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Día 1: Vodka, ¿Clima mundialista? y peruanos, muchos peruanos

La Pizarra del DT

@LaPizarraDelDT_

No suelo escribir notas en primera persona. Pero esta lo requería. Hace 2 horas que llegué a Rusia. 5.30AM hora local. Sureste de Moscú. Un edificio como los que se verían en cualquier país de Sudamérica, pero todo condensado en pequeñas calles donde solo cabe un vehículo.

Mi anfitrión, Igor. Un señor de unos 50 años. Habla poco inglés y yo hablo poco ruso. Un curso intensivo de tres meses es lo que tengo en mis conocimientos. Él sabe decir buenos días, buenas tardes y los números en español. De ahí en adelante, poco y nada.

La comunicación es breve. Pero amena. Oraciones cortas respondidas con un “okey” cuando se entiende y con un “Ya ni panimayu”, cuando no se entiende. Así que, así será un mes de convivencia en una familia donde todo es autóctono.

Quizás lo más sorprendente, de momento, fueron los dos “shots” de vodka a las 6.30 am. En pleno desayuno, Igor me preguntó si me gustaba el vodka. Y bueno, claro que me gusta. Lo que no me esperaba era que fuésemos a tomarlo a esas horas. Cordialmente acepté. Antes de comenzar a comer, llegó el primer vaso llego del líquido transparente. El segundo a la mitad de la comida. La cordialidad se detuvo cuando me intentaba convencer del tercero. De haberlo tomado, quizás no estaría escribiendo estas letras.

Tengo unas pantuflas para estar en la casa. Grises, con unas letras que dicen “RUS”. Me quedan pequeñas. Pero son necesarias para estar dentro de la vivienda. Parte de las costumbres rusas es que en casa se usan otros zapatos diferentes a los de la calle.

A pesar de que hoy es la inauguración del Mundial. Poco se ve de fútbol. Entramos desde las afueras de la ciudad a la zona sur de Moscú y tan solo un tímido cartel con letras rusas hacen que parezca haber un clima mundialista. Además de un balón a las afueras del aeropuerto.

Moscú continúa su vida normal. Mientras Rusia y Arabia Saudita harán su primera aparición en el estadio Luzhnikí. Lo que sí, es que mientras la ciudad mantiene su rutina, miles de latinos arriban a la ciudad.

Argentinos, mexicanos, españoles y peruanos, muchos peruanos, llegan al epicentro de la Copa del Mundo. El tercer país que más compró entradas terminó siendo el que me sorprendió al salir de Valencia. Quizás 1 de cada 5 personas en el avión eran de nacionalidad peruana. Portaban su gorra, bufanda o camiseta de la franja.

Una pareja de hermanos, adultos contemporáneos, compartieron conmigo la fila del avión. Frases fortuitas en ruso para instruirnos mutuamente. Lo que se dice es que los rusos no hablan otro idioma, así que hacíamos un brainstorming de ideas.

Iban a ver todos los partidos de Perú en la fase de grupo y seguirla si pasaban. Con la fe intacta, cual niño en Navidad, estaban los peruanos en el avión. En contraparte, por la salida de Julen Lopetegui, los españoles hacían bromas de que eran la única selección que ganaría el Mundial sin entrenador. Situación que no parecía resultarles muy alentadora.

Día uno en Moscú: vodka, ¿Clima mundialista?, peruanos y la inauguración a la vuelta de la esquina. Seguiremos informando a diario en Runrunes y La Pizarra del DT.

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No suelo escribir notas en primera persona. Pero esta lo requería. Hace 2 horas que llegué a Rusia. 5.30AM hora local. Sureste de Moscú. Un edificio como los que se verían en cualquier país de Sudamérica, pero todo condensado en pequeñas calles donde solo cabe un vehículo.

Mi anfitrión, Igor. Un señor de unos 50 años. Habla poco inglés y yo hablo poco ruso. Un curso intensivo de tres meses es lo que tengo en mis conocimientos. Él sabe decir buenos días, buenas tardes y los números en español. De ahí en adelante, poco y nada.

La comunicación es breve. Pero amena. Oraciones cortas respondidas con un “okey” cuando se entiende y con un “Ya ni panimayu”, cuando no se entiende. Así que, así será un mes de convivencia en una familia donde todo es autóctono.

Quizás lo más sorprendente, de momento, fueron los dos “shots” de vodka a las 6.30 am. En pleno desayuno, Igor me preguntó si me gustaba el vodka. Y bueno, claro que me gusta. Lo que no me esperaba era que fuésemos a tomarlo a esas horas. Cordialmente acepté. Antes de comenzar a comer, llegó el primer vaso llego del líquido transparente. El segundo a la mitad de la comida. La cordialidad se detuvo cuando me intentaba convencer del tercero. De haberlo tomado, quizás no estaría escribiendo estas letras.

Tengo unas pantuflas para estar en la casa. Grises, con unas letras que dicen “RUS”. Me quedan pequeñas. Pero son necesarias para estar dentro de la vivienda. Parte de las costumbres rusas es que en casa se usan otros zapatos diferentes a los de la calle.

A pesar de que hoy es la inauguración del Mundial. Poco se ve de fútbol. Entramos desde las afueras de la ciudad a la zona sur de Moscú y tan solo un tímido cartel con letras rusas hacen que parezca haber un clima mundialista. Además de un balón a las afueras del aeropuerto.

Moscú continúa su vida normal. Mientras Rusia y Arabia Saudita harán su primera aparición en el estadio Luzhnikí. Lo que sí, es que mientras la ciudad mantiene su rutina, miles de latinos arriban a la ciudad.

Argentinos, mexicanos, españoles y peruanos, muchos peruanos, llegan al epicentro de la Copa del Mundo. El tercer país que más compró entradas terminó siendo el que me sorprendió al salir de Valencia. Quizás 1 de cada 5 personas en el avión eran de nacionalidad peruana. Portaban su gorra, bufanda o camiseta de la franja.

Una pareja de hermanos, adultos contemporáneos, compartieron conmigo la fila del avión. Frases fortuitas en ruso para instruirnos mutuamente. Lo que se dice es que los rusos no hablan otro idioma, así que hacíamos un brainstorming de ideas.

Iban a ver todos los partidos de Perú en la fase de grupo y seguirla si pasaban. Con la fe intacta, cual niño en Navidad, estaban los peruanos en el avión. En contraparte, por la salida de Julen Lopetegui, los españoles hacían bromas de que eran la única selección que ganaría el Mundial sin entrenador. Situación que no parecía resultarles muy alentadora.

Día uno en Moscú: vodka, ¿Clima mundialista?, peruanos y la inauguración a la vuelta de la esquina. Seguiremos informando a diario en Runrunes y La Pizarra del DT.

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