De la osteoporosis a la pérdida de dientes: las facturas del bajo consumo de leche que experimenta el venezolano - Runrun
De la osteoporosis a la pérdida de dientes: las facturas del bajo consumo de leche que experimenta el venezolano
Las consecuencias de la escasa o nula ingesta de lácteos se verá en 10 ó 20 años, cuando empiecen a repuntar las enfermedades óseas 
El consumo de leche en Venezuela es casi tres veces menor al límite establecido por la FAO

 

Karina Pacheco es una mujer de 59 años que vive en Petare, municipio Sucre del estado Miranda. Desde marzo de 2018 tuvo que dejar su trabajo como empleada doméstica para encargarse del cuidado de sus dos nietos. Teresa, su única hija, tomó la decisión de emigrar a Colombia en busca de un trabajo que le permitiera costear los gastos alimenticios de su madre y sus hijos. A Karina y a Teresa les daba miedo que Jorge y Raúl, de 10 y 5 años, se enfermaran por la mala alimentación que estaban llevando, no consumían proteínas, vegetales, frutas, lácteos ni sus derivados. 

Desde que Teresa emigró siempre le está enviando dinero a su mamá para que compre comida y se alimenten mejor. Ahora, pueden comer carne, pollo, huevos, vegetales y cereales con mayor frecuencia. Sin embargo, alimentos como la leche en polvo y los yogures siguen siendo inalcanzables para Karina por su alto costo. 

“Yo siempre he sabido que los niños desde que nacen necesitan tomar leche para que crezcan sanos y fuertes, pero en Venezuela es muy difícil, su precio es muy elevado y además no se consigue”, dijo Karina. 

En una comparación con otros productos de la cesta básica como la carne de primera, el pollo entero y algunos pescados, la leche en polvo es más costosa. El kilogramo de esta ronda los 72 mil bolívares, 180% más que el salario mínimo establecido (40.000 Bs.). 

 

El alto precio ha hecho mella en la dieta diaria del venezolano. De acuerdo con el boletín enero-marzo 2019 del Sistema de Alerta, Monitoreo y Atención en Nutrición y Salud (SAMAN) de Cáritas Venezuela, rubros como carne, pescado, huevos, vegetales, frutas y lácteos son consumidos por menos de 30% de los hogares en el país. El mismo estudio también determinó que la ingesta de lácteos cayó de 40% a 23%.

 

Los gremios también han avalado el descenso de la ingesta. El pasado mes de junio, el presidente del Instituto Venezolano de la Leche y la Carne (Invelecar), Carlos Albornoz, denunció a través de su cuenta en Twitter que el consumo de leche per cápita en el país (48 litros por habitante al año), es casi tres veces inferior a los límites que plantea la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

Albornoz estableció una comparación con países como Uruguay, donde el consumo de leche es de 239 litros por habitante cada año. En Costa Rica, la cifra es de 200 litros; en Argentina, de 197; en Colombia, 145; en Brasil, 130. Todas estas referencias continentales están por encima de la recomendación de 120 litros que establece la FAO. 

A todo el panorama, se suma la escasez, que es precisamente la que provoca el repunte de los precios. Roger Figueroa, presidente de Cavilac, afirmó que la situación con la producción de leche en Venezuela va de mal en peor y que la capacidad de compra se ha reducido “brutalmente”.

 

“Ahora se ve presencia de leche líquida y en polvo en los anaqueles de los supermercados, pero la gente no tiene dinero para comprar”, afirmó Figueroa.
 

De acuerdo con la base de datos del Hambrómetro, la escasez de leche para diciembre de 2018 se ubicó en 84%, cifra que se elevó en el primer mes de 2019 a 87% y que para los meses de marzo (84%), abril (81%) y mayo (77%) tuvo un descenso. 

 

Sin reservas de calcio

“El venezolano ya no consume la misma cantidad de leche que en años anteriores y eso se debe principalmente a su precio”, así lo afirmó Pablo Hernández, nutricionista y profesor en la Universidad Central de Venezuela (UCV). 

Hernández explicó que no existe otro alimento que aporte tanto calcio como la leche y que esta es fundamental en cada etapa de la vida debido a que aporta grasas, carbohidratos, proteínas y gran cantidad de vitaminas. 

 

El Centro de Atención Nutricional Infantil Antímano (Cania), que atiende la malnutrición en niños y mujeres embarazadas, asegura que el período de los primeros mil días (desde la concepción hasta los dos años) y la adolescencia, son los períodos en los que el metabolismo óseo es más vulnerable.

 

Pablo Hernández explicó que durante esas dos etapas el organismo comienza a hacer sus reservas de calcio para ser utilizadas en la adultez y si estas son bajas cuando se llega al final de los 20 años, ya es demasiado tarde para revertir los daños que causaron la mala alimentación y las deficiencias nutritivas. “En Venezuela, las consecuencias de la disminución en la ingesta de leche y sus derivados se verán reflejadas en 10 o 20 años cuando comiencen a aumentar los casos de osteoporosis. Los dientes también se verán afectados, desde ahora ya se ven más niños con caries, también adolescentes y adultos que le faltan piezas dentales”, dijo Hernández.

 

Malas alternativas 

Ante la escasez y los altos precios de la leche, las madres venezolanas han tenido que recurrir a prácticas poco seguras y saludables para alimentar a sus hijos.  Mariana Mariño, gerente de salud en Cania afirmó que la institución ha reportado que madres ofrecen a sus hijos atol de crema de arroz o de algún otro cereal (avena, pasta o arroz partido) como si fuese sustituto de la leche, sin importar la edad del niño, pudiendo ser incluso menor de 6 meses de edad. 

Cania también ha registrado casos de madres que compran la leche en porciones más pequeñas donde la procedencia, el tiempo de caducidad y el tipo de leche son desconocidos. En las zonas populares son conocidas como “teticas de leche” (100 ó 200 gramos del producto empaquetado en bolsitas transparentes) que son vendidas al público a un precio más, pero en realidad, estas pequeñas raciones pueden desencadenar graves daños sobre todo a los niños.  

El nutricionista Pablo Hernández  afirmó que el riesgo microbiológico de comprar leche en estas presentaciones es alto, debido a que las bacterias encuentran en la leche un lugar idóneo para reproducirse y si el producto permanece a la intemperie o expuesto al sol se contamina fácilmente, lo que podría ocasionar graves enfermedades gastrointestinales. 

Otra práctica nada segura que ha registrado Cania es el uso de leche de vaca, chiva o cabra recién ordeñada, la cual no es sometida a ningún procesamiento que asegure su inocuidad bacteriológica, es decir, sin un control asociado a los riesgos de consumir el producto sin ser procesado. 

 

Una ayuda que no ayuda

Maritza Coronado es madre soltera de tres chicos, un niño de 5, y dos niñas de 7 y 10 años. Vive en Los Valles del Tuy, estado Miranda, y desde hace dos años no trabaja debido a que su hija menor comenzó a sufrir de ataques de epilepsia. Coronado asegura que la alimentación de sus hijos no es la más adecuada porque no puede darle leche, carnes, frutas y vegetales. 

“A mis hijos no puedo darles leche de buena calidad, la que les doy es la que viene en las cajas del Clap, pero todos sabemos que eso no es leche. Basta con solo verla cuando una la bate -se vuelve como una harina-, para saber que no sirve, pero prefiero darle eso licuado con arroz o con pasta que no darle nada. Algo de bien le hará”, asegura Maritza.

Una investigación que llevó adelante el portal web Armando.Info entre septiembre y diciembre de 2017, junto a investigadores del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Central de Venezuela, demostró la baja calidad nutricional de ocho marcas de leche que vienen en las cajas Clap que provienen de México. 

 

“La leche en polvo mexicana de los Clap es una sustancia de composición variable que está muy lejos todavía de cumplir con los valores recomendados por el Instituto Nacional de Nutrición (INN) en la Tabla de Composición de Alimentos y en la norma venezolana Covenin 1481 sobre leche en polvo”, afirma el reportaje el estudio. 

 

Lacto Más, Chimax, Santa Paula, Vitalac, Vilec y Vaca Milk fueron las marcas analizadas por los investigadores de la UCV determinando que  todas son bajas en calcio y proteínas, pero ricas en carbohidratos, grasas y sodio. 

Los análisis físico-químicos que practicó la UCV no sólo arrojaron que las leches eran deficientes en cuanto a su aporte nutricional, también determinaron que son un fraude debido a que no indican la información nutricional real del producto.

En Venezuela, la normativa establece que la leche debe contener partes de proteína próximas al valor de 29 gramos por cada 100 gramos de producto. Las marcas antes mencionadas aseguran contener la cantidad, pero en realidad, sus aportes de proteínas oscilan entre los 25 y 27,8 gramos, según el estudio. La marca Lacto Más se quedó todavía más corta al ofrecer solo 3,47 gramos de proteína por cada 100 gramos, ni siquiera una quinta parte de lo que se exige. 

El informe de Armando.Info explica que con respecto al calcio, los empaques indican tener 900 miligramos del mineral por cada 100 gramos del producto. Pero la prueba físico-química determinó que en realidad oscilan entre 179,63 miligramos -Lacto Más- y 527 miligramos -Santa Paula-, valores muy por debajo de los 949 miligramos de calcio exigidos para la leche en polvo completa en la norma nutricional venezolana. Vilec, identificada como semidescremada, posee 528 miligramos de calcio por cada 100 gramos, menos de la mitad de los 1.290 miligramos que fija la normativa para la leche en polvo descremada.

En los excesos de carbohidrato y sodio el estudio de Armando.Info también demostró que los empaques ofrecían información falsa. Sólo en Lacto Más el contenido de carbohidratos supera en 215,8% lo establecido por los estándares y, de paso, el valor real casi duplica al reportado por el fabricante en la etiqueta. Las dosis de sodio encontradas en las leches del clap cuadruplica la cantidad máxima indicada por el Instituto Nacional de Nutrición. Son dosis que casi superan la recomendación de ingesta diaria de sodio de la Organización Mundial de la Salud, fijada en menos de dos gramos.

El médico nutricionista consultado por Runrun.es afirmó que las leches que vienen las cajas del Clap le han provocado tanto a niños como a adultos flatulencias, dolores estomacales, vómitos y diarrea.

Con respecto a la leche del Clap, el Centro de Atención Nutricional Infantil recomienda que al igual que cualquier otro alimento o producto nutricional que genere presencia de síntomas asociados al consumo de este, lo mejor es excluirlo de la dieta e implementar prácticas de sustitución nutricional.

 

Pablo Hernández afirma que los lácteos son una fuente fácil para obtener calcio. “Con tres vasos de leche al día se cubre la necesidad nutricional”, aseguró.

 

La gerente de Salud de Cania afirma que las vitaminas y los minerales presentes en la leche son calcio, vitamina D y vitamina B12, también explica que estos nutrientes pueden ser obtenidos en otros alimentos. 

“En el caso del calcio se puede encontrar en sardinas con espinas, vegetales de color verde oscuro y en oleaginosas. La vitamina D puede encontrarse en los huevos, quesos y derivados lácteos como el suero, la nata, pescados y especialmente en la exposición directa al sol. En el caso de la riboflavina, se encuentra en todas las frutas y vegetales preferiblemente crudos (ya que es una vitamina termo-sensible), y finalmente la Vitamina B12 se encuentra en todos los alimentos de origen animal”, dijo Mariana Mariño.