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¿Es el de Maduro un régimen o un gobierno? por Fernando Mires

presidentMaduro

 

En Venezuela ha surgido un mini-debate acerca de si el gobierno de Maduro es un régimen o un simple gobierno.

Curiosamente a los que más molesta la denominación de régimen sostienen que el gobierno de Maduro no es un simple gobierno, sino un hito en la llamada revolución bolivariana, chavista, bonita, socialista, sigloveintunista o como la llamen. ¿No es acaso todo gobierno revolucionario un régimen o por lo menos parte de un régimen?

Todo régimen nace de una revolución o del intento de implantarla. Luego, los primeros que deberían hablar de régimen son los que son o imaginan ser revolucionarios. Pues, un gobierno revolucionario que no intente cambiar el régimen anterior es un gobierno como cualquier otro y, por lo mismo, no puede ser revolucionario.

Probablemente quienes se sienten irritados con la palabra régimen imaginan –no sin razones- que quienes utilizamos esa palabra y no la de gobierno para designar a la era Maduro la empleamos como sinónimo de dictadura. Sobre ese tema hay que hacer un par de aclaraciones.

Es cierto, toda dictadura es un régimen. Así podemos hablar de régimen comunista, castrista, pinochetista, fascista. Pero por otra parte –este es el punto- no todo régimen es una dictadura.

La democracia también es un régimen de gobierno y dentro de la democracia hay distintas formas de gobierno a las que llamamos regímenes (régimen parlamentario, presidencialista, autoritario).

El concepto de régimen, por lo tanto, no solo puede ser usado como sinónimo de dictadura, sino también como sinónimo de sistema de gobierno. En ese sentido el gobierno de Maduro no es un gobierno cualquiera, es parte de un régimen el que, guste o no, será conocido en la historia como “régimen chavista”. Por lo demás, el primero que lo reconoció fue Chávez. Su gobierno, decía el líder muerto, ha puesto fin a la Cuarta República. ¿Y qué era la Cuarta República sino un régimen? ¿Y cómo poner fin a un régimen si no es con otro régimen?

Un régimen solo puede ser sustituido por otro régimen. Luego, reitero, el de Maduro no solo es un gobierno, es parte de un régimen que lo precede. El mismo gobernante lo dice. Cuando habla de democracia participativa, de concejos comunales, de democracia de calle, y otras metáforas, se está refiriendo a elementos constitutivos no de un gobierno, sino de un régimen. A ese régimen podemos agregar otras características menos positivas: personalismo extremo, recurrencia a una imagen mítica (la de Chávez) situada más allá del bien y del mal, militarización del Estado, Partido único de Estado, desaparición de límites entre el poder ejecutivo y el  judicial, control del aparato electoral y otras lindezas dictatoriales tan conocidas en y fuera de Venezuela.

Entonces, hablemos claro: Una eventual derrota política de Maduro será parte no de un cambio de gobierno sino de un cambio de régimen. Un cambio que seguramente no ocurrirá de un día a otro, como sucede en las películas, sino como resultado de un proceso cuyas formas nadie está en condiciones de anticipar. Visto desde esa perspectiva, un triunfo opositor en las elecciones del 6-D solo sería un hito en ese proceso que deberá culminar con la instauración de un nuevo régimen: más democrático, menos violento y sobre todo más constitucionalista que el actual.

La conclusión es simple: para cambiar al régimen será necesario cambiar de gobierno. La gran mayoría opina por cierto que ese cambio deberá ser realizado de acuerdo a los medios que entrega la propia Constitución. Si un próximo gobierno será democrático su tránsito también deberá ser, evidentemente, democrático.

La gran mayoría –en el caso de que logre imponer el reconocimiento de su victoria electoral- se verá probablementeenfrentada a dos obstáculos. El de fracciones de gobierno que intentarán por todos los medios la continuación del régimen y el de una delgadísima capa de la oposición que, como ya ha sido su costumbre inveterada, llamará a cortar por algún atajo. Esa gran mayoría deberá, en consecuencia, estar preparada para llevar a cabo ese doble enfrentamiento.

@FernandoMiresOl

Analítica.com

 

¿Cuánto en realidad han manejado los chavistas en 16 años y pico? por Eduardo Semtei

muchodinero

 

A cada momento, en cada entrevista, en cada salpicón de noticias, en ratos de ocio escuchando radio o viendo televisión, vengo masticando cifras y cifras y cifras de cuánto en realidad han manejado los chavistas en estos tiempos. Y digo chavistas para meter en un solo saco a los dos presidentes de estos gobiernos rojos-rojitos. Cada interpelado, intérprete, entrevistado, opinador, experto, husmeante y especulador dispara un guarismo distinto. Y el asunto de verdad es delicado; tiene bemoles y resbalones, trucos y emboscadas. Trampillas contables y secretos económicos. Así que para cortar por lo sano y presentar un recuento, digamos objetivo, voy a recrear las cifras que aparecen en los estados financieros de Pdvsa y que han sido auditadas por una firma internacional que se comporta con los directivos de la petrolera como lo harían dos compadres medio curdos en un juego de bolas criollas. ¡Arrime algo que luego yo bocho! No incluyo en estas cifras lo proveniente de empréstitos de ninguna naturaleza; ni de los chinos que se acercan a los 50.000 millones de dólares; ni de la venta de bonos de la República y de Pdvsa que se acercan a  otros 50.000 millones de dólares.

Me limito a apilar las cifras oficiales sin deducción alguna, quiero decir, los números que adelanto se refieren a venta de petróleo y a ingresos por intereses y otras ventas menores de activos. No se les deduce nada por costos y gastos, dado que estos renglones son engañifos y tramposillos, pues presentan, por ejemplo, toda la regaladera de casas, de equipos para el hogar, de alimentos, qué sé yo, como si fueran costos y gastos, así que es muchísimo más expresivo y concluyente decir los montos recibidos por ventas, pues adivinar, inferir,  cómo los gastaron, dónde los gastaron y cuándo los gastaron pertenece a otro tipo de análisis (casi al mundo de la fantasía).

Presento lo que sonó en la caja registradora. Menciono el año y luego la cifra en  millones de dólares. 1999/32.648; 2000/53.680; 2001/46.250; 2002/42.380; 2003/46.389; 2004/64.757; 2005/85.730; 2006/99.252; 2007/96.242; 2008/126.364; 2009/74.996; 2010/94.929; 2011/124.754; 2012/127.611; 2013/134.326; 2014/128.439 y en 2015 aproximadamente y hasta la fecha unos 30.000 millones de dólares. Veamos ahora el gran total (se oye música de suspenso…) 1.280.208.000.000 dólares. Es decir, un billón doscientos ochenta mil doscientos ocho millones de dólares. Han manejado 1,28 billones de dólares. Solo para deleite de los radicales opositores, si lo calculamos en bolívares de los viejos, estos gobiernos han manejado (digo a tasa de cambio libre) 896 trillones 145 billones 600.000 millones de bolívares.  ¡Ave María Purísima! Y con esa deslumbrante, casi inimaginable cantidad de recursos tenemos hambre, colas, crímenes, desabastecimiento, crisis, peleas con los vecinos, malas carreteras, hospitales en crisis, malas escuelas, universidades a punto de cerrar.

¿Cómo pudo alguien derrochar tan inmensa fortuna? Vamos a especular. Si convertimos la venta de petróleo en billetes de 1 dólar y cada billete mide 20 centímetros al colocarlos uno detrás de otro tendríamos una fila que mide… 256 millones de kilómetros. Si cada billete de un dólar pesa aproximadamente 1 gramo, lo recibido por Venezuela en estos años, en papelitos de un dólar fueran… 1.280 millones de kilos. Ni 1.000.000 de Pablos Escobares tienen tantos verdes. Y si fuera en materia de superficie, y un billete de un dólar midiera, por ejemplo 20 x 5, es decir 100 centímetros cuadrados, entonces tal fortuna ocuparía una superficie de… 1.280 kilómetros cuadrados.

Vamos ahora a calcularlos en hospitales y escuelas. Por ejemplo, un hospital como el de General Regional de León en México, construido por ICA, de 250 camas, equipado totalmente, probado, entregado en funcionamiento, con 10 edificios (en Venezuela no existe hospital alguno de ese tipo), alcanzó la cifra de 45 millones de dólares, traduciendo, con lo recibido por Venezuela se pudieron haber construido 28.450 hospitales de primera línea, y en materia de escuelas como las de Panamá, con 90 aulas, gimnasio, biblioteca, áreas administrativas, 3 canchas sintéticas de fútbol, 1 cancha de básquet y 1 de voleibol, totalmente equipada con Wi-Fi y 100 computadoras, cuyo precio fue de 13 millones de dólares, se pudieron haber fabricado 98.475 unidades, y finalmente en kilómetros de autopistas estaríamos hablando de 7 millones de raudas y modernas vías, si tomamos como referencia el costo de las autopistas españolas de unos 160.000 euros por kilómetro.

Epa, me faltaba una vaina, si hubieran repartido esa boloña entre los venezolanos a cada familia de 5 personas le tocarían 213.000 de los verdes, unos 1.100 mensuales por todo esos largos 16 años. Todo el mundo jubilado. Espero haber contribuido humildemente a despejar las dudas sobre la billamentazón que manejaron estos incapaces que convirtieron el oro en m…

Nunca más creo que Venezuela podrá gozar de una abundancia tan plena, pero la good news, es que estoy seguro de que nunca más tendremos como gobernantes una casta de incapaces como los actuales.

 

@eduardo_semtei

El Nacional 

May 04, 2015 | Actualizado hace 9 años
¿Se acabó la revolución chavista? por Armando Durán

Nicomaduro,

 

Desde varios días antes del Primero de Mayo, Nicolás Maduro avisó que en su discurso de ese día haría importantes anuncios en materia económica. Habló, incluso, de un auténtico “revolcón” para sofocar la guerra económica desatada por el imperialismo y la oligarquía. Nada más natural, pues, que los ciudadanos esperaran sus palabras con razonable desazón.

La inquietud creció considerablemente el jueves 30 de abril, cuando se supo que viajaría esa noche a La Habana para acompañar a Raúl Castro en el desfile de los trabajadores cubanos por la habanera plaza de la Revolución. Sin embargo, durante su breve pero intensa estancia en la isla, Maduro no escuchó a Castro ni a nadie mencionar para nada al imperialismo, como si el fenómeno nunca hubiera existido.

Maduro había comprobado en Panamá que Cuba seguía ahora otros rumbos, pero era difícil suponer que pesaría más en su conciencia, la nueva y desconcertante posición cubana, o la presión agobiante de la crisis, un enigma que a su vez sólo dejaba dos opciones posibles: retroceder en busca de al menos un tenue hilo salvador de oxígeno político, o profundizar aún más la marcha que él se proponía imprimirle a la “revolución” con el delirante propósito de acelerar su fuga hacia delante.

Esta confusión dialéctica se hizo mucho mayor, a las 2:51 de la tarde del Primero de Mayo, cuando Maduro comenzó en la plaza O’Leary su discurso con un implacable bombardeo retórico contra el imperio, la oligarquía y los pelucones. Se agudizó media hora después al manifestar que ese día comenzaba, con las decisiones que se implementarían durante mayo, junio y julio para derrotar a los promotores de la guerra económica contra el pueblo y conquistar la victoria económica, el primer día de la victoria antiimperialista de la revolución socialista y chavista de Venezuela. Y tuvo su punto más ardiente al aseverar que para vencer de manera definitiva a los capitalistas y defender al pueblo, costara lo que costase, él contaba con la Ley Habilitante antiimperialista que le había aprobado la Asamblea Nacional.

Los peores temores se hicieron entonces materia muy palpable. A pesar de todos los pesares habidos y por haber, Maduro estaba por fin a punto de darle una patada a la mesa y aquí, caballeros, se acabó lo que se daba. Sobre todo, porque inmediatamente después confesó que ahora iba a decir lo más importante que había ido a decirle a la clase obrera venezolana.

No sé ustedes, pero yo, en ese preciso momento, aguanté la respiración. Para nada, por supuesto. La voluntad de arrasar con lo que queda de democracia y capitalismo en Venezuela se quedó en la retórica amenaza de siempre, porque lo que en verdad sostuvo Maduro (¿fue eso lo que le dijeron en La Habana?) es que “a la clase obrera venezolana le falta mucho para poder asumir la conducción económica y construir el socialismo”. Por último, afirmó que “todavía no estamos a la altura” y que el compromiso de todos ese día era “prepararnos para lograr este objetivo”. Y añadió que “trascender las luchas reivindicativas (o sea, renunciar por las buenas al derecho democrático de la protesta) es el único camino para enfrentar el desafío socialista”. Como si en Cuba, con el respaldo de la URSS durante décadas, aprendieron a hacerlo.

En definitiva, tantos años nadando (y destruyendo hasta los fundamentos de Venezuela como nación) para derrumbarse así de fácil y tranquilo en la otra orilla del arroyo revolucionario que ya ha comenzado a extinguirse en Cuba.

@aduran111

El Nacional 

13 años de irreconciliable disputa entre Fedecámaras y el régimen chavista

 

@ElPitazoTV

 

Ya se cumplen 13 años de los sucesos de abril de 2002, hechos que además de haber dejado 19 muertos y más de 100 heridos, también dieron pie a una constante disputa entre el régimen chavista y la organización empresarial Fedecámaras. Ambos polos se han acusado de ser responsables de la actual crisis económica, el primero refiere que el gremio empresarial encabeza una supuesta «guerra económica», y el segundo, acusa al Ejecutivo de mantener un sistema «fracasado» que va en contra de las libertades comerciales y del desarrollo de la empresa privada.

El Confidencial: Viaje a la miseria del negocio petrolero chavista

produccPetrolera

 

Se llama Yipsi. Puede que no lo sepa, pero su nombre se pronuncia como gipsy. Pero ella no tiene el destino nómada de los gitanos. Ella ha vivido ya 12 de sus 21 años en la casa de barro que hizo su padre, con proporciones de expresionismo alemán y cercada por una valla de troncos irregulares y alambre de la que cuelga la ropa aún húmeda, desgastada, de sus tres hijos de 1, 3 y 5 años. El suelo es de tierra, como toda la calle. Tierra fina, casi arena, que se mete por los ojos, por los pulmones, que mancha los pies descalzos de Yipsi y sus hijos. Tierra que mancha los pantalones de los niños. Tierra que no se lava apenas porque hay que ahorrar el agua que el camión cisterna trae cada ocho días. Y poca tierra, apenas cinco kilómetros, la que separa la casa de Yipsi deuna fuente de la que manan 321.000 dólares diarios: un pozo de extracción de petróleo.

Para llegar a Zuata, el poblado de Yipsi, hay que viajar ocho horas en un autobús desde Caracas a El Tigre, en el estado oriental de Anzoátegui. Sea de día o de noche no verá nada del camino, o muy poco. Por motivos de seguridad los conductores no dejan que las cortinas vayan abiertas. De El Tigre hay que recorrer 148 kilómetros más por una carretera con muchos baches, apenas asfaltada, entre campos que se extienden planos y largos como los de Castilla, a ratos con árboles salpicados en las lindes, vencidos a un lado por el fuerte viento. Casi todo el camino, paralelo a esa carretera, hay un tubo grande, gordo, oxidado, con pinturas de propaganda de elecciones pasadas. Es un oleoducto.

Zuata está dentro de la mayor reserva de petróleo del mundo, la Faja Petrolífera del Orinoco, 55.000 kilómetros cuadrados repartidos entre los estados de Monagas, Anzoátegui y Guárico. Según los cálculos de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), en la Faja hay 61 campos petroleros operativos, 2.606 pozos de extracción activos y una producción diaria que ronda los 838.000 barriles. Esos barriles daban más de 83 millones de dólares cuando el barril estaba a USD100. Con la caída del crudo, la cifra se queda en casi 37 millones de dólares diarios.

“Váyanse al carajo, yanquis de mierda”

 

Son los días en los que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha firmado un decreto en contra de algunos altos cargos venezolanos y el Gobierno de Venezuela ha iniciado una campaña en contra. En la televisión pública se repite un vídeo de Hugo Chávez diciendo “váyanse al carajo, yanquis de mierda” y suena la canción de Alí Primera “Yankee go home”. El presidente Nicolás Maduro repite que los “gringos” quieren el petróleo de Venezuela. Pero Venezuela sigue vendiendo crudo a Estados Unidos. Según el Informe de Departamento de Energía de EEUU, 700.000 barriles diarios. Una cantidad que aporta unos ingresos al día de más de 31 millones de dólares con el barril a 44.

Y en Venezuela siguen las petroleras “gringas”. Desde hace años se cambió el modelo de empresa y todas son mixtas. Según la página de PDVSA, el 60% pertenece al Estado venezolano y el 40% a las empresas asociadas. Chevron es una de esas empresas. Según su informe de 2014 tiene el 39,2% de Petroboscan, el 25% de Petroindependiente y, en la Faja del Orinoco, el 34% de Petroindependencia y el 30% de Petropiar. En el mar la ley parece diluirse. En la Plataforma Deltana, tiene el 60% del llamado ‘Bloque 2’ y el 100 del ‘Bloque 3’.

 

El sabor del petróleo

 

La carretera principal es casi la única vía asfaltada en Zuata. El resto es tierra fina, como arena de playa. Hay casas de obra, casas de la Gran Misión Vivienda, hechas por el Gobierno al estilo de las de Protección Oficial en España, y hay casas como las de Yipsi, de bahareque. El padre de sus hijos trabaja en otro estado, en Bolívar, y va y viene cada 3 meses. Su padre, el abuelo, trabaja en el campo. Dice que la niña mayor no está en la escuela porque el uniforme –obligatorio en todas las escuelas públicas y privadas del país–? y los útiles le salen muy caros. Hace poco más de un año pidió una de las casas asignadas por la Misión Vivienda. “Estaba embarazada y sufro de los riñones. Me pedían ir en persona a montar las vigas, pero no podía ir en ese estado. Me quedé sin casa”.

También hay viviendas como las de Carmen Yanes, de obra y con el techo de asbesto. Más conocido como amianto, está prohibido en numerosos países, entre ellos España. Provoca asbestosis, una enfermedad pulmonar causada por respirar las fibras del amianto, y cáncer. Carmen ha pedido muchas veces que le cambien el techo. “Aquí no resuerven (sic) en nada, manita. Esa gente se agarra los reales para ellos y ya. Y yo sigo con mis picores”. Cuenta que le pica la piel y la garganta. Y están las casas de las hijas de Carmen, recién hechas, de obra, con los ladrillos grises a la vista.

Es miércoles, pero en esa vivienda pareciera que no es día laborable. En la parte trasera, bajo la sombra de un árbol de aceite, un grupo de hombres habla sentados; dos de ellos en sus motos, otro, de pie. “He mandado mi currículum varias veces a PDVSA para trabajar, así sea para maniobrar la grúa, y nada. Trabajo chanceando (haciendo ñapas) en lo que se puede”, dice uno de los nietos de Carmen Yanes.

A veces tienen suerte y hay un cupo temporal de trabajo. Si sale alguna oportunidad, algún cupo en PDVSA, tiene prioridad la comunidad de alrededor de los pozos. Pero, como casi todo en Venezuela, hay quien aprovecha la oportunidad en la desgracia de otros. Los “vendecupos” ofrecen trabajo, pero a cambio de algo. “Ellos te dan el trabajo, pero si se paga a 9.000 bolívares, ellos se quedan 3.000. No es mal dinero. Nadie dice que no”, explica otro de los hijos.

El campo es grande, pero no es una opción. “Cómo voy a sembrar, si el cable para cercar al ganado está en 12.000 bolívares. Es muy caro todo”, dice el hombre más joven del grupo. Otro, cercano a los cuarenta, pantalón por las rodillas, barriga oronda, pies descalzos, sentencia: “El que ha saboreado el salario petrolero no quiere otra cosa. Hay uno aquí (en Zuata) que ordeñaba vacas. Ya no quiere hacerlo más. Lo que hace (de dinero) en un mes lo hace en PDVSA en una semana”. Cuenta que en la zona se sembraba frijol, maíz y algodón. “PDVSA se comió la producción”, se queja.

Otro de los jóvenes dice que en tres años que lleva PDVSA en la zona, los han visitado, pero no han resuelto nada. “No tenemos cañerías, no hay agua corriente. Tenemos esos tanquecitos y a esperar”, dice la señora Carmen mientras lava en un barreño las tacitas de café que acaba de servir. Los tanques los entregó PDVSA como solución a la falta de agua. Con los mil litros que tienen, una familia de siete miembros cocina, bebe, limpia, se lava, por ocho días. También hay problemas con la luz. “Muchas veces se va un viernes y espere usted hasta el lunes, que vuelve”.

Si en Caracas el abastecimiento de comida es un problema, en el interior alcanza tintes dramáticos con algunos rubros. “La harina de maíz, cuando se consigue, está en 100 bolívares (su precio normal es de 17). Un paquete de pañales cuesta 1.000 bolos y la leche en polvo, 600. El beneficio que ha dado este montón de compañías es que todo está más caro”, dice el señor de la barriga. La opción de comprar a precios regulados por el Gobierno no existe en Zuata: “Había un Mercal y lo cerraron”, dice Carmen.

Juana Guerra pertenece, junto a su marido, al consejo comunal. Se le pregunta  quién lleva la alcaldía de la parroquia donde vive y dice “son de los nuestros”, del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). “Dicen que Zuata es una tacita de plata. Y no. PDVSA no se pone a abrir un pozo de agua, la luz se va a cada rato, hay personas que viven en hacinamiento y han asignado muy pocas casas, gente que vive en casas de barro”, se queja en el quicio de su puerta, donde reposa, a la derecha y sobre un montoncito de arena, un barril de petróleo viejo.

 

“Quien se queja recibe amenazas”

Dice que ha ido a la Vicepresidencia del  Gobierno en Caracas, pero que no ha obtenido respuestas. “En las elecciones vino el actual gobernador (Aristóbulo Istúriz), vio cómo estábamos. Y seguimos igual. Las calles están en estado lamentable, se levanta mucho polvo, los niños sufren de asma. No hay alcantarillado, la fosa séptica se llena en invierno…”. Y continúa una letanía de quejas que pasa por la salud, por lo impagable de algunos productos y por los vendecupos: “Eso los controla el sindicato y quien se queja recibe amenazas”. Y, posiblemente, no recibe más nunca trabajo. Dice que su marido tuvo suerte, fue de los primeros que empezó a trabajar fijo en PDVSA y ahí sigue.

“Se llevan el petróleo de aquí, se lo llevan y lo que nos queda aquí son los barriles con los que juegan los niños”, dice Juana. Este diario contactó con el gobernador para conocer su versión, pero no fue posible concertar una entrevista.

Es el límite con el estado Anzoátegui, ya en Monagas, pero el paisaje es distinto. Grandes árboles, un río caudaloso. Sigue siendo parte de la Faja Petrolífera del Orinoco. Y la carretera sigue siendo irregular, con baches. En una parte del camino, a la derecha, un vertido que ocupa varios metros cuadrados. Un camión tuvo un accidente hace 15 días. Está controlado, dice un señor con cara de pocos amigos. “No tomen fotos, porque esto lo usan mal. Capaz viene alguien y dice que es contaminante, pero no lo es. No es petróleo, es diluyente”, asegura. El diluyente se usa para aligerar el petróleo. Entre otros componentes tiene nafta y gasoil. “Mira las matas, siguen creciendo. No les pasa nada. Esto es normal aquí”.

Hace casi un año el Gobierno decidió eliminar el Ministerio del Medio Ambiente, el primero de América Latina. Lo reintegró con otro y nació el Ministerio de Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo. En esta semana se reinstauró nuevamente bajo el nombre de Ministerio de Ecosocialismo y Aguas.

El pueblo kari’ña está asentado en Anzoátegui, Monagas, Bolívar y Sucre. Junto a un río, en Anzoátegui, hay uno de los asentamientos. Allí tenían conucos, pequeñas parcelas de tierra donde sembraban plátano macho, yuca, hortalizas y verdura. En 2002 un integrante de la comunidad fue a medir unos terrenos y vio el río alborotado. “Como unas grandes burbujas”, cuenta. Reventó una bolsa de gas “de los bielorrusos”, dicen los kari’ñas. “Se ha decretado estado de emergencia en la zona, no se puede tomar el agua, no podemos sembrar, no podemos tener apenas animales porque el agua que tenemos es de los tanques que nos ha dado PDVSA”, cuenta Orlando Martínez, el gobernador, rodeado de otros miembros de la comunidad, justo antes de una reunión.

Lo que hay en el río es gas metano. El caso se ha llevado a la Asamblea Nacional y a PDVSA. “No se hizo una investigación a fondo. Hubo quien dijo que era algo normal, de la naturaleza”. Siguen esperando para que les abran un pozo de agua bueno.

A 14 kilómetros de El Tigre, está el campo laboral y residencial de San Tomé. Es una ‘pdvsalandia’. Trabajadores en mono rojo, autobuses con el logo de la empresa gubernamental, imágenes de Hugo Chávez y del presidente Nicolás Maduro. Y bellas casas. Al pasear por sus calles se viene a la cabeza la canción ‘Las casitas del barrio alto’, de Víctor Jara. Pero aquí las casas no son rosadas y celestitas, sino color crema y con los techos rojos. Pero con la entrada para el coche –ocupada por grandes autos, grandes camionetas–, jardín de césped alrededor y árbol con su respectivo columpio. Hay un hospital industrial, dos clubes recreacionales, cancha de golf, tenis… Y áreas verdes, muchas áreas verdes que se mantienen lozanas gracias a los aspersores de agua que hay cada tantos metros.

Y a la salida de San Tomé, un cartel: “Clase Obrera de la Faja rechaza injerencia fascista del Imperio”.

 

ElMundo.Es Feb 04, 2015 | Actualizado hace 9 años
Un Podemos chavista a la fuerza

Madurodiosdado

 

El otro Podemos está hoy de fiesta en Venezuela. El partido chavista Por la Democracia Social celebra por todo lo alto los 23 años transcurridos desde el golpe de estado de Hugo Chávez contra el presidente socialdemócrata Carlos Andrés Pérez, que catapultó a la fama al comandante bolivariano.

«Saludo el heroísmo de estos compañeros que arriesgaron su carrera, su vida, para que hoy se respiren aires de esperanza y socialismo», clamó Gerson Pérez, vicepresidente de la formación que milita en el Gran Polo Patriótico. Un partido que sirvió de inspiración a los líderes del Podemos español en su nacimiento. Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero, Íñigo Errejón y Luis Alegre han frecuentado Venezuela durante el gobierno de Chávez, en una figura a mitad de camino entre asesor y activista.

El Podemos venezolano de 2015 es un partido que se niega a mantener un perfil bajo, a la sombra del Partido Socialista Unido de Venezuela, por lo que busca llamar la atención pública con denuncias, como la que acaba de hacer contra Henrique Capriles. Pérez acudió a la Fiscalía General para tramitar una denuncia por presunta malversación de fondos públicos contra el gobernador opositor.

También aplaudió hasta desgañitarse a Diosdado Cabello, líder militar de la Revolución, quien el pasado fin de semana alardeó públicamente de que con Syriza en Grecia y con Podemos en España «el chavismo está dando la vuelta al mundo». El también presidente de la Asamblea avanzó que «más pronto que tarde» el partido de Iglesias gobernará en Madrid. La televisión pública y los medios oficialistas han ofrecido el discurso de Iglesias en la Puerta del Sol de forma reiterada, como si se tratase de un triunfo propio.

Más allá de la simpatía política

Los nexos entre los dos partidos europeos van más allá de la simpatía política, según Nelson Bocaranda. El popular periodista, quien desveló los entresijos del cáncer de Chávez pese a la censura oficial, publicó ayer que Syriza fue «financiada» en 2010 por el chavismo por «recomendación» de Monedero e Iglesias, «asesores en ese momento del presidente».

El Podemos venezolano, más allá de sus arengas y de sus colores (ondea el vinotinto, parecido al morado de sus amigos españoles), es una metáfora del chavismo. Nacido en 2002 de una escisión del Movimiento Al Socialismo (MAS) y con el diputado Ismael García a la cabeza, sus dirigentes se alinearon con Chávez durante el golpe de abril de 2002, incluso García lideró el apoyo de los barrios populares.

La travesía revolucionaria les llevó con 15 diputados hasta el Parlamento, 100% chavista tras negarse la oposición a concurrir a las elecciones, un error histórico que todavía están pagando. El pacto con el chavismo comenzó a fracturarse cuando Podemos se negó a integrarse en un partido único, además de mostrar su desacuerdo por el cierre del canal de televisión RCTV. Un malestar que se profundizó con el referéndum de 2007: Chávez convocó a su pueblo para acelerar la vía al socialismo y, sobre todo, para que una reforma constitucional le permitiera ser presidente todas las veces que quisiera.

La distancia entre García y Chávez se estiró tanto que en 2009 Podemos se sumó a la opositora Mesa de la Unidad Democrática. La voz de sus diputados se convirtió en la única discrepante en el Parlamento. Tres años más tarde, Podemos apoyó al candidato presidencial Capriles, firmando así su sentencia de expropiación política. Meses antes de las elecciones, el Tribunal Supremo intervino el partido y se lo entregó a Didalco Bolívar y a Pérez. El primero regresó así del exilio, al que había huido por denuncias de corrupción.

«Le han dado Podemos a dos sicarios», resumió García en su día. La guerra entre los dos Podemos venezolanos continúa hoy, con constantes denuncias entre ambos sectores. García milita ahora en Primero Justicia, el partido de Capriles.