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#MonitordeVíctimasCaracas | Mataron a pareja de hermanos en Los Frailes de Catia
Yunegly del Mar y Jean Carlos Iguarán Montiel, de 25 y 19 años de edad, respectivamente, pertenecían a la etnia wayú y trabajaban en una fábrica textil en Gato Negro

@franzambranor

Un doble homicidio fue cometido la madrugada de este domingo 29 de enero de 2023, en un rancho del barrio Macayapa, en Los Frailes de Catia, Municipio Libertador del Distrito Capital..

A los hermanos Yunegly del Mar y Jean Carlos Iguarán Montiel, de 25 y 19 años de edad, respectivamente, los asesinaron con palos y tubos, según relató Rosa Amelia Villero, tía política de ambos.

Villero explicó en la morgue de Bello Monte que Jean Carlos sostuvo una discusión, el pasado 7 de enero, con un hombre de la zona con prontuario policial, quien lo habría amenazado con robarlo.

“Aparentemente, los querían robar y Jean Carlos no se dejó; entonces, se ensañaron con ellos”, declaró Villero.

Villero informó que de la vivienda de los hermanos Iguarán Montiel sustrajeron pertenencias. Agregó que ambos eran oriundos de Caimare Chico, en el estado Zulia. Tenían dos años en Caracas y trabajaban cosiendo en una fábrica textil, en Gato Negro.

Yunegly deja huérfano a un niño de dos años de edad que, por fortuna, estaba al cuidado de su padre en el momento del crimen.

Protección para descendientes de indígenas

Lolymar Ipuána, defensora de pueblos originarios en el Distrito Capital, exigió justicia para los hermanos Iguarán Montiel, pertenecientes a la etnia wayúu.

“Ellos vinieron a Caracas en búsqueda de una mejor calidad de vida, porque en La Guajira eso no existe. La gente pasa mucha necesidad allá”, dijo Ipuána.

Ipuana informó que alrededor de 20 mil personas con raíces indígenas viven en Caracas.

«Exigimos que se haga justicia para que no se siga atropellando a gente como ellos ni a nadie. Es terrible encontrar la muerte de esa manera”, puntualizó.

Asesinaron a panadero porque se negó a pagar vacuna a delincuentes

A JOSÉ MANUEL CASTAÑO ACEVEDO LO ASESINARON  porque no quiso pagarle una vacuna a delincuentes del barrio. Los hombres le exigían dos sacos de harina a cambio de no quitarle la vida, él se negó a entregar su mercancía.

El miércoles 22 de mayo a las 10:00 a. m. fue cuando cumplieron su amenaza de asesinarlo. Un vecino lo llevó en su carro hasta el hospital Pérez de León, donde murió; ingresó con una herida por arma de fuego en la cara y otra en la espalda.

José Manuel, de 38 años, tenía una panadería en la parte de atrás de su casa. Tenía cuatro años con su emprendimiento, en el sector Loma Andina del kilómetro tres de El Junquito.

La noche del martes 21 mayo le llegó la harina a su pequeño negocio y los hombres que lo tenían amenazado se enteraron. Fuentes policiales indicaron que los presuntos delincuentes son conocidos como Dany y Wilfred.Estos hombres también amenazaron a los vecinos de José Manuel para evitar que denunciaran ante el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc). Los funcionarios ingresaron al barrio la noche del miércoles pero no localizaron a los delincuentes.

La víctima tenía seis hijos, todos menores de edad. Vivía en esa zona con su pareja, con quien no tenía niños.

Mataron a costurero en Catia

La madrugada del domingo 19 de mayo asesinaron a Yubel José Montiel, de 46 años. Le pegaron con un bloque en la cabeza. Luego lo arrojaron a un barranco en el callejón Venezuela de los Frailes de Catia y le avisaron a su familia que «se había caído».

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Sus parientes se enteraron el lunes, cuando ya se encontraba en el hospital Pérez Carreño, donde falleció al día siguiente por fractura de cráneo. Al parecer la víctima estaba en esa vivienda, que queda a pocas casas de la suya, en compañía de varios conocidos.

Contaron que el responsable del crimen se encuentra prófugo. Yubel era de Villa del Rosairo, estado Zulia, y tenía seis años viviendo en Caracas, luego de retirarse de la Policía municipal de Maracaibo. Trabajaba en un taller de costura en Gato Negro y dejó huérfanos a cinco hijos.

“Se vino a Caracas para buscar trabajo y le mandaba dinero a los hijos. Aquí vivía con unos amigos”, dijo un pariente.

@yohanamarra

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A Roberth lo emboscó el FAES, por Carlos Patiño

“No puede haber dictador sin su ejército.”

Pancho Villa

 

ROBERTH REGRESÓ A CASA CON LA ESPERANZA RENOVADA LUEGO DE MARCHAR junto a millones de venezolanos por las calles de Caracas. Ese 23 de enero, Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, se juramentó Presidente interino de Venezuela en un multitudinario cabildo abierto, en claro desafío a la usurpación del poder por parte de Nicolás Maduro. La extenuante jornada no le impidió a Roberth salir de nuevo a manifestar en horas la noche: por primera vez el sector Los Frailes de Catia, demarcado políticamente como “territorio chavista”, se rebelaría por segundo día consecutivo contra la dictadura.

En sus planes inmediatos estaba emigrar para Argentina en mayo buscando nuevas oportunidades. Antes se casaría con Yuraima y renunciaría a la ferretería. La pareja anhelaba tener un hijo y la crisis económica y social del país los desalentaba. Quizás lo que más le preocupa era dejar a su madre que padecía Alzheimer y cuyo cuidado debía turnar con sus hermanas. Esa empatía formaba parte de su personalidad religiosa; desde niño fue monaguillo de la iglesia San José Obrero.

Los manifestantes se fueron congregando pasadas las 10 de la noche en la boca de lobo que eran las calles. En horas de la mañana, personajes anónimos dispararon contra los transformadores eléctricos de la zona, cortando el servicio de luz. El grupo alcanzaba las 40 personas. Levantaron barricadas en los alrededores del liceo Luis Espelozín y en la desembocadura de la calle que conduce a la avenida Sucre. Los fogonazos de los escombros quemados era el único alumbrado del barrio, hasta que aparecieron los faros de las motos.

-¡Corran, corran! ¡Llegaron los Colectivos!

Era cerca de la medianoche cuando los manifestantes se vieron obligados a huir ante la amenaza de los civiles paramilitares que imponen el control político de Catia con la intimidación de las armas. En ese momento llegó la emboscada. Las motocicletas del FAES aparecieron en la dirección contraria de donde los Colectivos paramilitares se habían apostado.

El grupo corrió hacia una empinada cuesta que comunica con otros sectores, pero Roberth, en su desespero, se separó y cruzó al otro extremo de la calle. Los miembros del FAES comenzaron a disparar. “Un tiroteo espantoso”, dirían los vecinos. Roberth, desarmado, alzó las manos y pidió clemencia a los funcionarios. Acto seguido, un balazo lo derriba, emite un grito ahogado y se tapa con la mano la perforación en el cuello. El FAES avanza por otras calles su cacería nocturna mientras Roberth es auxiliado por vecinos que se atreven a salir y lo resguardan en un callejón conocida como “La cueva”.

Un voluntario se ofrece y lo lleva al Hospital Periférico de Catia mientras se va desangrando en el camino. A las 4 de la mañana del día 24 de enero, Roberth Cabello, de 33 años de edad, muere víctima de la violencia represiva de los cuerpos de seguridad policiales y paramilitares de la dictadura en Venezuela. Testigos alegan indignados que, al levantar el acta policial, el CICPC amenazó con la “desaparición” del cuerpo si no aceptaban firmar la versión que indicaba “actos de terrorismo” y “enfrentamiento” con los cuerpos de seguridad.

Creado como un grupo táctico especial, la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana, fue activada el 14 de julio de 2017 como cuerpo de élite para “combatir el crimen y el terrorismo”; entendiéndose que para la dictadura la palabra terrorismo es sinónimo de protesta, reclamo a la gestión pública u oposición política. Sus miembros son seleccionados y entrenados en tácticas de asalto y de combate, equipados con armas y dispositivos especiales de índole militar bajo una lógica de guerra.

El FAES se ha consolidado como un grupo de exterminio que sustituyó a las infames OLP (Operativos de Liberación del Pueblo) como escuadrones de persecución selectiva con patrones de allanamientos, detenciones arbitrarias y ejecuciones extrajudiciales. De acuerdo a un Informe Especial de Provea, el FAES asesinó a 205 venezolanos en un año, entre enero y diciembre de 2018. Para el 2019, en apenas 5 días, entre el 21 y el 25 de enero, Provea y el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) registran al menos 8 casos de ciudadanos que participaron en protestas y que fueron ejecutados por agentes de las FAES. Uno de ellos fue Roberth Cabello, a quien le truncaron su sueño de casarse, migrar a otro país y ser padre, por manifestar su descontento contra la revolución bolivariana.

 

@carlosdpatino

Asesinaron a escolta asignado del TSJ en Los Frailes de Catia

 

Un escolta asignado al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) fue asesinado este domingo en Los Frailes de Catia. El hombre fue identificado como asesinatotarima (1), de 39 años de edad.

El Ministerio Público, dirigido ilegítimamente por Tareck William Saab, informó vía Twitter que el hecho será investigado por la fiscal 5 del Área Metropolitana de Caracas.

Durante el suceso, ocurrido este domingo, también resultó herido Kevin de Jesús Orozco Campos, de 22 años de edad, quien es mensajero del TSJ.