En Caracas es posible pensar en todos - Runrun
En Caracas es posible pensar en todos
Es posible que en Caracas pensemos en todos. De hecho, ya lo hacemos todos los días. Lo necesario es que seamos conscientes de ello para construir comunidad

@miconvive

Cada una de las personas que forman parte de una sociedad, como lo es la caraqueña, se encuentran sujetas a un conjunto de condiciones determinadas no solo por las instituciones políticas[1] que las rodean, sino que también son afectadas por la particularidad que surge de su propio entorno familiar, su cultura, sus asociaciones voluntarias a una postura política u otra, y hasta por su brújula moral representada por esa voz interna que guía sus acciones[2]. Ahora bien, si somos tan particulares y vivimos bajo condiciones tan distintas, ¿Cómo es que podemos entendernos entre nosotros?

Esta es una pregunta fundamental al momento de pensar en democracia. Sin embargo, no tienes que ser experto en temas democráticos para comprender por qué algunas personas se llevan bien con otras.

Se podría pensar que algunos lo hacen porque son familiares, otros porque se conocen desde hace mucho tiempo y algunos otros –quizás– porque se benefician de dichas relaciones. Ahora bien, la realidad es que todos los días somos testigos de cómo miles de personas deciden cooperar entre sí simplemente porque desean vivir mejor. Esto pudiese parecer inocente e ingenuo, pero cada vez que salimos de nuestros hogares solemos decidir confiar –en mayor o menor medida– en los demás. Y los demás deciden hacer lo mismo. Si no fuese así, entonces estaríamos en constante miedo respecto a lo que pueden hacernos otras personas.

Se suele decir que vivimos en un país en el que reina la impunidad, pero a pesar de que los “malos suelen salirse con la suya”, aún los buenos deciden no aprovecharse de un sistema corrupto para beneficiarse solo a ellos mismos. Estos representan la mayoría de las personas que nos rodean, pues si todos optamos por pensar solamente en nosotros, entonces sería imposible poder relacionarnos con otros sin pensar que se están beneficiando a costa de nuestro perjuicio. Esta es la Caracas que nos rodea. Una Caracas en la que a pesar de que faltan muchas cosas, miles de personas salen todos los días de sus casas para que a su familia no le falte nada. Una Caracas en la que si una persona roba en el metro, hay otras 2000 personas que no lo hacen. Una Caracas en la que la mayoría de sus habitantes deciden cooperar por una vida mejor y no hacerle daño a los demás.

Esto es posible porque cada uno de nosotros, como personas, somos capaces de no solo ser racionales y pensar en nuestro propios objetivos, fines y más grandes deseos, sino que también somos capaces de ser razonables y actuar conforme a términos que todas las demás personas puedan aceptar[3]. Esto puede sonar un poco al refrán “no hagas lo que no te gusta que te hagan”, pero la realidad es que la mayoría de nosotros actuamos conforme a este imperativo[4]. Cada vez que interactuamos con otra persona decidimos no hacerle daño, en parte, porque no quisiéramos que esta persona nos haga daño a nosotros. Este no es un proceso consciente la mayoría del tiempo, pero es una característica inherente a la vida en comunidad, pues en nuestra razón yace la base de nuestra natural cooperación.

Es posible que en Caracas pensemos en todos. De hecho, ya lo hacemos todos los días. Lo necesario es que seamos conscientes de que como caraqueños tenemos esta facultad. Y por lo tanto debemos aprovecharla para buscar de forma activa el bien común. El esquema comunitario tiene una gran importancia en el marco de esta reflexión, pues es el ejemplo más inmediato que se nos presenta cuando se habla de cooperación social. Desde el vecino que ayuda al que lo necesita, hasta la organización de la comunidad para recuperar un espacio público, cada una de estas acciones reflejan cómo estas personas se preocupan unas por las otras y además apuntan a un bienestar compartido.

En Mi Convive basamos nuestras actividades en una visión democrática y comunitaria que se respalda en lo que se ha señalado hasta ahora: (1) vivimos en una sociedad que coopera constantemente, (2) en la que sus ciudadanos son capaces de pensar en los otros más allá de la particularidad y singularidad de cada uno, y que además (3) tienden a un bien común. Un ejemplo de esto es el programa Vamos Convive. En mismo se forman a jóvenes que viven en algunas de las comunidades más afectadas por la violencia en Caracas para que sean agentes de cambio y constructores de paz, fortaleciendo sus capacidades de liderazgo, desarrollo psicosocial y formándolos en un oficio o profesión. Con estas actividades se busca aprovechar el potencial de estos jóvenes para que promuevan la comunidad que ellos y las personas que los rodean desean.

Nos vemos en la cancha

Nos vemos en la cancha

«La gente de barrio no es como los demás creen, somos iguales y queremos ser mejores cada día”, mencionó un joven de la comunidad de Pinto Salinas que participó en la formación de Vamos Convive, quien a su corta edad ya es consciente de que más allá de la gran cantidad de diferencias que pueda existir entre la gente de su barrio y el resto de Caracas, desde el acceso a servicios básicos hasta oportunidades de crecimiento, todos desean algo mejor para sí. Y, al ser todos iguales, existe una tendencia importante para ayudarnos mutuamente haciendo uso de nuestra propia voluntad. “Persona es persona, no importa a donde viva, ni en qué espacio, cada persona tiene una mentalidad distinta”, comentó otro joven de la misma comunidad.

Nuevamente, no es necesario ser un experto o un académico para entender por qué en Caracas es posible pensar en todos. Los jóvenes de Pinto Salinas lo pueden ver. Aunque la mayoría de las personas que nos rodean no son conscientes de esto, a lo largo de sus días deciden constantemente no hacer mal a los otros, y por ello vivimos en una comunidad en la que suele pensar en los demás. Esta no es una particularidad de la sociedad caraqueña, pues sucede en otras ciudades dentro y fuera de Venezuela. A pesar de que la cooperación social, la razón y el bien común son características que se encuentran presentes en nuestro entorno, es importante resaltar que estas son condiciones necesarias más no suficientes para vivir en democracia. Resulta imprescindible que las instituciones del Estado utilicen estos insumos para promover esa buena convivencia que la mayoría de nosotros desea.

Presentar estas características de nuestra sociedad en esta reflexión no tiene como pretensión aparentar la existencia de una perfecta armonía, sino resaltar la presencia de una base sobre la cual se puede construir democracia en nuestra comunidad. Si bien no existen dos caraqueños que hayan compartido las mismas experiencias y sean iguales, siempre encontraremos en nuestros entornos a otras personas dispuestas a tendernos una mano y comprometidas –aunque no lo sepan– con un futuro mejor para todos nosotros.

Dueños de nuestro futuro

Dueños de nuestro futuro

[1] Junto con las instituciones económicas y sociales que componen la estructura básica de la sociedad analizada por John Rawls en Teoría de la justicia. | [2] Constricciones comunitarias presentadas por Michael Walzer en Razón, política y pasión (2004). | [3] Facultades morales según John Rawls. | [4] Imperativo categórico.

(*) Humberto Rumbos es especialista de investigación de Caracas Mi Convive.