El juego de los dos Guaidó en la cancha del G4 que no da resultados al país, por Juan Francisco Gracia Escalona - Runrun
El juego de los dos Guaidó en la cancha del G4 que no da resultados al país, por Juan Francisco Gracia Escalona

Todos los venezolanos de bien apostamos por una salida democrática al grave conflicto político que vive nuestro país. Lamentablemente, cada vez que pareciera que estamos cerca de encontrarla, se presentan movimientos que nos hacen retroceder y el régimen madurista se afianza en el poder, que ejerce con brazo de hierro arrollando todo a su paso, como río en creciente.

La oposición venezolana no es la misma de hace unos años, pues se rompió el antiguo núcleo de chavistas contra opositores. El chavismo se desvaneció por toda la ola de corrupción, hambre y miseria que representa ese modelo político. Hoy es todo un pueblo contra una dictadura, aspecto de interés que no ha sido en su totalidad comprendido por la elite de los partidos de oposición denominada G4. Estos aún no encuentran las formas de encauzar a todos los sectores representativos de la diversa sociedad venezolana en la tarea del rescate de la democracia, y solo dibujan sus intereses por hacerse de los espacios burocráticos que genera el poder en las instituciones.

El castigo severo de la no concreción de los objetivos trazados lo cobra el presidente interino Juan Gerardo Guaidó Márquez, a quien le ha tocado la difícil tarea de ser el líder de una oposición partidista, que a la vista de todos no ama a nuestro país, que negocia sin escrúpulos con el régimen y muchas veces lo deja expuesto a la opinión pública como un gobernado de estos partidos. El presidente interino no ha demostrado en su totalidad la determinación de líder y de gran conductor de todo el país, actuando en concordancia con las direcciones de los partidos.

Mientras no asuma su liderazgo cabalmente y se prenda en fuego, los desatinos serán cada vez mayores, porque hasta ahora insiste en jugar en la cancha del G4, y cada vez que entrega el balón le hacen el gol en propia guardería, hablando en términos deportivos.

No obstante, siendo incisivo en el análisis, sin dudas hoy existen dos Guaidó: uno que no encuentra las formas y los medios de zafarse de la marcación hombre a hombre en toda la cancha que le han impuesto las propias organizaciones políticas opositoras, para que no se le ocurra avanzar en un planteamiento que no les asegure sus ansiadas cuotas de poder, esas que se reparten entre ellos según sus conveniencias.

Y el otro Juan Guaidó es el del retorno de la gira por Europa y Estado Unidos, un Guaidó que intenta abordar un mensaje más a la línea social, más al país y no a los partidos y que empieza a dar visos de asumir la dura carga que tiene en sus hombros, sin importarle que sus aliados presionen por opciones más cómodas.

Los aliados internacionales, por su parte, han manifestado públicamente en voceros de altísimo nivel su desconcierto por las tantas contradicciones entre los liderazgos de los partidos en Venezuela, tema que estoy seguro inundó a Guaidó en su gira internacional. Los reclamos evidentemente no se hicieron esperar, lo que en estos momentos debe retumbarle en su conciencia a la hora de anunciar acciones y trazar estrategias junto con quienes, evidentemente, están en un flujo de acuerdos con el régimen.

Una vez expuesta al país la búsqueda desesperada de los partidos políticos del G4 de un acuerdo con el régimen para participar en unas fraudulentas elecciones parlamentarias, en complicidad además con lo que se denomina “la mesita”, quedan muchas exclamaciones en los venezolanos que resisten y sueñan con la libertad de nuestra nación. Todos sabemos que la mesita no es más que una oposición creada y comprada, que existe en una nómina nacional, para lavarle el rostro a la dictadura venezolana.

Y es que este tipo de conductas es inadmisible en este punto de la lucha. Recientemente, como corolario de esta situación, tenemos las declaraciones de un diputado de la fracción del G4 justificando la necesidad de las elecciones parlamentarias según sus compromisos y su visión de lo que han sido los procesos electorales en Venezuela. Además del bochornoso acto de repartición entre los partidos -del G4 claro está y del PSUV- de los representantes de la sociedad civil al comité de postulaciones del Consejo Nacional Electoral. Esto ha significado una nueva estafa al país, una nueva burla con participación directa de quienes deberían actuar en consideración de lo que ha indicado el presidente interino.

¿Juan Guaido es contrario a esta situación, o la avala? Pregunta que sacude a todo el pueblo venezolano, aun brindándole el beneficio de la duda por la buena fe y el compromiso de Guaidó.

Por otra parte, el Sr. Capriles abiertamente hace campaña por elecciones parlamentarias, obviando a todas luces lo que es un pedimento internacional: elecciones presidenciales y parlamentarias, simultáneamente. La negativa del régimen se mantiene, además de retardar e impedir todo proceso de acuerdo transparente. Hemos visto cómo ha formado estructuras paralelas a las instituciones legítimas del país, siendo la referencia más horrenda la Asamblea Nacional Constituyente, el instrumento para falsear toda verdad y toda lógica de legalidad en la nación. Y, por si fuera poco, acude al Tribunal Supremo de Justicia para golpear incesantemente la voluntad del pueblo venezolano.

De acuerdo a todo esto ¿se puede confiar en el régimen de Maduro y Diosdado? No hay ni un ápice de transparencia en las negociaciones del G4 con el PSUV, en función de las elecciones parlamentarias. Esta situación responde a una estela de compromisos en el tiempo y concesiones de orden económico que son secretos a voces y que hipócritamente desmienten con el cinismo que no cabe en el rostro de ninguno de sus voceros, algunos con mejor trino que otros.

Mientras, el país espera que se consolide la propuesta de las elecciones simultáneas con el aval del Grupo de Lima, OEA, EE. UU. y la UE. Pero esta propuesta no se materializará si tras bastidores el G4 negocia otros rumbos.

Juan Guaidó, en su laberinto, debe saber que se juega su sobrevivencia política. Debe desmarcarse y evitar que otros decidan sobre él; de no hacerlo irá tristemente a un despeñadero de donde jamás podrá salir. Si estos desatinos continúan, probablemente tendrá un relevo de otro tipo, que asumirá las acciones a toda consecuencia sin flaquear ante el G4.

Esta carta se baraja en sincronización con los aliados internacionales, porque realmente todas las opciones están sobre la mesa, incluso la permanencia y la pertinencia del liderazgo del propio Juan Guaidó.

* Juan Francisco Gracia Escalona, exdiputado AN del PSUV, por el estado Apure, expresidente de la subcomisión de Cultos y Regímenes Penitenciarios de la Asamblea Nacional. Actualmente preside la comisión de la Organización del Movimiento Democracia e Inclusión, MDI, y coordinador regional del estado Apure.