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Maduro el meteorólogo: Preparémonos para los tiempos de emergencia climática
«El capitalismo ha destruido el planeta; el capitalismo ha destruido el equilibrio ecológico (…) Ahora vienen los aguaceros, las sequías, los calorones, los enormes fríos, todo extremo, la temperatura extrema», dijo  

 

Nicolás Maduro aconsejó este 5 de mayo a los venezolanos prepararse para tiempos de «emergencia climática», tras el reporte por parte del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inameh) de altas temperaturas en gran parte del territorio nacional.

«El capitalismo ha destruido el planeta; el capitalismo ha destruido el equilibrio ecológico (…) Ahora vienen los aguaceros, las sequías, los calorones, los enormes fríos, todo extremo, la temperatura extrema. Estamos en tiempos de emergencia climática y los venezolanos tenemos que prepararnos para los tiempos de emergencia climática», dijo en un acto de gobierno.

Maduro señaló que, de acuerdo con expertos, en el país se están registrando cuatro grados centígrados en promedio «por encima de lo normal».

«Producto del cambio climático tenemos, me dicen los expertos en medición del clima, tenemos cuatro grados centígrados promedio en el país por encima de lo normal (..) Estábamos esperando las lluvias y llegó fue el calor», dijo.

Estados en riesgo de incendios forestales

El Inameh pronosticó para este 5 de mayo condiciones meteorológicas estables en gran parte del país, con escasa nubosidad sin precipitaciones.

Asimismo, dijo que se prevé como temperatura mínima extrema en horas de la madrugada, 8 grados centígrados, en zonas montañosas del estado Mérida, y máximas, después del mediodía, cercanas a los 41 grados en los estados Zulia, Falcón, Miranda, Anzoátegui, Bolívar, así como los llanos occidentales y centrales.

«Estas altas temperaturas, sumadas a días consecutivos sin precipitaciones y fuerte radiación solar, incrementan el riesgo muy alto de propagación de incendios forestales, en un 75 % del país», añadió.

El Inameh sostuvo que este riesgo se registra, especialmente, en Zulia, sur de Táchira, norte de Trujillo, Delta Amacuro, Bolívar, Amazonas, centro occidente, llanos occidentales y centrales.

El 3 de mayo, el presidente del Inameh, José Pereira, anunció en entrevista con la periodista Shirley Varnagy, a través de Onda, que las altas temperaturas que han estado experimentando los venezolanos se mantendrán por los próximo 10 días.

El funcionario recordó que es común que entre mediados abril y mayo haya altas temperaturas en el país.

Con información de EFE

El calor definió los eventos más importantes de 2015

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Cuando una devastadora ola de calor azotó la India este año, causó la muerte de más de 2.500 personas y derritió el pavimento de las calles de Nueva Delhi. En California, donde comúnmente caen 1,83 metros de nieve (6 pies) o más al año, esta vez era posible apreciar el césped en lugar de una capa blanca.

Para cuando termine 2015, es casi seguro que se trate del año más caliente del que se tenga registro. Pero si el calor fue inquietante, también lo fueron muchos de los titulares que definieron el año, aun cuando no tenían nada que ver con el clima.

Desde tragedias alarmantes hasta declaraciones incendiarias durante campañas políticas, las noticias más importantes de 2015 hicieron de este año uno de los más impetuosos en la memoria reciente.

En un año en el que se registró una matanza de feligreses que abrieron su iglesia a un extraño en Charleston, South Carolina, y otra en un concierto de rock en París, las noticias dejaron al público con pocos lugares para refugiarse.

Los titulares que hablaban de sangrientos enfrentamientos por el control de Siria y del ardoroso debate sobre si acoger a aquellos que huían de la violencia, generaron escozor, pero no atrajeron muchos reflectores.

En realidad, muchas de las grandes historias del año alimentaron una narrativa de creciente conflicto.

Comenzó sólo días después de haber arrancado el año, cuando dos hermanos que se hacían llamar miembros de al-Qaida entraron por la fuerza en las oficinas del semanario satírico Charlie Hebdo en París y en un mercado kosher cercano, y mataron a 17 personas.

«Nuestra grandiosa y hermosa Francia nunca será quebrantada, nunca se doblegará, nunca se inclinará», dijo el presidente Francois Hollande a las personas reunidas días después para honrar a dos policías muertos en el ataque. Pero para fin de año, Francia difícilmente era el único país vulnerable.

En Estados Unidos, las tensiones del Año Viejo se filtraron al Nuevo. En Baltimore, la muerte en abril de Freddie Gray, un hombre negro arrojado a la parte trasera de un vehículo de la policía, dio pie a motines cuya destrucción evocó los de Ferguson, Missouri, el año anterior. En North Charleston, South Carolina, Tulsa y Chicago, las muertes de hombres de raza negra a manos de la policía provocaron renuncias y procesos judiciales. Una protesta en la Universidad de Missouri sobre discriminación racial obligó la salida del presidente de la escuela.

En junio, un joven que fue invitado a una sesión de estudios bíblicos en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel, en Charleston, abrió fuego contra la congregación y mató a nueve personas. El atacante era de raza blanca. Todas las víctimas, incluido el pastor, eran de raza negra. La policía dijo que el ataque tuvo motivaciones raciales.

Pero, además de indignación, la presunta veneración del atacante hacia la bandera confederada generó un debate sobre el lugar del lábaro de la Guerra Civil en la vida moderna del Viejo Sur.

«No puedo creer que no tengamos el corazón para hacer algo significativo como sacar este símbolo de odio de este recinto», dijo Jenny Anderson Horne, una representante estatal republicana, en un emotivo discurso ante el pleno de la cámara. «Ya he oído suficiente sobre herencia cultural».

La bandera fue arriada, al menos en South Carolina. Pero el debate sigue abierto.

En julio, un ingeniero nacido en Kuwait disparó y mató a cuatro infantes de Marina y a un marino en un centro de reservistas de la Marina en Chattanooga, Tennessee.

En agosto, una transmisión en vivo de un noticiario de televisión captó el momento cuando un hombre que fue despedido de la estación de Roanoke, Virginia, hacía más de dos años, mató a tiros a un camarógrafo y a una reportera, y se grabó a sí mismo mientras cometía el homicidio.

En octubre, un estudiante de 26 años de un colegio comunitario en las afueras de Roseburg, Oregon, disparó y mató a un profesor y a ocho compañeros de escuela durante sus clases.

En noviembre, tres personas fueron baleadas en una clínica de Planned Parenthood en Colorado Springs. El presunto atacante, detenido después de un impás de cinco horas, dijo a las autoridades: «No más partes de bebés».

Pero aunque políticos y activistas debatieron sobre el aborto, las armas, la raza y el extremismo religioso, hubo pocos avances, si es que hubo alguno, hacia una resolución.

En lugar de ello, con 17 aspirantes a la candidatura presidencial del Partido Republicano, la retórica de campaña con frecuencia rayó en lo explosivo.

El multimillonario de los bienes raíces Donald Trump siempre fue el más estridente, desde el momento en que lanzó su campaña en junio, cuando descalificó a los inmigrantes mexicanos.

«Traen drogas. Traen crimen. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas», dijo.

Sus declaraciones provocaron indignación entre votantes latinos. Pero Trump no dio marcha atrás y atacó a sus rivales, en particular a Jeb Bush, cuyo estatus inicial de favorito se ha ido difuminando.

Otros candidatos también adoptaron un discurso recalcitrante.

Después de que la Corte Suprema legalizó los matrimonios entre personas del mismo sexo en junio, el exgobernador de Arkansas Mike Huckabee dijo que el encarcelamiento de una secretaria de gobierno de un condado de Kentucky que se negó a expedir licencias de matrimonio a parejas gay representaba «la criminalización de su fe y la exaltación de la fe de todos los demás, que podrían ser un atacante armado en Fort Hood o un detenido en Guantánamo».

Y dado el nivel de ansiedad existente sobre cómo enfrentar al grupo Estado Islámico en Siria, el senador por Texas Ted Cruz decidió entrar con fuerza al debate.

«Los bombardearemos hasta hacerlos desaparecer», dijo en diciembre ante votantes de Iowa. «No sé si la arena brille en la obscuridad, pero lo descubriremos».

Mientras tanto, la contienda por la nominación demócrata se centró en la favorita, Hillary Clinton. Las revelaciones de que usó un servidor privado para su correo electrónico oficial como secretaria de Estado, sobre todo durante los ataques terroristas de 2012 contra una misión diplomática de Estados Unidos en Libia, han acaparado la atención en su campaña.

Pero después de testificar por más de ocho horas ante una comisión legislativa dirigida por republicanos en octubre, Clinton se encumbró en las encuestas, y un posible rival, el vicepresidente Joe Biden, cedió el paso.

El creciente fervor de las campañas políticas parecía similar al calentamiento mismo del clima. Las temperaturas globales alcanzaron récords en ocho de los primeros 10 meses del año, y los científicos señalaron como culpable al potente fenómeno de El Niño combinado con el cambio climático creado por el ser humano.

«Todo esto son malas noticias para el planeta», dijo Michel Jarraud, secretario general de la agencia de Naciones Unidas para el clima, al anunciar que 2015 casi seguramente rompería el récord de calentamiento anual impuesto apenas el año previo.

Pero las declaraciones sobre cambio climático que más llamaron la atención no fueron de un científico, sino del papa Francisco, aunque de hecho, el pontífice tiene formación académica como químico.

«Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía», dijo Francisco en una encíclica dada a conocer en junio. «El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes».

Francisco volvió a manifestar ese mensaje cuando visitó Estados Unidos en septiembre y habló ante el pleno de la Cámara de Representantes.

Luego, funcionarios de casi 200 países reunidos en una conferencia en diciembre en las afueras de París, culminaron años de negociación con un inédito pacto para combatir el cambio climático mediante la reducción de gases contaminantes de efecto invernadero.

Pero una solución multipartita es una anomalía en un clima de creciente tensión.

Mes tras mes, migrantes de Medio Oriente inundaron Europa, aunque decenas de ellos se ahogaron en el Mediterráneo, y atiborraron campamentos de refugiados mientras las naciones europeas trataban de encontrar la manera de atender la crisis.

En Túnez, terroristas mataron a 22 personas, la mayoría turistas europeos, en un museo en marzo, y a otras 39 en una playa en junio.

En octubre, un avión de pasajeros de Rusia se vino a pique en el desierto egipcio con 224 personas a bordo. Se culpó a una bomba. Un par de atacantes suicidas mataron a más de 40 personas en Beirut en noviembre. El grupo Estado Islámico se atribuyó la responsabilidad de ese ataque y del derribo del avión, pese a que investigadores egipcios dijeron que no había indicios de «actos ilegales o terroristas».

Pero la amenaza no estaba circunscrita al Oriente Medio. Seis semanas antes de Navidad, ocho terroristas del grupo Estado Islámico, armados con fusiles y explosivos, mataron a 130 personas en ataques coordinados en París.

«Este ataque es el primero de una tormenta, y una advertencia para aquellos que quieran aprender», dijo el grupo en un comunicado distribuido por redes sociales.

El ataque generó una cacería transfronteriza. Pero a la vez reenfocó la atención en la guerra civil que vive Siria desde 2011, en la cual han muerto más de 250.000 personas y millones más han sido desplazadas, creando un vacío que extremistas islámicos han ocupado.

Tres semanas después de los ataques terroristas de París, Syed Farook y su esposa, Tashfeen Malik, ataviados con chalecos de tipo militar, dispararon contra compañeros de trabajo de Farook en San Bernardino, California, durante una reunión de fin de año, con saldo de 14 muertos y 21 heridos. La pareja, ambos musulmanes, había sido inspirada por el grupo Estado Islámico, de acuerdo con investigadores.

El ataque inflamó el ya ardoroso debate sobre si permitir la entrada de refugiados sirios y cómo enfrentar el extremismo islámico. El presidente Obama buscó calmar la angustia de la opinión pública con un discurso desde la Casa Blanca en el que hizo un exhorto para emprender acciones decididas.

«No olvidemos que la libertad es más poderosa que el miedo», dijo.

Pero dado que la amenaza del terrorismo, las complejidades de la guerra y la desconfianza hacia el islam continúan acaparando los titulares, la noción de que las decisiones serán tomadas con la cabeza fría, está perdiendo la carrera.

La naturaleza humana contra la madre naturaleza por Moisés Naím

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La madre naturaleza nos ha estado mandando señales. El 2015 va en camino de ser el año más caluroso de la historia. Hace unas semanas el huracán Patricia, el más fuerte jamás registrado por los meteorólogos, generó vientos sostenidos de 320 kilómetros por hora, un récord.

Según la ONU, el número de tormentas, inundaciones y olas de calor es hoy cinco veces mayor que en 1970. Aunque parte de este aumento seguramente se debe a que ahora tenemos más y mejor información que entonces, todos los estudios evidencian la mayor frecuencia con la que ocurren fenómenos climáticos extremos: temperaturas extraordinariamente altas o bajas, lluvias torrenciales, sequías, incendios, etcétera. La cifra de personas desplazadas de sus hogares debido a desastres climáticos no tiene precedentes, y supera a la de los desplazados por conflictos armados.

Un reciente estudio concluye que hacia finales de este siglo algunos centros de población del golfo Pérsico “experimentarán niveles de calor y humedad intolerables para los humanos”. El sureste asiático también está expuesto a este tipo de amenaza. En estos análisis, “intolerable” no quiere decir muy incómodo; quiere decir que estar a la intemperie tan solo algunas horas implicará correr un riesgo mortal.

Después de décadas de debates, los científicos han concluido que estos cambios climáticos se deben al aumento de las emisiones de gases que produce la actividad humana. Aún quedan escépticos que dudan de esto, pero son cada vez menos. Y en algunos casos, el escepticismo es nutrido por tendenciosos “estudios científicos” financiados por actores que se verían perjudicados si el mundo se decide a cambiar la manera como produce y consume energía. Y sabemos que, hasta ahora, el mundo no ha sido capaz de actuar con eficacia para modificar su desastrosa trayectoria con respecto al calentamiento global.

Pero esta inacción ante una crisis cada vez más obvia no se debe, en esencia, a las manipulaciones de empresas y países que buscan proteger sus intereses a expensas del bien de todos.

Se debe a la naturaleza humana.

Nos cuesta mucho alterar hábitos y costumbres. Todas las investigaciones encuentran que la gran mayoría de quienes inician una dieta para bajar de peso la abandonan antes de lograr su objetivo. Quienes han intentado dejar de fumar saben lo difícil que es, dado lo adictiva que es la nicotina. También sabemos que no hay nada más eficaz para modificar hábitos, dietas y estilos de vida poco sanos que un infarto que no nos mata. En muchos, ese susto produce cambios positivos que parecían imposibles. ¿Será que necesitamos un gran susto colectivo para cambiar la forma en la que nos relacionamos con nuestro planeta?

¿Es que las señales que nos está mandado la naturaleza no son suficientes? Hasta ahora no. Pero todo apunta a que nos viene un infarto climático que obligará a la humanidad a hacer una dieta para la cual no está preparada.

La adicción que hoy día tiene el mundo al consumo de carbono es tan difícil de romper como la adicción al tabaco, al azúcar o al alcohol que tienen algunas personas. La manera en que alumbramos, calentamos o enfriamos nuestras casas y oficinas, nuestros medios de transporte o los productos que consumimos —de plásticos a hamburguesas— implican un alto consumo de carbono que, una vez emitido a la atmósfera como CO2, contribuye a calentar el planeta y a enloquecer el clima. Y esto tendrá que cambiar.

Si mantener una dieta resulta difícil para una persona, lo es aún más cuando muchos países la deben hacer colectivamente. Es costoso para todos. Por eso algunos países harán trampa. Otros pedirán que la dieta de los más gordos sea más severa que la de los más delgados. Y otros exigirán que los países que llevan desde la revolución industrial contaminando el planeta y su atmósfera sean quienes hagan la dieta, y no aquellos que aún están industrializándose.

La primera conferencia mundial sobre el medio ambiente se celebró en Brasil en 1992. La próxima tendrá lugar en París en unas semanas. Entre ellas ha habido muchas otras reuniones y muy poco progreso. La de París promete ser la que más avances logre y es probable que así sea.

Sin embargo, aun si tiene éxito, las metas que se plantean en cuanto a reducción de emisiones están por debajo de las necesarias para evitar que la temperatura aumente a niveles peligrosos. Así, la inercia de la naturaleza humana seguirá retando a la madre naturaleza. Sin importar que sepamos que, al final, la madre naturaleza siempre gana.

 

@MoisesNaim

El País

Expertos desechan hipótesis de racionamiento por ola de calor... ¡La culpa es de CORPOELEC!

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Después de que Corpoelec aplicara el pasado fin de semana el Plan de Administración de Carga en razón debido a la ola de calor que afecta a varios estados del país en distintos estados, varios expertos del sector advirtieron que los problemas con el servicio no son consecuencia de las altas temperaturas, sino de las críticas condiciones en que se encuentra el Sistema Eléctrico Nacional (SEN).

El exdirector de la Oficina de Planificación del Sistema Interconectado (Opsi), Miguel Lara, explicó que en este momento la demanda de energía es cercana a los 18 mil megavatios (MW), mientras que la generación operativa del SEN se sitúa en 16 mil 500 MW.

Resaltó que Venezuela tiene una capacidad instalada para producir alrededor de 38 mil MW, pero debido a la mala gerencia administrativa la oferta es muy inferior.

“El consumo bajó, no ha aumentado. El cierre de las industrias, la contracción económica que sufre el país y los Estados de Excepción decretados en la frontera provocaron una caída (…) El clima es sólo una excusa para el racionamiento”, dijo Lara.

El Plan Nacional de Administración de Carga fue activado en Táchira, Aragua, Lara, Portuguesa, Carabobo, Nueva Esparta, Guárico, Zulia y Anzoátegui, ante “la creciente demanda de energía” derivada de las altas temperaturas. Pese a que la medida sólo contemplaba la interrupción del servicio por tres días, este lunes Corpoelec anunció nuevos recortes en Monagas y Carabobo.

De acuerdo con reportes de usuarios publicados en Twitter, la temperatura en Zulia sobrepasa los 41° centígrados; mientras que en Guárico, Portuguesa y Nueva Esparta llega a 35° y en el Distrito Capital se sitúa en torno a 33°.

Cuándo es mejor aplicar frío o calor para tratar los dolores musculares

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Son dos de las terapias más comunes para aliviar los dolores musculares o las molestías en las articulaciones. El problema es que la mayoría de las personas que hacen ejercicio no tienen muy claro cuál deben usar: frío o calor.

La respuesta rápida es depende de cuán reciente es el dolor o de si se trata de un malestar recurrente.

Por lo general, una lesión nueva suele causar una inflamación en la zona afectada, por lo que el frío puede actuar para reducir el flujo sanguíneo y por lo tanto, evitar que se produzca una mayor inflamación.

El calor, por su parte, es más recomendado para los dolores crónicos ya que al generar un efecto opuesto, de mayor flujo de sangre, permite que haya una curación más rápida.

Una investigación reciente de la Clínica Mayo, de Estados Unidos, recomienda la fórmula general de optar por la terapia fría primero y luego por un tratamiento con calor.

 

Cuándo el frío

En un artículo publicado por la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, un grupo de expertos en medicina deportiva explicaron cómo aplicar frío puede ser crucial durante las primeras 48 a 72 horas de que se haya producido la lesión.

Según el doctor Cayce Onks, del Centro Médico Penn State Hershey, el hielo puede reducir el daño del tejido secundario y aliviar el dolor de la zona afectada.

Le recomendación es aplicar el hielo durante 20 minutos por cada hora, para evitar que se produzca daño en la piel.

El centro médico de la Universidad de Rochester, por su parte, recomienda en su departamento de salud el uso de parches fríos o hielo en áreas que están inflamadas o donde haya una contusión.

 

Este tipo de terapia es buena para esguinces, para cuando se fuerza mucho una zona del cuerpo, chichones y morados en la piel.

Cuándo el calor

«El calor transporta sangre a la zona afectada, la cual suministra los nutrientes que el tejido necesita para sanar», dijo el doctor Onks. «También puede incrementar la flexibilidad de los tendones y los músculos».

Al permitir una dilatación de los vasos sanguíneos, el calor acelera el flujo y facilita la llegada de oxígeno y nutrientes que reduce la presión sobre las articulaciones y alivia el dolor en los de músculos.

Los parches calientes también reducen la aparición de espasmos musculares y mejoran la flexibilidad de ligamentos y tendones.

La terapia de calor es uno de los tratamientos más efectivos para problemas crónicos como la artritis.

En cualquier caso, el método que se recomienda que se aplique inicialmente cuando se sufre una lesión es el programa conocido como RICE (Rest, Ice, Compression and Elevation), es decir, reposo, hielo, aplicar presión y enelevación.

7 efectos secundarios de la ola de calor en Venezuela (Video)

LA TEMPERATURA ESTÁ SUBIENDO en el país ocasionando que el gobierno nacional tome medidas para contrarrestar la sensación térmica elevada. Conozca los 7 efectos secundarios de la ola de calor en Venezuela. La falta de desodorante, el uso del agua, al momento de bañarse son tan solo algunas de las consecuencias que el calor provoca en nuestra población.