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Lorent Gómez Saleh

Yamile Saleh: “La fiscal le dijo a mi hijo que se iba a pudrir en la cárcel”

 

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Yamile Saleh, madre de Lorent Gómez Saleh, asegura que la representante del Ministerio Público le pidió que declarara contra dirigentes de oposición. Pide que se cierre el centro de detención del Sebin en Plaza Venezuela, conocido como ‘La Tumba’.

@albertoyajure

 

“Si lo ven, no lo reconocen. Lorent está pálido, débil. Tiene el cabello largo y barba”, relata Yamile Saleh, madre de Lorent Gómez Saleh, detenido desde hace seis meses en los calabozos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Plaza Venezuela, también conocidos como ‘La Tumba’.

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Ve aquí cómo es «La Tumba» por dentro.

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Luce cansada, porta unas ojeras oscuras. La señora Yamile salió este lunes en la madrugada desde Valencia y llegó a Caracas para visitar a su hijo Lorent Gómez Saleh, detenido desde el pasado cuatro de septiembre cuando fue expulsado de Colombia. En ‘La Tumba’ están también recluidos Gabriel Valles Sguerzi y otro ciudadano de nombre Juan Miguel De Sousa.

Gómez Saleh y Valles Sguerzi llevan 17 días en huelga de hambre. El sábado pasado fue trasladado a El Helicoide Gerardo Carrero, quien también estaba en ‘La Tumba’ y logró “un acuerdo” con la Defensoría del Pueblo. Gómez Saleh y Valles Sguerzi permanecen aislados en celdas monocromáticas a más de 100 metros bajo tierra, sin luz natural, sin aire fresco, mantenidas a bajísimas temperaturas y con la única visita de sus padres una o dos veces por semana.

El Ministerio Público le achaca a Gómez Saleh los delitos de conspiración, rebelión y asociación para delinquir. El caso aún está en fase preliminar. La última audiencia fue diferida el pasado 4 de febrero.

“No quieren trasladar a Lorent ni a Gabriel. Ellos continúan en huelga de hambre porque no les respetan sus derechos humanos. Mi hijo me dice: ‘mamá, yo ya no tengo nada qué perder. Si he hecho huelga de hambre antes por amigos y compañeros ¿por qué no hacerla por los detenidos en Ramo Verde y por mí mismo?’… Yo lo que quiero es que cierren ‘La Tumba’. Eso no puede existir en Venezuela”.

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Escucha también la descripción de la esposa de Gerardo Carrero, cuando él aún estaba en «La Tumba».

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Cuenta que su hijo —a quien llama por su nombre de pila— está enfermo desde diciembre. La comida que le servían hasta hace unas semanas le causaron dolores estomacales, vómitos y diarreas. Los médicos del Sebin le han administrado sueros por vía intravenosa. La señora Yamile afirma que varios custodios han preferido renunciar antes de acatar órdenes y “hacer lo que hacen allí dentro”.

Semanalmente le lleva comidas que pueda conservar. La semana pasada le llevó una revista “para que pueda ver otros colores”, que los agentes supervisaron y permitieron pasar. Afirma que su hijo ha sido sometido a torturas físicas y psicológicas y que además ha sido chantajeado para que incrimine a dirigentes de oposición.

“La fiscal Katherine Harrington visitó a mi hijo y le pidió que implicara a líderes políticos. Él se negó. Ella le dijo ‘te vas a pudrir aquí en la cárcel’. Quería que incriminara a dirigentes, le dijo que ahí estaría su libertad, el traslado, o mejoras para él. Lorent le dijo que no, que él no iba a hacer eso. Lorent le comunicó todo eso a la representante de la Defensoría del Pueblo, Araminta Padrino”.

La semana pasada, Yamile Saleh acompañó en Valencia a Rosa Orozco en un acto para recordar a Geraldine Moreno, joven asesinada hace un año el jueves 19 de febrero. En el lugar también estaba Marvinia Jiménez, quien fue violentamente golpeada en un vídeo que se tornó viral en las redes sociales. El funcionario de la GNB que disparó a Moreno está imputado, mas no condenado. La agente de la Guardia del Pueblo que golpeó brutalmente a Marvinia Jiménez está aún en libertad y goza de la protección de las autoridades.

“Imagínese usted, Geraldine era la única hija de Rosa. Y se la mataron de un disparo de perdigones en la cara. Y ella estaba dándome fuerzas a mí…”.

 

Anuncian traslado de Gerardo Carrero: saldrá de 'La Tumba' a El Helicoide

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El Defensor del Pueblo informó en su cuenta en twitter (@TarekWilliamSaab) el traslado de Gerardo Carrero desde las celdas del Sebin, conocidas como ‘La Tumba’, hasta El Helicoide. La familia también ha confirmado la información que hasta ahora no incluye a los otros dos jóvenes recluidos, Lorent Gómez Saleh y Gabriel Valles Sguerzi, quienes iniciaron una huelga de hambre el 7 de febrero.

@albertoyajure

 

Gerardo Carrero, uno de los jóvenes detenidos en los calabozos del Sebin de Plaza Venezuela —también conocidos como La Tumba— será trasladado hasta El Helicoide, según ha informado su familia este sábado 21 de febrero. Carrero fue detenido el 8 de mayo en el campamento a las afueras de la PNUD en Caracas. El pasado 7 de febrero inició una huelga de hambre junto a Lorent Gómez Saleh y Gabriel Valles Sguerzi, también recluidos en ‘La Tumba’.

Mariana Serrano, esposa de Carrero, dijo a Runrunes que conocieron la noticia a través de la cuenta en Twitter del Defensor del Pueblo, Tarek William Saab. Carrero habría llegado a un acuerdo con la Defensoría del Pueblo que incluía el traslado a cambio de terminar la huelga de hambre iniciada el pasado 7 de febrero

«Gerardo llamó a su papá y le avisó que habían levantado la huelga de hambre. Le pidió que le llevaran un consomé para comer algo. Supuestamente llegaron a un acuerdo, aunque no conocemos los detalles. Esperamos que nos dejen verlo mañana para saber cómo está y saber a qué acuerdo llegaron».

Serrano afirmó que no ha podido hablar con la familia de Lorent Gómez Saleh y Gabriel Valles Sguerzi. Hasta ahora la medida de traslado incluye únicamente a Carrero. La cuenta del Defensor del Pueblo no ha anunciado decisiones similares para Gómez Saleh y Valles Sguerzi.

Yamil Saleh, la madre de Lorent Gómez Saleh, escribió esta tarde a Runrunes: «Con mucho dolor en mi corazón de madre les participó que mi hijo Lorent y Gabriel continúan en huelga de hambre. Gerardo va ser trasladado al Sebin de El Helicoide. Fue el único. No quisieron trasladar a Lorent ni a Gabriel. No les conceden eso, ni les respetan sus derechos humanos».

 

 

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Ministerio Público imputará a Ledezma por presunta conspiración

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Ledezma fue detenido en cumplimiento de una orden de aprehensión a solicitud del Ministerio Público, explicó en un comunicado la referida instancia judicial

En ese sentido, los fiscales 20ª nacional y auxiliar, Katherine Harington y Yeison Moreno, respectivamente, imputarán al burgomaestre por estar presuntamente incurso en hechos conspirativos para organizar y ejecutar actos violentos contra el gobierno democráticamente constituido.

Tras ser aprehendido por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, el Alcalde Metropolitano fue trasladado a la sede ubicada en El Helicoide, lugar en el que se le permitió el acceso a su representante legal y familiares.

Esta detención tiene vinculación con el caso de Lorent Gómez Saleh, Gabriel Valles, Ronny Navarro, Gerardo Carrero y Renzo Prieto, quienes actualmente se encuentran imputados por su presunta vinculación con planes conspirativos.

Según la investigación, Gómez Saleh, Valles y Navarro aparecen en varios videos manifestando su intención de atentar contra edificaciones públicas y privadas, con el fin de causar alarma y caos en el país.

Cinco sótanos contra el sol por Leonardo Padrón

Prisiones

 

El padre de Gerardo Carrero se llama Gerardo Carrero. Habla sin parar. Como un tren furioso. Todo él es un despeñadero de palabras que intentan dibujar la apremiante situación de su hijo preso en el SEBIN. Le molesta el lugar común que dicta que nadie quiere más a un hijo que la madre. Es la quintaesencia del fervor paterno. Tiene el temple de la gente de montaña. Una roca. Hasta que se cansa de serlo en alguna frase y el dolor es como un animal en sus ojos. El padre de Gerardo Carrero se llama Gerardo Carrero. Tiene un koala a la altura del pecho que se le mueve como si quisiera mudarse de sitio. El lo ajusta a cada rato, lo atrapa, lo devuelve a la posición original. Será que le protege el corazón. Tendrá allí la piedra de su ánimo. No sé. El padre de Gerardo Carrero se llama Gerardo Carrero y tiene las palabras exactas que le caben en su rabia. Ni una más.

***

A Gerardo Carrero lo detuvieron el 8 de mayo del 2014 en un campamento de protesta de casi 350 carpas asentado frente a la sede de la ONU en la Avenida Francisco de Miranda. Su delito: exigir la libertad de los estudiantes detenidos. Las autoridades arrasaron con el sitio mientras todos dormían en la boca de la madrugada. Hubo 243 detenidos esa noche. Carrero fue trasladado al SEBIN del Helicoide. Un día inició una huelga de hambre y el castigo fue inolvidable: lo guindaron esposado de una reja, le forraron las muñecas con papel periódico (para evitar marcas) y lo golpearon con una tabla. Estuvo doce horas en esa posición, humillado y obligado por las circunstancias a orinarse encima de su propia ropa. Luego decidieron llevarlo a la sede del SEBIN en Plaza Venezuela. Bienvenido a La Tumba. Una pésima noticia.

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El padre viaja incansablemente a la capital a visitar a su hijo, a preguntar por su caso, a hablar con gente, alguien tiene que ayudarlo, alguien tiene que saber cómo. Del Táchira a Caracas y de Caracas al Táchira es mucho autobús todas las semanas. Tuvo que dejar de trabajar para ocuparse de todo. Su hijo tiene los brazos llenos de ronchas y pus, me comenta una estudiante que lo ha visto en las audiencias. Gerardo está desde el 26 de agosto del 2014 en La Tumba. Así le dicen los propios carceleros. Es un sustantivo bien fundamentado. A ese sitio no llega el sol. No puede. No alcanza. Son cinco pisos bajo tierra. Cinco sótanos contra el sol.

Allí la noche es un contrasentido: una luz blanca. Nadie la apaga nunca. Una luz que insiste durante el día. Una luz que ofusca. Ya Gerardo olvidó los detalles que diferencian al día de la noche. Las semanas son un acopio amorfo de tiempo. No sabe si cuando come desayuna o cena. Ya no entiende cuándo tener sueño o cuándo despertarse. Todo es un solo día. Larguísimo. Apenas lo han asomado al sol tres veces en tanto tiempo. Y le toman fotos para que parezca que así es siempre. Pero no. Es teatro. Alguien le dio una pista para entender las vueltas de la tierra: “cuando dejes de escuchar el sonido del Metro, son más de las once de la noche”. Porque el Metro de Plaza Venezuela pasa cerca. Por algún lugar de arriba. Pero a él no le gusta decirlo. Capaz y sus carceleros prohíben que el Metro pase más por esa estación.

Lo mismo temen los otros dos estudiantes sumergidos en La Tumba: Gabriel Valles y Lorent Gómez Saleh, deportados el 4 de septiembre del 2014 por Colombia en tiempo record e imputados por conspiración, terrorismo e instigación a delinquir.

Plaza Venezuela es un hervidero de carros, mototaxistas, perrocalenteros, peatones apurados, gente en diligencia. Es el centro exacto de Caracas. Nadie sospecha que cien metros bajo tierra están confinados a la tortura blanca tres estudiantes de este país. Sobre la superficie, en el ardor del asfalto, sus padres deambulan sin cesar por el hilo de su angustia.

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Yamile Saleh visita a Lorent, su hijo, los días permitidos, lunes y viernes de 11 am. a 3 pm. Yamile también ha dejado de trabajar. Solía dedicarse a la alta costura, pero la cabeza no le da para pensar en telas y zurcidos. Tiene cinco meses sin agarrar una aguja. Ha consumido todos sus ahorros. Al fin y al cabo es su único hijo. Ella es madre soltera. Anda muy sola en todo esto. Le tocó mudarse. La acosaban telefónicamente por ser “la madre del terrorista”. Le decían: “Ya sabemos quién eres y dónde vives”. No aguantó. Quiere irse del país apenas termine la pesadilla. Si termina. Aún así, carga los colores de la bandera en un delgado collar. Viaja todas las semanas desde Valencia con dos álbumes de fotos de su hijo con personalidades del fuero internacional. Cuando se le ocurre hablar con los medios, recibe represalias. Mientras me cuenta se le salen las lágrimas: “Mi hijo tiene siete años en esta lucha. Me abandonó a mí. No terminó su carrera de Comercio Internacional. No ha hecho lo propio de su edad: la playa, el cine, los amigos”. Yamile repite su historia en todas partes. Se reunió con Tarek William Saab, el nuevo Defensor del Pueblo, quien parece querer demostrar que su antecesora, Gabriela Ramírez, fue un derroche de omisiones a los deberes de su cargo. Al menos Tarek William ha recibido, sin distinciones ideológicas, a muchos de los agraviados por el régimen. Le prometió a Yamile, no la libertad de su hijo, pero sí un mínimo de dignidad. Ella espera que cumpla, asomada día y noche en su insomnio.

Le comento del video de Lorent, exhibido en TV, donde habla por skype de planes de lucha inadmisibles, altisonantes, contrarios a la vida. La madre admite ciertos excesos, y otros los mete en el paquete de un montaje. Pero no se trata de si es culpable o inocente, ella no pide su liberación, solo ruega que lo saquen de La Tumba. Ha aprendido de derecho, de custodios y tribunales. Su vocabulario está atestado de palabras nuevas. La vida le dio un vuelco a la modesta costurera que hoy solo habla de derechos humanos.

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La tortura blanca es impoluta. No deja huellas. No hay batazos en el hígado. Todo ocurre con la asepsia de los cirujanos. Todo pasa adentro, en los sótanos del cuerpo y de la mente.

El frío, por ejemplo. En los calabozos de La Tumba no descansa el frío. El aire acondicionado les escupe su respiración de hielo a toda hora. Es como una nevera eterna. Blanca, glacial, callada. La cama es de cemento. Tan tosca como dura. El padre de Gerardo me cuenta que su hijo come en el suelo, y es como pensar en un perro. Sus esfínteres dependen de un timbre. Debe pulsarlo y esperar que alguien lo conduzca al baño. Los estudiantes presos no se ven. Se gritan para saberse del otro lado. Las celdas tienen cámaras y micrófonos ocultos que registran lo que hacen, cómo se mueven, lo que piensan en voz alta. Su salud se ha llenado de diarreas, fiebres y vómitos. Les asusta lo que comen. Les prohíben la visita de sus abogados y médicos. No tienen teléfonos. No ven noticias. Tienen meses sin oír una canción. El silencio es su techo, su pared, su piso. No hay espejos. No saben ya cómo son. No tienen colores que ver, porque allí el mundo es blanco y kaki, como el uniforme que visten. La vida mide apenas 3×2 metros cuadrados. La sensación es de estar enterrados vivos. De irse aproximando en cámara lenta hacia la muerte.

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Un día le lanzaron a Gerardo un papel roto en varios pedazos. Lo armó con paciencia. El saldo del rompecabezas era una frase: “Leopoldo te abandonó”. A los tres los hostigan psicológicamente: “¿Aún no se han suicidado?”. Persiguen su quiebre. Una delación, eso buscan. “Terminen de portarse bien”, les dicen los custodios. Lo cual significa, en castellano carcelario, implicar a alguien en una declaración como conspirador, golpista o terrorista. No importa quién sea: Leopoldo López, María Corina Machado, Henrique Capriles, Alvaro Uribe. Con firmar un papel basta. Y ya. Salen de La Tumba. A otra cárcel. Les juran que con sol.

Pero no. No hablan. No incriminan a nadie. Y la tortura se extiende como una mancha de aceite invisible por todo el sótano.

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El papá de Gerardo sigue viajando todas las semanas a verlo. Su único equipaje es la rabia. Dice que su hijo le prohíbe sacar pendones o volantes con su nombre. “Si no están los nombres de todos los estudiantes presos, no”, le advierte.  La madre de Lorent está agotada de verse llorar. Lo mismo la madre de Gabriel Valles.

Muchos organismos y personas han acudido a todas las instancias para denunciar lo que en ese umbral del infierno sucede. Pero, según comentan, cuando se trata de estudiantes y presos políticos el silencio de los tribunales es la regla.

Por encima de La Tumba pasan centenas de peatones todos los días sin saber que cinco sótanos más abajo se encuentran tres estudiantes venezolanos envueltos en una luz blanca bastante parecida a la muerte.

Es inadmisible que exista un lugar tan siniestro en nuestro país. Es la tumba blanca de los Derechos Humanos.

 

@Leonardo_Padron

El Nacional

Tres detenidos en 'La Tumba' inician protesta con huelga de hambre

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Gabriel Valles Sguerzi, Gerardo Carrero y Lorent Saleh  tomaron la medida este sábado 7 de febrero a las nueve de la mañana en protesta por las condiciones de reclusión en las celdas de los sótanos del Sebin en Plaza Venezuela, conocidas también como ‘La Tumba’. 

 

@albertoyajure

 

“Yo hablé con mi hijo la semana pasada, pero la mamá de Gabo (Gabriel Valles) me confirmó que los muchachos comenzaron la huelga de hambre a las nueve de la mañana”, dice al teléfono desde San Cristóbal el señor José Gerardo Carrero, padre de Gerardo Carrero, uno de los tres jóvenes detenidos en los sótanos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) en Plaza Venezuela, Caracas.

Los jóvenes tomaron la decisión en protesta por las condiciones de aislamiento en las celdas de dos metros por tres —llamadas también ‘La Tumba’ por hallarse en el cuarto nivel de sótano del edificio— en las que, según los relatos de los detenidos y sus familiares, son sometidos a tratos crueles como bajas temperaturas, la prohibición de tomar el sol y respirar aire fresco. Los agentes de inteligencia les mantendrían también la luz encendida durante las 24 horas del día sin permitirles tener noción del tiempo.

Gabriel Valles y Lorent Gómez Saleh también iniciaron la huelga, confirmó este 7 de febrero a Runrunes la madre de Gómez, Yamil Saleh. Ambos fueron expulsados en septiembre por la Cancillería de Colombia y entregados a las autoridades venezolanas, que los acusó con cargos de conspiración.

Al señor José Gerardo Carrero no se le permite hablar con su hijo por teléfono. Debe trasladarse a Caracas cada vez que puede para saber de él. El joven de 26 años y estudiante de la Universidad Católica en San Cristóbal fue detenido en el campamento de la PNUD en mayo de 2014. Su padre ha denunciado varias veces el deterioro de su estado de salud y las graves condiciones de encarcelamiento.

“Lo fui a visitar hace tres semanas, lo vi muy mal, tenía unos abscesos en los glúteos y en los brazos. Tuvo una fiebre altísima. Yo consulté a un médico que me mandó un tratamiento que me dejaron pasarlo porque a ellos no los atienden allí adentro”, relata.

Carrero asegura que ha tenido comunicación directa con el Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, quien le negó que los jóvenes hayan sido torturados.

“Yo tuve que llevarle las pruebas. El Defensor del Pueblo quedó en que iba a mandar a la consultoría jurídica a las instalaciones para verificar el estado de ellos. Me prometió que les respetarían sus derechos humanos. A ellos les pasan la comida por un hueco, comen en el piso. Todo eso está sucediendo allá. La semana que me vine les iban a permitir tomar sol por unas horas, pero no sé si eso se esté cumpliendo. El Defensor me dijo que les iban a dar una mesa para que comieran allí, pero eso no basta”.

— ¿Le pidió usted al Defensor del Pueblo para que medie y los trasladen a otra instalación?

— Ya eso se lo hemos pedido por escrito tanto a la Fiscalía de Derechos Fundamentales como al Defensor del Pueblo.

Mariana de Carrero, madre de Gerardo, ha tenido que trasladarse a Caracas y hospedarse en casa de familiares para estar más cerca de su hijo. Se queja de que no les permitan comunicarse vía telefónica con familiares y de que la atención médica sea nula o deficiente.

Afirma que su hijo estuvo más de 20 días con diarrea y fiebre sin recibir cuidados médicos. “Cuando se decidieron a actuar, le pusieron un suero y le tomaron una foto para decir que sí los atendían. Por eso es que ellos no creen en que se les permita salir a tomar sol regularmente. Todo es una burla. Pretenden sacarlos para tomarles una foto y decir luego que sí les están respetando sus derechos y dándoles buen trato cuando no es así”.