El cielo encapotado… por Francisco Ibarra Bravo
Las cifras llegaron tarde, en este caso lo malo se hizo esperar. De todas formas ya era un secreto a voces: las cifras de crecimiento iban a poner en claro las dificultades por las que atraviesa la economía venezolana. Ha habido poca autocrítica en el Gobierno, y cuando digo Gobierno incluyo al BCV que opera como un ministerio. La mejor de las excusas fue que el fallecimiento del Presidente Chávez era la causa de la abrupta desaceleración que sufrió la economía. La verdadera causa de lo que vivimos y estamos por vivir, no fue su muerte sino lo que hizo en vida. Ya va siendo hora que de se diga fuerte y claro.
La economía pasó de crecer 5,5% en el último trimestre de 2012 a solo 0,7% en el primero de 2013. La desaceleración de la economía es incluso más pronunciada que la ocurrida en 2009. En aquel momento la recesión nos acompañó por 6 trimestres. Hay sectores como la manufactura que todavía no se habían recuperado de la pasada crisis y ya se enfrentan una nueva. No hablemos de la minería cuyo futuro, al parecer, es quedar resumida en la categoría “resto” que agrupa aquellos sectores de menor tamaño en la economía como agricultura. El sector de la construcción también se sumó a la caída. El espejismo que se vivió con la construcción pública tenía sus días contados.
Todo apunta que la economía va hacia una nueva recesión, todavía es pronto para anticipar la profundidad y la duración de la misma. Sin embargo podemos evaluar como salimos de la anterior para ver como podríamos salir de la próxima. Fueron tres sectores los que impulsaron la economía hacia su recuperación. De estos tres sectores los dos que primero se recuperaron fueron comercio y servicios de reparación e instituciones financieras y de seguros; luego se les sumó el sector de la construcción hacia finales de 2011 y con mucha vitalidad en 2012. Estos tres sectores han agregado en promedio en los últimos cuatro trimestres el 62,4% de impulso de crecimiento en la economía. La recuperación que experimentó la economía venezolana fue producto del crecimiento de su sector no transable (aquel que no puede ser llevado a mercados internacionales), mientras que su sector transable ha seguido languideciendo. La sostenibilidad de la recuperación económica vivida entre 2011 y 2012 era muy precaria y es por ello que era relativamente fácil anticipar las dificultades actuales y venideras. No podíamos, ni podemos seguir creciendo solo de la mano del sector no transable de la economía.
Hasta el momento ha habido poca reacción en el Gobierno, es posible que requieran de más indicios para constatar que su modelo económico y social solo conduce a la miseria. Es más, siempre queda la posibilidad de que no terminen de entenderlo. Lo peor de la recesión que se viene es que el Gobierno se ha quedado sin balas para combatirla: no hay reservas internacionales suficientes, no hay ahorro público y además el país sigue inmerso en un clima conflictivo. Las conversaciones que ha tenido el Presidente Maduro con el sector privado son positivas pero insuficientes. Venezuela ha de enfrentar las dificultades económicas futuras tratando de impulsar su sector transable, esto incluye: petróleo, minería y manufactura. Para lo primero necesita del capital internacional, mucho de lo andado en materia petrolera durante este gobierno tendrá que ser revertido. En el sector de la manufactura el tema es más delicado porque requiere una revisión, primero de la política cambiaria, y segundo de las posturas de acoso al sector privado. Si el gobierno opta por huir hacia delante y hacer caso omiso a las señales, el futuro económico del país a mediano plazo se verá aún más comprometido y con total seguridad también apoyo del electorado que aún le queda.
Francisco Ibarra Bravo