Venezuela: ¿Por qué se aceleró la inflación en mayo? - Runrun
Venezuela: ¿Por qué se aceleró la inflación en mayo?
El Observatorio Venezolano de Finanzas indica que la inflación en mayo registró un salto de 10,1% versus 3,6% en abril
El aumento de los precios sigue impactando a una población con muy bajos salarios y, en su gran mayoría, sin ninguna capacidad de ahorro

@VSalmerón

Después de tres años en los que la moneda se hundió y el salario perdió buena parte de su capacidad de compra, los venezolanos sintieron un alivio. Al fin, el aumento de los precios perdió intensidad y en los primeros cuatro meses de 2022 la inflación se desaceleró notoriamente, pero en mayo hubo un rebote que causa inquietud.

 “Uno gana muy poco y los precios nuevamente están subiendo todo el tiempo, sobre todo lo poco que uno puede comer”, dice Liliana García quien trabaja como vendedora en una tienda al este de Caracas y recibe un salario mensual equivalente a cien dólares.

 La percepción de que los alimentos se encarecen a mayor velocidad no es infundada. Macroconsultores indica que el costo de una canasta con harina de maíz, harina de trigo, pasta, aceite, leche en polvo, arroz, atún enlatado, azúcar y granos aumentó 14,7% entre la última semana de abril y la última semana de mayo.

 Se trata del mayor aumento desde julio de 2021 tras el cual la canasta pasó a costar el equivalente a 40,7 dólares en un país donde los salarios son los más bajos de Latinoamérica.

 El Observatorio Venezolano de Finanzas mide la variación en los precios de un conjunto de rubros que reflejan el consumo de las familias, como alimentos, transporte, vestido y calzado. Su último reporte indica que en mayo hubo un salto de 10,1% versus 3,6% en abril.

 “Volvemos a una inflación mensual de dos dígitos, es una cifra considerablemente elevada, hay un rebrote inflacionario” dice José Guerra exgerente del Banco Central, diputado por la oposición en la Asamblea Nacional elegida en 2015 y director del Observatorio.

La estrategia

Si bien la inflación es muy elevada hay una gran diferencia respecto al caos hiperinflacionario del pasado.

El Banco Central aun no publica los datos oficiales de mayo pero los primeros cuatro meses dejan claro el nuevo escenario: entre enero-abril de 2021 los precios aumentaron 183% y en el mismo lapso de este año 16,3%.

 Lo preocupante es que el rebote que reflejan distintos indicadores en mayo podría ser una señal de que la estrategia para desacelerar la inflación comienza a perder efectividad.

 El ajuste que aplica la administración de Nicolás Maduro tiene como principal componente la estabilidad del dólar para abaratar el costo de las importaciones y cambiar las expectativas con un signo de solidez.

 Para mantener estable la cotización del dólar, el Banco Central garantiza que haya oferta de billetes verdinegros vendiendo divisas todas las semanas.

Al mismo tiempo, toma medidas para disminuir la cantidad de bolívares que las empresas y los particulares pueden emplear para comprar dólares.

 Las entidades financieras solo pueden prestar 27% del dinero que tienen en depósitos, de esta manera, el Banco Central se asegura de que no haya créditos para la compra de dólares. Además, todas las semanas vende bonos a empresas y particulares para absorber bolívares.

Dólar caliente

Pero en mayo, a pesar de que el Banco Central mantuvo la oferta de divisas y la asfixia del crédito, la cotización del dólar aumentó 14,8% en un entorno en el que el gobierno, dispuesto a utilizar los mayores ingresos por el alza de los precios del petróleo, comenzó a gastar más e inyectó bolívares a la economía.

  El gasto del gobierno a través de aumentos de salarios, bonos a las familias de menos poder adquisitivo y pagos a proveedores se tradujo en bolívares que terminaron en la caja de comercios y empresas que los utilizaron para comprar dólares. 

 El aumento en la cotización del dólar impactó toda la cadena de producción e incidió en los precios de una amplia gama de productos, así como en la mayoría de los servicios como tarifas de colegios y clínicas privadas.

 José Guerra añade otro elemento: “No hay credibilidad en que el tipo de cambio se pueda sostener estable y entonces se les imputa a los precios la posibilidad de que el dólar siga aumentando”.

 Lo importado

Una variable que comienza a incidir es que en la mayoría de los países donde Venezuela compra productos terminados y materias primas los precios están aumentando. La consecuencia es que este impacto se traslada a Caracas.

En Europa, la inflación es la más alta desde la creación del euro y en Estados Unidos la mayor en cuatro décadas.

 Las causas están claras. La pandemia genera disrupciones en las cadenas de suministro que reducen la oferta en momentos en que la demanda aumenta porque el mundo, en su mayoría, dejó atrás el confinamiento.

A esto se añade el incremento de los precios del combustible y la invasión de Rusia a Ucrania.

 Ucrania es un productor clave de materias primas como trigo, maíz y aceite de girasol. Además, Rusia es relevante en el mercado de los fertilizantes, por lo tanto, la guerra ha disparado el precio de los alimentos.

 Economistas coinciden en que, en una economía como la venezolana que depende en gran medida de la importación de productos terminados y donde lo poco que produce necesita un alto componente de materia prima importada, el mecanismo de transmisión de la inflación global es relevante.

Querer desdolarizar

En la desaceleración de la inflación venezolana ha jugado un rol importante la dolarización de facto que comenzó a operar desde 2020. Gracias a que los precios comenzaron a fijarse en dólares y la moneda estadounidense se utiliza en buena parte de las transacciones la economía recibe una señal de estabilidad.

 Pero Nicolás Maduro ha decidido frenar la dolarización para que el bolívar, la moneda que emite el Banco Central de Venezuela y emplea el gobierno para gastos como el salario de los empleados públicos y las pensiones, recupere parte del terreno perdido.

 El gobierno mantiene cerrada la puerta de los créditos en dólares y no autoriza la interconexión que permitiría transferir dólares de un banco a otro. Al mismo tiempo, aplicó un impuesto a los pagos en dólares que incidió de manera puntual en la inflación de mayo.

 “Con este impuesto hubo mucha confusión y su efecto no solo es el 3% que paga el consumidor. Aguas abajo, la aplicación de este impuesto representa entre 12% y 18% más en el precio de los productos nacionales”, explicó Luigi Pisella, presidente de Conindustria.

 Falla estructural

Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, explica que a los elementos coyunturales como el alza del dólar, la inflación global y el intento del gobierno de oxigenar al bolívar se añaden factores estructurales.

 “La economía venezolana es muy poco competitiva. Hay problemas graves de servicios públicos, las fallas en el suministro de electricidad, por ejemplo. Una altísima capacidad instalada ociosa que genera costos de mantenimiento y las debilidad institucional que se manifiesta en corrupción y el pago de coimas”, dice Asdrúbal Oliveros.

 La medición de Ecoanalítica precisa que , en los primeros cinco meses de este año, tanto por las causas coyunturales como estructurales, los precios en dólares han aumentado 22% pero Asdrúbal Oliveros considera que el incremento tenderá a moderarse.

 “Los precios en dólares tienen un techo, no puedes seguir aumentándolos porque simplemente no va a haber demanda”, afirma.

 Desde su punto de vista, el indicador que hay que observar para evaluar si la estrategia del gobierno para contener la inflación comenzó a perder efectividad es la inflación acumulada en doce meses.

 “La eficacia de la política la mides en la inflación de doce meses y ese indicador sigue mostrando una desaceleración, en el momento en que ese descenso se estanque o cambie de tendencia, habremos llegado al nivel de resistencia. A mi juicio, aún no estamos allí”, agrega Asdrúbal Oliveros.

 De acuerdo con los datos del Banco Central en 2021, la inflación fue de 686% y, explica Asdrúbal Oliveros, “este año podría estar entre 150%-200%, entonces va a seguir descendiendo, aunque a un ritmo muy lento. La pregunta es si en 2023 va a seguir el declive o se tocará un piso que obligará a reformas estructurales para seguir bajando”.

Poca defensa

Si bien en términos anuales la inflación es menor para las familias, el alza de los precios es un problema constante.

Un estudio de la encuestadora Delphos, con datos a mayo, indica que para 46% de los venezolanos la preocupación más importante es la alimentación.

 Los bajos salarios y la poca capacidad de ahorro hacen que haya pocas estrategias de defensa. “Nuestros datos indican que 52% de la población gana hasta cien dólares al mes y 30% entre cien y 300. Esto no te da ninguna capacidad de ahorro”, explica Oliveros.

 Agrega que “los consumidores han cambiado sus hábitos. “Ahora tenemos un consumidor que compara precios que, por ejemplo, compra las verduras en un sitio y la carne en otro porque identifica dónde puede conseguir los productos más baratos”.

 “Es un consumidor que compara más, camina más, discrimina y esas son sus maneras de enfrentar estas variaciones de precios”, dice Asdrúbal Oliveros.

 El Banco Central coloca bonos que aseguran una rendimiento superior a la compra de dólares, pero los pocos venezolanos que tienen excedentes prefieren adquirir divisas y transferirlas a cuentas del exterior.

 “Los bonos del Banco Central, en su gran mayoría son comprados por las empresas. En el segmento de los jóvenes las criptomonedas han ganado popularidad. Hay un furor de querer colocar dinero allí pero eso es algo muy pequeño”, dice Asdrúbal Oliveros.