Dictadores: de Gómez a Maduro - Runrun
Eddie A. Ramírez S. Jul 08, 2019 | Actualizado hace 1 mes
Dictadores: de Gómez a Maduro
Las repudiables dictaduras anteriores enrumbaron a Venezuela hacia el progreso. La de Chávez-Maduro destruyó al país y hoy un diez por ciento de su población está refugiada en países amigos

 

En los últimos 110 años Venezuela ha tenido tres dictaduras. La de Juan Vicente Gómez, que duró 27 años, la de Pérez Jiménez cinco, si no consideramos el período de facto de Delgado Chalbaud y de Suárez Flamerich, y la de Chávez-Maduro que tiene 20. ¿Por  qué surgieron estas  dictaduras? Aunque todas las dictaduras son malas y  repudiables, ¿hay  diferencias entre ellas? 

La prédica general del sector político es que los dictadores conquistan el poder solo para satisfacer sus ambiciones. Pocas veces se reconoce que también influye un deseo de enderezar entuertos y atender un clamor de muchos. Aunque repudiables, unas pocas tienen inicialmente cierta razón de ser, pero quienes las lideran  intentan prolongar su mandato, lo cual gradualmente despierta rechazo. Como consecuencia, se inician los abusos y violaciones a los derechos humanos.

Gómez y Peréz Jiménez asesinaron, torturaron, encarcelaron y exiliaron selectivamente  a sus oponentes,  y fueron corruptos. En esos tiempos la sociedad civil y el pueblo en general no participaba en política. Gómez persiguió a los caudillos regionales, ya que  no existían partidos políticos. Pagó la deuda externa, construyó carreteras y acabó con el caudillismo.

Pérez Jiménez persiguió a los líderes de Acción Democrática, Partido Comunista, algunas personalidades independientes y a un grupo de militares. El resto de la población permanecía pasiva, salvo en los días finales de la dictadura. Los militares que apoyaron a Pérez no participaban en la represión, la cual cual estaba a cargo de la  Seguridad Nacional. Además, pocos militares ocuparon cargos públicos, los ascensos eran limitados y por mérito, salvo alguna que otra excepción. El país progresó y fue polo de atracción de una inmigración positiva, aunque se descuidó la educación y el interior no evolucionó al ritmo de Caracas. Favoreció al sector privado y al  crecimiento económico, aunque no fue capaz de promover un  desarrollo sustentable. 

Después de Pérez Jiménez, los cuarenta años de una democracia bastante imperfecta, aunque perfectible, influyeron en que la clase media se interesara en política. Ello explica las protestas numerosas y multitudinarias que se iniciaron en el 2001 en contra de las dictaduras de Chávez-Maduro. A medida que se deterioró la situación económica y que colapsaron los servicios públicos, las protestas se nutrieron con ciudadanos de los estratos sociales menos favorecidos. Los asesinatos, torturas, encarcelamientos, exilio y agresiones han sido masivos, abarcado a civiles de todas las edades, y a militares de todos los grados, tanto hombres como mujeres. La corrupción ha llegado a niveles muy por encima de la de otras dictaduras.

Desde un principio, el autollamado “proceso revolucionario”, conducido por gente de extrema izquierda resentida, tenía claro que el objetivo era destruir o debilitar al sector privado y controlar la fuente de ingresos y las armas, es decir a Pdvsa, y a la Fuerza Armada.

A la primera le fue fácil, ya que solo requería designar una directiva sumisa y mediocre, lo cual ocasionó la reacción  de los trabajadores petroleros acostumbrados a la meritocracia y a practicar principios y valores. Destruir a  la Fuerza Armada le tomó más  tiempo.

La primera medida fue lograr que en la nueva Constitución los ascensos a coronel y a general no dependieran del Congreso Nacional, sino del propio Chávez. Reincorporó a oficiales que estaban retirados por participar en las asonadas de 1992. Masificó los ascensos a generales y almirantes sin mérito alguno. Además, creó numerosas empresas dependientes del ministerio de la Defensa y designó a muchos oficiales en la administración pública. Paralelamente dejó sin cargo y después pasó a retiro a oficiales no identificados con su “proceso“.     

Otra diferencia entre las dictaduras anteriores y la de Chávez-Maduro es la sumisión a la dictadura cubana de los Castro y el contubernio con la guerrilla colombiana, Hezbolá y el narcotráfico, además de armar a grupos paramilitares locales mal llamados colectivos. Las repudiables dictaduras anteriores enrumbaron a Venezuela hacia el progreso. La de Chávez-Maduro destruyó al país y hoy un diez por ciento de su población está refugiada en países amigos. Seguimos optimistas. La sociedad civil y la militar no se han doblegado. Debemos descartar las críticas malintencionadas al presidente (e) Juan Guaidó.

Como (había) en botica

  • La magistrada Carmen Zuleta de Merchán debería entender que es lamentable, pero explicable, que una mujer se prostituya por necesidad. Más detestable es que venda su conciencia por ideología o conveniencia.
  • Ramón Cornieles fue un ciudadano ejemplar y un petrolero de prestigio. Su primer grado fue de técnico mecánico. Desde un inicio la industria petrolera identificó su potencial, se graduó de ingeniero mecánico y obtuvo un doctorado en Economía de los Hidrocarburos. Experto en refinación, llegó a ser director de Maraven y se mantuvo activo en Coener. Una pérdida para el país.
  • Ojalá el contundente Informe de la doctora Bachelet sobre las violaciones a los derechos humanos haga moderar  a quienes se aventuran a criticar sin pruebas
  • ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

Nota: artículo actualizado el 11 de marzo de 2024.

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