Algunos representantes del gabinete ministerial turco han decidido ante los eventos violentos que se ha cobrado miles de vida en Siria, retirar no sólo su representación diplomática en Damasco, sino también, interrumpir el suministro eléctrico que provee a Siria.
Estas acciones se unen al consejo que le daba el rey Abdulá de Jordania a al-Assad de dejar el poder, la petición que le hizo la Organización de la Conferencia Islámica para detener la violencia contra los civiles, el retiro de Siria ante la Liga Árabe o los señalamientos del rey saudí sobre la inevitable salida de al-Assad del poder. Los únicos aliados seguros y fuertes en la escena internacional y regional que parece quedarle al gobierno de Damasco, son Rusia e Irán. Rusia ha criticado la expulsión de Siria de la Liga Árabe, e Irán, vacilante en sus declaraciones pero no en apoyo, mantiene su alianza con el gobierno sirio.
Damasco se está quedando sin ofertas para llegar a acuerdos con la oposición, que no descansa en su resistencia política. Las diferencias entre unos y otros no resultan relativas, lo cual hace el conflicto interno más violento de lo que ha venido siendo.
Paralelo a las tensiones en Siria está la erupción de las presiones que se ejercen sobre Irán y su desarrollo del proyecto nuclear y ocurre que, mientras Irán no cede ante presiones occidentales, Siria se ve imposibilitada de cumplir condiciones que le plantea la Liga Árabe, la Unión Europea, y gobernantes de otros países de la región, como Jordania.
El entramado de potencias sobre el Medio Oriente
Estados Unidos posiblemente está jugando la técnica de debilitar a Irán quien resulta imprescindible para una potencia como China, ya que le vendé aproximadamente el 25% de sus hidrocarburos. Sin embargo, la estrategia de atacar con ayuda de Gran Bretaña e Israel tampoco resultaría del todo beneficioso para Estados Unidos, teniendo en cuenta el débil compromiso que tendría de costear una guerra en tiempos de crisis.
De ocurrir una agresión militar contra Irán y bajo el riesgo de que el Estrecho de Ormuz sea cerrado como retaliación hacia Occidente, los costos podrían ser incalculables para el mercado petrolero y el problema financiero mundial que ha cobrado unos cuantos gobiernos como el de Portugal, Grecia e Italia, además de las crisis internas que golpean al ciudadano de a pie.
El problema en Siria e Irán sigue creciendo y eso se ha podido notar ante la preocupación en la Cumbre Asia – Pacífico de este mes de noviembre. Los rusos se han alejado de las demandas de colaboración planteadas por el presidente de los Estados Unidos, al igual que los chinos, trayendo a la larga, dificultades para decidir sobre soluciones ante la crisis en la región del Medio Oriente.
Israel, presiona a favor de un ataque preventivo. Estados Unidos busca propiciar una acción militar que acabaría por un lado, con el pretexto de un desarrollo de energía nuclear, sino también, por otro lado, evitar una dominación de Teherán en la región, tras los eventos de la primavera árabe, que desplazaría posiblemente a Arabia Saudita o Turquía.
Adriana Boersner
@aboersner