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Macri empieza a echar a miles de contratados públicos kirchneristas

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Mauricio Macri ha arrancado su mandato en Argentina con buenas noticias, bajadas de impuestos y una cierta calma social, pero los números, con un 7% de déficit público, auguran que en algún momento llegará la tormenta. El macrismo ha empezado los recortes por la parte con menor coste político: despidos masivos de empleados públicos contratados en 2015 por el kirchnerismo y muy cercanos a la militancia. Es un proceso que puede acabar con hasta 60.000 personas fuera de la administración y ha empezado con 2.035 despidos en el Senado y 600 en el emblemático Centro Cultural Kirchner.

En Argentina se llama ñoquis a los empleados públicos ficticios, colocados por los partidos, que solo acuden un día al mes para cobrar. Se llaman así porque los gnocchi, plato típico italiano, se suelen servir el 29 de cada mes en los restaurantes porteños, y ese el día que se cobran los sueldos. El macrismo ha querido empezar su ajuste asegurando que todos los despedidos son ñoquis, personas contratadas por amiguismo. Aunque no todos están de acuerdo, sobre todo los afectados y algunos sindicatos, que temen que este sea el principio de una oleada de recortes mucho más profundos.

“Esto no es un ajuste ideológico neoliberal, no tiene nada que ver con el debate estado grande-estado chico. Solo estamos poniendo orden. Ha habido abusos por todas partes. Entraron sin un proceso de selección, en muchos casos ni siquiera entrevistas, muchos los fuimos a buscar y no estaban”, señala a EL PAÍS Hernán Lombardi, ministro de Medios Públicos y responsable de la decisión de no renovar el contrato al 85% de la plantilla del Centro Cultural Kirchner, que de momento se ha cerrado. Lombardi espera poder volver a abrir en febrero para visitas y en marzo ya con programación y nuevos empleados.

La inauguración en mayo este centro, una joya que ha costado 3000 millones de pesos (214 millones de dólares) y según Lombardi “está llamado a ser el mayor centro cultural del hemisferio sur” fue un hito del kirchnerismo, con una sala dedicada al Néstor, fallecido en 2010, y otra a Evita Perón. Pero según Lombardi, se inauguró con la obra aún inacabada y se llenó de empleados cercanos a la militancia kirchnerista y La Cámpora, la organización dirigida por Máximo, el hijo mayor de los Kirchner. Ahora están en la calle y protestan pero tienen pocas posibilidades de volver. Lombardi asegura que el centro no morirá y de momento no se plantea cambiarle el nombre, pero van a darle un giro completo y terminar la obra.

Otro símbolo de que la cosa va muy en serio llegó en el Senado, donde Macri no tiene mayoría pero sí la presidencia, que corresponde por la Constitución a Gabriela Michetti, la vicepresidenta del país y gran referente del macrismo. Michetti ha despedido a 2.035 personas contratadas por el kirchnerismo con tanta rapidez que ahora va a tener que readmitir a un grupo de 43 discapacitados dentro de un programa de integración que se colaron entre los supuestos ñoquis.

El asunto inquieta a los sindicatos. Pablo Micheli, secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), alejado del kirchnerismo, avisa: “Estamos de acuerdo con echar a los ñoquis, pero ojo con las medidas no consensuadas con los sindicatos, se hace tábula rasa y se cometen errores como en el Senado con los discapacitados. Si detrás de todo esto hay un plan para reducir el Estado argentino, que ya es chico comparado con otros de la región, va a haber conflicto seguro”.

«El Estado no es una bolsa de trabajo, no tiene que pagarle a una cantidad enorme de militantes de algún partido político», aseguró Michetti para defender su decisión. Según sus datos, con su antecesor, el kirchnerista Amado Boudou, la masa salarial del Senado creció un 80% y los empleados de esta institución un 146%.

Michetti ha sido la primera de una serie. Ahora vendrán los ministerios más importantes y las empresas públicas. La operación se está coordinando desde el ministerio de modernización, dirigido por Andrés Ibarra. En tres meses tendrán un informe detallado pero los datos que manejan ya les dicen que entre 2012 y 2015 se incorporaron 60.000 personas con contratos temporales a la administración y de ellos 25.000 llegaron en 2015, en la última etapa. Y eso sin contar las empresas públicas, solo la administración. “En los últimos tres años hubo entre un 40% y un 50% más de contrataciones que en los trienios anteriores. Convalidar a los ñoquis es una falta de respeto con los empleados que sí trabajan”, asegura Ibarra.

Argentina insiste en el respeto a la voluntad popular en Venezuela

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El Gobierno argentino se expresó hoy a favor del respeto a la voluntad de los pueblos y de la plena vigencia de las instituciones como condición para afianzar las democracias en América Latina, en referencia a la asunción de los nuevos integrantes del Parlamento venezolano, con mayoría opositora.

“El Gobierno Argentino siguió con mucha atención las elecciones legislativas que se llevaron a cabo el 6 de diciembre pasado, para elegir los diputados que integrarán la Asamblea Nacional de Venezuela,y que fueran supervisadas por la Misión Electoral de Unasur“, manifestó el Ejecutivo de Mauricio Macri, a través de un comunicado difundido hoy por la Cancillería.

“Al respecto, el Gobierno argentino está convencido de que el respeto absoluto de la voluntad de los pueblos expresada libre y democráticamente en las urnas, al igual que la estricta observancia de las atribuciones, prerrogativas y garantías constitucionales, son condiciones insoslayables para afianzar las democracias en América Latina”, añadió.

Argentina se reafirmó en el compromiso acordado con el resto de presidentes del Mercosur, en la cumbre de diciembre pasado, sobre “la importancia de la defensa y firme impulso de los valores y la plena vigencia de las instituciones democráticas y de la protección, promoción y respeto irrestricto de los Derechos Humanos, para consolidar los procesos democráticos”.

La oposición venezolana consiguió 112 diputados en las elecciones del pasado 6 de diciembre, lo que puso fin a 17 años de hegemonía parlamentaria chavista, pero la Justicia ordenó el 30 de diciembre suspender cautelarmente la proclamación de los cuatro diputados (tres opositores y un chavista), por un supuesto fraude en las votaciones.

Los nuevos diputados tomaron posesión este martes con la incógnita de si la oposición controlará finalmente los dos tercios de la cámara (112 diputados) que le permitirían acometer fácilmente reformas.

En la sesión, los opositores avanzaron que tratarán de adelantar el fin del mandato de Nicolás Maduro y los diputados chavistas abandonaron el recinto por un encontronazo con el nuevo titular de la Cámara, Ramos Allup, por los turnos de palabra.

Macri y Maduro, con buena relación con el kirchnerismo, se han posicionado como enfrentados desde incluso antes de la asunción presidencial del líder conservador argentino, debido a la intención de Macri de invocar la cláusula democrática del Mercosur contra Venezuela, que no fue secundada por el resto de socios.

Maduro llegó a decir públicamente que el pueblo argentino estaba “listo para luchar” contra Macri.

Finalmente, un mensaje firme y claro para Maduro por José Miguel Vivanco

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El presidente argentino Mauricio Macri tomó la palabra durante el encuentro del Mercosur celebrado hoy en Asunción, Paraguay, e instó a Venezuela a asegurar la “liberación de los presos políticos”, señalando que “no puede haber lugar para la persecución política por razones ideológicas ni la privación ilegítima de la libertad por pensar distinto”.

Macri también felicitó a las autoridades venezolanas por aceptar los resultados de las elecciones parlamentarias de diciembre, y pidió a los miembros de la oposición —quienes consiguieron un triunfo abrumador— que actuaran con prudencia.

La reacción inmediata —y clásica— de la Canciller venezolana fue acusar a Macri de injerencia en los asuntos de Venezuela y de defender la “violencia política”. La canciller sostuvo, además, que Venezuela es un “modelo en el mundo” en materia de derechos humanos.

Sin embargo, es un error hablar de injerencia en los asuntos internos de un Estado cuando está en juego la defensa de derechos de carácter universal. Refugiarse en la soberanía como excusa para evitar el escrutinio internacional por violaciones de derechos humanos es una táctica vergonzosa típica de regímenes autoritarios que tienen algo que ocultar.

 En los últimos años, la situación de los derechos humanos en Venezuela se ha deteriorado gravemente. Se ha detenido arbitrariamente a políticos de oposición que luego fueron procesados y condenados por cargos que respondieron a motivaciones políticas, y a varios se les prohibió postularse a cargos públicos en las elecciones legislativas de diciembre. El gobierno ha actuado contra medios de comunicación, periodistas independientes y ciudadanos de a pie críticos del gobierno; y ha  hostigado a defensores de derechos humanosMiembros de las fuerzas de seguridad han detenido arbitrariamente, golpeado y torturado a manifestantes mayormente pacíficos, y no han rendido cuentas por estos hechos.

La mayoría oficialista en la Asamblea Nacional saliente tiene planeado cubrir al menos una docena de vacantes en el Tribunal Supremo de Justicia antes de dejar el cargo a principios de enero, lo cual aseguraría la continuidad de un Tribunal Supremo chavista por muchos años más. Desde el copamiento político del Tribunal Supremo en 2004 —cuando se incrementó la cantidad de magistrados de 20 a 32 y se designó a incondicionales del gobierno de Hugo Chávez para cubrir las vacantes— el poder judicial ha dejado de actuar como un poder independiente del gobierno. 

Ante este panorama sombrío, lo que Macri les está pidiendo a los demás mandatarios del Mercosur no es ningún favor, ya que todos los países miembros han reconocido a través de acuerdos regionales que la protección de los derechos humanos y la “plena vigencia de las instituciones democráticas” son clave para la integración regional. Sería en el mejor interés de todos los venezolanos que las declaraciones de Macri encontraran eco en otros líderes, y que estos instaran al gobierno de Maduro a poner fin al avasallamiento de la independencia judicial y las libertades fundamentales.

Geopolítica de la derrota por Luis De Lion

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La amplia victoria de la MUD el domingo pasado, me sorprendió gratamente. Yo sostenía, como muy cuesta arriba la obtención de una mayoría calificada. Entre otras razones porque mantenía que era difícil combatir la opinión internacional chavista si la propia oposición no se presentaba en la escena internacional para combatirla.

Previo a ello, en febrero 2014, la juventud venezolana había decidido lanzarse a las calles en búsqueda de una libertad que se hacía evidente no podría lograrse por medios convencionales. La extrema violencia con la que el régimen castrochavista repelió la protesta perjudicó seriamente la imagen internacional de Maduro.

Hábilmente desde el lado opositor hubo quienes aprovecharon la ventaja que significa saber que con Maduro se seguiría con la misma política exterior que hubo bajo Chávez. Por lo que hasta se podía anticipar, adelantar y avanzar. Principalmente para impedir que Maduro disfrutara del margen de maniobra mediática y propagandística internacional que Chávez le legó.

Una vez que Maduro se llenó las manos de sangre en febrero 2014, políticos y gobiernos extranjeros decidieron estar más atentos que nunca a las violaciones de las libertades y los derechos humanos en Venezuela. Para el caso, ya en Bruselas y Washington había expedientes contra el régimen chavista por el tema de presos políticos, de medidas cautelares a periodistas y persecución y acoso de personalidades públicas.

En ese sentido, la comunidad internacional tomaba nota; la DEA y el Departamento de Estado estadounidense denunciaron a altos jerarcas del régimen como narcotraficantes y se logró un influyente consenso respecto al carácter dictatorial del régimen venezolano.

De esa manera, se fue reduciendo el margen de maniobra internacional de la dictadura venezolana. Al tiempo que, en lo interno los sondeos y las encuestas fotografiaban la inmensa brecha entre la MUD y el PSUV.

Elementos estos que en su conjunto, explican el hecho que el apoyo internacional que en ésta ocasión obtuvo la oposición, tuvo una influencia directa en la amplia victoria obtenida en la parlamentarias del pasado domingo.

La postura de Almagro, al frente de la OEA, fue determinante. A Lula desprestigiado y a las puertas de la cárcel, le tocó enmudecer. El debilitamiento supremo del gobierno de Dilma Roussef, junto a la salida de Cristina Kirchner y el reivindicativo discurso de Macri, fueron claves.

De esa manera se constituyó un escenario geopolítico nada favorable a la campaña oficialista venezolana. Una evidencia, que hizo que la posición de La Habana ante la derrota de Maduro fuera muy parca. La carta de Fidel Castro, felicitando a Maduro, solo tiene valor en el último párrafo. Allí el tirano cubano, insiste en el eje chino-ruso, como el más confortable para Maduro.

Dicho esto, en el escenario político post derrota electoral, no imagino a Maduro corrigiendo su rumbo. Para personajes como él, eso sería una suerte de suicidio. Le quedan muy pocas opciones. Renunciar y llamar a nuevas elecciones, cambiar de política o convocar a un gobierno de verdadera coalición nacional. Unas nuevas elecciones entran dentro de las opciones de suicidio. ¿Cambiar de política, pero hacia cuál? Un gobierno de coalición, sería una suerte de perversidad política para Maduro.

Solo queda, la incertidumbre. Esa que, el autor Andreas Schedler, considera propia de las autocracias electorales. La incertidumbre permanente. Es la frase que a mi parecer, mejor resume, el concepto de la dictadura progresista venezolana.