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Editorial de El Nacional: La Peste del Siglo XXI

Peste

 

Resulta difícil y muy cuesta arriba escribir sobre lo sucedido ayer al ver y escuchar la grabación presentada por la oposición entre un agente del G2 y el conductor de un vulgar y grosero programa de VTV. Y resulta difícil no sólo porque pone al desnudo dentro del Gobierno una trama al estilo mafioso de los años 20 en Chicago, sino porque al escribir cada frase sobre lo conversado el redactor siente unas inmensas ganas de vomitar y de llorar sin descanso. ¿En qué país han convertido a Venezuela en estos últimos 15 años? ¿Dónde enterraron los valores que con tanto esfuerzo nos inculcaron nuestras familias y nuestros profesores y maestros? ¿De dónde han salido tantos corruptos, trepadores y mentirosos que se han adueñado del poder?

Escuchando las acusaciones contra diputados, generales, ministros, gobernadores y altos funcionarios pareciera que Venezuela fuera una inmensa cárcel donde apenas una minoría trata de mantener los derechos fundamentales de la vida humana, pero a costa de convivir, de transarse o de aceptar todos los atropellos que carceleros y delincuentes avezados en comandita tramen en su contra.

Estamos pues, si aceptamos como ciertas las aseveraciones de los dos sujetos que conversaban, ante un futuro no solo incierto sino extremadamente peligroso y destructivo. No se trata de una especulación sino que es, en verdad, lo menos que puede extraerse de una de las trasmisiones de radio y televisión más escalofriantes que se haya emitido alguna en Venezuela, incluso en aquellas situaciones que, como el Caracazo, pusieron en peligro la vida cotidiana de los venezolanos durante varios días.

Para colmo, la mayoría de las agencias internacionales que ya creían agotada su capacidad de sorpresa, dada su experiencia en África y el Medio Oriente, se quedaron de una sola pieza no sólo con lo del pajarito azul que revoloteaba sobre la cabeza de Maduro diciendo que era Chávez, o la golpiza a los diputados de oposición en pleno hemiciclo de la Asamblea Nacional mientras el presidente de la directiva sonreía con sorna y picardía.

En parte de la conversación transcrita por la agencia española de noticias Efe se leía ayer que “en la grabación de casi una hora, Silva menciona desde una conspiración militar contra Maduro hasta una maquinaria corrupta supuestamente dirigida por el diputado oficialista Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional. Silva, quien protagoniza casi un monólogo frente a un alto jefe del G2 cubano identificado como Aramis Palacio, habla de su preocupación por el ‘mucho ruido de sables’ en la Fuerza Armada y la supuesta poca comunicación entre el ministro de Defensa, el almirante Diego Molero y Maduro, una maniobra que atribuye a Cabello”.

Según la agencia de noticias, Silva describió la grabación divulgada por la oposición como “un muy buen montaje”, y lo atribuyó al “sionismo que está trabajando muy bien, junto con la CIA”.

Fuente: El Nacional

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Resulta difícil y muy cuesta arriba escribir sobre lo sucedido ayer al ver y escuchar la grabación presentada por la oposición entre un agente del G2 y el conductor de un vulgar y grosero programa de VTV. Y resulta difícil no sólo porque pone al desnudo dentro del Gobierno una trama al estilo mafioso de los años 20 en Chicago, sino porque al escribir cada frase sobre lo conversado el redactor siente unas inmensas ganas de vomitar y de llorar sin descanso. ¿En qué país han convertido a Venezuela en estos últimos 15 años? ¿Dónde enterraron los valores que con tanto esfuerzo nos inculcaron nuestras familias y nuestros profesores y maestros? ¿De dónde han salido tantos corruptos, trepadores y mentirosos que se han adueñado del poder?

Escuchando las acusaciones contra diputados, generales, ministros, gobernadores y altos funcionarios pareciera que Venezuela fuera una inmensa cárcel donde apenas una minoría trata de mantener los derechos fundamentales de la vida humana, pero a costa de convivir, de transarse o de aceptar todos los atropellos que carceleros y delincuentes avezados en comandita tramen en su contra.

Estamos pues, si aceptamos como ciertas las aseveraciones de los dos sujetos que conversaban, ante un futuro no solo incierto sino extremadamente peligroso y destructivo. No se trata de una especulación sino que es, en verdad, lo menos que puede extraerse de una de las trasmisiones de radio y televisión más escalofriantes que se haya emitido alguna en Venezuela, incluso en aquellas situaciones que, como el Caracazo, pusieron en peligro la vida cotidiana de los venezolanos durante varios días.

Para colmo, la mayoría de las agencias internacionales que ya creían agotada su capacidad de sorpresa, dada su experiencia en África y el Medio Oriente, se quedaron de una sola pieza no sólo con lo del pajarito azul que revoloteaba sobre la cabeza de Maduro diciendo que era Chávez, o la golpiza a los diputados de oposición en pleno hemiciclo de la Asamblea Nacional mientras el presidente de la directiva sonreía con sorna y picardía.

En parte de la conversación transcrita por la agencia española de noticias Efe se leía ayer que “en la grabación de casi una hora, Silva menciona desde una conspiración militar contra Maduro hasta una maquinaria corrupta supuestamente dirigida por el diputado oficialista Diosdado Cabello, actual presidente de la Asamblea Nacional. Silva, quien protagoniza casi un monólogo frente a un alto jefe del G2 cubano identificado como Aramis Palacio, habla de su preocupación por el ‘mucho ruido de sables’ en la Fuerza Armada y la supuesta poca comunicación entre el ministro de Defensa, el almirante Diego Molero y Maduro, una maniobra que atribuye a Cabello”.

Según la agencia de noticias, Silva describió la grabación divulgada por la oposición como “un muy buen montaje”, y lo atribuyó al “sionismo que está trabajando muy bien, junto con la CIA”.

Fuente: El Nacional

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