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Andreas Lubitz

Copiloto de Germanwings vio a 41 médicos en cinco años

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Andreas Lubitz, el copiloto del avión de Germanwings que se estrelló el 24 de marzo en los Alpes franceses dejando 150 muertos consultó a «41 médicos en cinco años», siete de ellos en el mes que precedió a su suicidio, declaró el jueves el fiscal de Marsella.

El fiscal Brice Robin, quien se entrevistó durante cuatro horas con familiares de víctimas que vinieron de «España, Alemania, Venezuela, Colombia, Marruecos y otros países», también afirmó que los restos de 30 españoles que murieron al estrellarse el avión serán repatriados el lunes.

El copiloto, «preocupado por su salud y (que) tenía miedo a perder la vista», sufría una «psicosis acompañada de problemas de visión sin resultados orgánicos», explicó Robin en una conferencia de prensa en París, al término de su encuentro con los familiares de las víctimas.

El fiscal también anunció que se realizará una investigación por homicidios involuntarios, aclarando que el derecho penal francés no le permite realizarla «por asesinato, ya que el autor falleció».

Tres meses después de estrellarse el avión, dejando 150 muertos, sólo los cuerpos de 44 víctimas alemanas fueron repatriados en un vuelo especial de Lufthansa el martes. Por otra parte, los restos humanos no identificables de quienes murieron al estrellarse el Airbus A320 habrán de inhumarse en una «sepultura colectiva» cerca de donde cayó el aparato, indicó Robin.

Las autoridades decidieron que se entierre en «una sepultura colectiva en Vernet los fragmentos humanos no identificables», declaró el fiscal, refiriéndose a una ciudad cercana al lugar en el que cayó el avión.

El A320 que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf se estrelló el 24 de marzo en los Alpes franceses. La investigación reveló que el copiloto alemán Andreas Lubitz, que había sufrido problemas psiquiátricos, precipitó el aparato de forma intencionada, matando a sus 150 ocupantes, entre ellos 72 alemanes y 50 españoles.

Lufthansa dice ley alemana no le exigía reportar datos médicos de Andreas Lubitz

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Lufthansa dijo el lunes que no se exigía informar a las autoridades de aviación de Alemania sobre la depresión que había sufrido Andreas Lubitz porque el joven fue calificado como piloto antes de 2013, antes de que se establecieran normas de información más estrictas.

Lubitz, copiloto de la división Germanwings de la aerolínea Lufthansa, habría estrellado deliberadamente un avión en los Alpes franceses, incidente en el que murieron 150 personas.

La duda sobre si Lufthansa conocía sobre algún problema psiquiátrico del copiloto podría influir en su responsabilidad en el desastre.

Estimaciones del grupo asegurador Allianz proyectan que las aseguradoras terminarán pagando 300 millones de dólares en solicitudes y en costos vinculados al desastre.

Durante 2009, Lubitz interrumpió su entrenamiento como piloto por varios meses. Cuando lo retomó, le dijo a los instructores de Lufthansa que había superado un período de depresión grave.

Lubitz fue acreditado para volar aviones comerciales por primera vez en 2012.

Bajo las regulaciones europeas, los examinadores aeromédicos deben derivar a los pilotos con problemas psiquiátricos a la autoridad que otorga las licencias, que podrían restringir la licencia del piloto.

La Oficina Federal de Aeronáutica Civil (en alemán Luftfahrt-Bundesamt o LBA) dijo el domingo que no contaba «con ninguna información» sobre la depresión del copiloto antes de que estrellara el avión.

Lufthansa dijo que una cláusula en la nueva regulación, que se introdujo en Alemania en abril de 2013, salvaguardaba determinados certificados de aptitud para volar preexistentes y certificados médicos emitidos por especialistas médicos en aviación.

Así, los centros aeromédicos o doctores del sector de la aviación podrían emitir extensiones a tales certificados médicos aún tras la implementación de las nuevas normas, dijo la aerolínea.

«Es por eso que no surgió un deber general e independiente de remitir a la LBA (esa información médica sobre Lubitz) como resultado del cambio de la posición legal», dijo la aerolínea.

Autoridad aérea alemana acusa a Lufthansa de no informar sobre Lubitz

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Dos semanas después de la tragedia aérea que costó la vida a las 150 personas que volaban en el Airbus A320 de Germanwings con destino a Düsseldorf, los distintos implicados siguen dando versiones contradictorias de las causas que permitieron el siniestro. La Oficina Federal de Tráfico Aéreo acusa a Lufthansa —empresa matriz de Germanwings— de no haberle informado de los problemas mentales del copiloto Andreas Lubitz, que supuestamente habría estrellado a propósito el avión. La aerolínea niega esta versión y asegura que en ningún momento ocultó datos relevantes a la autoridad aérea alemana, la LBA.

La primera piedra la lanzó el domingo el periódico Welt am Sonntag, que publicó la información según la cual Lufthansa habría faltado a su obligación de informar de la “depresión grave” que el propio Lubitz comunicó a la compañía en 2009. El caso es más grave aún porque en abril de 2013 entró en vigor una normativa europea que recoge explícitamente la obligación de informar a las autoridades sobre las enfermedades graves —como una depresión— que padezcan los pilotos o copilotos. Desde entonces, los médicos de Lufthansa examinaron dos veces al copiloto que, según informó la pasada semana la Fiscalía de Düsseldorf, había sido tratado hace años por “tendencias suicidas”.

La LBA confirma lo publicado por el periódico alemán y asegura que no tuvo “ninguna información sobre la situación médica de Lubitz” hasta el 27 de marzo de 2015, es decir, tres días después de la catástrofe aérea sucedida en los Alpes franceses. Las autoridades aéreas acusan a los médicos que trabajan para la aerolínea de no haberle hecho llegar la “grave depresión” que padecía el copiloto. “Lufthansa cumple con sus obligaciones de información respecto a la LBA”, responde un portavoz de la compañía.

La propia Lufthansa admitió la semana pasada que Lubitz le había informado en 2009 sobre un “episodio previo de depresión grave”. Tras un periodo de descanso que se tomó en la escuela que la aerolínea tiene en la ciudad alemana de Bremen, aportó esta información como parte de la documentación remitida para continuar con su proceso formativo. Tras recibir entonces la confirmación médica de que era apto para volar, Lubitz se sometió a las pruebas anuales previstas. Y las superó todas. Pero desde 2009 no hubo un peritaje psiquiátrico que examinara sus capacidades, tan solo exámenes generales. Finalmente, fue contratado por Germanwings en septiembre de 2013 para trabajar como copiloto.

Lufthansa explica que no puede dar más datos para no entorpecer la investigación que lleva a cabo la Fiscalía de Düsseldorf, organismo al que dice haber enviado todos los datos relevantes.

Copiloto de Germanwings investigó métodos suicidas días antes del choque

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El copiloto del vuelo 9525 de Germanwings al parecer investigó sobre métodos de suicidio y la seguridad en las puertas de cabinas de tripulación días antes de tomar el control del el avión y dejarlo caer en los Alpes franceses matando a 150 personas, informaron el jueves los fiscales alemanes.

Los investigadores encontraron una tableta en el departamento de Andreas Lubitz en Duesseldorf y lograron recuperar sus búsquedas del 16 al 23 de marzo, dijeron los fiscales de Duesseldorf.

Con base en una grabación de audio de la cabina, los investigadores creen que Lubitz, de 27 años, se encerró en la cabina de pilotos dejando fuera al capitán del avión A320 y deliberadamente estrelló el avión, matando a todos los que iban a bordo, el 24 de marzo.

Ralf Herrenbrueck, portavoz de los fiscales, dijo en un comunicado que los términos que buscó Lubitz incluyeron tratamiento médico y métodos de suicidio. Al menos un día, el copiloto buscó términos que incluyeron cierre de puertas de cabina y sus métodos de seguridad.

«Por una parte él se preocupaba, buscando tratamiento médico, pero por otra parte buscó tipos y formas de suicidio», dijo Herrenbrueck.

Los fiscales alemanes dijeron que los correos personales y las búsquedas de su computadora, cuyo historial en el buscador no había sido borrado, «apoyan la conclusión de que la máquina fue utilizada por el copiloto en el periodo relevante».

Por otra parte, las autoridades francesas reportaron el jueves el hallazgo de la segunda caja negra y la cual contiene las lecturas de los instrumentos del avión.

Los investigadores también encontraron celulares entre los restos del avión cerca de Seyne Les Alpes, pero los teléfonos aún no se examinan a fondo, apuntó el teniente Jean-Marc Menichini sin ofrecer más detalles. Un reportero francés que asegura haber visto un video en un celular describió el desesperado sonido «de gritos» mientras el avión se precipitaba hacia las montañas.

Por su parte, Germanwings dijo el jueves que no estaba al tanto de que el copiloto hubiera sufrido una depresión durante su formación como piloto.

La aerolínea alemana Lufthansa, matriz de la empresa de bajo coste Germanwings, confirmó el martes que sabía que Lubitz había sufrido un episodio de «depresión severa» hace seis años antes de terminar su formación como piloto, pero dijo que desde entonces había superado todos los controles médicos.

Una vocera de Germanwings, donde Lubitz empezó a trabajar en septiembre de 2013, dijo el jueves que la empresa desconocía este episodio.

Los equipos especiales de montaña seguían rastreando la zona el jueves en busca de objetos personales y de la segunda caja negra, que recopila los datos de vuelo.

La revista francesa Paris-Match y el diario alemán Bild reportaron esta semana que habían visto un video de los últimos instantes del vuelo grabados por un celular. Las autoridades dijeron que los investigadores no tienen ese video.

Lufthansa sabía que el copiloto Andreas Lubitz había sufrido depresión severa en 2009

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Andreas Lubitz, el copiloto del avión de Germanwings siniestrado, un A320 que supuestamente estrelló voluntariamente en los Alpes, había informado a su compañía, Lufthansa, de que había sufrido un episodio depresivo grave en 2009, según ha confirmado la propia línea aérea.

La escuela de pilotos en la que se formó Lubitz fue informada de que éste había sufrido una depresión. En un email en 2009 relacionado con la reanudación de su formación, Lubitz informó al centro del que era alumno de un «grave episodio depresivo que disminuyó». A pesar de ello obtuvo su certificado de aeronavegabilidad.

La aerolínea alemana Lufthansa informó en un comunicado de este nuevo dato tras realizar investigaciones internas y enviar a la Fiscalía de Düsseldorf documentos adicionales sobre la formación de Lubitz y su historial médico, que incluye un correo electrónico del copiloto a la escuela de vuelo sobre su depresión.

Lubitz interrumpió su entrenamiento de piloto varios meses y al regresar contó que había tenido depresión. Después de eso superó sus exámenes médicos y fue considerado apto para volar.

Hasta ahora Lufthansa había afirmado que no tenía ningún conocimiento de los problemas de salud de Lubitz.

Además de esta confesión, la compañía aérea también ha anunciado hoy que reserva 279 millones de euros para compensaciones económicas a las familias de las víctimas.

A principios de esta semana, la Fiscalía de Dusseldorf informó de que Lubitz había estado hace años, mucho antes de sacarse la licencia de piloto, bajo tratamiento psicoterapéutico por «tendencias suicidas» durante un largo periodo de tiempo.

Lubitz, de 27 años, sufría un Trastorno de Ansiedad Generalizada para el que le habían recetado un medicamento neuroléptico y estaba siendo tratado por un posible desprendimiento de retina que podría haber acabado con su carrera aérea.

El avión de Germanwings, que cubría la ruta Barcelona-Düsseldorf, se estrelló el pasado 24 de marzo, con 144 viajeros a bordo -entre ellos dos bebés- más seis miembros de la tripulación.

Copiloto de Germanwings fue tratado por tendencias suicidas

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MARSELLA, Francia (AP) — El copiloto del avión de Germanwings que cayó la semana pasada en los Alpes franceses con 150 personas a bordo había recibido terapia debido a sus tendencias suicidas, dijeron el lunes los fiscales alemanes.

Los investigadores europeos están centrados en el estado psicológico del copiloto alemán de 27 años que, según la fiscalía, estrelló deliberadamente un Airbus contra una ladera en los Alpes.

Andreas Lubitz se sometió a psicoterapia «con una nota sobre tendencias suicidas» durante varios años antes de ser piloto, según la fiscalía de Dusseldorf.

El vocero de la fiscalía, Ralf Herrenbrueck, dijo que los investigadores no han descubierto indicios de un motivo para que Lubitz estrellara el avión ni señales de enfermedad física.

A su vuelta tras una reunión con homólogos alemanes el lunes, el investigador de la policía judicial Jean-Pierre Michel dijo a The Associated Press que las autoridades quieren descubrir «qué podría haber desestabilizado a Andreas Lubitz o llevarlo a cometer tal acto».

Lubitz era el copiloto vuelo 9525 de Germanwings, que se estrelló contra una montaña cerca de Le Vernet, en France, la semana pasada mientras cubría la ruta entre Barcelona, en España y Dusseldorf, Alemania, matando a todos los que iban a bordo.

«Haber llevado a cabo semejante acto es algo claramente psicológico», dijo Michel.

 

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Banderas representando las nacionalidades de los fallecidos en el accidente del vuelo de Germanwings en Los Alpes, desplegadas durante una cerremonia de homenaje con familiares de las víctimas ante un monolito en su memoria, en Le Vernet, Francia, el 29 de marzo de 2015. (Foto AP/Claude Paris)

 

Las autoridades intentan entender qué hizo que Lubitz impidiese la entrada del capitán a la cabina ignorando sus llamados para abrir la puerta antes de ordenar manualmente el descenso del avión en el que tendría que haber sido un vuelo rutinario. Para ello, están hablando con quienes lo conocían y trabajaron con él — como compañeros de trabajo, sus empleadores y sus médicos.

En el remoto punto de la montaña donde se produjo el accidente, las autoridades francesas estaban construyendo una carretera para facilitar el acceso al lugar.

En la ciudad suroriental de Marsella, el director de operaciones de Germanwings, Oliver Wagner, se reunió con familiares de las víctimas el lunes en Marsella, en el sureste de Francia. En total, 325 parientes viajaron al país, dijo a periodistas.

Las autoridades francesas se han negado a confirmar o negar las informaciones publicadas por la prensa que apuntan que Lubitz había estado medicándose para tratar una depresión u otros problemas mentales. También rechazaron comentar un reporte del diario alemán Bild am Sontag el domingo que decía que el piloto salió de la cabina para ir al baño y a su vuelta la puerta estaba bloqueada — llegando a gritarle en algún momento a su compañero: «Pr el amor de Dios, abre la puerta».

Brice Robin, fiscal estatal en la ciudad francesa de Marsella, dijo que ninguno de los cuerpos recuperados hasta el momento había sido identificado, negando así los reportes de medios hermanos de que se habían gallado restos de Lubitz.

Las pruebas al cuerpo del copiloto pueden proporcionar pistas sobre cualquier tratamiento médico que estuviese recibiendo.

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Piloto de Germanwings a Lubitz: ¡Por el amor de Dios, abre la puerta!

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Los registros de una de las ‘cajas negras’ recuperadas del vuelo 9525 de Germanwings corroboran la teoría de los investigadores sobre que el copiloto cerró la cabina con llave antes de estrellar el avión.

«¡Por el amor de Dios, abre la puerta!», gritó el capitán Patrick Sondenheimer mientras golpeaba la compuerta de la cabina de pilotaje.

Trece minutos después, el avión se estrelló en los Alpes franceses.

El audio de la grabación no se ha hecho público, pero el periódico alemán Bild publicó lo que dice ser un resumen de la transcripción de los sonidos. CNN no pudo confirmar la información de manera independiente.

Antes del despegue, Sondenheimer le dijo al copiloto Andreas Lubitz que no había podido ir al baño en Barcelona, España, de acuerdo con Bild.Lubitz contestó que podía ir en cualquier momento.

Se cree que Lubitz cerró la puerta de la cabina del piloto del vuelo 9525 antes de poner el avión en modo de descenso hacia las montañas, indicaron las autoridades francesas.

El vuelo despegó con 20 minutos de retraso. Luego de llegar a la altitud adecuada de vuelo, Sondenheimer pidió a Lubitz preparar la estabilización.

Una vez terminado el proceso, Lubitz dijo al capitán que «podía ir (al baño) en cualquier momento».

Se escuchó el sonido de un asiento recorriéndose y al piloto diciendo a su compañero que «te puedes hacer cargo».

A las 10:29 horas locales, el radar de tráfico aéreo detectó que el avión comenzaba a descender y tres minutos después, los controladores intentaron contactar con el avión, sin recibir respuesta. Poco después, la alarma se apagó, anunciando el «rango de hundimiento», reportó Bild.

Lo siguiente que se escuchó fue el golpeteo de la puerta. Sondenheimer le rogó a Lubitz que lo dejara entrar. Los pasajeros comenzaron a gritar, de acuerdo con la transcripción del medio alemán.

Luego de tres minutos, un sonido metálico se escuchó a 7,000 metros de altura. Otro minuto y medio después, la alarma indicó que habían descendido otros 2,000 metros y necesitaban retomar altitud.

«¡Abre la maldita puerta!», gritó el piloto.

A las 10:38 horas, el avión se encontraba a 4,000 metros. La respiración de Lubitz todavía se escuchaba en la grabadora, de acuerdo con lo informado por Bild.

Dos minutos después, los investigadores creen escuchar que el ala derecha del avión se impacta con el pico de la montaña.

Los gritos se escucharon una última ocasión.

Richard Quest, conductor de Quest Means Business de CNN, consideró «increíble» que el audio de la ‘caja negra’ se haya filtrado de esta manera.

Las grabaciones de las cabinas son una parte sensible y muy privadas durante la investigación de un accidente aéreo. Nunca son reveladas oficialmente, de acuerdo con Quest.

Las comunicaciones entre los controladores del tránsito aéreo y la cabina de pilotos deben permanecer en privado, pero eso es menos común en Europa como lo es en Estados Unidos.

Una versión editada y redactada de la transcripción se publica como parte de la investigación final de un incidente.

 

Ansiedad, trabajador quemado y depresión

Un grupo de investigadores alemanes encontró antidepresivos en el departamento de Andreas Lubitz, copiloto del avión accidentado de Germanwings, indicaron algunos medios.

Lubitz recibió inyecciones para un medicamento psicosomático, de acuerdo con el diario Le Parisien. Además, tenía una prescripción médica que influye en los neurotransmisores, pero no hay certeza cuándo ocurrió eso, agregó el medio francés.

El diario alemán Die Welt citó a un investigador no identificado que dijo que Lubitz sufría de una “enfermedad psicosomática” severa y que la policía alemana encontró medicina para el problema. Lubitz sufría de «síndrome de burnout (o trabajador quemado) severo» y depresión, según una fuente citada por el diario alemán.

El periódico estadounidense The New York Times también reportó que se encontraron antidepresivos durante la búsqueda en el apartamento. CNN no ha podido confirmar estos reportes de manera independiente.

Las autoridades francesas dijeron que Lubitz posiblemente estrelló el vuelo 9525 de Germanwings contra los Alpes de forma deliberada el martes, mientras viajaba desde Barcelona, España, hasta Dusseldorf, Alemania, con 150 personas a bordo.

 

“Incapacitado para trabajar”

Se espera que los investigadores interroguen a los familiares, amigos y compañeros de trabajo de Lubitz para saber qué es lo que pudo haber llevado al aparentemente competente y estable copiloto a provocar el choque aéreo.

Lubitz había sido declarado “incapacitado para trabajar” por un médico, de acuerdo con los investigadores alemanes.

Mientras los esfuerzos continúan, decenas de personas asistieron a la ceremonia en homenaje a las víctimas el sábado en una iglesia del pueblo francés Digne-les-Baines, cerca de donde ocurrió el choque.

Familiares de las víctimas y residentes locales se reunieron la tarde del sábado junto a un memorial de piedra colocado cerca del sitio del accidente, en la villa de Le Vernet. Se colocaron flores a la sombra de los Alpes franceses nevados.

La mayor parte de la comunidad local indicó haber visto al padre de Lubitz la tarde del jueves y que parecía “un hombre profundamente consternado”.

“Nos da la impresión de que ese hombre está cargando con todo el peso del desastre en sus hombros”, dijo el alcalde de Prads-Haute-Bleone, Bernard Bartolini, el sábado.

“Puedo decir que es un hombre cuya vida está completamente destrozada”, comentó Bartolini.

 

Especulación sobre salud mental

Gran parte de la atención se ha centrado en el estado mental de Lubitz, alegando que pudo haber tenido problemas mentales.

Los investigadores encontraron una carta en el bote de basura de su departamento de Dusseldorf que indica que Lubitz no estaba capacitado para hacer su trabajo, dijo el fiscal de la ciudad, Christoph Kumpa, el viernes. La nota había sido “destrozada”, destacó.

El problema de Lubitz no ha sido revelado. El New York Times y The Wall Street Journal, citando fuentes anónimas, reportaron el viernes que Lubitz sufría de una enfermedad mental y ocultó su diagnóstico a su empleador.

Un reporte subsecuente de The New York Times el sábado, citando a dos oficiales con conocimiento de la investigación, mencionaba que Lubitz buscaba tratamiento antes del accidente debido a problemas de visión que pudieron haber puesto su carrera en riesgo.

De acuerdo con los oficiales no identificados, Lubitz también estaba en tratamiento por problemas psicológicos. Otros reportes de los medios indicaron que se trataba de depresión.

Lubitz tenía una novia, una profesora de escuela en Dusseldorf, de acuerdo con los medios alemanes.

 

Notas médicas destruidas

Lubitz pasó su examen médico anual para la recertificación como piloto en el verano de 2014, indicó una fuente alemana de aviación a CNN.

Un oficial con Lufthansa, dueño de Germanwings, dijo que lo único que se examinó fue la parte física, no psicológica, y que si Lubitz hubiese tenido problemas de visión, hubieran sido descubiertos.

El oficial también comentó que la compañía nunca tuvo indicios de que Lubitz estuviera deprimido y que si fue a ver a un médico por su cuenta, tendría que haberse reportado como incapacitado para volar.

Una clínica de Dusseldorf indicó que Lubitz fue dos veces, la más reciente el 10 de marzo, “concerniente a un diagnóstico”. Pero la Clínica Universitaria dijo que no trató al copiloto por depresión.

Los investigadores alemanes dicen que todavía tienen entrevistas y otro trabajo pendiente antes de revelar lo que decían los registros encontrados en el departamento y en casa de los padres de Lubitz en Montabaur.

Pero el hecho de que los investigadores encontraran “destruidas las notas médicas de incapacidad, que abarcaban el día del accidente, lleva a la conclusión preliminar de que el hombre mantuvo su enfermedad en secreto a su empleador y en su ambiente profesional”, indicaron los fiscales.

Germanwings corroboró esta versión, diciendo que nunca recibió alguna nota de enfermedad de parte de Lubitz.

 

Ningún escenario descartado

Jean Pierre Michel, jefe de investigación en el área francesa, dijo el sábado que todavía no es posible enfocarse en los reportes de enfermedad mental de Lubitz.

Michel informó que los investigadores no han descartado ningún escenario todavía.

Se cree que Lubitz cerró la cabina del piloto del vuelo 9525 desde el interior, antes de iniciar el descenso del avión contra las montañas, indicaron las autoridades francesas.

A pesar de que los equipos de búsqueda recuperaron la caja negra, la grabadora de datos permanece desaparecida. El aparato podría revelar detalles cruciales sobre lo que ocurrió durante los momentos finales del vuelo.

El ministerio de Defensa francés indicó en un comunicado que envió un jet de combate y un helicóptero al área del siniestro antes de perder contacto con el avión.

 

¿Quién es Andreas Lubitz, el acusado de estrellar el avión de Germanwings?

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La investigación del accidente del avión de Germanwings que se estrelló con 144 viajeros en los Alpes franceses ha dado este jueves un giro brutal. Según el fiscal francés Brice Robin, el copiloto»voluntariamente permitió una pérdida de altitud anormal, de mil metros por minuto, y no tenía ninguna razón para hacerlo ni para impedir que el piloto volviera a cabina ni para no responder a la torre de control».

El copiloto se llamaba Andreas Lubitz, de 28 años de edad, según ha afirmado Robin, mientras que una portavoz de Lufthansa ha confirmado que este trabajaba para Germanwings desde septiembre de 2013. Se había formado en la escuela de Lufthansa en la ciudad de Bremen y acumulaba 630 horas de vuelo.

En Montabaur, el pueblo en el que el copiloto vivía con sus padres, Klaus Ratke conocía a Andreas Lubitz desde los 14 años y nunca había notado algo raro en él. «Era un chico majísimo, con muchos amigos. Totalmente normal», dice el presidente del club aéreo LSC Westerwald en el que el copiloto aprendió a volar. Ratke no quiere entrar en especulaciones sobre los motivos que pudieron llevar al joven a estrellar el avión. «Logró su sueño, que es poder vivir de su mayor hobby. No puedo explicarme qué ha pasado y prefiero no entrar en especulaciones», añade visiblemente emocionado.

Ratke no encuentra las explicaciones que le piden los periodistas que empiezan a llegar a este club situado en las afueras de la pequeña de ciudad Montabaur, con unos 12.000 habitantes. Los reporteros también han llegado a la casa donde viven los padres, protegida por la policías desde hace unas horas. Este barrio de casas unifamiliares parece la quintaesencia de la clase media de provincias alemana. Cerca de la residencia de la familia Lubitz está Johannes Rossbach, que conoce a la familia de vista. Tampoco vio él nunca nada extraordinario ni llamativos en el joven Andreas. «Era amable y educado. Tiene un hermano pequeño con el que coincidí en el colegio, pero no era mi amigo. No puedo decir mucho más», asegura mirando con el ojo que no tiene tapado por un parche.

Varios medios alemanes afirman que era originario de la población de Montabaur (unos 13.000 habitantes), en la región de Renania-Palatinado. Según la alcaldesa de esa localidad, Gabriele Wieland, vivía en el pueblo en casa de sus padres, aunque también tenía vivienda en la ciudad de Düsseldorf, donde debía aterrizar el avión siniestrado.

El perfil de Andreas Lubitz en Facebook ha sido borrado. Según publicó en septiembre de 2013 la revista Aviation Business Gazette, Andreas Günter Lubitz fue incluido en esas fechas en la base de datos de la Federal Aviation Administration (FAA) en reconocimiento a la excelencia de su formación.

Germanwings, en su cuenta de Twiter, se declara «conmocionada» por las revelaciones en torno al copiloto de su compañía. Por su parte, el presidente ejecutivo de Lufthansa, Carsten Spohr, ha afirmado en una rueda de prensa en el aeropuerto de Colonia que Lubitz terminó su formación en 2008 y que su actitud era «impecable». Trabajó primero como auxiliar, ha explicado Spohr, que también ha revelado que hubo un paréntesis en su formación hace seis años, por lo que el piloto fue examinado de nuevo cuando retomó la actividad.

Lubitz era socio de un club de vuelo de su localidad, según han adelantado varios medios. El LSC Westerwald colgó en su página web una nota de pésame tras el accidente en la que destaca que el copiloto era miembro de la organización desde hacía años. «Andreas murió como primer oficial de servicio en la catástrofe aérea», anuncia la nota. El club explica que Lubitz comenzó como piloto de planeadores, de vuelo sin motor, y se formó hasta ponerse a los mandos de un Airbus. «Cumplió su sueño de volar, sueño que ahora ha pagado caro con su vida», añadía el club.

En declaraciones a Reuters, un miembro del club ha manifestado que todos los pilotos pasan controles periódicos para comprobar que están bien física y mentalmente. Ha calificado de «inimaginable» la posibilidad de que Lubitz estrellara el avión y ha pedido que no se saquen conclusiones precipitadas hasta que concluya la investigación.

La familia del copiloto se ha trasladado al pueblo francés de Seyne-les-Alpes, desde donde se dirige el rescate de los cuerpos de las víctimas y de los restos del avión. Los familiares de la tripulación del aparato no están junto a los de los pasajeros fallecidos.

La policía se ha apostado junto a la vivienda de la familia Lubitz en Montabaur tras conocerse la identidad del copiloto.

En relación con las revelaciones de la fiscalía francesa, Der Spiegelinforma de que el comandante abandonó la cabina para ir al baño. El fiscal francés ha explicado que al intentar regresar, la puerta estaba bloqueada y se escuchan «llamadas del comandante, por el interfono, identificándose, pero sin recibir respuesta del copiloto». «Su respiración, en apariencia al menos es una respiración normal», ha añadido antes de afirmar que «nada permite decir que se trata de un atentado terrorista».

Según informa la emisora francesa Radio Europe 1, el piloto, que se quedó fuera de la cabina antes del siniestro, volaba para Lufthansa y Germanwings desde hacía 10 años y era, por tanto, un profesional experimentado con más de 6.000 horas de vuelo.

El periódico alemán Bild, que adelantó también el nombre del copiloto y la inicial de su apellido, afirma que el comandante del avión se llamaba Patrick S. y que era padre de dos hijos. Un piloto ya jubilado que le conocía ha confirmado que era un profesional «muy experimentado, uno de los mejores». «Estoy convencido que ambos [el piloto y el copiloto] hicieron lo que pudieron», ha manifestado este hombre, que ha descrito a Patrick S. como «un buen padre» y «una persona con humor».

La fiscalía alemana confirmó esta mañana que uno de los pilotos estaba fuera de la cabina en el momento del accidente y no logró volver a entrar pese a golpear la puerta con insistencia, según había publicado The New York Times esta noche en su página web.