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Acuerdo de Ginebra

Denuncian que Guyana busca deshacer Acuerdo de Ginebra sobre caso Esequibo
La Comisión presidencial sobre el Esequibo, dirigida por la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, se reunió este viernes en Caracas, para tratar aspectos relacionados con la controversia por Esequibo

El gobierno de Nicolás Maduro ratificó este viernes el Acuerdo de Ginebra, suscrito en 1966, en el cual se reconoce la soberanía de Venezuela sobre el Esequibo, por lo que se declaró nulo el Laudo Arbitral dictado en 1899 en París, Francia, que cedió ilegalmente este territorio a la Guyana Británica.

La Comisión presidencial sobre el Esequibo, dirigida por la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, se reunió este viernes en Caracas, para tratar aspectos relacionados con la controversia por Esequibo.

«Venezuela tiene una propuesta de negociación para que definitivamente alcancemos un acuerdo sobre esta controversia territorial, cónsona con su postura de respeto a la Constitución y al Acuerdo de Ginebra de 1966”, puntualizó Rodríguez.

Insistió en que Guyana «busca deshacerse, zafarse por completo del acuerdo que establece todos los mecanismos de solución política y amistosa en aras garantizar la paz».

“Guyana está actuando para satisfacer intereses de transnacionales petroleras, dirigidas directamente por la Exxon Mobil y enmarcada dentro de ese guión de agresiones de Estados Unidos contra Venezuela”, denunció.

Guyana asegura que defender sus tierras no es una agresión contra Venezuela

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El presidente de Guyana, David Granger, defendió este viernes que la insistencia del país en la protección de sus tierras y el espacio marítimo no es una agresión contra Venezuela, y consideró que el decreto aprobado por su país vecino, en relación a la disputa por la región del Esequibo, sí es «un acto de agresión» contra su Estado.

Durante una intervención en el Parlamento de su país transmitida por internet, Granger insistió en que el último decreto de Venezuela no respeta la integridad territorial de Guyana.

En su opinión, en realidad no hay diferencia material entre el Decreto 1787 emitido el pasado 26 de mayo y el Decreto 1859 emitido el 6 de julio por Venezuela.

«Mientras que el nuevo Decreto 1859 no contiene las coordenadas del Decreto 1787, sí contiene una descripción general de todas las zonas de defensa con la descripción de las regiones oriental, central y occidental restantes compatibles con las versiones anteriores del decreto», defendió.

Entre los asistentes a su alocución se encontraban responsables del Ministerio de Relaciones Exteriores; Bryan Hunt, de la embajada de EE.UU. en Guyana, el jefe de la Policía local, Seelall Persaud, y el jefe adjunto de las Fuerzas Armadas de Guyana (GDF), Khemraj Persaud.

Granger, un general retirado y exjefe de las GDF, señaló que el nuevo decreto de Venezuela «crea ‘zonas de defensa’ en las que operaciones de defensa integral deben ser planificadas y ejecutadas».

«Esta parte sigue siendo ofensiva a Guyana. Es como un ‘hueso en la garganta’ ya que el uso de la fuerza en estas áreas sigue siendo una amenaza», dijo el mandatario, quien criticó que se describa parte del territorio marítimo de su país como una «zona de defensa de la República Bolivariana de Venezuela».

Según dijo, el decreto pretende bloquear completamente el acceso de Guyana a su zona económica exclusiva y mientras que extiende su área de soberanía, incluyendo incluso parte del espacio marítimo de Surinam.

Tales acciones, dijo el presidente de Guyana, violan el Acuerdo de Ginebra, que prohíbe la reivindicación de un nuevo territorio mientras que el acuerdo esté vigente.

«Puesto que somos una nación amante de la paz, no vamos a permitir que nuestra integridad territorial sea amenazada o violada», dijo.

En ese sentido, insistió en que Guyana no tiene interés o intención en ser agresivo con Venezuela, un país cuatro veces mayor que el suyo, con una población más de cuarenta veces superior, según recordó, y con unas fuerzas armadas veinte veces más potentes.

«¿Cómo puede Guyana lanzar una agresión contra Venezuela?», se preguntó Granger, quien reiteró que en el corto plazo Guyana continuará con sus esfuerzos diplomáticos para lograr que todas las amenazas sean retiradas y en el largo plazo se encuentre una solución legal al conflicto.

Cuidado con el Decreto 1.787 (Caso Esequibo) por Cipriano Heredia

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Tras más de una década de negligencia deliberada que se transformó claramente en una vil actitud entreguista de nuestro Esequibo a Guyana, el Gobierno de Venezuela súbitamente cambió su posición emitiendo el decreto 1.787, publicado en la Gaceta Oficial del 27 de mayo del presente año, el cual determina las “Zonas de Defensa Integral Marítimas e Insulares” (ZODIMAIN), que incluyen una fachada atlántica que ratifica nuestra indiscutible soberanía sobre las aguas que se desprenden del estado Delta Amacuro, así como las que se desprenden de la Guayana Esequiba, y probablemente más allá.

Esta reacción repentina del Gobierno, que aparentemente deja atrás los discursos y acciones cómplices de Chávez y Maduro (el primero declaró públicamente en 2004 que no se oponía a que Guyana otorgara concesiones unilateralmente, y el segundo hasta removió de su puesto al Capitán de la Armada que capturó a un barco invasor en nuestras aguas en 2013), puede ser interpretada como un triunfo de quienes veníamos presionando desde la Opinión Pública para que el Gobierno se le plantara a Guyana e hiciera respetar el Acuerdo de Ginebra. Por lo tanto, desde esa óptica, puede asumirse como un aspecto a celebrar. No obstante, no olvidemos que este Gobierno no da puntada sin dedal y que su nacionalismo es una simple bandera que se toma con fuerza o se tira a la basura a conveniencia.

En ese sentido, desde el momento en que salió el decreto alertamos sobre dos aspectos que reiteramos ahora: 1) ¿Qué motiva realmente al Gobierno a cambiar su actitud frente a Guyana en este preciso momento?; y 2) ¿La línea del decreto que se traza hacia el noreste es técnicamente sostenible o es una mera provocación a terceros para generar un conflicto mayor?

Desde esta tribuna nos atrevemos a responder la primera pregunta con razonamientos múltiples: 1) efectivamente la presión de la opinión pública sobre el Gobierno era creciente y demoledora. Ya era inexplicable por qué se armó semejante zaperoco frente al decreto Obama, mientras que ante la agresiva actitud de Guyana no se hacía nada; 2) El descubrimiento de un significativo yacimiento petrolero en la zona le hizo entender al Gobierno que la gracia de la actitud permisiva frente a Guyana, por razones políticas, podía resultar en una cara morisqueta en términos económicos. En el Esequibo y sus aguas no sólo hay petróleo, sino también gas, oro y muchas otras riquezas; y 3) ante la tremenda crisis que vive el país, alborotar el avispero del nacionalismo resulta útil para un Gobierno que la inmensa mayoría de la población identifica como responsable de sus males y que desea cambiar. Maduro recuperó 10 puntos en el mes que duró el escándalo del decreto Obama ¿Por qué no apelar nuevamente a un expediente de exacerbación patriótica?

Aunado a esto último, pero de cara a la segunda pregunta, nos resulta obvio que quienes trazaron las coordenadas del decreto saben muy bien que no sólo abarcan las aguas territoriales del Esequibo (excelente), sino también las de Guyana (aceptable si es como respuesta a su pretensión sobre el Delta y como estrategia de negociación), pero incluso pareciera que pasan por las de Suriname y llegaran hasta las de Guyana Francesa (absolutamente injustificable). Por ello, no podemos dejar de pensar que detrás de ello pueda estarse buscando alborotar un avispero que genere un conflicto internacional de mayor calibre. El fantasma de Galtieri en medio de su decadencia podría estar desandando en Miraflores por estos días.

Mientras tanto, el Gobierno pega con la derecha pero inmediatamente apela a la zurda respecto al vecino. Prefiere enfocarse en pelear con la Exxon Mobil que con el gobierno de Guyana, en una actitud acomodaticia y tremendista. Es nuestro deber, por tanto, explicarle a nuestros ciudadanos y al mundo que el diferendo con Guyana es una controversia entre Estados, y no un conflicto entre Venezuela y una empresa privada. Así como también dejar claro que la resolución del mismo debe darse en el marco del Acuerdo de Ginebra, firmado válidamente por ambas partes en 1966, cuya vigencia está fuera de toda discusión, aunque Guyana pretenda a veces desconocerlo. Defendamos pues el Esequibo sin caer en jugadas encubiertas del Gobierno que vienen envueltas en un falso nacionalismo.

 

 @CiprianoHeredia

cipriano.heredia@gmail.com    

*Diputado al Consejo Legislativo de Miranda y Directivo del CPFC

 

Venezuela celebró llamado a respetar Acuerdo de Ginebra

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El gobierno celebró las declaraciones del canciller de Guyana, Carl Greenidge, que llaman a apegarse al Acuerdo de Ginebra —firmado entre ambos países en 1966— para resolver el diferendo por el territorio al oeste del río Esequibo que Caracas reclama a Georgetown.

“La declaración del ministro Greenidge es propicia para reafirmar la invitación de la Cancillería venezolana para un diálogo”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores en un comunicado.

En el texto, sin embargo, no mencionan el llamado que hizo Greenidge al secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para cambiar el método de los buenos oficios que se ha utilizado hasta ahora en la disputa entre Venezuela y Guyana.

La Cancillería destaca que Venezuela “apuesta por el diálogo para la resolución de este diferendo histórico” y acusa a la petrolera estadounidense Exxon Mobil de “manipulaciones e intrigas” para “entorpecer las buenas relaciones entre países vecinos”.

Sin dinero. En la prensa de Guyana Venezuela siguió presente, pero por la acusación del nuevo gobierno sobre el Fondo Petrocaribe, usado para pagar a los agricultores que producen el arroz que se envía a cambio del suministro de combustible.

“Por la manera en que la administración anterior manejó los procedimientos del acuerdo, el fondo está casi en bancarrota. No hay nada”, afirmó el ministro de Estado, Joseph Harmon, según la Agencia de Información del gobierno.

Harmon informó que buscan 15 millones de dólares para pagar a los agricultores por el próximo cargamento de arroz que se enviará a Venezuela, ya que no es culpa de ellos que el fondo esté sin dinero, sino del gobierno del expresidente Donald Ramotar.

Venezuela está en riesgo de perder 50% del territorio del Delta

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Patricia Marcano

 

La actuación de Guyana sobre el territorio Esequibo, en los últimos 15 años, no solo ha traspasado los límites legales fijados en el Acuerdo de Ginebra y otros propios del derecho internacional, sino también los límites venezolanos, hasta el punto de que hoy no solo está en riesgo la pérdida de la Guayana Esequiba, reclamada por Venezuela desde el laudo de 1899, sino también gran parte de la plataforma continental del estado Delta Amacuro, territorio soberano sin discusión.

En esto coinciden especialistas en el tema, con base en documentos y hechos que demuestran las arbitrariedades del país vecino, y advierten que el país debe cambiar su actitud pasiva e incluso “cómplice” para no perder más de lo que ya le han quitado.

“Lo que está ocurriendo en la zona en reclamación es grave porque en derecho internacional el que calla otorga y, desgraciadamente, el gobierno ha callado frente a los atropellos y acciones que ha hecho Guyana, hasta el punto de que ha comprometido jurídicamente, casi de manera definitiva, la reclamación del Esequibo. Pero el problema más grave está al oeste del Esequibo, porque Guyana no solamente ha otorgado concesiones en el espacio marítimo de la zona en reclamación sino también en aguas venezolanas, sin que Venezuela proteste”, señaló el abogado Emilio Figueredo, quien durante 12 años fue embajador ante la ONU para la aplicación del Acuerdo de Ginebra.

Venezuela no aceptó ni acepta el Laudo Arbitral de 1899 que le otorgó a la entonces Guayana Británica 159.500 km2 de territorio venezolano, reconocido así en mapas desde la Capitanía General de Venezuela. Fue un documento firmado sin la presencia de jueces venezolanos, con tres de cinco personas interesadas en beneficiar a Gran Bretaña y en condiciones poco transparentes.

Seis décadas después se firma el Acuerdo de Ginebra (1966), el cual toma en cuenta las dos posiciones frente al Esequibo (Venezuela considera que el laudo es nulo e írrito y por ello se debe llegar a un arreglo, mientras que Guyana pide demostrar dicha nulidad). Establece que ambas partes deben buscar una solución práctica y mutuamente satisfactoria, y establece los mecanismos para lograrlo: negociación, buenos oficios, mediación, conciliación, arbitraje y, en última instancia, acudir a la corte internacional.

El general Oswaldo Sujú Raffo, presidente del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (Idefv), señala que Guyana ha sido intransigente en todos estos años, apegándose a la premisa de que se de muestre la nulidad del laudo. Y además se ha valido del artículo 5 del Acuerdo de Ginebra (el cual establece que nada de lo que haga o deje de hacer Guyana o Venezuela en esa zona, ni le da ni le quita derechos, a menos de que lo que se haga sea aceptado y firmado por escrito), para intervenir el territorio, argumentando que el acuerdo no prohíbe la explotación.

Un argumento que no es válido –aclara Figueredo-, porque Guyana tiene la posesión de la zona en reclamación, no la soberanía, según el Acuerdo de Ginebra. “Tendrá la soberanía plena en el momento en el que se resuelva el diferendo, mientras eso no pase, Guyana debe solicitar permiso a Venezuela para hacer cualquier cosa, y este hecho le da facultad a Venezuela para objetar. Pero al callar, le abrieron las puertas de par en par a Guyana”, señala el abogado, quien es presidente editor del portal Analítica.com

 

AL MARGEN DE LO LEGAL

En 1999, la ex colonia británica trazó una línea arbitraria sobre la proyección del Delta venezolano, delimitó espacios marítimos ubicados entre la cuenca de la Guayana Esequiba y la cuenca del Delta del Orinoco, los distribuyó en bloques y años más tarde entregó concesiones. Todas tocan aguas venezolanas aunque la línea trazada tiene la intención de hacer ver que todo eso es guyanés. Venezuela reclamó pero Guyana no hizo caso, recuerda el presidente del Idefv.

Se trata del bloque Pomeron, manejado por la empresa canadiense CGX y ocupando 23.000 Km2 de Venezuela; el Stabroek, en manos de la Shell y Exxon, ocupando 70.000 km2; y el Roraima, asignado a la estadounidense Anadarko Petroleum, en 13.100 Km2, precisa Sujú Raffo

También aclara que la jurisprudencia internacional, emanada del tribunal de La Haya, establece que mientras exista una controversia territorial no se puede hablar de atribuciones en el mar, por lo que no pueden delimitarse áreas marinas y submarinas. Y en el caso venezolano, está el Decreto 1.152 de 1968, que estableció la línea de base recta en el Delta del Orinoco y definió el mar territorial desde Punta Araguapiche hasta la desembocadura del río Esequibo, ordenando el patrullaje de esas aguas.

Lo que ha hecho Guyana en esas aguas puede ser considerado como un nuevo diferendo pero marítimo, dice Sujú Raffo, y advierte que “explotar petróleo o hidrocarburos en el Delta del Orinoco, zona donde Venezuela tiene plena soberanía, es casus belli, es decir, es motivo de guerra”.

 

ÁREA ESTRATÉGICA

Las pretensiones de Guyana sobre el territorio marítimo venezolano son de cuidado. Se trata de las bocas del río Orinoco y de la salida a la faja bituminosa. El territorio de un país está compuesto por la parte terrestre y la prolongación hacia el mar, según su ubicación. Así, la plataforma continental es la continuación del territorio terrestre bajo el mar. El ex embajador detalla que la plataforma suele llegar hasta 200 millas de la costa, pero en casos donde geomorfológicamente siga su extensión sin interrupciones, puede llegar hasta 350 millas.

“Esta es la única zona de Venezuela donde podemos extender la plataforma continental hasta 350 millas. Eso te da derechos inherentes y es una zona que mide aproximadamente 161.000 km2. Si se aplica lo que Guyana pretende, nos quitarán casi todo, nos quedarían menos de 70.000 km2”, detalla Figueredo.

Es una zona con inmensos depósitos de hidrocarburos, con gas y petróleo. En la zona en reclamación han explotado recursos mineros pero no han hallado hidrocarburos. Además explica que allí se dan todas las condiciones para que existan pues las corrientes del Orinoco, que durante años han arrastrado y depositado nitritos y fósiles, se desplazan hacia el noroeste, hacia la zona entre Venezuela y Trinidad, no hacia el este donde está Guyana.

“Lo que se está jugando es el futuro de Venezuela. Los venezolanos no lo saben pero hoy el Delta del Orinoco es más importante que el Golfo de Venezuela, que durante años junto al lago de Maracaibo fue la base del crecimiento petrolero. Ahora el futuro venezolano está en la faja bituminosa del Orinoco, en esa zona marítima. ¿Por qué crees que están la Shell y Exxon? Ellos deben saber más que Guyana y nosotros sobre lo que hay allí. Por ello aquí hay dos situaciones, se debe defender la soberanía del Orinoco y mantener la reclamación en el Esequibo”, plantea Figueredo, quien reconoce que en el pasado hubo errores sobre el manejo del diferendo, pero no vinculados a la ausencia de defensa de la soberanía nacional, cosa que sí ha ocurrido desde 2002, asegura.

Para Sujú Raffo, el interés político e ideológico, de la tesis del socialismo y hermandad entre países, no puede estar por encima del interés nacional y de la defensa de la soberanía. “Cualquier cosa que se permita que haga Guyana es un delito de traición a la patria, y eso no prescribe nunca. No se puede aceptar que teniendo todo a nuestro favor, ahora estemos en la posición de un país agredido por una nación a la que ayudamos”.

 

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“AQUIESCENCIA”

La actitud “displicente” de Venezuela frente a Guyana es explicada por Figueredo. “En 2002 el país corría el riesgo de que la OEA le aplicara la Carta Democrática Interamericana. Venezuela necesitaba los votos de los 15 países del Caricom, incluida Guyana, para que no se aprobara. La solidaridad internacional fue más importante que la soberanía nacional. Y a partir de ese momento el presidente Chávez cambia su posición”.

En 2004 Chávez expresa públicamente, en una visita a la capital guyanesa, que “el gobierno venezolano no se opondrá a que empresas extranjeras exploren yacimientos petroleros y gasíferos en el disputado territorio, si es en beneficio de sus habitantes”, hecho que evidencia la nueva política sobre el tema, dicen los especialistas, quienes además agregan otro hecho a este giro: la influencia de Fidel Castro. Figueredo y Sujú recuerdan que Cuba siempre apoyó a Guyana con el Esequibo, por considerar que eo imperio norteamericano se lo arrebató en alianza con los venezolanos.

“Guyana se volvió cada vez más audaz, toma decisiones unilaterales y otorga concesiones no solo en el Esequibo sino también en espacios marinos. La consecuencia es que en estos 13 años se ha hecho todo lo posible para que Guyana tenga un expediente muy fuerte en contra de Venezuela”, dice Figueredo, quien fue miembro principal de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores (Care), durante 10 años.

Considera que el país vecino debe tener registro de todas sus actuaciones sobre el Esequibo y las veces que Venezuela no ha defendido sus derechos, para apelar al principio de la aquiescencia (“el que calla otorga”); si el país no cuestionó a Guyana da a entender que le reconoce su soberanía sobre la zona en reclamación. Por ello estaría buscando resolver el diferendo en la corte internacional.

El internacionalista Rafael Sureda Delgado agrega que Venezuela tampoco ha protestado la actuación de Brasil, nación que desde hace años controla parte del Esequibo con inversiones acordadas con Guyana. “Entre los estados no hay amistades, entre los estados hay intereses”, aclara el profesor, quien formó parte de la Comisión Asesora Presidencial para la Reclamación del Esequibo (1982).

 

Venezuela debe frenar a Guyana

Con la firma del Acuerdo de Ginebra, en febrero de 1966, se iniciaron las negociaciones entre ambos países. No hubo resultados en 4 años. En 1970 se firma el Protocolo de Puerto España, que congela la reclamación durante 12 años, y es en 1983 cuando ambos países vuelven a reunirse y deciden acudir a la figura del buen oficiante. En 1989 se designa el primero, el granadino Alister McIntyre; a los 10 años es sustituido por Oliver Jackman, de Barbados, quien fallece en 2007. Pasan tres años sin oficiante y en 2010 asume Norman Girvan, de Jamaica. Estuvo hasta abril del año pasado porque también falleció. No se ha designado a otra persona.

El internacionalista Rafael Sureda Delgado, quien formó parte de la Comisión Asesora Presidencial para la Reclamación del Esequibo (1982), cuestiona que hasta ahora no se conozca públicamente ningún informe de los que debieron realizar los buenos oficiantes o los representantes de ambos países ante esta figura. “¿Están escondiendo algo?”, se pregunta. Considera que prácticamente el tema ha estado congelado desde 1966 hasta la actualidad, pues no se avanzó nada, y por tanto “ya es momento de dejar la pasividad y pasar a la acción, y eso sería retomar las negociaciones entre delegados de ambos países”.

Emilio Figueredo, quien fue embajador ante la ONU para la aplicación del Acuerdo de Ginebra desde el gobierno de Jaime Lusinchi hasta el segundo mandato de Rafael Caldera, ve necesario hacer dos cosas: proteger la plataforma continental de Delta Amacuro con un decreto, para frenar las apetencias de Guyana, y continuar con el procedimiento fijado por el Acuerdo de Ginebra hasta llegar a alguna solución satisfactoria para ambos como dice el documento.

Sobre esa solución satisfactoria, Sureda y Figueredo recalcan que obviamente no plantea que 100% del territorio sea para Venezuela o para Guyana. Sureda recuerda una tesis planteada hace años donde se propone la devolución de un espacio al norte de la Guayana Esequiba, para ampliar la salida de Venezuela al Atlántico. A su juicio eso debería aceptarse.

Para el Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela, partir el territorio no es una opción porque llegar a un acuerdo no es entregar, señala Oswaldo Sujú Raffo, presidente del instituto. “Guyana debe reconocer que ese territorio es venezolano. Si lo reconocen, se le puede ofrecer un apoyo para que desarrollen la zona con beneficios para ellos, con empresas mixtas”. Reitera que el país debe poner orden en las ilegalidades que está haciendo Guyana, hacer cumplir la Constitución y ser más fuerte en su posición para sentar un precedente. Además ve necesario denunciar ante organismos internacionales como la ONU la explotación sin control de un territorio que no es guyanés, donde están contaminando, deforestando y desplazando a etnias indígenas.

 

La Guayana Esequiba: Un Problema Nacional por Milos Alcalay

Guyana

 

Venezuela pudo asumir la defensa de su histórica reivindicación sobre la Guayana Esequiba, congelada debido a la sentencia adversa contenida en el irrito Laudo Arbitral de Paris de 1899, gracias a la suscripción del Acuerdo de Ginebra en 1964, que nos permitió avanzar en la identificación de los mecanismo de solución pacifica previstos en el artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas, como resultado de las negociaciones que se tuvieron con el Reino Unido y con la futura República de Guyana en vísperas de su independencia. Para ello,  la Cancillería Venezolana se consagró a reunir todos los documentos jurídicos, mapas y acuerdos pertinentes con el fin de que sirvieran como argumentos a ser presentados como fundamento en los mecanismos  establecidos.

Una de las contribuciones más valiosas para los diplomáticos y negociadores de ese entonces, fue el  aporte imprescindibles  de los estudios realizados por los historiadores y expertos que se concentraron en el Instituto de Investigaciones Históricas dirigido de manera brillante y acertada por el Padre José del Rey desde su antigua sede de la Esquina de Jesuitas y en la unidad creada en la Casa Amarilla de la Plaza Bolívar. Por ello debemos aplaudir el gran acierto de que cincuenta años después, el Padre del Rey –luego de haber sido Rector de la UCAB en Mérida y de asumir otras responsabilidades- vuelva a darle todo el impulso a la memoria histórica e institucional de Venezuela retomando la Dirección del Instituto para privilegiar la investigación sobre el Esequibo, en un momento crucial  que debe definirse para no perder esta reivindicación que data del Siglo XIX.

Los estudiantes de la UCAB y de otras Universidades de la capital, al igual que destacadas personalidades del país  asistieron en el mes de febrero al Congreso realizado  por el Instituto de Investigaciones Históricas y la Dirección de Identidad y Misión para tratar el tema “La Guayana Esequiba: Visión Múltiple de un Problema Nacional”. No podía el Congreso tener mayor acierto que iniciar sus deliberaciones con la presentación del libro inédito de uno de sus más insignes investigadores en la etapa inicial: el recordado Padre Hermann Gonzalez cuyo aporte histórico sobre nuestras fronteras se recogen en la obra “Las Colonias Holandesas en Guayana cambian de dueño (1795-1984)” que es la base para poder entender las evoluciones territoriales ulteriores.

El Embajador Sadio Garavini, resaltó  la importancia del Acuerdo de Ginebra como fundamento idóneo en momentos en que la Canciller de Guyana Carolyn Rodrigues-Bikertt  asoma otras medidas. En mi presentación pude enfocar los aspectos referidos al papel de las Naciones Unidas y que la solución debe ser basada en decisiones bilaterales sea designando a un nuevo “Buen Oficiante” o adoptando las otras vías que establece la Carta de las Naciones Unidas. El Vicealmirante Elias Daniels -quien durante décadas llevo la unidad de Guyana en el Ministerio de Relaciones Exteriores- hizo una extensa presentación sobre las implicaciones de la geopolítica actual en relación a Guyana, mientras que el Dr Manuel Donis se refirió al tema de la fachada atlántica al analizar que además de la discusión  territorial debe establecerse los limites  marítimo; y el Profesor Rajivv Moreno analizo el entorno socio-económico para entender mejor la relación con Guyana.

Los ponentes coincidimos en un aspecto: la importancia de involucrar a todos los sectores del país, en la búsqueda de una solución que cuente con el apoyo y la participación de todos los venezolanos.

 

@milosalcalay

Ene 09, 2015 | Actualizado hace 9 años
Nueva posición de Guyana por Sadio Garavini Di Turno

Carolyn-Rodrigues-Birkett

 

En su tradicional conferencia de prensa de fin de año, la canciller de Guyana Carolyn Rodrigues-Birkett, recordó que después del incidente del buque Teknik Perdana, apresado por la Armada venezolana en octubre de 2013, Guyana y Venezuela firmaron un comunicado conjunto donde “acordaron  explorar mecanismos en el marco del derecho internacional para abordar el tema de la delimitación marítima y que en los próximos 4 meses un equipo técnico se reúna para intercambiar opiniones al respecto”. Manifestó que en 14 meses solo hubo una reunión, evidentemente sin resultados concretos. Además, refiriéndose a la reclamación venezolana del Esequibo, afirmó: “Han pasado más de 20 años desde el proceso de buenos oficios (1989). Si en dos décadas no se tiene el progreso que quieres ver y ha habido (temas) que lo han complicado, hay que revisar otras opciones”. Agregó además que su gobierno ya ha solicitado la asesoría de expertos internacionales y mencionó el arbitraje y la Corte Internacional de Justicia como alternativas.

Recordemos que, en estos meses, Guyana ha reactivado su solicitud a la ONU de ampliar la plataforma continental de 200 a 350 millas, incluyendo en la misma no solo la fachada atlántica que proyecta la zona en reclamación del Esequibo, sino la del estado venezolano Delta Amacuro, cercenándonos, potencialmente, centenares de miles de kilómetros cuadrados de áreas marinas y submarinas, ricas en hidrocarburos y pesca, privando además a Venezuela de su salida libre al Atlántico. También ha seguido dando concesiones a transnacionales petroleras tanto en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del Esequibo como en la ZEE del estado Delta Amacuro. La Cancillería venezolana en el comunicado del 30-12-2014 reitera que el mecanismo de los buenos oficios “sigue siendo la vía jurídica y políticamente adecuada para solucionar el diferendo limítrofe” y solicita que se nombre rápidamente de común acuerdo un nuevo buen oficiante.

Después del incidente del Teknik Perdana, Guyana creía poder negociar solo una línea de delimitación marítima, entre la zona en reclamación y el estado Delta Amacuro, dejando de lado la negociación sobre la zona en reclamación, prevista en el Acuerdo de Ginebra de 1966. El gobierno venezolano, presionado también por los medios y expertos en la materia, no aceptó seguir en ese camino y Guyana entonces plantea, por primera vez en años, buscar una solución definitiva a la reclamación y, dado que los buenos oficios no han funcionado, sugiere el arbitraje o la Corte Internacional de La Haya.

Venezuela debe aprovechar el nuevo e intenso interés de Guyana en ampliar “su” plataforma continental y en las inversiones de transnacionales en “su” territorio en general para replantear la negociación prevista en el Acuerdo de Ginebra. El hecho que el “statu quo” ya no satisface a Guyana puede favorecernos si sabemos utilizar inteligentemente la oportunidad. Insistir simplemente en los buenos oficios cuando Guyana ya los descarta no es una opción. Guyana, en el marco del Acuerdo de Ginebra, puede solicitar unilateralmente al secretario general de la ONU proceder a escoger la mediación como mecanismo de solución de la controversia.

Mientras tanto, frente a la nueva posición del gobierno guyanés, Venezuela debe:

a) Reafirmar públicamente que la salida libre al Atlántico no es negociable.

b) Mantener el patrullaje tradicional de la Armada en nuestra fachada atlántica.

c) Nombrar, con urgencia, un negociador-facilitador por Venezuela a tiempo completo. El actual encargado, el embajador Roy Chaderton, tiene otros cuatro cargos que atender. El nuevo negociador, además, debe ser apoyado por un pequeño equipo de funcionarios y tener también acceso a expertos nacionales e internacionales.

 

El Nacional

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El Esequibo y la Corte Internacional de Justicia por Milos Alcalay

Guyana

 

Uno de los grandes logros de la Diplomacia Venezolana en relación a la histórica  controversia territorial sobre el Esequibo fue alcanzado durante la etapa democrática, gracias a la suscripción del Acuerdo de Ginebra de 1966 que es el  instrumento jurídico vigente entre las partes para resolver pacíficamente el diferendo.

Por ello la opinión pública venezolana quedó indignada con las declaraciones del día 22 de diciembre en las que la Canciller de Guyana Carolyn Rodriguez-Birkett afirmó: “Han pasado más de 20 años desde el proceso de buenos oficios (1989). Si en dos décadas no se tienen resultados, hay que revisar otras opciones“, para concluir que su Gobierno ya ha solicitado la asesoría de expertos y mencionó poder recurrir ante la Corte Internacional de Justicia.

De inmediato la Mesa de la Unidad Democrática emitió el 24 de Diciembre una Declaración categórica en la que le exige al Gobierno del Presidente Maduro que se pronuncie de inmediato para repudiar estas declaraciones inamistosas que violan el Acuerdo de Ginebra que establece la necesidad de que sea entre los dos países que se determinen los mecanismos de solución pacifica definidos en el Acuerdo, y se rechacen las medidas unilaterales por parte de Georgetown, ya que deben agotarse los otros métodos previstos en el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas acordadas conjuntamente por los dos países.

Pero es que además del Esequibo, Guyana ha adoptado últimamente medidas que ponen en peligro la soberanía venezolana de la fachada Atlántica frente a las costas del Delta Amacuro, cercenándose centenares de miles de kilómetros de áreas marinas y submarinas.

Es necesario reconocer que por primera vez en mucho tiempo, vimos una Declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores que recoge algunos de los planteamientos hechos por la MUD. A pesar de que es un primer paso que transforma la negligencia y abandono que  la Cancillería Venezolana ha asumido en los últimos años al ideologizar el tema de la justa reclamación venezolana, atribuyéndola a “presiones del imperialismo” y no a la justa reivindicación Venezolana que se adelanta desde finales del Siglo XIX,  creemos que no basta con una simple declaración, sino que es necesario que el Gobierno actúe, y para ello debe convocar a los dirigentes venezolanos y a los conocedores del tema para realizar una amplia consulta en la defensa de los intereses de la Patria en la que participen expertos, académicos, historiadores, diplomáticos, parlamentarios, dirigentes de los partidos políticos, medios de comunicación y de esa manera, entre los diversos responsables del país, se pueda fijar una solida posición de Estado. Si no, terminaremos obligados a aceptar la decisión de Guyana de ir obligados al Tribunal Internacional de Justicia, lo que sería muy riesgoso para el país.

 

@milosalcalay