Castromadurismo y bases militares - Runrun
Castromadurismo y bases militares
Puede ser o no que estemos invadidos, pero la terrible, dolorosa e insólita realidad es que somos un ejemplo de reparto en pleno desarrollo

 

@ArmandoMartini

Hubo un tiempo, más largo del que tránsfugas políticos soñaron, más corto de lo que se necesitaba por culpa de conductores, durante el cual tuvimos una Venezuela que llamamos “suya”, “tuya” y siempre mía. El chavismo devenido en madurismo ha puesto en ejecución otro viejo concepto de cosechas pasadas, “Venezuela para todos”.

Ahora el Estado gobierna, comparte y maneja en sincronía. La isla de Margarita es cada día más musulmana fanática. Cubanos y rusos disfrutan cuarteles, se uniforman, oprimen, realizan labores de inteligencia, reciben honorarios y saborean amenidades. Chinos, turcos y otros intervienen en la importación de alimentos, finezas, exquisiteces, elegancias, comerciando cuanta vaina hay. Los narcoguerrilleros en el sur se roban los minerales, y, además abren camino al sucio e inmoral negocio del narcotráfico.

Se ha armado un zafarrancho, alboroto -decían las abuelas-, con declaraciones sobre la introducción de Venezuela en una travesura geopolítica de la cual no forma parte ni tiene arte. Los rusos, presionados por su afán ucraniano, conscientes de que son mucho pero no tanto como Estados Unidos, levantan banderas descoloridas. La despliegan al viento con argumentos que hacen creer que son capaces de enfrentarse, a pesar de su economía mediocre y un único anticuado portaaviones, a la primera y más rica potencia del mundo.

Rusia no quiere que se respalde ni con el pétalo de una rosa a una Ucrania que al mismo tiempo es poblacional parcial, frustración, y único argumento de amenazar con establecer bases militares en Cuba y Venezuela. La presencia rusa en la “isla de la felicidad” es de vieja data y en nada impresiona, aunque siempre vigilada. Y, su representación en Venezuela es cosa de añosos asesores, remanentes sobrevivientes del pensamiento de posguerra, que se reduce a la venta de equipos militares envejecidos y caducados, en buena parte aún no cancelados por el régimen.

Con una fuerza armada de última generación, alcance mundial y mejor dotada tecnológicamente, no cabe la menor duda de que USA es una potencia poderosa, definitiva. Ya pasaron aquellos tiempos de la paridad militar de la Guerra Fría. Estados Unidos puede acabar con Rusia, pero los rusos no con los estadounidenses. Hoy día, contundente realidad. Por eso los chinos se preparan pacientes e insistentes. Son potencia económica de primera magnitud, pero plagada de problemas internos. La estadounidense sufre la inflación después de mucho tiempo, pero deslumbra con el observatorio espacial James Webb; y China puede desmoronarse en cualquier momento. Pueden trabar al mundo con el coronavirus que la frena a ella misma.

Para Estados Unidos, América y en particular el mar Caribe, son mucho más que zona de influencia, es de expansión, soporte económico y certeza militar. Es lo que aterroriza al régimen cubano-venezolano. Cualquier base militar sería detectada de inmediato. Ensamblarla es pesado problema económico que solo puede hacerse mediante sucesivos pasos pequeños y enormes costos de instalación; y su mantenimiento es tan elevado que una economía de bajo nivel y poca monta no soportaría. Además, la avanzada realidad de tecnología en drones y satélites, olvidaron aquellos tiempos de los misiles rusos en Cuba.

Amenazar con instalarlas en Venezuela y Cuba es alarde de la arcaica guerra fría en busca de un compromiso estadounidense de no meter sus potentes -a veces torpes, hay que reconocerlo- narices en Ucrania. La realidad es que, semejante atrevimiento bélico, por demás estulto, es imposible de cumplir. Porque sin un solo soldado estadounidense en tierra venezolana, somos parte de las responsabilidades del Comando Sur, orgullo y prevención.

El régimen bolivariano es generoso en la distribución del territorio, el castromadurismo entiende que sería egoísta ser los únicos que aprovechen los cada vez menores recursos, y han abierto las puertas a bandidos nacionales y extranjeros, sinvergüenzas, bolichicos, enchufados, cómplices y cooperantes para que se enriquezcan, importándole un carajo Venezuela.

No se termina de entender el proyecto revolucionario. Estamos invadidos por el criminal comunismo, la afrenta del Foro de Sao Paulo, el ultraje del Grupo Puebla, la ofensa castrista y el insulto oficialista que reparte soberanía, confiando en que sigan su ejemplo Perú, Chile, Brasil, Colombia y otros países. Excepto la cínica Cuba que no se reparte, ellos son todo para adentro especialmente miseria y represión.

Puede ser o no que estemos invadidos, pero la terrible, dolorosa e insólita realidad es que somos un ejemplo de reparto en pleno desarrollo.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es