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Brian Fincheltub Jun 15, 2020 | Actualizado hace 4 semanas
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@BrianFincheltub  

Antes de su detención en Cabo Verde, a la mayoría de los venezolanos el nombre de Alex Saab no les decía nada. Muy a pesar de haber estado en el radar del periodismo de investigación desde hace varios años.

Aunque sorprende, se entiende: el régimen chavista se encargó de mantener bajo la sombra al hombre fuerte detrás de las importaciones de alimentos en Venezuela. Para ello se encargó de perseguir al grupo de periodistas que osó investigarlo, al punto de obligarlos a exiliarse y censurar sus sitios web para que ni si quiera su nombre se viera manchado. Lo máximo que llegaron a decir era que se trataba de un pleito privado y que el “empresario” colombiano era víctima de extorsión.

Pero esto cambió radicalmente hace algunas horas. Alex Saab pasó de ser el amigo secreto de la dictadura chavista, a una especie de superhéroe revolucionario, al que el “imperialismo” ha “secuestrado” por haber “desafiado valientemente” el “bloqueo” contra el pueblo venezolano.

Más allá de las consignas y la propaganda a la que nos tiene acostumbrados el régimen, lo que estos acontecimientos han demostrado es el estrecho nexo que existe entre Saab y la élite madurista. Los medios del mundo hablan del detenido como el testaferro de Maduro, el hombre que se enriqueció importando comida de dudosa calidad a sobreprecio para ser vendida a través del sistema de chantaje político y control social llamado CLAP.

Mientras los venezolanos se comían las lentejas con gorgojos y la leche con aspecto de cal que venía en las cajas CLAP, Saab amasaba un enorme fortuna, y no precisamente con harina Maseca, a costa del hambre y la miseria de millones de venezolanos. Sus propiedades incautadas en Colombia superan los diez millones de dólares. Eso es apenas la punta del iceberg, puesto que alrededor del personaje se ha tejido una enorme red de lavado de dinero y corrupción que nadie sabe hasta dónde llega.

Saab llegó a ser tan poderoso que hasta se compró una bancada en la Asamblea Nacional, la llamada bancada CLAP. Reconocida por el régimen madurista como la “verdadera” Asamblea Nacional, es producto de los poderes del empresario todopoderoso. Digamos que se trata de un pago de favores, pues quienes dirigen esa AN ilegítima hasta cartas de buena conducta le llagaron a otorgar al ciudadano de nacionalidad  colombiana.

Al momento que escribo este artículo, el destino de Saab demora incierto desde Cabo Verde, en un proceso de extradición en marcha hacia los Estados Unidos. Pero el dictador y sus aliados harán todo para que eso no pase. Veremos quién termina imponiéndose. Lo cierto es que, por ahora, la revolución ha perdido un superhéroe, ha perdido a SuperCLAP.

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