró la vida de una persona en la población de Cerezal, en la vía de Cariaco, en el estado Sucre.

Una protesta pacífica, de lugareños que pedían que les entregaran la comida de los Clap, fue dispersada a tiros por funcionarios de los cuerpos de seguridad del Estado, que utilizaron armas de guerra para enfrentar a los manifestantes. Un muerto y una docena de heridos fue el balance de este hecho.

“La situación de saqueos que vivió fue una mezcla de todo. Desabastecimiento, inseguridad, lo de Cerezal y la logística terrible de bolsas de comida”, dijo César Yegres Guarache.

Sobre los Clap el experto se hizo una pregunta, apoyado en los últimos datos de consumo del INE: “El estado Sucre tiene un millón de habitantes y Cumaná 400 mil, para alimentar solo los de la capital se necesitan 400 toneladas de alimentos diarios. ¿Tendrán los Clpa la capacidad de abastecer este porcentaje?”.