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El retorno a la democracia: Chile (I)
Elevaron el valor de la unidad por un Chile feliz. Asumieron un liderazgo con vocación patriótica, y pactaron una transición sostenible capaz de dar al pueblo, la expectativa ofrecida. La transición

 

@ovierablanco

Vale la pena repasar cuatro transiciones a la democracia que han sido reconocidas en la historia de regímenes autoritarios a democráticos: la transición chilena, período de la historia iniciado al fin de la dictadura militar, el 11 de marzo de 1990; la transición española, proceso por el que España dejó atrás el régimen dictatorial del general Francisco Franco, transformándose en un Estado social, democrático y de derecho; la transición portuguesa, después de la Revolución de los claveles [1974], que deshizo la dictadura y organizó el nuevo régimen democrático de la Constitución de 1976, y la transición venezolana de Pérez Jiménez a Rómulo Betancourt [1958], donde el Pacto de Puntofijo y la alianza cívico-militar dio lugar a la Constitución más ilustrada de Venezuela, la de 1961.

Base de la transición chilena: la concertación y la reforma

El regreso al sistema democrático en Chile se refiere al período histórico de restablecimiento democrático luego de la dictadura militar del general Augusto Pinochet iniciada en 1973, con el golpe de Estado que derrocó al gobierno del presidente Salvador Allende y que terminó en 1990. Luego del plebiscito y la elección presidencial, Patricio Aylwin fue elegido democráticamente.

El plebiscito de 1988 fue un factor esencial. La Constitución de 1980 se reformó facilitando las disposiciones para futuras enmiendas, creando más escaños en el Senado, disminuyendo el rol del Consejo de Seguridad Nacional, igualando el número de miembros civiles y militares. «Enclaves autoritarios», modificados.

En diciembre de 1989 se efectúa la elección que comenzaría el régimen democrático. El demócrata-cristiano Patricio Aylwin, candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia (DC, PS, PPD, PRSD), enfrenta a Hernán Büchi, candidato de la coalición Democracia y Progreso (UDI-RN), siendo electo presidente Aylwin.

En febrero de 1991, la Comisión Verdad y Reconciliación [prólogo Justicia Transicional], establecida un año antes por Aylwin, lanzó su informe de violaciones a los DD. HH. durante el período del dictadura militar, conocido como el Informe Rettig […] En la elección de 1993, Arturo Alessandri Besa, de la Unión Demócrata Independiente, se enfrenta al candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia Eduardoi Frei Ruiz-Tagle del Partido Demócrata Cristiano, quien resulta electo presidente por un período de 6 años, desde marzo de 1994.

El elemento central de la transición fue la reforma de la Constitución de 1980. Luego del golpe militar del 11/9/73, fue suspendida la Constitución de 1925. Se buscó crear una nueva institucionalidad, designando una «Comisión de Estudios de la Nueva Constitución» (CENC), más conocida como Comisión Ortuzar, a la que se le encargó crear un anteproyecto de constitución [1980]. Entre 1981 y 1990, de acuerdo a las disposiciones transitorias fijadas por la misma Constitución, la junta de gobierno asumió funciones legislativas y constituyentes, (sujeta a aprobación plebiscitaria). Augusto Pinochet asume con la presidencia, la función de gobierno y administración del Estado.

Pero a finales de 1980, un grupo de partidos políticos encabezados por la Democracia Cristiana aceptó participar en la transición establecida en la Constitución, reconociéndose como una realidad jurídica y operando dentro del marco institucional establecido por ella. En 1988 se puso en marcha el mecanismo constitucional para la sucesión de Pinochet, mediante una consulta plebiscitaria […]. La mayoría del país manifestó su rechazo a Pinochet por otro periodo de ocho años. Se logran realizar elecciones para elegir a un nuevo presidente de la República, y un nuevo Congreso Nacional [1989].

Queremos. subrayar varios elementos procuradores del proceso de transición chileno. i. La tolerancia estratégica de aceptar institucionalmente la constitución de 1980; II. Procurar una alianza político-administrativa para impulsar la activación del plebiscito y el balance de poderes. III. La conformación de un frente unido, concertado, político, ciudadano, académico y civilista. 

En las elecciones parlamentarias de 1989, la Concertación de Partidos por la Democracia y los partidos de derecha consensuaron un paquete de 54 reformas a la carta fundamental de 1980, que fue aprobada en el plebiscito del 30 de julio de 1989. La reforma constitucional y la victoria de la Concertación en la elección presidencial de Patricio Aylwin [1990], fue reconocida por todos los sectores políticos y sociales de Chile, con la excepción del Partido Comunista de Chile.

Nótese que después de 17 años de dictadura, un elemento esencial que procuró el retorno de la democracia fue el consenso alrededor de la reforma constitucional, nacida de un proceso refrendario monolítico, vigilado civilmente y estratégicamente aglutinador.

Bases de la institucionalidad constitucional [1980] 

Queremos hacer un ejercicio de política y derecho comparado, por la coincidencia histórica de la constitución de 1980 de Chile y la venezolana de 1998. Ambas consagran el respeto a los DD. HH., el Estado de derecho y el valor tutelado de la democracia. La Constitución chilena de 1980 nace en medio de la dictadura, a diferencia de la venezolana, que se concibe en un proceso de desdemocratización incipiente.  El texto chileno conserva un buen número de tradiciones republicanas. Se mantiene el modelo presidencialista coexistiendo con un parlamento electo típico del constitucionalismo francés de posguerra.

Como sucede hoy en Venezuela, hay una paradoja entre el texto constitucional y la realidad. Son los textos más respetuosos de derechos individuales que haya conocido la historia constitucional chilena y venezolana. Sin embargo, no existe mayor precedente de violación DD. HH. En el caso chileno se gobernó bajo estados de excepción. En el caso venezolano se gobierna con militares, la cooptación de la justicia y, en su momento, de la AN.

Ambas constituciones, la chilena de 1980 y la bolivariana de 1998, consagran bases institucionales respetuosas del Estado de derecho, la igualdad, la dignidad de las personas, la importancia de la familia y el respeto a los derechos fundamentales; la organización política del Estado; los principios de legalidad; de responsabilidad del Estado y de los ciudadanos de velar por la vigencia de la Constitución.

Bases constitucionales de la CRBV. La alegría ya viene

Nuestra constitución bolivariana consagra desde su preámbulo “el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna”. Una pelusa. ¿Lo tenemos, lo ejercemos, lo garantiza el Estado? 

Pero como sucedía con la Constitución chilena de 1980, la Constitución de Venezuela de 1998 coexiste con un régimen autoritario, “reformista”, dogmático y cleptócrata. ¿Qué hicieron los chilenos? Se organizaron, política, civil, jurídica y creativamente.

Activaron un referéndum [5/10/1998] donde participó el 97 % de los electores [7.5 millones] ganando el NO a la continuidad de Pinochet con el 55 % de los votos. Una campaña publicitaria genial, con ficha de arcoíris que simbolizaba amplitud, esperanza y pluralidad.

El eslogan: “Chile, la alegría ya viene”. Una campaña integral conformada por publicistas, politólogos, psicólogos, diseñadores, e interpretada por los mejores cantautores de Chile. Contagiosa, con mucho anhelo e ilusión. Inspiraron a un pueblo oprimido. Elevaron el valor de la unidad por un Chile feliz. Asumieron un liderazgo con desprendimiento y vocación patriótica, y pactaron una transición sostenible capaz de dar al pueblo la expectativa ofrecida.

La transición fue plausible. Las tensiones fueron superadas por la capacidad de los actores de poder de consensuar una república, crear mecanismos de justicia transicional, revisión a profundidad de elementos de cultura política e inclusión social, desmilitarización de la función pública… mientras Pinochet seguía como comandante en jefe del Ejército. Sin duda un esfuerzo de redención y concertación política ejemplar.  

Nuestra próxima entrega será sobre el retorno de la democracia, el caso español.  

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