Ni comunistas ni fascistas
El chavismo es un eufemismo del castrocomunismo atracador y ruinoso; tan irresponsable, que nada es su culpa
Nadie conoce por qué se han establecido en el mundo dictaduras vergonzantes o aparatosas imitaciones de cesarismo (sistema de gobierno centrado en la autoridad suprema de un jefe). Afortunadamente sus periodos son transitorios, pero a veces demasiado largos. La conciencia colectiva e ideales democráticos repugnan a los “indispensables” o supremos dispensadores de bienes, que dicen ser los comunistas.
La mayoría civilizada amalgama ideales libertarios que sirven de modelo y enseñan el camino al mejoramiento, de acuerdo con realidades del entorno y manera de ser. El materialismo histórico, la lucha de clases, la socialización de los medios de trabajo y producción deben ser motivo de minuciosa meditación. El marxismo es criminal, basura comprobada y fracasada.
Comunismo y fascismo son movimientos totalitarios, antidemocráticos. Pelear con difuntos enterrados y olvidados, es una tontería.
El castrismo sin Castro no pasa de ser comunismo sin embrujo, asesino y miserable. El chavismo ha muerto. Sucumbió tras inventar y nada establecer, lo arrasó un cáncer que no pudo apaciguar la echonería sanitaria. Al otro, una vejez que la medicina fanfarrona de tanta propaganda no logró prolongar. No pasaron de ser extensos habladores de pendejadas. Y sus revoluciones se diluyeron entre faltriqueras explotadas y envíos interesados del tesoro soviético, esquilmando lo que producían países sojuzgados.
Crearon fuerzas represoras, no escuelas a ser seguidas. Hoy, extintos, dejaron herederos sin principios ni gracia. El hermano no fue más que un represor natural que sobrevivió, sin pena ni gloria, a quien vivió en aroma de mentiras. Su mejor obra después de 60 años es un burócrata, poco original de apellido largo e ideas cortas.
El comunismo por estos lares
En Venezuela el embaucador supremo ungió convenientemente a su heredero, de habla profusa y fastidiosa. Al igual que su padre político, promete sin honrar la palabra empeñada. Viste un chaquetón para dar cierto aire vago de apoyo, que han aprendido a tener los que exhiben poder y fortuna en cargos públicos. Y acusa a chavistas que solo por desaparecidos se autocalifican de originarios.
Subestimado, ha resultado astuto y perspicaz; estará en el poder mientras la ciudadanía de principios éticos, valores morales y buenas costumbres no elija directamente sus verdaderos representantes, para que ejerzan representación con legitimidad, honor y dignidad. De lo contrario, la recuperación de la libertad y democracia no parece próxima. Porque la dirigencia vendida y traicionera, que sumisa se entregó e infiltró, pactaría ficticias elecciones para un refrescamiento del castromadurismo. Así se mueve ese mundo politiquero, más sucio que el río Guaire.
El porvenir no es de los fascistas
¿Cómo derrota la América mestiza a regímenes comunistas y fascistas? Con justicia imparcial, libertad ciudadana, independencia de poderes, democracia, igualdad de oportunidades, respeto a los derechos humanos y acato a la dignidad. Ser republica liberal es el camino al porvenir.
El mestizo e indio de América representan una ecuación compleja que no se puede asimilar de manera total a la mentalidad de Occidente, tampoco a la eslava o mongólica; aunque algo pudiera tener de semejanza con alguna de esas culturas, le queda sin embargo un sedimento propio irreconciliable con ideas y hábitos particulares.
Esto podrá explicar lo complicado y evasivo de nuestros problemas, algo tan difícil que ha hecho enloquecer en algunos casos a los cerebros mejor equilibrados. Reducir preocupaciones y anhelos del continente al simplismo de clasificar a los americanos contrarios a las libertades, resulta absurdo y al mismo tiempo peligroso. Habrá que ser previsores, si se sigue permitiendo la administración, en grandes o pequeñas dosis, de venenos y toxinas del comunismo. Se puede caer profundo en la demencia ideológica o en la locura estulta que en estos momentos obscurecen el horizonte.
La guerra contra Occidente
El chavismo es un eufemismo del castrocomunismo atracador y ruinoso; tan irresponsable, que nada es…
El comunismo como sistema, doctrina filosófica e interpretación económica es un fiasco, una decepción probada. Y en el momento que se quiere establecer en regla infalible, postula dictaduras individuales o colectivas, se convierte en amenaza a la democracia y libertad, único camino hacia la felicidad y buen disfrute de la humanidad.
Un cambio de verdad será bienvenido cuando los comunistas y fascistas se hundan cortejados. Y sus cómplices e infiltrados desaparezcan como lo hace la pesadilla. Para eso hacen falta dos pueblos enfurecidos.
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