ambición archivos - Runrun

ambición

 

Recuerda uno que en aquellos recreos de primaria, en remotos tiempos en los que -dada la inexistencia de telefonía móvil y por consiguiente de redes sociales, nos veíamos en la “penosa” (se diría hoy, y también: “gracias a Dios, extinta”) obligación de relacionarnos unos con otros, mirándonos a los ojos y hablándonos- usábamos la frase: “dando y dando pajarito volando”, para indicar que estábamos realizando una transacción de intercambio en la que ambas partes entregábamos algo sin vuelta atrás.

Esta semana, hemos escuchado la frase en boca del candidato que va a ganar, insinuándole a sus hambrientos electores que a cambio del voto, obtendrán mayores beneficios. En la Venezuela de hoy, el principal beneficio al que aspiran los ciudadanos es al de la alimentación, de modo, que en el fondo el candidato lo que dice es que el intercambio es de votos por comida.

La transacción es cruel. Se pone uno en el lugar en lugar de la gente que tiene a sus hijos pasando hambre, necesidades y que se encuentra al borde de la desesperación y a la que no le queda otra que creer que votando por una opción que solo le garantiza más hambre, podrá mitigar el hambre. Someter a un pueblo por el estómago, obligándole a vender su apoyo político por un plato de lentejas es la degradación de toda idea de ciudadanía, de democracia y de libertad. Es la perversión total de la política, es la esclavitud del ser humano.

La idea de política que nos viene de la Ilustración se fundamenta en el principio de que la soberanía reside en el pueblo. Los gobiernos están, entonces, al servicio de los ciudadanos y no al revés. Un buen gobierno, como decía Bolívar, es aquel que produce la mayor suma de felicidad posible.

Un pueblo feliz, bien alimentado piensa mejor, elige mejores gobiernos y actúa conforme a principios más elevados. Esto genera lo que se llama un círculo virtuoso: a mejor gobierno mejor pueblo y viceversa

La perversión de este principio es lo que vive hoy Venezuela, es decir, el “dando y dando”: un gobierno que embrutece y hunde a un pueblo en la miseria con sus políticas absurdas produciendo niveles crecientes de infelicidad y haciéndole dependiente del suministro monopólico de alimentos que solo él ofrece, de manera que rebelarse o mostrar desacuerdo conduzca inevitablemente a la inanición y la muerte. De esta forma, solo la sumisión incondicional permite la supervivencia y si quieres subsistir -qué paradójica elección- tendrás que escoger la opción que a la larga (más bien a la corta) significa tu aniquilamiento total.

Este “dando y dando” le lleva a uno a la angustia fundacional de nuestra nacionalidad cuando, justamente Bolívar, en su discurso de Angostura, vislumbraba la tragedia de edificar repúblicas que tenían poca o ninguna noción de ciudadanía, por no contar con pueblos educados para ser libres y virtuosos, lo que las hacía tierra fértil de tiranías. Como redactando nuestra partida de nacimiento dice: “Por el engaño se nos ha dominado más que por la fuerza, y por el vicio se nos ha degradado más bien que por la Superstición.

La esclavitud es la hija de las tinieblas, un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil: adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la Libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la Justicia”… La Libertad, dice Rousseau, es un alimento suculento, pero de difícil digestión. Nuestros débiles conciudadanos tendrán que enrobustecer su espíritu mucho antes que logren digerir el saludable nutritivo de la Libertad”

Qué difícil en la Venezuela bolivariana actual, a casi 200 años de aquel preclaro discurso, pensar en el alimento de la libertad, agobiados como estamos, persiguiendo un kilo de harina de maíz, dando y dando, pajarito volando.

 

@laureanomar

¿Quién quiere el poder?, por Carlos Dorado

Poder

 

La codicia y el deseo de poder son las baterías naturales del hombre y de las sociedades, que siempre terminan engendrando guerras y violencia; a pesar de que los hombres por naturaleza desean la paz y la felicidad. Pero esa búsqueda de la felicidad queda eliminada por la codicia y ambición de unos pocos, siendo la madre de todas las desgracias que han sucedido en la historia de la humanidad.

¿Somos tan diferentes como para no poder entendernos? Vivimos en una época peligrosa. El ser humano ha aprendido a dominar la naturaleza; ha aprendido “a desarrollar” la ciencia y la tecnología, pero todavía no ha aprendido “a dominar” la ciencia y la tecnología, y mucho menos a dominarse a sí mismo.

Ese poder que le otorga al ser humano la sensación de ser Dios, y que lo viste con ese raro traje de omnipotente, que le concede el derecho de mandar sobre los demás, y de castigarlos si no obedecen; y a pesar de ser algo antinatural, ese traje lo mimetiza todo tan bien, que resulta difícil saber quién es el héroe y quién es el malvado. Lo trágico de todo esto es que “ese poder” busca como finalidad que el colectivo pierda toda esperanza, ya que una vez perdida, les garantiza su continuidad en el tiempo.

Todo esto viene a mi mente tras la reciente visita del Papa Francisco a Birmania, donde pidió que cese la persecución y el exterminio de los Rohingyas Birmania (actualmente Myanmar); cuna del budismo, una de las religiones-filosofías de vida más pacíficas del mundo, y cuya bandera es la tolerancia. Sobre los Rohingyas se ejerce una de las persecuciones más crueles del mundo. Son musulmanes que fueron llevados en masa durante la colonización a Birmania, como mano de obra barata, por los Ingleses (¡Qué raro!).

Unos 750.000 Rohingyas vivían en el norte de Birmania, hasta que en el año 2012 una mujer budista fue violada por varios musulmanes, lo que desencadenó toda una serie de enfrentamientos entre budistas y musulmanes que dejaron más de 150 muertos y unas 2.500 casas quemadas; confinando a más de 140.000 Rohingyas en campos de refugiados cerca de la capital provincial (Sittwe), en inmundas chozas de bambú, sin luz ni agua, y subsistiendo únicamente de la ayuda humanitaria internacional.

En 11 de noviembre del 2015, la señora Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la paz del año 1991, y presidenta del partido “Liga Nacional para la democracia”, gana las primeras elecciones libres de Birmania, desde el golpe de estado en el año 1962. Ella es o era considerada como un ícono de los derechos humanos a nivel mundial y de la no-violencia. Pero hasta la fecha no ha logrado nada para detener esta masacre, ni ha condenado esta atroz persecución.

Por otro lado, muchos de los líderes de los monjes budistas, han sido las voces más combativas contra la permanencia de los musulmanes en Birmania, llegando el destacado monje Wirathu a expresar (refiriéndose a Rohingyas): “Tu puedes estar lleno de compasión y amor, pero no puedes dormir junto a un perro loco”. Hoy más de 626.000 Rohingyas han huido de Birmania, dejando atrás miles de mujeres violadas, y hombres quemados y asesinados.

Lamentablemente en otras partes del mundo, los musulmanes persiguen y exterminan a los cristianos, en búsqueda de imponer la supremacía de su religión. Pareciese que sólo es una cuestión de poder, y dependiendo del tamaño del mismo, es el tamaño de las injusticias y las atrocidades.

¿Quién quiere el poder? Lamentablemente son muchos los que lo quieren.

cdoradof@hotmail.com

¡Todos quieren ser presidentes! por Carlos Dorado

Sillapresidencial

¿Por qué será que en nuestro país casi todo el mundo quiere ser Presidente?

Una gran mayoría inclusive  aspira a ser Presidente de la República, y de los pocos que no aspiran a tan alta investidura y responsabilidad, al menos quieren ser presidentes de algo.

Recuerdo, al ex-contralor colombiano Julio César Turbay Quintero, que le preguntaron si aspiraba a ser presidente de los colombianos. A lo que él respondió: “Soy de los pocos colombianos que no aspiro”.

Siempre me llama la atención, cuando entrevisto a aspirantes a un empleo, y observo que la mayoría están más preocupados del título del cargo al que aspiran, que de la responsabilidad del puesto, e inclusive que del salario.

Los animales desconocen la envidia; los hombres la sinceridad. Cuántos tienen la valentía para preguntarse: ¿Estoy preparado para asumir esta responsabilidad, y la sinceridad para responderse? Lamentablemente somos un país de “toderos”, y con una visión muy cortoplacista, donde supuestamente todos sabemos hacer de todo, y terminamos no sabiendo hacer nada. Donde queremos todo a corto plazo, y terminamos no consiguiéndolo ni a largo plazo.

Confundimos los roles y nuestras capacidades, aspirando a muchos puestos porque creemos tener el derecho a ellos; pero no la obligación; y mucho menos, nos detenemos a pensar si tenemos la calificación. ¿Cuántas veces hemos visto a alguien decir: Lo siento no estoy calificado para asumir esta responsabilidad o cargo”? Para ello se requiere de una gran inteligencia y humildad; pero la mayoría se dejan llevar por la viveza y la prepotencia. ¡A pesar de que el secreto de la sabiduría, el poder y el conocimiento está en la humildad!

Georges Pompidou decía: “Un hombre de estado es un político que se pone al servicio de su país, mientras que un político es un hombre de estado que pone al país a su servicio”. Me pregunto: ¿Cuántos hombres de estado, y cuántos políticos tenemos en nuestro país?

El mundo está cambiando, y parece que los únicos que no nos damos cuenta somos nosotros. En 1960 las materias primas constituían el 30% del producto bruto mundial, en la década del 2000 apenas representaba el 4%. ¡Éramos un país rico!, y mientras algunos países están construyendo el futuro, nosotros estamos discutiendo el pasado. Necesitamos pragmatismo; pero nos quedamos sólo con el ismo de: capitalismo, socialismo, liberalismo, neoliberalismo, colectivismo, comunismo, y cuantos ismos se nos ocurran.

Hoy más que nunca, necesitamos ponernos de acuerdo, y tratar de recuperar nuestros valores, que surjan los principios morales, que aflore el intelecto, que prevalezca la meritocracia, que se estimule la educación, que logremos la eficiencia; y volver al trabajo; pero con un ambiente idóneo y seguro, si queremos tener un futuro digno como país. Es bello soñar con un futuro mejor, pero es aterrador pensarlo como un futuro peor. ¡Necesitamos sueños, no pesadillas!

Sería triste que la ambición de unos pocos, llevase al fracaso de muchos. La ambición no es mala, ya que es el motor que impulsa la sociedad; pero debe ser comedida y sobretodo racional; en caso contrario,  ejerce el efecto inverso,  impulsando  a la sociedad; pero …….. hacia el abismo.

“¿Quieres ser rico? Pues no te afanes a aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia”, solía decirme mi madre.

Quizás sea ésta una muy buena reflexión en este año recién estrenado, para aquellos que aspiran a ser Presidentes, a tener un cargo, o un puesto de trabajo.

cdoradof@hotmail.com

Sexta carta a un futuro empresario por Carlos Dorado

Empresario

 

¿Cómo saber cuáles son las  diez variables que integran ese talento natural para ser un empresario de éxito?

La cuarta variable que hoy les presento es: ¡La Persistencia!

Es fácil ver personas exitosas, y pensar que siempre  lo fueron. Es difícil pensar que esas mismas personas, seguramente fracasaron en muchas ocasiones durante su vida; y sólo su ambición, conducida por la persistencia les permitió llegar a sus metas. La perseverancia, es precisamente esa habilidad para seguir adelante después de una derrota, y otra derrota, convirtiendo el tiempo en su mejor aliado.

Los sentimientos de derrota, fracaso y ansiedad, son compañeros que siempre vamos a encontrar en muchas ocasiones al transitar hacia el camino del éxito. Pero cuando los encuentres, trata de alimentar tu coraje en lugar de agrandar tus miedos, y supera la resistencia con una gran  persistencia.

Y no te desanimes con cada tropiezo o fracaso, recuerda que son tus grandes aliados y están ahí  para cumplir con tres grandes objetivos: 1.-decirte quién eres tú. 2.- Enseñarte a formarte. 3.- Hacerte más fuerte.

¡Las derrotas dicen mucho de ti! Dicen quién eres y hasta dónde puedes llegar, más que las mismas victorias; siendo el barómetro que mejor mide el talante de una persona.

¿Las derrotas serán tus maestros o tus verdugos?  Serán tus maestros y te enseñarán muchísimo, si tienes precisamente la inteligencia para aprender de esas  lecciones que llegan y que te van formando mientras avanzas; en caso contrario; serán tus verdugos, ya que te hundirán en el desespero y en el fracaso. Es como un virus, donde una vez que lo pases, te hará más inmune y  más fuerte para seguir precisamente avanzando, pero si no logras superarlo, simplemente te derrotara. ¡Tú y sólo tú elijes!

¡Todos queremos ir a cielo, pero nadie quiere morirse! Todos soñamos en algún momento de nuestra vida con ser exitosos y reconocidos en una determinada actividad; pero muy pocos están dispuestos a pagar el precio que eso significa. ¿Quién puede vencer al conocimiento, al trabajo duro y a la persistencia? Mi madre solía decirme: “Carlos, si no puedes volar, corre, si no puedes correr camina, si no puedes caminar gatea; pero nunca dejes de avanzar”

Sin embargo, ¿Cuántas excusas te has puesto en tu transitar por la vida? ¿Cuántas veces has hecho realmente un gran esfuerzo para lograr algo? A la mayoría les  falta persistencia. Quieren lograr las cosas demasiado rápido, y no están dispuestos a pagar el precio del aprendizaje, y del largo  recorrido.

¡La vida no es fácil para la gran mayoría de la humanidad! ¿Pero qué hay con eso? Debemos tener perseverancia, y sobre todo; confianza en nosotros mismos, y que la perseverancia no sea consecuencia ciega del primer impulso  o una obra de la inercia. ¡Que sea una perseverancia reflexiva y duradera! ya que las recetas rápidas, en la mayoría de los casos no funcionan y se desvanecen con la misma intensidad que se crearon. Todo cambio duradero requiere tiempo y esfuerzo.

La perseverancia es la madre del cambio personal, y la gota no desgasta a la piedra por su fuerza, sino por su constancia; ya que si añades un poco a lo poco, y lo haces así con frecuencia; pronto llegará a ser mucho.

Simón Bolívar siempre lo decía: “Para el logro del triunfo siempre ha sido indispensable pasar por la senda de los sacrificios”, ¡Y esa distancia entre fracaso y éxito sólo puede  recorrerse con grandes dosis de persistencia!

cdoradof@hotamail.com

Por generación espontánea por Carlos Blanco

tsj_980x600_reuters

¿De dónde salieron los candidatos vinculados a la oposición para los cargos en el CNE, Poder Ciudadano y Tribunal Supremo de Justicia? Parece que de la nada. Típico caso de paternidad irresponsable. Tiene algo de injusto porque cuando los postulantes abandonan a los postulados, suena a que éstos sólo hicieron un ejercicio de ambición personal al margen de estrategias y lealtades políticas.

Es difícil metabolizar esta dosis de estricnina aun para tontos profesionales; hay que convenir que algunos partidos propiciaron esas candidaturas. Aquí surgen dos hipótesis: 1. Hubo quien alentara la idea –aunque parezca increíble- según la cual la debilidad del régimen lo obligaría a seleccionar candidatos imparciales de acuerdo a la exigencia constitucional y legal: en el CNE sería algo así como 5 imparciales o dos de cada lado, con un presidente escogido de común acuerdo; 2. Hubo un entendimiento privado (o secreto) con la cuota de un rector electoral para un partido opositor, con uno que otro suplente, más algunos magistrados o suplentes en el TSJ.

El que varios diputados opositores hubiesen firmado el acuerdo del Comité de Postulaciones Judiciales explicaría que confiaban en la imparcialidad del PSUV o que todo no era más que una tramoya para darle luz verde a lo que finalmente ya estaba cocinado. Como es difícil la idea de la inocencia frente a una dictadura, lo más probable es que algunos dirigentes consideraran que era mejor una “cuota” que nada.

La reacción de la opinión pública opositora, de la base de todos los partidos -¡de todos!-, y la decisión de varios dirigentes políticos que saltaron al ruedo de manera inmediata, dejó huérfano el arreglo que hubo o, para decirlo con suavidad, parecía haber. De manera inesperada y positiva se constituyó una corriente opositora unificada que incluye a la mayoría de dirigentes y partidos, negada a convalidar el fraude constitucional cometido. Unidad que dice, para repetir la frase de Chúo Torrealba, que no quiere “puesticos o cuotas”.

No se puede culpar a la abstención de 2005 de tener los poderes confiscados que hoy se tienen, porque con la Asamblea Nacional actual, en la cual hay más de 60 diputados opositores, también el régimen se pasó los poderes por el Arco de Triunfo. Se puede participar en las elecciones parlamentarias de 2015, pero lo que no debería ocurrir es vender la idea de que allí sí se van a cambiar los poderes. La realidad que emerge es una: sólo habrá poderes equilibrados con un cambio constitucional de régimen.

www.tiempodepalabra.com

@carlosblancog