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A propósito del Mundial, algunas curiosidades de Rusia

Redacción Runrun.es
Hace 6 años

 

La Pizarra del DT

@LaPizarraDelDT_

Cualquier persona puede saber que Rusia es el país más grande del mundo y que su presidente es Vladimir Putin. Alguien interesado en un poco más de información conseguirá en internet curiosidades sobre Rusia que le digan que “los rusos no sonríen”, que “hay más mujeres que hombres” y que “tienen la línea de tren más larga del mundo”. Pero yo no los quiero aburrir.

Hay datos que pueden resultar tan potentes como irrelevantes, pero que marcan el conocimiento entre saber de un país y la desconexión –casi– por completo.

En Venezuela, utilizan el término “coroto” para referirse a una cosa cualquiera, esa palabra surgió por los cuadros de un famoso paisajista: Jean Baptiste Camille Corot. La servidumbre, en ánimos de burla, le decía a todo “cuidado con el coroto” en referencia a comentarios de la clase alta de aquella época.

Hay otras curiosidades como que en Panamá hay una zona llamada “Arraiján” porque quedaba “A right hand”, durante la ocupación estadounidense en el país centroamericano.

A miles de kilómetros al oriente del globo terráqueo, en Rusia, tanto hombres como mujeres reciben flores…

¡Pero siempre impares!

Nunca en Rusia se regalan rosas pares, a menos que se esté yendo a un funeral. 1, 3, 5, 7… Van bien, pero números pares nunca.

Además, hay que fijarse del color. El amarillo representa que una relación no durará mucho, se ha sido infiel o se pretende terminar con una persona. Así que… Cuidado. Los rusos son muy supersticiosos y esa tradición se remonta a la época de la Rusia pagana.

Durante la época soviética, se construyeron proyectos urbanísticos denominados “micro distritos”. Estos hacían que se facilitara la construcción y que en varias ciudades se pudiese edificar exactamente la misma urbanización. En una película rusa llamada “Ironía del destino”, un hombre en estado de ebriedad se equivoca de avión. Al dar la dirección, llega a una urbanización y a una casa exactamente igual que la de él, pero… ¡En otra ciudad! La película se burla un poco de esas características entre una urbanizaciones en diferentes lugares geográficos.

Y si de lugares se habla, se tiene que mencionar a los bares en Rusia. Durante el siglo XIX, los hombres cuando salían a beber colocaban las botellas vacías en el suelo para que el tabernero –al contar las que había sobre la mesa– les cobrara menos, pensando que habían bebido una cantidad inferior. Hoy en día, la costumbre se mantiene, pero no solo en las tabernas, sino también en casas de familia. Las botellas o envases vacíos se dejan en el suelo.

Y no importa en demasía dejarlas en el suelo, ya que suele estar limpios. Más aún porque con los zapatos con los que se sale a la calle no se camina dentro de la casa. Para mantener la limpieza, los rusos usan una especie de sandalias dentro de su hogar.

Pero no se cambian los zapatos en la puerta de la casa. Siempre adentro o afuera; debajo del umbral… ¡Nunca! Esto incluye cualquier tipo de acciones: desde saludar, hasta quedarse hablando debajo de un umbral. Esto se debe a que antiguamente se tenía la creencia de que los umbrales de las puertas eran la entrada de demonios.

Con la globalización, estas costumbres de siglos anteriores han ido cambiando. Ya no se es tan arraigado como lo era en el siglo XX, pero se siguen manteniendo algunas cosas que resultan curiosas para la cultura occidental.

Una base de datos de mujeres y personas no binarias con la que buscamos reolver el problema: la falta de diversidad de género en la vocería y fuentes autorizadas en los contenidos periodísticos.

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