En los centros comerciales de Bogotá se olvidaron del "viejito" y del "candidato de la izquierda" - Runrun
En los centros comerciales de Bogotá se olvidaron del «viejito» y del «candidato de la izquierda»
A un día de las elecciones presidenciales de Colombia, la gran expectativa que genera la cercanía de la contienda que definirá el destino de los colombianos el domingo 19 de junio no ha sido un impedimento para que miles de personas se volcarán a los centros comerciales y aprovecharán las ofertas del día sin IVA. Otros, mientras tanto continuaban con su rutina

Texto y fotos: @ronnarisquez / Bogotá / Especial ARI

Cada 20 o 50 metros había ríos de gente en filas. Eran largas colas de colombianos que conversaban y miraban sus teléfonos celulares mientras esperaban. No estaban frente a los centros de votación, aún faltaban más de 24 horas para las elecciones que definirán quién gobernará este país latinoamericano durante los próximos cuatro años. Buscaban entrar a comercios para aprovechar las ofertas del Día sin IVA.

“Esta fila ha estado así todo el día. La gente no ha parado de llegar”, comentó la empleada de la tienda Ishop del Centro Comercial Gran Estación, uno de los más grandes de Bogotá.

Era la encargada de controlar el ingreso al local, que estuvo abarrotado de clientes desde las 9:00 am hasta las 10:00 pm. La gente quería comprar los equipos con la ventaja de no tener el recargo de 19 % del Impuesto al Valor Agregado (IVA). Desde 2020, el presidente Iván Duque comenzó a decretar días sin IVA en Colombia con el objetivo de reactivar la economía.

de Bogotá

“De qué color lo quiere… mejor pruébese este don Julio”, sugería Marcos, vendedor de una tienda de ropa para hombres, a uno de sus clientes. No prestaba mucha atención a las preguntas sobre las elecciones, ni dejaba de hacer su trabajo. Mientras se movía entre camisas y sacos alcanzó a responder que votaría por “el viejito”, como identifican muchos colombianos al candidato Rodolfo Hernández.

Afuera, los pasillos del centro comercial y en los restaurantes y tiendas estaban atestados de gente desesperada por no perderse las ofertas. Nadia hablaba de las elecciones, ni de los candidatos. Nadie estaba preocupado de comprar comida por si acaso ni de guardarse temprano «no vaya a pasar algo» como se ha vuelto la costumbre en Venezuela el día antes de cualquier elección nacional.

 

Como en cada día sin IVA o Black Friday en Colombia, los televisores eran los protagonistas, uno de los artículos más vendidos. Las cajas inmensas medio acomodadas en carritos de supermercados salía cada minuto de las tiendas de electrodomésticos.

Mientras hacía fila para pagar un pantalón, Luisa les advertía a sus hijo que no abrieran los juguetes que les había comprando en el día sin IVA: un lego de Batman y un bolso con maquillaje.

“¿Por quién voy a botar? Toca votar por el menos malo…”, dijo y se quedó callada. Después de repetir la pregunta, respondió entre dientes, sin muchas ganas: “por el viejito”.

de Bogotá

Otra mujer, que estaba delante en la fila se sumó a la conversación. “Esos políticos no sirven. Ninguno de los dos sirve. Yo voy a votar en blanco. Hay que votar en blanco”, insistió mientras se acercaba a la caja a pagar.

Al cierre de la jornada, la Dirección Nacional de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) reportó que hubo un incremento en las ventas del 16,6 %, con respecto al anterior día sin IVA que fue en marzo de 2022. Mientras que el número de transacciones aumentó 6%.

A las 6:00 pm, no era posible realizar transacciones con tarjetas de crédito. Los sistemas de los bancos colapsaron.

Entre “el grosero” y el “triple hijo`e puta”

En un puesto informal de venta de comida, instalado junto a una camioneta Van que le sirve de almacén en una calle de Bogotá, Mariana se apura a despachar los almuerzos que vende desde hace seis años en el mismo punto, para ganarse la vida. Ordena las viandas de anime en bolsas plásticas, describe las virtudes de su comida y se jacta de tener una gran clientela.

Aunque solo faltan horas para la jornada electoral, este evento trascendental para su país, no ha cambiado su rutina, ni la de decenas de obreros y transeúntes que cumplen su faena laboral el viernes y el sábado, previo a los comicios.

Ella viene de Caqueta, uno de los 32 departamentos (estados) que tiene Colombia. Suelta los utensilios, cambia la cara y sonríe con desánimo cuando le toca hablar del tema electoral. “Ay no, eso está muy mal. Yo no voy a votar. Ninguno sirve”, asegura.

Sin embargo, ante más preguntas, responde que ya cumplió al votar en la primera vuelta. “Voté por el ‘viejito’. Pero ahora no voy a votar por él, porqué se ha vuelto muy grosero. Insultando gente… Muy feo”, dice, y pide que no le hagan fotos.

Muy cerca, una pareja de vendedores de café está en la logística para instalar su carrito. Ambos están en edad de votar, pero tampoco quieren saber nada de los candidatos presidenciales. “No nos interesa ninguno. No nos gusta ninguno. Vamos a votar en blanco”, dice la chica mientras acomoda tres termos de café.

La del voto en blanco es una respuesta recurrente. Cerca están dos hombres con cascos de protección para la construcción, conversan mientras toman una merienda de frutas. Son contratistas de una empresa de construcción.

Ambos se quedan en silencio y se miran las caras, antes de responder a las preguntas sobre la elección y el candidato de su preferencia. “Yo voy a votar en blanco”, dice el más bajo, de unos 60 años, y razona su respuesta: “Uno es un guerrillero –imagínese–, de izquierda… Y el otro, no sé. Lo único que dice es que va a luchar contra la corrupción. El otro (Gustavo Petro) tiene más propuestas, más contenido, pero no creo que pueda hacer nada”, asegura.

Su compañero también tiene dudas. Su esposa es de Tolima, un departamento en el centro oeste de Colombia donde la acción de la guerrilla dejó secuelas. Le dice que no puede votar por Petro. “Allá la guerrilla les dio muy duro. A unas primas de ella la guerrilla las secuestró y las violó. A su familia se le metieron en las tierras y ella por eso no va a votar por Petro”, afirma, consciente de que en realidad los argumentos de su pareja son para decidir por quién no votará. Pero él no está convencido y también dice que “votará en blanco”.

El voto en blanco, en algunos casos parece más una respuesta defensiva, para no decir o para ocultar la preferencia electoral. El periodista Juan Diago Restrepo, director del medio digital Verdad Abierta asegura que “hay un fuerte estigma en los votantes afines a Petro. Por ejemplo, en Medellín (cuna del uribismos), es riesgoso expresarse en público sobre esa afinidad. Es lamentable que el miedo genere violencia. Entonces, muchos lo manejan así: ‘en público en blanco, en privado Petro’”.

 

Sin embargo, también hay quienes expresan un rechazo abierto a Gustavo Petro. “Ese es un guerrillero, un triple hijo’e puta… Ni por las putas voy a votar por él. Quiere poner el país como Venezuela. Si fuera un socialismo así como los de Europa, pero no, éste viene y se convierte como Maduro (el presidente de Venezuela) o como el de Nicaragua (Daniel Ortega) en dictadores. No quieren salir del poder”, dijo con vehemencia un taxista, de unos 70 años de edad, mientras esperaba para cargar pasajeros en una parada.

“Ya uno está viejo. Pero uno piensa en su familia, en los nietos. No quiero verlos pidiendo plata en las calles como están los venezolanos aquí”, agregó.

Detrás de él en la fila de taxis, uno de sus colegas, un hombre más joven, de unos 30 años, también cuestiona a Petro. Pero su tono y sus comentarios tienen otros matices. “Yo voy a votar por ‘el viejito’, como buen colombiano”, dijo, aunque no precisó qué tenía que ver ser un buen colombiano con votar por Rodolfo Hernández. Para justificar su preferencia, cuestionó a algunos de los acompañantes de Petro: el senador Roy Barrera y la exsenadora Piedad Córdoba.

Luego dijo que votaría por Rodolfo Hernández, porque había hecho una buena gestión como alcalde de Medellín. Sin embargo, Hernández no fue alcalde de Medellín, fue alcalde de Bucaramanga.

Horas antes del inicio de las votaciones, la plaza Bolívar de Bogotá —en el centro de la ciudad— estaba llena de turistas, gente que paseaba a sus niños y artesanos que ofrecían sus piezas como cualquier día del año. Sin embargo, las fachadas de los grandes comercios, especialmente los bancos lucían unas mallas protectoras previendo cualquier situación violenta que pudiera ocurrir mañana al anunciarse los resultados.

de Bogotá