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Coup d'État, conflit social ou d'un gouvernement d'entente nationale por Armando Martini Pietri

Bandera-Venezuela1

 

Titulo en francés porque parece que en castellano no logramos entender la gravedad de la situación, estamos ciegos y sordos; todos los días en las calles les enfants de la patrie hablan, comentan y hasta gritan sobre las diferentes apreciaciones de lo que cada quien piensa y cree que puede ocurrir en Venezuela. Un golpe de estado, guerra civil, un alboroto, bajan los cerros, hay hambre, la gente se muere por falta de comida y medicinas, la vida está tan cara que se hace impagable para las mayorías populares, los delincuentes sobrepasan a las policías, la inseguridad no tiene paz con la miseria, los pranes más que jefes, son dueños de barrios y zonas completas, el nuevo hamponato, ladronismo, abusivo y estafador del bachaquerismo ya no se tolera, no hay agua ni luz en fin, terminan diciendo: lo que viene es un conflicto social. Un Gobierno torpe y desastroso como éste muy difícilmente podrá evitarlo. ¡O sea –en pocas palabras- lo que queda de país bajo esta chifladura, ya no da más!

Todos platican de golpe -no tocuyano precisamente- en sus más diversas manifestaciones, lo interpretan y aseguran que la Sala Constitucional del TSJ le dio un golpe a la Asamblea Nacional, que el golpe lo recibió el ciudadano porque el parlamento no le cumplió, el golpe lo da el CNE con lo del revocatorio, el golpe lo da la guerra económica al gobierno, en este golpeado país cada quien tiene su interpretación de golpe. Hasta Pedro Carmona tuvo su propia versión, la del “golpe desinflado” 

No podía faltar el Presidente Nicolás Maduro quien manifestó en su discurso del 1° de mayo: “Si la oligarquía hiciera algo contra mí y lograra tomar este Palacio, les ordeno declararse en rebelión y declarar una huelga indefinida.” Con todo respeto pero ¿Quién se cree o sueña creerse el señor Maduro que es? Como Jefe de Estado, como Comandante de la Fuerza Armada, de la Milicia, ni como líder puede dar semejante orden; no es que esté loco, estoy convencido que no lo está, pero de verdad son insólitas e irresponsables aseveraciones; pura palabrería y eso es siempre peligroso.

Debemos comenzar por entender y aceptar que ni a la oposición ni al Gobierno les conviene ni interesa un golpe de estado. Y que tampoco lo buscan ni lo quieren. No importa lo que algunos alardeen, los prudentes y los conocedores de las realidades del país y su gente –que algunos hay en la MUD y en el PSUV- saben bien que no hay golpe que se desarrolle exactamente como se planificó, ni siempre se cumplen los objetivos que se proponen. Como tampoco son predecibles las consecuencias de una explosión social.

Los golpes de estado son historia, tragedia sabida y sangrienta padecida en América Latina, a largo plazo es más lo que empeoran que lo que resuelven y encima cuestan angustia, sufrimiento, heridos y muertos. Si alguien sabe de eso son los chavistas veteranos que participaron en los dos golpes militares de 1992; porque el de 2002, fue más una estúpida payasada repleta de traiciones y ambiciones que un golpe militar tradicional.

Por otra parte, las explosiones sociales son anárquicas, sin control y desaconsejables. Se sabe cómo empiezan pero nada sobre cómo terminan. En una acción militar -al menos- se pueden calcular con cierta precisión las bajas –porque siempre las hay-, en una revuelta social es casi imposible conjeturar las pérdidas humanas.

En la Venezuela actual, la situación es tan extrema y de tal magnitud de deterioro, que ninguno de los partidos, ni siquiera los que tienen líderes de alta popularidad incluso con potencial presidencial, tienen la capacidad para el muy difícil, complejo e inevitablemente largo proceso de reconstrucción del país, mucho menos para planificar lo implanificable y calcular lo incalculable que es cualquier estallido social.

Suponiendo que Nicolás Maduro saliera de la presidencia por cualquier vía constitucional, la doble nacionalidad que tanta controversia causa, incluso si tuviera la decencia de reconocer lo que todo el mundo, hasta los chavistas, saben, que no puede con esto, que Chávez cometió un error al designarlo sucesor, que la Presidencia no le queda grande sino aplastante, y renunciara voluntariamente, la actualidad venezolana va a necesitar un Gobierno de acuerdo nacional que represente a todos los sectores, óiganlo bien a todos, que pueda definir y poner en práctica medidas que van a ser sumamente difíciles y complicadas.

Digamos, sólo como ejemplo y sin compromisos, que el sucesor de Maduro es María Corina Machado, Henrique Capriles, Leopoldo López, o Aristóbulo Istúriz, Diosdado Cabello, Miguel Rodríguez Torres, María Gabriela Chávez; ninguno de ellos podrá diseñar y aplicar la tan cacareada, pero poco comprendida transición. Nadie tendrá fuerza ni capacidad suficientes, ni con todo el apoyo de su partido y quizás alguno más; y para que estemos más claros, tampoco podrán sólo los partidos relevantes en la MUD, ni sólo los partidos autodenominados revolucionarios. Cualquiera de esos grupos, por su cuenta, representaría sólo a una minoría del país. Por favor grábense eso en la cabeza, enfrenten la realidad y entiendan que los independientes son la verdadera mayoría.

Un Gobierno de esa totalidad inevitablemente debe representar, con solidez y confiabilidad, a todos los sectores del país. Porque todos están afectados en más o en mucho más, todos tienen algo que aportar en el patético, abrumador rompecabezas que es esta Venezuela que el madurismo ha terminado de destruir, frenando la historia y el desarrollo mismo, administrando de la peor manera posible, errando permanentemente los horizontes, rompiendo límites que jamás debieron romperse, adivinando sin conocimiento mínimo, envueltos en una soberbia necia que ha convertido en jirones a un pueblo y a su país. 

Nada tienen que ofrecer dirigentes de ocasión que lanzan amenazas insulsas y poco sustentables como ésa de llevar la revolución a una América Latina que va en otra dirección y nada indica que vaya a cambiar. En esa Latinoamérica de la segunda década del siglo XXI, con una Nicaragua que dejó la guerrilla en el baúl de los recuerdos y avanza paso a paso en el sendero del éxito económico; con Argentina que sacó sin empacho la mentalidad desvergonzada, ladrona y majadera del kirchenerismo cristinista; un Brasil puesto contra la pared por una economía desgonzada por el populismo delirante de lulismo, pero empeñado en la aplicación estricta de la democracia y la separación de poderes; un Perú y una Colombia que en medio de importantes crisis políticas conservan el respeto por una economía vigorosa; una Guyana que planta cara dura a los reclamos débiles de una Venezuela aparatosamente incompetente en su política exterior, mientras al mismo tiempo abre puertas a los inversionistas del mundo entero; un Chile tan sólido en su economía que ni siquiera los complejos socialistas de la Presidenta Bachelet logran erosionarla; y una Centroamérica que se compromete con la firmeza económica y productiva. 

En esa renovada y vigorosa América Latina, la mentecata revolución que interpreta el madurismo no tiene nada que buscar; un madurismo al cual se le ha caído la careta incluso ante una China que tiene miles de millones de dólares comprometidos y que, aunque siga siendo una dictadura cupular, maneja su economía con los más claros objetivos capitalistas. El drama internacional del Presidente, es que casi nadie lo respeta en el mundo, ni siquiera en esa Cuba que los octogenarios al mando van cambiando lenta pero firmemente, para abrir puertas y oportunidades a los grandes cruceros de turistas estadounidenses y de otras latitudes; porque en aviones, llegan a La Habana los inversionistas que heredarán la Perla de las Antillas junto con la generación de relevo que se prepara a enterrar al castro comunismo caduco, macilento y ni siquiera una lápida pondrán en su tumba.

Le jour de gloire n’est pas arrivé encore.

@ArmandoMartini

Persiste la política de negar papel periódico a medios independientes

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Se está reduciendo el suministro de papel a los medios independientes por parte de la Corporación Maneiro, que de paso tiene el monopolio de la venta de papel periódico en el país, declaró el Dr. Carlos Correa, coordinador de Espacio Público.

Como consecuencia de esa política, ya hay varios diarios que han dejado de circular. Algunos, ni siquiera les vendieron, como es el caso de El Carabobeño. Otros se han achicado. La situación persiste, ya que no hay respuesta por parte de esa compañía.

Más aún, el presidente de la Corporación Maneiro ha sido convocado varias veces a la Comisión de Medios de la Asamblea Nacional; pero, nunca se ha dignado asistir para que explique cuáles son los motivos que privan en la negativa de suministro de insumos a los diarios.

Mientras tanto, existe una gran incertidumbre, ya que no se sabe si la mencionada empresa seguirá suministrando, aunque en volúmenes bajos, el papel que necesitan para ser impresos los periódicos.

¿No cree que esa es una política definida porque el propio Presidente Nicolás Maduro ha dicho que los diarios impresos ya están “obsoletos”?

-Ciertamente hay unos cambios en la industria periodística a nivel mundial, pero en el caso venezolano el suministro de papel está condicionado. Se le da a unos y se le niega a otros. Por supuesto, es una política estatal.

Los mecanismos para que los periódicos puedan adquirir papel del gobierno y que éste acceda o no, es una política ya conocida. Por principio no puede ser que se castogue a los medios independientes.

Indicó que los periodicos estatales o gubernamentales no solamente reciben suficiente papel, sino que son distribuidos en forma gratuita.

Todo esto que está ocurriendo es una violación a los derechos humanos porque se le está negando el papel a medios, para acallarlos.

En Venezuela, antes que surgiera la Corporación Maneiro, había diarios grandes y medianos, que se editan en Caracas y en la regiones, que importaban directamente el papel y al mismo tiempo había empresas nacionales que vendían ese insumo.

Todo eso se acabó. El papel se lo están asignando en principio a la Corporación Maneiro y entendemos que a algunas empresas periodísticas.

Algunos diarios parece no quejarse por el papel y uno ve que circulan gratuitamente. Esa es una situación que llama la atención.

¿Cómo se sale de “esto”? por Carlos Blanco

eleccionesparlamentarias2015

 

“Esto” no es sólo Maduro. “Esto” es “todo”. La conversación cotidiana se reduce a un punto en el cual se condensa toda la energía psíquica, espiritual y política del país: ¿tendrá fin esta pesadilla? Es una pregunta transpolítica; va más allá del régimen imperante; es casi como preguntarse si se podrá cambiar de piel, de alma, de demonios y de dioses. Es cuestionamiento que se hacen opositores y chavistas, independientes y miembros de partidos, pertenezcan a la República de los Inventarios Caseros o a la ciudadanía de las colas, esa de las estructuras tornadizas que serpentean, como asedios sudorosos, alrededor de mercados, tenderetes y bodegas.

En la encuesta de Alfredo Keller del primer trimestre de este año se encuentra que la demanda de cambio es del 70%, mientras los que quieren seguir con “lo mismo” se ubica en 20%. Esta insatisfacción se traduce en que 60% estima que Maduro debe irse del poder antes de 2019 frente a 36% que comparte que “hay que dejar que termine”. El chavismo pierde simpatías y la oposición también (más que el chavismo) en beneficio de “los independientes”. En la perspectiva electoral, 77% asegura que votará en las parlamentarias: 36% por la oposición, 24% por el oficialismo y una abstención potencial de 39%; pero si se va a los “votantes seguros”, la oposición obtendría 42% y el oficialismo, 31%. Aunque la disposición electoral opositora es mayor que la del chavismo por 12%, el hecho de que 60% de descontento no se traduzca sino en 36% de votación opositora indica un serio problema, sobre todo porque en experiencias electorales anteriores ha habido similares situaciones que al final, con las “ayudaítas” conocidas, se revierten a favor del gobierno.

El deseo de cambio es mayoritario y, a ojo de buen cubero, posiblemente mayor si se toman en cuenta las condiciones represivas del entorno. Se revela que la sociedad buscará cualquier oportunidad, incluida la electoral, para producir ese cambio, sobre todo en un momento en el cual otras no se muestran bajo su control (60% cree probable “un estallido social” vs 39%; 46% cree probable un golpe de Estado vs 51% que no cree).

La demanda de cambio es muy amplia; la mayoría estima que Maduro debe salir de la presidencia antes de 2019. La salida electoral se muestra como opción para una victoria opositora pero que, al menos hasta la fecha, no logra galvanizar el descontento. Pero no parece haber alternativa.

¿Qué debería hacerse antes y a propósito de las elecciones para que la voluntad de cambio se traduzca en cambio real?

 

 

@carlosblancog

El Nacional

Paso a paso: así es como opositores, chavistas e independientes vencerán a la peligrosa banda “los enchufados por Jesús “Chuo” Torrealba

pasos-

Desde el interior de la camioneta blindada, custodiada por malandros motorizados con chapa, radio y pistola, la ciudad simplemente no existe. Los vidrios oscurísimos, el aire acondicionado y la música del Ipod crean el ambiente propicio para que “El Enchufado” pueda ordenar desde el teléfono inteligente la sentencia judicial contra el siguiente alcalde opositor, o una nueva amenaza contra cualquiera de sus cada vez más numerosos enemigos en su mismo partido, o la transferencia en dólares a cualquiera de sus cuentas secretas en bancos del extranjero…

Pero desde la ventanilla del automóvil del ciudadano común la ciudad si existe, y agrede: el tráfico se congestiona aunque no sea “hora pico”, el semáforo no sirve, los cruces ilegales de otros conductores y las agresivas acrobacias de los motorizados enmarcan el toc toc de los cachazos que sobre el vidrio anuncian el atraco…

Y desde la ventanilla del microbús en que se mueve el ciudadano de a pie el caos no es menor, pero es distinto: Su altura permite ver no sólo al sujeto que asalta al transeúnte, sino también al individuo que desde atrás “le canta la zona” y hasta se puede observar, un poco más allá, a los policías que -de espaldas- fingen “chatear” en sus teléfonos celulares, cumpliendo con ello el acuerdo de “blanqueo” que consiste en dejar desprotegida un área determinada por un tiempo acordado, a cambio de una cantidad fija o de un porcentaje del botín…

 

El enchufado vive de la crisis, el ciudadano muere por ella… 

 

Lo mismo pasa con la crisis. Es la misma, pero se aprecia de muy distinta manera de acuerdo al punto de mira. Para el enchufado la crisis es un titular de prensa (de la poca prensa independiente que queda, claro), es unos puntos menos en una encuesta o unos puntos más en la evaluación del riesgo-país; Para el ciudadano de nuestra agredida clase media, la crisis se expresa en la amenaza permanente del secuestro (express o del otro), en el dolor de la familia dividida por la emigración forzada por la inseguridad, por la situación económica o la persecución política, en el deterioro de la calidad de vida; Para el ciudadano habitante de los sectores populares la crisis ya no plantea el deterioro de la calidad de vida sino el inminente peligro de perder la vida misma bajo la lluvia de balas del hampa impune, o por no encontrar las medicinas necesarias a tiempo, mientras se desgasta cotidianamente en la dura lucha que significa llevar comida a la mesa de manera honrada, gracias a un gobierno que hace quince años empezó peleando contra los hacendados, luego peleó contra los industriales, luego contra los comerciantes formales y hoy terminó peleando contra los buhoneros, pero que nunca, nunca, ha peleado contra el hampa…

 

De esta crisis no se sale sólo con votos, pero sin votos tampoco… 

 

Para el enchufado la crisis es una oportunidad de negocios, es una garantía de impunidad, es la perpetuación de su poder. Por eso jamás la resolverá. Al contrario, trabaja para perpetuarla y agravarla. Pero para el ciudadano (sea de clase media o de los sectores populares, sea chavista, opositor o independiente), la crisis es una tragedia que se traduce en que una banda nos ha expropiado el país. Los chavistas del pueblo ya van sabiendo que para los enchufados “la patria” es un botín y la “revolución” es un negocio; Para los independientes ya es evidente que el “no meterse en política” no ha impedido que la política se meta con ellos; Para los opositores ya está claro que un régimen totalitario como este no sale sólo con votos, PERO SIN VOTOS TAMPOCO, por lo que se hace necesario combinar la lucha social y política del día a día, por mejores condiciones de vida y por el derecho a que esa vida sea en libertad y democracia, con una actuación clara y TOTALMENTE UNITARIA en materia electoral, para que las victorias parciales que venimos acumulando desde hace ya siete años se conviertan en la victoria completa que permita iniciar entre todos la construcción de una Venezuela del Primer Mundo, con alta calidad de vida para todos, en la que todos seamos clase media, en la que todos tengamos trabajo de calidad, productivo y bien remunerado, en la que el Estado esté al servicio de la gente y no al revés, como ahora.

 

La polarización murió, es tiempo de convencer 

 

Vivir en una Venezuela así no debe ser “un deseo” sino UN PROPÓSITO, una meta por la que estamos dispuestos a luchar y trabajar. Para lograr esa meta es preciso alcanzar primero una serie de objetivos: debemos consolidar la unidad de los partidos políticos democráticos, y de estos con la ciudadanía opositora no partidista; debemos construir la unidad entre los venezolanos que siempre nos hemos opuesto al proyecto totalitario, y aquellos que en los últimos 15 meses han venido descubriendo que ese proyecto es una estafa. Y para alcanzar esos objetivos es preciso CONVENCER. La antigua polarización murió. Ya no existe un país dividido en dos bloques 55 a 45, 51 a 49, 52 a 48. Hoy en Venezuela lo que hay es una cúpula gobernante con 80 % de rechazo, y una oposición que (para convertirse en alternativa de poder) debe salir al encuentro de ese rechazo y transformar esa indignación popular en energía de cambio.

 

Si quieres resultados distintos, cambia tu forma de actuar…

 

Y para eso es necesario reinventar nuestra manera de proceder. Para ir al encuentro del descontento hoy no es útil ni aquella versión de “calle” que se expresaba en grandes concentraciones de los ya convencidos, ni aquella otra “calle” llena de escombros y gas lacrimógeno, que facilita al gobierno hacer uso y abuso de la violencia. Esta es la hora del casa por casa, del cara a cara, del puerta a puerta, de las reuniones dentro del rancho o del apartamento, en la acera, la esquina, la cancha o frente a la bodega, explicando y escuchando, enseñando y aprendiendo, y sobre todo dejando siempre un saldo organizativo, dejando siempre funcionando un espacio desde el que todos (militantes, independientes y chavistas descontentos) puedan HACER POLÍTICA allí mismo. Y “hacer política” es eso: luchar por mejorar sus condiciones de vida en su comunidad, teniendo siempre en perspectiva la necesidad del cambio democrático en toda Venezuela.

 

“De que callada manera se me acerca usted sonriendo…”

Y si usted, como millones de venezolanos, ya está haciendo esto pero ve que “la cosa está como callada”, siente que “no se está haciendo nada” y que eso que usted está haciendo “no se sabe o no se conoce”, ¡NO SE ANGUSTIE! Recuerde que cuando usted mismo dice que “enfrentamos un proyecto totalitario” está diciendo una verdad y que la “hegemonía comunicacional”, ese perverso sistema de desinformación, en efecto existe. HOY LO IMPORTANTE NO ES QUE ESTAS ACTIVIDADES “SE SEPAN”, SINO QUE SE HAGAN Y SE MULTIPLIQUEN, hasta lograr que su número, efecto e impacto sean inocultables y le lleguen a la gente no a través de la aérea dispersión mediática, sino a través del muy concreto contacto persona a persona, ese contacto que construye solidaridades y derrumba tiranías.

 

Más de una vez usted ha escuchado decir “no se pueden lograr resultados distintos haciendo las cosas de una misma manera”.

Pues bien: ¡Este es el nuevo camino! ¡En la calle con el pueblo!

 

¡Palante!

 

@ChuoTorrealba

Radar de los Barrios