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Desapareció dinero y oro durante intervención de la Dgcim en Fuerte Eskamoto

Durante la intervención de los funcionarios de la Dirección de Contrainteligencia Militar (Dgcim) en el Fuerte Eskamoto en Santa Elena de Uairén, desapareció una cantidad incuantificada de oro, dólares y reales brasileños entre el domingo 19 y lunes 20 de mayo.

Los funcionarios se instalaron en el Fuerte luego de haber rumores de alzamiento de oficiales y tropa. Al conocer la llegada de esta comisión, el teniente Daniel Enrique Morocoima Ilaraza, segundo al mando del Eskamoto huyó hacia Brasil mientras que quedó detenido un militar de apellido Echenique.

Una fuente militar reveló a El Pitazo que efectivos de la Dgcim fueron enviados por el alto mando militar cuando los que quedaron a cargo tras la fuga del mayor José Basante -que también se evadió hacia Brasil al dictársele orden de aprehensión por tráfico de combustible- presuntamente no enviara “el botín de oro y dinero proveniente de la venta ilegal de gasolina que normalmente le toca a los jefes semanalmente”.

La misma fuente reveló que de allí partió una investigación que arrojó que los militares del Fuerte Eskamoto tenían la intención de sublevarse.

“Usaron la excusa del tráfico de combustible para intervenir y no sólo eso, si no que también se robaron el oro y dinero que dejó Basante proveniente de la corrupción, montaron todo y ahora dicen que fue el teniente que se lo llevó”, relató la fuente.

El intento de golpe en La Carlota que encontró dormidos a los vecinos

A las 6:38 de la mañana un hombre agarraba agua de un grifo de la calle, a 100 metros de La Casona, antigua residencia presidencial y hoy sede de inciertos inquilinos custodiados por militares. En el bulevar de La Carlota, muy cerca de la base aérea desde la que Juan Guaidó anunció un alzamiento militar, la gente trotaba y compraba cachitos en las panaderías.

Los gochos que venden vegetales, tampoco enterados de la situación militar, bajaban las gaveras de mangos y papas. En algún momento alguien les mostró el video de Guaidó con un celular. Se acercaron con interés a escuchar: «Es que esto no lo aguantaba nadie», dijo uno.

Uno de los custodios militares de La Casona, asomado en una de las torres del muro periférico, dijo no estar enterado de nada. «No nos han dicho nada». La falta de medios audiovisuales independientes, el poco acceso a Internet y la falta de teléfonos inteligentes contribuyeron a la falta de de información general.

Una hora después de que Guaidó anunciara el alzamiento, el vendedor de cloro pasaba por La Carlota gritando con la insolencia de siempre: «¡El clooooro, el cloro Lavansan, el cloroooo!».