En 76,8% de los hogares marabinos se registra poca variedad de alimentos por falta de dinero o recursos para obtenerlos
Una estudio realizado por la Comisión para los Derechos Humanos del Estado Zulia (Codhez) reveló que apenas 8 % de los hogares de la capital del estado Zulia consume proteínas diariamente y, en el mejor de los casos, estas solo se incorporan a las mesas durante el almuerzo.
Los datos provienen de la Encuesta sobre la Seguridad Alimentaria en la ciudad de Maracaibo que data de principios de septiembre y que investigó los hábitos alimenticios de las familias de Maracaibo. Como base referencial utilizó la Escala Latinoamericana y Caribeña de Seguridad Alimentaria (ELCSA) y se aplicó en 800 hogares de las 18 parroquias de la ciudad, donde se entrevistó a familiar de entre 30 y 80 hogares por jurisdicción.
¿Qué comen los marabinos?
Los patrones de alimentación en Maracaibo han variado. Según los datos de la Codhez, los alimentos más consumidos en el desayuno son queso (28,2%), margarina (19%) y arepa (18,7%), seguidos de pan (12,6%) y yuca (7,6%). En el almuerzo, arroz (26,2%), pasta (14,3%), verduras (12%), y en menor medida, carne de pollo (8,4%), granos (8,3%) y carne de res (8,1%). En la cena, queso (26,3%), arepa (21%) y margarina (17%), seguidos de yuca (10,6%).
El consumo de plátano, fundamental en la tradición zuliana, también se ha visto afectado. Solo 2,3% reportó que lo comía en el desayuno, 3,5% en el almuerzo y 6,3% en la cena.
Estos datos contrastan con la última Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos publicada en 2015 por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la cual los marabinos reportaron que en el desayuno los alimentos más consumidos eran arepa, queso y huevos; en el almuerzo, arroz, vegetales, granos, pasta, carnes de pollo y res; y en la cena, arepa, arroz, pan, queso, huevos y carne de pollo.
La variación en los tipos de alimentos consumidos por los hogares, explica la organización, se vio afectada por el alto costo del producto (54,6%) –según datos recopilados por el Hambrómetro, el costo de la canasta básica se ubicó en agosto en Bs. 2.450– y la escasez (24,5%) –el desabastecimiento de productos de la canasta ese mismo mes llegó a 72,4%–.
Las proteínas han sido las más sacrificadas por el aumento del precio de los productos o la escasez: carnes de pollo (21,3% lo atribuye a la escasez, 18,6% al costo), de res (19,8% por escasez, 20,3% por costo) y pescado (10,4% por escasez, 12,3% por costo).
76,8 % de los hogares encuestados respondió que alguna vez en los últimos tres meses, los adultos dejaron de tener una comidas saludable, por no incluir productos en cantidad y calidad necesarias para este fin. Esta situación es un padecimiento compartido por todos los estratos sociales. No obstante, en los estratos D (85,7 %) y E (86,4 %) la tasa de respuestas afirmativas es más del doble que en los A-B (30 %) y C (36,8 %) cuando se pregunta en los hogares si consideran que los adultos han tenido una mala alimentación.
En cuanto a la ingesta de los adultos, más de 80 % de los hogares encuestados respondieron que los recursos han limitado su variedad de alimentos.
El caso de los niños es similar. 76,5 % de los hogares encuestados declaró que alguna vez en los últimos tres meses, los niños dejaron de tener una alimentación saludable.
Cabe resaltar que los hogares donde reportan que los niños han dejado de tener una comidas adecuadas, presentan pocas diferencias en sus hábitos de consumo con respecto a aquellos donde se considera que se alimentan bien: en ambos es alta la presencia de carbohidratos, pero con un moderado acceso a las proteínas animal y vegetal.
Aunque los estratos D (81,5 %) y E (83 %) tienen el porcentaje de hogares más afectados, A-B (54,5%) y C (42,4%) no escapan de esta problemática.
La falta de recursos también incide en la variedad en la alimentación de los niños y adolescentes. Según la encuesta, ese factor ha afectado a 79% de los encuestados.
La encuesta reveló que casi la mitad de los hogares en Maracaibo ( 49,4 %) compran en abastos y, en menor medida, en supermercados (25%), mercados populares (19,6%) y carnicerías/charcuterías (5,9%).
Además, el tiempo que dedican las familias a comprar alimentos a la semana oscila entre cero y cuatro horas (50,6 %), cuatro y ocho horas (29,1 %) y más de ocho horas (20,3 %)
La comisión reiteró su pedido al Estado de diseñar y ejecutar políticas que atiendan la inseguridad alimentaria. «En este escenario, donde la escasez y el alto costo de los alimentos impactan negativamente la alimentación de los marabinos, deben ponerse en práctica medidas para fomentar la producción nacional de alimentos y revertir la hiperinflación», señalan.
Recordaron que es responsabilidad del Estado publicar datos sobre el consumo de alimentos, a cargo del Instituto Nacional de Nutrición y el Instituto Nacional de Estadística, cuyo último estudio publicado data de 2015.
*Con información de Prensa Codhez