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Conatel cerró las emisoras Órbita 99.7 FM y Galáctica 100.7 FM de Portuguesa
El Colegio Nacional de Periodistas denunció que Conatel informó del cierre de las estaciones de radio a través de mensajerías de texto (SMS) a los periodistas la noche anterior a la intervención de la emisoras por parte de cuerpos militares.

El Colegio Nacional de Periodistas (CNP) de Caracas denunció la noche del 10 de enero que cesaron operaciones las emisoras Órbita 99.7 FM, de Guanare, y Galáctica 100.7 FM, de Biscucuy, ambas ubicadas en el estado Portugesa. La institución gremial denunció que la clausura de las estaciones de radio ocurrieron por «órdenes de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), (porque) no fueron renovadas las concesiones».

«Fueron exhortados a apagar los transmisores (…). La notificación les llegó por mensajería de texto», detalló el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP).

Estas serían las primeras emisoras cerradas en el año 2024, luego de que ocho programas de opinión e información en Portuguesa salieran del aire en el año 2023, según denuncian los entes gremiales.

 

 

 

Durante el año 2023 Conatel cerró cuatro emisoras en Portuguesa: Biscucuy Stereo 88.7 FM, Radio Chabasquen 106.7 FM, Playonera 88.3 FM y Sonora 107.7 FM.

La organización no gubernamental Espacio Público documentó que el Estado venezolano cerró 285 emisoras de radio entre 2003 y 2022. Mientras tanto, durante el 2023, se registraron 383 violaciones a la libertad de expresión en el país, una disminución del 17,4 % respecto al 2022.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) afirmó que en Venezuela «al menos dos emisoras salen del aire cada mes» por orden de Conatel, ente regulador del Estado, a cuyo «criterio discrecional» están sujetos medios televisivos y radiales.

Del mismo modo, la ONU ha denunciado en sus múltiples informes sobre los derechos humanos en el país desde el 2014 que Conatel responde a criterios ideológicos de los gobiernos de Nicolás Maduro y el fallecido presidente Hugo Chávez Frías.

Claudio Nazoa Dic 25, 2018 | Actualizado hace 5 años
Mi Nacional, por Claudio Nazoa

 

ME HA COSTADO ESCRIBIR ESTE artículo sobre lo que considero el intento de destruir el diario El Nacional, mi patrimonio y el de todos los venezolanos.
Como columnista, he trabajado 28 años de los 75 que lleva en existencia el diario El Nacional. Y hoy, por primera vez desde el día de mi nacimiento, me enfrento al hecho de que El Nacional impreso ya no existe. Digo desde mi nacimiento porque el día en el que vi luz, estoy seguro de que mi padre, Aquiles Nazoa, leía nervioso ese diario.
Todos los días y hasta el sol de hoy, El Nacional ha sido mi compañero de vida.

Con tristeza, casi percibo el alma de Miguel Otero Silva, fundador de este diario, observando impotente como se detienen las rotativas por falta del papel negado por los bichos. En Venezuela, la libertad de prensa nuevamente está de duelo.
Qué difícil amanecer sin el agradable sonido del periódico deslizándose bajo la puerta de mi casa. Entre dormido y despierto, siempre parecía decir:
-¡Buenos días, señor Nazoa! Son las seis de la mañana. Soy El Nacional. Ya llegué.
El día en que eso no pasaba, faltaba algo. Parece increíble pero realmente faltaba algo. Si no estaba El Nacional dándome los buenos días por debajo de la puerta, la mañana ya no era igual.
-¿Qué raro que no ha llegado el periódico?… ¿habrá pasado algo que aún no han traído El Nacional?

Parece insólito o exagerado, pero la mañana no arrancaba sin nuestro amigo impreso. Sin embargo, si el motivo era que el repartidor estaba enfermo, yo le daba la vuelta a la cosa y lo solucionaba: iba al quiosco de Juan Carlos y lo apuraba para que me cobrara El Nacional y me lo entregará rapidito y así disfrutarlo con un buen café.
Cuando estaba fuera del país, qué alegría sentía al subir en el avión de regreso a Venezuela y encontrarme un ejemplar de El Nacional, que algún buen lector había olvidado o quizás, había dejado adrede en uno de los bolsillos de la butaca de pasajeros para compartir, de manera anónima, cómplice y generosa, con alguien más. No importaba si era una edición vieja o si estaba arrugado o incompleto. No. Era como si a través de sus artículos, crónicas e información, me reencontrara con un pedazo de sentimiento que me une a Venezuela. Leía y disfrutaba con avidez hasta la última letra y sentía que mi avión ya había aterrizado. Que yo caminaba sobre los agitados colores del cinético pasillo del aeropuerto de Maiquetía, obra del maestro y amigo Carlos Cruz Diez, mientras que mi otro buen amigo, El Nacional, me ponía al día permitiéndome leer las cosas que ocurrieron cuando no estaba. Seguramente esto les pasó a muchos lectores.

¿Entienden ahora lo difícil que es hoy escribir en mi Nacional que ya no hace ningún ruido al deslizarse a las seis de la mañana por debajo de la puerta en ninguna casa?
¿Entienden ahora lo difícil que es hoy escribir en mi Nacional este artículo que nunca olerá a tinta ni a papel periódico, que no sabrá jamás lo que es la velocidad de una rotativa y que nunca sentirá lo que es estar, como papel impreso, entre las manos de un ávido lector?

Es difícil. Muy difícil escribir hoy y no ver a nadie en la cafetería que frecuento, con El Nacional en la mano, diciéndome:
-Claudio… ¡estoy leyendo tu vaina!
Difícil, horrible, triste, injusto, inexplicable, sin razón. ¡Qué arrechera! ¿Por qué?… estas son las situaciones y sentimientos que hoy abruman a los venezolanos fuera y dentro del país en donde una vez más, la brutalidad inculta y cobarde comete un atropello de esta magnitud.

Me niego a acostumbrarme a la incivilidad, a lo absurdo, a los intentos de callar el pensamiento libre de la gente. Me niego a sentirme limitado y amordazar ideas e ideales de un país que grita democracia y libertad de medios de comunicación. Me niego a que un gobierno déspota siga cerrando y censurando radios, televisoras y medios impresos en un intento por silenciar la verdad.
Escribo, a pesar de las adversidades, en beneficio del derecho humano de vivir en democracia y no en el reinado de la selva en donde quien te golpea con un mazo primitivo o quien más rebuzna y más patea, sean quienes mandan.

Me niego, simplemente, a aceptar vivir en una selva comunista sin ley. Me niego a que me dobleguen por amenazas o por hambre. Lo bueno existe. Lo conocemos y hacia allá tenemos que dirigir nuestro norte para reconquistar lo que teníamos. Imperfecto, sí, pero era nuestro y libre.
Nuestro norte siempre será construir algo mejor a lo que teníamos. No lo hagamos como beneficio personal. No. Hagámoslo por nuestros hijos y nuestros nietos, por esta patria bella que tanto nos ha dado y que por eso hoy, desconsolados, lloramos con rabia al ver cómo estos comunistas destructores la desmiembran en aras de la estupidez y la locura.
Soy optimista. Es raro que siga teniendo sentimientos optimistas, pero sé que sólo desde allí podremos cambiar las cosas malas que nos rodean. No se vale rendirse. No se vale el pesimismo. La lucha es ahora. Haciendo bien lo que creemos que mejor sabemos hacer.

En fin, aquí está Venezuela, esperándonos, a la expectativa. Consciente de que aunque la maldad a veces parece larga, es, por paradójico que sea, efímera y antagónica al ser humano. No callemos jamás. Recuerden que los malos tienen más miedo que los buenos.
¿Alguien podría decir que Cristo, por haber sido crucificado, fue derrotado? No. Así ocurre con El Nacional. Mírelo allí, a su lado está. En el amanecer que ve desde su casa, en la cafetería donde se reúne con amigos, en la escuela donde los niños estudian y juegan, en la universidad donde los jóvenes luchan y sueñan, en los ratos libres de nuestro trabajo, en la web donde, como sombra de un periódico disfrazado de tecnología, podrá leerlo a diario esperando paciente su pronta resurrección en tinta y papel.

No lo dude, con usted siempre estará mi Nacional, su Nacional. Por ahora, El Nacional impreso está dormido, descansa, se recupera, inverna… pero pronto, muy pronto resucitará y nos despertará de veinte años de destructivo letargo, pero esta vez no lo hará silencioso. No. Lo hará gritando desde los confines de sus entrañas de tinta, con un titular enorme donde, en negritas y mayúsculas, se podrá leer:

¡REGRESÓ LA DEMOCRACIA A VENEZUELA!

@claudionazoa
Conatel sacó del aire al programa Caiga quien caiga en Maracaibo

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El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) denunció este miércoles que Conatel sacó del aire el programa Caiga quien caiga que transmiten las emisoras Mara Ritmo 900 AM y B 94.1 FM del estado Zulia.

El gremio periodístico añadió que el ente que regula las telecomunicaciones en Venezuela no dejó nada por escrito y que “amenazó” con abrirle un procedimiento a los directivos del referido programa.

El espacio radial era conducido por los comunicadores Ángel Monagas y Gervis Medina.

Durante 2017 fueron cerrados en Venezuela 69 medios de comunicación. Entre ellos, 46 estaciones de radiofusión, las más recientes fueron 92.9 Tu FM y Nueva Mágica 99.1 FM.

Con información de El Nacional 

 

 

CIDH condena el cierre de unos 50 medios comunicación en Venezuela en 2017

CIDH

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) «condenó» hoy «el cierre» de medio centenar de emisoras y canales de televisión en Venezuela en 2017, e hizo «un llamado urgente» al restablecimiento de sus transmisiones.

En un comunicado, la Comisión recordó a Venezuela que «cualquier restricción al derecho a la libertad de expresión debe estar basada en una ley y resultar proporcionada y estrictamente necesaria para proteger fines legítimos en una sociedad democrática».

«Si bien el Estado tiene la atribución reglada de administrar el espectro radioeléctrico, ello debe hacerse de conformidad con los principios básicos del derecho internacional», agregó.

La Comisión enfatizó que ese derecho internacional «prohíbe la restricción del derecho a la libertad de expresión a través del abuso de la facultad de regular y administrar las frecuencias radioeléctricas» que han hecho que «la mayor parte de los medios de comunicación operen en Venezuela con sus licencias vencidas».

«Los procesos de adjudicación, revocación y renovación de licencias debe estar estrictamente regulado por una ley y estar guiado por criterios objetivos, claros, imparciales, públicos y compatibles con una sociedad democrática», dijo la CIDH.

«El proceso -agregó- debe ser transparente; la decisión que conceda o niega la solicitud debe estar debidamente motivada; y estar sometida a un adecuado control judicial».

Por todo ello, la CIDH hizo «un llamado urgente para el restablecimiento de la transmisión de las emisoras de radio y los canales de televisión retirados del aire».

Las medios clausurados ascienden a 49 emisoras y cinco canales de televisión, de acuerdo con los datos de la Comisión.

Los últimos afectados fueron los canales colombianos RCN y Caracol Televisión y las emisoras caraqueñas 92.9 FM y Mágica 99.1 FM, cuyas frecuencias «fueron tomadas por dos nuevas emisoras vinculadas al partido oficial».

Esto se escuchaba en 92.9 FM antes de que Conatel la sacara del aire

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El lema de 92.9 FM, una de las emisoras de frecuencia modulada de más vieja data en Venezuela, era «100% libre». Tal cualidad le permitió hacer radio con un estilo irreverente que incluía críticas al gobierno de Nicolás Maduro, a los programas que su despacho implementaba para la población y al golpeado estilo de vida del venezolano que ha sufrido la crisis de los últimos años.

El pasado viernes, 25 de agosto, en horas de la noche, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) decidió sin previo aviso que no renovaría la concesión para la explotación del espacio radioleléctrico a la estación, luego de que esta la solicitara cada mensualmente durante varios años. La radio libre se transformó así en la radio censurada, junto a otras 49 emisoras de radio y televisión que han sido cerradas durante 2017.

¿Tuvo que ver la libertad de la 92.9 FM con la medida de Conatel? Hasta ahora, lo que sí está confirmado es que esa cualidad permitió que espacios como «El Monstruo de la mañana» grabara y difundiera sketches cargados de humor político como los que siguen a continuación:

Nuestro Insólito Gobierno

Las Chicas del CLAP

Por qué la revolución no funciona

Verdugos de libertades, por Antonio José Monagas

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Por Antonio José Monagas

Nada es más resistente que la palabra pronunciada desde la ecuanimidad que reviste al periodismo respetuoso y además, democrático. Vale advertir que cuando las realidades pretenden exaltarse a través de la imagen, entonces la palabra adquiere doble compromiso. Primero, el que consagra la verdad como deber omnímodo. Segundo, el que exhorta el ejercicio de derechos que abrigan esperanzas y necesidades. Esto hace que la palabra cuando se convierte en imagen televisada, hiere más profundamente que una espada. Asimismo, motiva más intensamente que el orgullo que provee el conocimiento. Incluso, cuando es manejado con la erudición de un maestro educador.

El problema surge cuando la palabra escrita u oral, funge como vehículo del pensamiento. Sobre todo, del pensamiento democrático pues esa misma palabra tiene la fuerza no sólo para estimular la preeminencia de libertades. También, para encadenar abusos tanto como para acusar agresiones, corrupciones o violaciones. Más, cuando actuando desde la política, no es difícil discernir entre la palabra que ampar, resguarda, escuda y previene, y las palabras que gustan, adulan y ensalzan.

 

Muchos eventos y procesos tienen que recorrer serpenteados y encorvados caminos, antes de conseguir el objetivo anhelado o de alcanzar la meta conclusiva. La universidad, desde su creación como centro de creación, enseñanza y divulgación de cultura científica, humanística, tecnológico y artístico, ha transitado por parajes que, aunque espinosos, no fueron óbice para que pudiera escalar peldaños y vencer dificultades cuyos efectos permitieron su desarrollo cada vez más integrado a planteamientos en conciliación con necesidades de toda índole.

 

La Universidad de Los Andes, así como las restantes universidades autónomas venezolanas, se ha esforzado por lograr siempre mayores escaños ante el horizonte al cual debe su impronta académica. La creación de sus medios de comunicación, constituyó uno de esos propósitos que sólo consiguió a partir de la constancia con que se marcan las victorias en batallas entre la moralidad y la trivialidad. El establecimiento de la Televisora Universitaria, representó uno de estos hitos. Como hecho, aconteció en respuesta a la fundación de la emisora de radio ULA FM lo cual incitó la consecución de recursos en franca relación con una política comunicacional fiel a los principios sobre los cuales se deparaba la consolidación de la universidad en un todo con lo que para entonces significaba el desarrollo nacional e internacional. Sin duda, su puesta al aire representó el triunfo de la  educación académica, apoyada en la comunicación social, sobre las contingencias propias de la consuetudinaria dinámica social.

 

Fue así, que como medio de comunicación universitario, actuando apegada al ejercicio respetuoso de las libertades de expresión, opinión, pensamiento y de prensa, el canal de televisión de la Universidad de Los Andes comenzó a apalancar al esclarecimiento de problemas locales, regionales y nacionales. Tal como lo establece la Ley de Universidades en su segundo precepto. La información fue encaminada a fungir como consejera y orientadora en procura siempre de concienciar universitarios y población en general. Desde un principio, cada mensaje divulgado, se dirigió a avalar la docencia, la investigación, la extensión y la gerencia universitaria y de extramuros.

 

Pero como escribió Madame de Sevigne, escritora epistolar francesa del siglo XVII, “hay palabras que suben como humo y otras que caen como lluvia”. Tan elocuente reflexión, hace ver que la palabra, tiene el poder suficiente para movilizar opiniones o para atravesar hasta el más depurado blindaje “a prueba” de acusaciones, intimidaciones, chantajes y tergiversaciones. Particularmente, cuando la palabra se convierte en imagen televisada. Más aún, desde la conciencia y capacidad de crítica y de búsqueda de la verdad que puede erigirse desde una universidad con autonomía y carácter.

 

Quizás en dicha consideración, y apremiado por criterios revolucionarios los miedos propios de gobernantes sin más aprehensiones que las dictadas por la avidez del poder político equivocadamente entendido, el alto gobierno decidió erigir la hegemonía comunicacional que necesitaría para la consolidación de su obtuso proyecto político-ideológico. Para cimentar su misión como verdugo de verdades y manipulador de realidades, optó por cerrar medios de comunicación libres, críticos y plurales. As, importantes medios, comenzaron a ser silenciados. Algunos, cedieron ante la violencia y la inseguridad promovida por el mismo gobierno lo cual incitó ser vendidas al régimen. Otras más, se vieron constreñidas a reducirse para lo cual la autocensura sirvió de acelerador a las intenciones asomadas de desaparecerlas mediante amenazas directas o encubiertos procedimientos de sistemática y perversa intimidación.

 

No obstante, las pocas que quedaron asumiendo su papel educador y constructor de democracia, se vieron cercadas por inhibiciones más externas que internas. Más aún, tratándose de ULA TV en virtud de ser un canal de televisión de corte universitario, dedicado a la búsqueda de la verdad y a promover los valores trascendentales del hombre. De manera que a decir por los argumentos que adujo la comisión de CONATEL que intervino sus espacios físicos, había que ensayar una forma bastante solapada para retirarla del aire.

 

Fue así como apeló a la excusa más nimia posible. Pero válida a la vista de una justicia pervertida e inicua para callar su palabra pedagógica, informativa, y comunicativa confiscando sus transmisores ubicados sobre uno de los perfiles más representativos de la Sierra Nevada: La Aguada.

 

En consecuencia, el terrorismo de un gobierno forajido y acusado de delitos de grave raigambre, procedió a dejar a Mérida sin la señal universitaria que con el mayor esfuerzo y abnegación, ha sabido brindar desde el momento de su puesta al aire en 1993. No obstante tan prosaica decisión, alejada del debido proceso y de lo  que constituye un “Estado democrático y social de Derecho y de Justicia”, según el segundo artículo del texto constitucional, no será razón para encarcelar las libertades de conciencia y de pensamiento que por antonomasia es propia de una universidad que tiene una ciudad por dentro. De insistir el régimen en acallar el clamor del pueblo venezolano, entonces será la calle una tribuna de oradores, un escenario de acción libertaria y un lugar de encuentro de opiniones. Ninguna tiranía que refiere la historia contemporánea universal, ha podido apagar la flema que ilumina las esperanzas de un pueblo cuando busca reivindicar sus libertades, derechos y esperanzas. Ni siquiera porque esbirros a sueldo, en su condición de representantes de la actual tiranía, actúan como verdugos de libertades.

Génesis Arévalo, ex periodista de La Verdad:  Me siento perseguida por el gobierno regional de Vargas

diario la verdad cierre

Este viernes 12 de junio, la Procuraduría del estado Vargas cerró temporalmente el diario La Verdad por presentar irregularidades, según su cuenta oficial en Twitter, @Procuravargas.

En una inspección en conjunto con el Seniat, la Superintendencia de Precios Justos (Sundde), Bomberos del estado Vargas y la Inspectoría de Trabajo cerraron la sede del periódico en Vargas al encontrar «irregularidades»  de requisitos e ilícitos tributarios.

No obstante, periodistas y dirigentes políticos  reseñan que el cierre temporal del periódico se debe a presiones del gobierno regional, en específico el gobernador de la entidad, Jorge García Carneiro,  con respecto a una nota publicada el 8 de junio por la periodista Génesis Arévalo sobre el retraso de la construcción del estadio de los Tiburones de la Guaira Carlos “Café” Martínez.

Arévalo aseguró  para Runrunes que se siente perseguida por el gobierno regional, a causa de la publicación del trabajo donde denuncia el retraso de la costrucción del estadio de los Tiburones de la Guaira, inicialmente pautada para este año:

«Me siento víctima del gobierno regional y  siento miedo por la pérdida de la libertad de expresión en el estado. Hoy  allanaron la sede del diario SENIAT, SUNDDE, inspectoría de trabajo, pero ellos no tienen la facultad para cerrar el medio, todos sabemos que fueron por la publicación del reportaje del estadio de los Tiburones de la Guaira», declaró.

La periodista considera que el trabajo de investigación fue el detonante sobre el cierre temporal del diario. «Hemos hecho seguimiento a lo que sucede en la Guaira y sé que el gobernador pidió mi despido cuando realizó la visita institucional al medio»,  informó.

El director de «La Verdad» informó que no podrán publicar en sus plataformas hasta el próximo lunes.

Este sábado, periodistas del medio La Verdad manifestarán  en la calle Los Baños, adyacente al aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía en rechazo al cierre temporal del periódico y a favor de la libertad de prensa en Vargas.

Con información de El Diario de Caracas, Ipys Venezuela  Nadeska Noriega y Genésis Arévalo