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¿Es oportuno plantearse un salario mínimo global?
Entre los compromisos globales, se debe incluir el salario mínimo, sobre todo en una economía mundial diezmada por la pandemia de covid-19

 

@froilanbarriosf

En la agenda de la reunión del G20 realizada en Roma el pasado fin de semana y la de la Cumbre por el Cambio Climático COP26 actualmente en desarrollo en Glasgow, Escocia, se han identificado y tratado temas gruesos de interés para la humanidad, como lo son:

La drástica reducción de emisiones de carbono y el objetivo de disminuir la temperatura planetaria a -1.5 °C.

La distribución de vacunas contra ala COVID-19 a la población mundial.

El impuesto a las multinacionales en una tasa de 15 %.

Estas, entre otras medidas globales como compromisos, para la próxima década, de los gobiernos de las 20 economías más desarrolladas orientados al objetivo central de salvar el planeta de una catástrofe terminal.

En ese contexto es oportuno señalar que el tema del salario y del ingreso debiera ser igualmente un objetivo urgente a abordar. Sobre todo en momentos críticos, condicionados por los efectos de la COVID-19, una pandemia que ha dejado 5 millones de fallecidos y un registro de infectados cercano a 248 millones de casos. A estas cifras dantescas se añade la pérdida de más de 300 millones de empleos formales, cuya recuperación depende del rebote de las economías más avanzadas del mundo en los próximos años. 

En resumen, el combate contra la pobreza se centra, además de la creación de empleos dignos, en el fortalecimiento del poder adquisitivo a partir de salarios suficientes para la alimentación y una vida decente para cada familia.

En ese contexto el papa Francisco abogó el sábado 16 de octubre de 2021 “por establecer un salario mínimo universal, así como también una reducción de la jornada laboral, para que todos puedan tener acceso a «los más elementales bienes de la vida, siendo justo luchar por una distribución humana de estos recursos. Y es tarea de los gobiernos establecer esquemas fiscales y redistributivos para que la riqueza de una parte sea compartida con la equidad sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente para la clase media». 

Así como el cambio climático es una tarea impostergable, también lo es la condición humana, que se ha visto afectada brutalmente por el coronavirus, que ha generado más pobreza en el planeta. Con ello se han multiplicado las migraciones: de la América Latina a Norteamérica, y de África y Asia hacia la Unión Europea; un trasiego traducido en millones de seres humanos errantes aspirando a una mejor vida.

Si bien es cierto en el contexto de la OIT se han aprobado convenios de larga data: el 95 sobre protección del salario, el 26 sobre fijación de salarios mínimos, el 98 sobre contratación colectiva, actualizar las políticas públicas le inyectaría más vigor a la urgencia de recuperar el salario. Este debe ser un compromiso a asumir por los gobiernos más poderosos agrupados en el G20 para la reconstrucción de la diezmada economía planetaria. 

Ello equivaldría a la fijación de salarios mínimos suficientes por región del mundo que conlleve al apoyo financiero para el relanzamiento de América Latina; una región rezagada en el comercio mundial por la reconocida disparidad de desarrollo económico entre el hemisferio norte y el hemisferio sur.

Situación que obliga a aclarar el origen del deterioro del salario en diferentes economías. Tenemos los regímenes dictatoriales, donde sus gobernantes empobrecen expresamente a la población, como el caso de Corea del Norte, donde el tirano Kim Yong Un obliga a la población a comer menos durante 4 años para ahorrar y mantener su atrasada economía.

Venezuela está en la cola de todas las naciones con un salario mínimo que no alcanza a los 3 dólares mensuales. Aquí perecen por inanición millares de seres humanos anualmente, lo que ha obligado a más de 6 millones a huir de la miseria. Esto constituye la evidencia notoria ante la Corte Penal Internacional de un régimen que condena a la miseria generalizada a la población con políticas ideológicas que no registran el mínimo interés por sacar del foso a sus ciudadanos. Como sí lo hacen otros gobiernos del continente.

*Movimiento Laborista.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Venezuela tendrá en 2018 la peor economía del mundo por quinto año consecutivo

The Economist 2018 On The Rise

La crisis en Venezuela continuará empeorando de acuerdo a las previsiones económicas que publica The Economist, en que ponen al país caribeño como el líder en peor rendimiento económico de todo el mundo en 2018.

La contracción de la economía venezolana, la mayor en el mundo por quinto año consecutivo, preve ser de -11,9 % para el 2018. A Venezuela solo la acompañan otros tres países en la lista de crecimiento negativo: Puerto Rico con -8 %, Guinea Ecuatorial con -3.7 % y Corea Del Norte con -1 %.

«Las heridas en Venezuela, que probablemente sean las de peor desempeño con una pérdida del 11.9%, son autoinfligidas, ya que la gran mala administración ha llevado a la hiperinflación y al inminente incumplimiento de la deuda soberana», recoge el diario.

La economía global se recupera a un paso moderado y continuo de la crisis financiera de 2008, y la tendencia seguirá igual. El PIB mundial aumentará 2,7% este año, apenas un poco menos que el 2,9% registrado en 2017, recoge el reporte de la unidad de inteligencia de The Economist.

 

Mientras oriente siguen en la senda del crecimiento, y las naciones que venían experimentando crisis se recuperan lentamente –como Italia– la publicación señala a los cuatro que cerrarán en rojo el año que ahora empieza. Reseña que «Corea del Norte también está pagando el precio de sus políticas; se enfrenta a sanciones internacionales cada vez más estrictas en respuesta al crecimiento de su programa de armas nucleares».

Asimismo denota que «se pronostica que la economía de Puerto Rico, técnicamente un territorio de ultramar de los Estados Unidos, se reducirá en un 8%, como consecuencia de un devastador huracán que ha dejado a gran parte de la isla sin electricidad».

La economía mundial, condenada a crecer menos, según el FMI

FMI

 

Las economías avanzadas y emergentes crecerán durante los próximos cinco años a un ritmo muy inferior al registrado antes de la crisis. Es la consecuencia del derrumbe del sistema financiero hace seis años. Pero como señala el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un estudio que acompañará al informe de perspectivas globales, también hacen de lastre en el crecimiento el envejecimiento de la población, un menor incremento de la productividad y la débil inversión privada. Todo esto implica que los tipos de interés seguirán bajos durante un tiempo.

A partir de ahí, los técnicos del Fondo hacen cálculos tomando como referencia a 16 países del G20. En los años previos a la Gran Recesión, el crecimiento potencial de las economías avanzadas llegó a estar en el 2,4%. De ahí se redujo hasta el 1,3% de media entre 2008 y 2014. El estudio muestra que hubo un repunte de dos décimas porcentuales en los dos últimos ejercicios, pero la proyección es que ronde solo el 1,6% de aquí a 2020.

Davide Furceri, responsable del informe, explicó después en rueda de prensa que «parte» de este descenso en el potencial de crecimiento en las economías avanzadas era «esperado» por factores demográficos y la caída en la innovación. De hecho, señala que empezó a bajar a mediados de la pasada década, «antes de la crisis financiera». Pero gran parte del problema está en el hecho de que la economía crece menos de lo esperado tras el colapso financiero.

Es lo que los economistas llaman el “nuevo normal”. Los países emergentes, los que hicieron de flotador de la economía global durante la crisis, tampoco se escapan de la corrección. Si durante el periodo de expansión entre 2001 y 2007 su crecimiento potencial llegó al 7,4%, ahora se proyecta que siga cayendo, casi dos puntos, hasta el 5,2% de media para el periodo 2015 a 2020.

Las economías más punteras del mundo en desarrollo lograron mantener el crecimiento potencial en el 6,5% durante el periodo posterior a la crisis financiera, en gran medida porque se convirtieron en una alternativa para las inversiones. Pero durante los últimos dos años se observó ya un cambio de tendencia en el perfil de crecimiento de las economías emergentes, como advierte el Banco Mundial.

Envejecimiento de la población

Aunque los dos grupos son diferentes, hay elementos comunes que explican la reducción del crecimiento potencial. El más evidente es el “efecto negativo” vinculado a factores demográficos, y en concreto el envejecimiento de la población. El segundo, las trabas que afectan a la creación de capital y la inversión. Y tercero, un menor crecimiento de la productividad porque los avances tecnológicos y las posibilidades de mejora se acercan cada vez más al límite.

Este menor crecimiento a medio plazo, advierte el FMI, presenta un nuevo reto. Cita, en concreto, las dificultades para preservar la sostenibilidad de las cuentas públicas, es decir, complicará el recorte del déficit y la deuda. También anticipa que este bajo perfil de crecimiento provocará que los tipos de interés estén más bajos de lo normal y eso restará margen de maniobra a los bancos centrales al hacer frente a situaciones adversas.

“Elevar el crecimiento potencial debe ser una prioridad”, reiteran los autores. El Fondo Monetario Internacional presentará en una semana sus previsiones de crecimiento, en vísperas de celebrar su cumbre semestral en Washington. El organismo insiste en la necesidad de apuntalar el crecimiento con reformas estructurales, a la vez que se invierte en innovación e infraestructuras.

Para apoyar esta idea, el FMI publica un estudio específico sobre la inversión privada en los países avanzados. La recuperación, señalan los relatores, ha sido “pequeña” tras la contracción del 25% que sufrió durante los años de la crisis financiera -en España se acercó al 40%. Es un síntoma, señala, de la debilidad que sigue sufriendo la economía. La baja demanda es un factor dominante.

También cita restricciones del lado financiero que hacen que las empresas se lo piensen antes de invertir. El Fondo identifica además como factor la incertidumbre política en algunos países del sur de Europa, entre los que cita a España. Por eso insiste en que es necesario un esfuerzo fiscal y monetario para apoyar el crecimiento y así elevar la inversión, aunque admite que será difícil que recupere la tendencia previa a la Gran Recesión.

Dic 19, 2014 | Actualizado hace 9 años
La Pelusa roja por Jean Maninat

maduro

En medio de las malas noticias que cerraron ese año –annus horribilis como ninguno- hubo una que destacó sobremanera, una verdadera «bomba» que expandió un frío glacial sobre el poco entusiasmo que generaban aquellas navidades devaluadas que ponían fin al 2014: el presidente Maduro, anunció que delegaría la agenda política y se centraría en el tema económico. El frenesí que recorrió las principales plazas financieras quedó grabado en miles de secuencias donde corredores de bolsa asiáticos, anglosajones, afroamericanos, paulistas y chilangos, se arremolinan frente a esos monitores donde titilan unos signos verdes que semejan marcianitos, mientras vociferan órdenes y contraórdenes subrayadas por las grotescas contorciones de sus dedos: vendo, remato, todo lo que huela a Venezuela, es lo único que se logra oír entre el pánico ensordecedor que inunda the floor. Una tenue pelusa roja, esquiva al ojo humano, flota por doquier, anunciando la pava por venir. Dando traspiés, tumbando sillas y computadoras, los más jóvenes empezaron a caer agarrándose la garganta mientras unos filamentos umbríos les brotan como bachacos de la boca. Fue el primer ataque de la Pelusa roja.

En Pekín, en la sede del Politburó, un grupo de jerarcas despeinados, ojerosos y en pijamas, esperan con atención el informe del equipo encargado de dar cuenta del desplome inminente de la segunda economía mundial. Lucen impasibles, pero la incesante procesión de cigarrillos que no terminan de encenderse o apagarse, traiciona la elegante displicencia de sus costumbres. Quien preside la reunión lee con paciencia el informe secreto que solo él y sus autores conocen. De repente, el folio se le cae de las manos, y con el rostro estupefacto de quien ve un fantasma, deja escapar un maullido: Maduro, economía, préstamos, deudas, hambruna, mala racha… alcanzan a escuchar con asombro los camaradas, mientras sus bocas, orificios nasales y orejas empiezan a despedir una tenue pelusa roja que todo lo tiñe y sofoca, como un velo de mala suerte milenaria.

Es temprano en el palacio de Planalto, en Brasilia; ni la rígida arquitectura de Niemeyer, ni la seriedad que imprime quien manda en el recinto, evocan la alegría carioca de Vinicius. Es un set futurista de los años cincuenta plantado en plena selva. En poco se inaugura una cumbre extraordinaria más de Unasur; los mandatarios se aprestan a tomar sus sitios, y sus asesores a cubrirles las espaldas. No son buenas las noticias que preceden la convocatoria, hay, se diría, una mala racha. El precio del  petróleo se desploma, el crecimiento económico balbucea cifras escuálidas, la masa no está para bollos. La noticia se ha regado como pólvora y todos esperan con aprehensión el mensaje grabado del Presidente que abandonó todo por la economía. (Un ¡Dios qué iremos a escuchar! Les estruja el corazón). Compañeros y compañeras la guerra económica del imperio… se escucha en la sala; un magno estornudo explota alfabéticamente en primera fila, es el segundo secretario de la embajada argentina, que arroja unos filamentos rojos por la nariz que todo lo tiñen y sofocan. Alfabéticamente más atrás, la ministra consejera de Uruguay intenta sacarse una estopa roja que le obtura la respiración mientras corre hacia el puesto de primeros auxilios. Para entonces el pandemónium es generalizado, y al grito de: la Pelusa roja, la Pelusa roja, nos vamos a empavar, las dignatarias corren despavoridas con los tacones en las manos; y los mandatarios protegidos ingenuamente por los sacos bien cortados de sus embajadores, huyen dándose codazos, hacia las puertas de salida. Una nube de polvillo rojo lo va cubriendo todo mientras en el aire hasta los pájaros de mal agüero, intoxicados por tanta pava, se desploman a tierra con los picos cubiertos de una baba rojiza.

Me llamo Cornelius Cook, soy el único sobreviviente de la base estadounidense Amundsen Scott en la Antártida. Por un descuido imperdonable sintonizamos Telesur, en medio de una cadena del primer mandatario bolivariano. Hace dos días avistamos la nube rojiza que se aproximaba. Todos los instrumentos enloquecieron y nosotros también. Nos cayó la Pelusa roja.

(Hasta enero, gracias por la paciencia y la mejor de las fiestas navideñas).

@jeanmaninat