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Opinión

La Ley (y la importancia del órgano legislativo) por Andrés E. Hobaica

Andrés E. Hobaica
07/12/2015

Asamblea-Nacional

 

¡No fue la mejor semana para el gobierno venezolano! En la cumbre anual de la OPEP el 04-12-15 (el viernes pasado), el gobierno venezolano vio como su propuesta de recorte fue rotundamente descartada, y en su lugar se aprobó un aumento del output de producción diario del cartel. Como si fuera poco, el domingo tuvo que asumir la aplastante derrota (electoral) que ya todos conocemos.

Estos resultados del 6D implican un doble triunfo para la oposición, pues no se limita a la victoria electoral de prácticamente 2/3 de los curules parlamentarios, sino que resalta la aceptación pacífica de esos resultados por parte del oficialismo. Que una tendencia política distinta al oficialismo tenga un control prácticamente absoluto sobre un Poder Público (y de tal envergadura como el Legislativo), es un evento no tiene precedente en las últimas décadas del escenario político venezolano. Sin duda alguna el 6D representará un hito en nuestra historia política contemporánea. Sin embargo, la materialización de un cambio, a corto y largo plazo, dependerá en gran medida de la manera en que los diputados recién elegidos desempeñen sus funciones, y sobre todo, en su concepción de la finalidad que debe cumplir un órgano legislativo.

El órgano legislativo es la pieza fundamental de cualquier Estado democrático de Derecho. A través del órgano legislativo (AN) se manifiesta el poder del Estado, canalizado a través de leyes. Estas leyes deben producirse cumpliendo una doble garantía: (i) un procedimiento parlamentario que garantice el pluralismo, es decir, que maximice la representación de las distintas tendencias políticas en dicho proceso de formación de leyes; y (ii) que el contenido de la Ley cumpla con ciertas garantías, principalmente que se ajuste al contenido de la Constitución, en pocas palabras: no puede desconocer o restringir arbitrariamente derechos y libertades constitucionales.

La AN, a manos del oficialismo ha estado totalmente desviada de su finalidad, pues se transformó en un órgano que no garantiza el pluralismo, sino que más bien busca eliminar (hasta por la fuerza) cualquier tipo de disidencia política dentro de su seno. Desviación que también abarca la garantía del contenido de las leyes, pues si bien la labor legislativa de la AN, en los últimos años, ha sido prolífica cuantitativamente, no lo ha sido cualitativamente.

La misión de la oposición es enrumbar nuevamente a la AN a su verdadera función. El proceso legislativo debe promover, dentro de lo posible, que las decisiones sean producto de un consenso, es decir, que haya espacio al disentimiento, al pluralismo. La inclusión es la clave, pues si se acentúa la polarización se presentará un escenario de ingobernabilidad y de pugna entre poderes. Además, el fruto de ese procedimiento parlamentario deben ser normas que enaltezcan los derechos de los ciudadanos, que respeten las libertades económicas, en fin, que promuevan la paz social, el pluralismo y la existencia de iniciativa privada para suministro constante de bienes y servicios en el mercado.

Un verdadero cambio político, económico y social solo será posible en la medida que la oposición logre que nuestro órgano legislativo recupere su verdadero propósito. Primero, que procure el pluralismo y la inclusión; y que produzca leyes de contenido material, cuya finalidad sea resolver los problemas que acechan día a día a los venezolanos y no ajustar cuentas políticas. En la medida en que la AN se mantenga fiel a su finalidad es que empezará la recuperación paulatina de nuestra delicada situación política, económica y social, y que se presentará, eventualmente, la oportunidad de una transición política pacífica.

No sé cuales serán las consecuencias inmediatas de este resultado, pero en definitiva ya se puede vislumbrar una salida a este largo régimen que tantas vidas y sacrificio económico ha causado.

@ahobaica

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